¿Nos casamos querida hermana? (2)

Continuación al relato con el mismo título publicado el pasado mes.

¡NOS CASAMOS QUERIDA HERMANA? (segunda parte)

Llevándola en brazos hacia el que sería a partir de ese momento nuestro lecho "conyugal", me permitió embriagarme de su aroma, de ese olor a mujer que desprendía y que de forma inexorable penetraba en todo mi ser. Nunca había tenido los sentidos tan sensibles como desde esos instantes. Su cabeza apoyada en mi hombro y sus brazos abrazándome erizaban mi piel. Hasta el peso de su cuerpo me parecía liviano, ligero como una pluma ...

Llegamos al dormitorio y la deposité sobre la cama besándole los labios suavemente. Quedamos abrazados durante una buen rato, sin decir nada, sin movernos, casi diría que sin pensar, solamente disfrutando de esas nuevas sensaciones que nos llenaban todos los sentidos.

Haciéndome girar y colocándose encima de mí, comenzó a jugar con mis cabellos de forma muy suave y sensual ... He de decir que esa es una de mis debilidades y creo que ella lo sabía desde hacía mucho tiempo, desde que éramos niños.

Tato, ¿te has dado cuenta del paso que hemos dado? - Me interrogó

Aún no lo tengo asimilado ni me he puesto a analizarlo, pero ... Las nenas, ¿cómo podrán tomárselo si ven que nos acostamos juntos? ... Esa es la única cuestión que me empieza a preocupar, porque ahora y desde hace unas horas, tu y yo hemos dejado de ser hermanos...

Sí lo sé y no me arrepiento. He de confesar que siempre he estado enamorada de ti. Las niñas no me preocupan, creo que podremos convencerlas con relativa facilidad de que es algo normal, ya casi se comportan como dos hermanitas y seguramente serán capaces de guardar nuestro secreto familiar. Pero de momento tenemos casi dos meses por delante para planificarlo todo bien ¿no? ... Me daré una ducha, porque llevo toda la espalda llena de arena aún ... ¿me acompañas?

Ahora mismo iré ... vete preparando el agua por favor.

Me quedé tumbado en la cama, pensativo en el problema que se nos avecinaba... Pero la imagen grabada en mis retinas del cuerpo desnudo de Ana, de sus pechos de su culo, sus piernas ... Dios mío que pedazo de mujer ... y con un problema añadido ... mi erección que no disminuía ... tras un orgasmo intensísimo y una eyaculación inmensa seguía como al principio duro como una piedra y sin visos de que mi "ánimo" decayera. Demasiado tiempo sin sexo ...

Tony, el baño está preparado ... ¿quieres venir? ... Estoy impaciente. - Me llamo Ana

Me levanté de la cama como si un resorte me hubiese empujado, y al entrar en el baño, Ana me recibió con su risa cantarina y una mirad de gata en celo que me erizó la piel.

Vaya, vaya cielito, por lo que veo ... necesitas mucha más acción para que tu polla se quede un poco relajada ... ven, me gusta sentirme culpable de tu "situación" ...

Tomándome el miembro totalmente erecto con su mano y produciéndome un cosquilleo de lo más agradable, me condujo al interior de la bañera donde ella se encontraba sumergida como una Diosa del Olimpo, llevándosela directamente a su boca e introduciéndose mi polla hasta sentir sus carnosos labios rozando mi pubis.

Mmmmmmm, como me gusta tu sabor ... no me cansaría nunca de notarlo en mis papilas ... sencillamente deliciosa - dijo continuando con su labor bucal sobre mis genitales.

El placer era inmenso, delicioso ... Yo tampoco me canso de sentirlo ... Dios notaba como mis testículos se cargaban y se preparaban para una corrida brutal ... Me encontraba en el séptimo cielo ... su lengua jugando con la puntita, a lo largo del frenillo, con la presión justa de sus labios, deliciosamente húmeda su cavidad bucal ... Sin previo aviso, tomó el teléfono de la ducha y abrió el agua caliente llenándose la boca de agua y volviendo a introducirse mi pene en su boca .... Fue superior a mis fuerzas y a mi sentido del placer ... ese brusco cambio de temperatura, terriblemente agradable me provocó una eyaculación feroz e instantánea, sin tiempo a avisarle del evento ... la miré con unos ojos de disculpa por haberme corrido en su boca ... y Ana me devolvió la mirada con una expresión de amor indescriptible al mismo tiempo que tragaba toda la mezcla de agua y semen que tenía en su boca, continuando con la felación hasta que, sin fuerzas en mis piernas me clavé de rodillas tomando su preciosa cara con mis manos, la besé en los labios con todo el amor que fui capaz de transmitirle.

Gracias mi vida – fueron mis palabras ...

Gracias a ti por hacerme tan dichosa – me contestó - Por cierto, sabes que soy muy clásica en algunas cosas. No me vas a tener hasta que no hagamos un ritual, tu y yo solos... ésta noche ... no quiero dejar pasar ni un minuto más ...

¿Qué quieres hacer?, cuando te pones así ....

Quiero que vayas al otro baño y te duches allí, te afeitas, te perfumas y cuando termines te pones el mejor traje que tengas, como si fueses a asistir a una cena de gala. ¿Me da ese capricho por favor?

Sí, claro, no sé que pretendes, pero no me importa ... te complaceré en todo lo que me pidas ..

Bien pues ya puedes marcharte. Cuando estés arreglado totalmente, me avisas. Yo estaré en la "habitación de invitados". Esta noche la utilizaré por última vez. Y me esperas en el salón. ¿quieres?

Siguiendo sus instrucciones, marché al baño del pasillo, donde procedí a darme una buena ducha. Me percaté que mi pene, estaba algo más relajado, aunque en estado morcillón como normalmente se dice... Con mi ex, nunca, y digo nunca había logrado tener dos orgasmos en un plazo de poco más de una hora. Realmente fue un fracaso mi vida sexual con ella. Envidiaba a los compañeros de trabajo que se jactaban de las folladas que metían con sus esposas ... sexo oral, vaginal y anal, por ese orden. Y la mía ... bueno mejor olvidarme ... Si nos divorciamos fue por algo y entre otras muchas cosas éste tema, el sexual, fue uno de ellos.

Pasé al vestidor, donde tenía toda mi ropa ... elegí un elegante traje, azul merengo, un camisa blanca y una corbata color granate, finalmente unos calcetines negros tipo ejecutivo y zapatos negros tipo mocasín. No me gustan los zapatos con lazos.

Salí a buscar a Ana, llamé a la puerta y escuché su voz diciendo :

Ya casi estoy cariño, por favor espérame en el salón. Solo serán unos minutos.

Bien, allí estaré impaciente. Quiero saber cual es tu sorpresa.

Jajajaja – sonó su cantarina risa.

En el salón me preparé una copa de bourbons con hielo. Me hacía falta. Mi imaginación empezó a funcionar imaginando que Ana se presentaría con algún conjunto erótico de lencería, de esos que tanto nos gustan a los hombres, medias, liguero, sujetador reducido a mínima expresión, quizá un tanga de vértigo ... Me estaba excitando muchísimo y mi polla estaba ya presionando la cremallera del pantalón. Menos mal que éste era amplio y podría disimular la erección bastante bien, y con la chaqueta, pasaría desapercibido. Bueno, qué mas daba, hacía tan solo media hora la tenía en su boca, con agua caliente... Dios, me estaba poniendo como una auténtica moto ...

Tony ¿Estás preparado? – sonó sensualmente su voz desde el fondo del pasillo.

Sí cariño, estoy impaciente por ver tu ...

Y tras unos instantes en los solamente oía los tacones de sus zapatos sobre el parquet que se me hicieron agónicamente largos, realmente me sorprendió ... Vaya si me sorprendió. Me quede boquiabierto, cuando apareció por la puerta del salón ... Estaba sencillamente maravillosa vestida de novia ... un maravilloso vestido de novia, de un color marfil, perfectamente ajustado a su busto, a su cintura, a su vientre, a sus nalgas , dejando ver sus rodillas por delante y arrastrando la cola por la parte de atrás. Radiante, espléndida, maravillosa, el sueño de cualquier hombre ver así a su novia, mi novia, mi futura esposa ...

Tony, pensarás que soy una descarada por pedírtelo así, pero ... ¿Quieres ser mi esposo? ....

Sí, quiero, sí lo deseo ... y tú Ana, ¿Quieres ser mi esposa?

Sí quiero. Dios mío pensé que nunca llegaría este día. Me dijo con lágrimas en sus ojos ....

Lanzándonos el uno hacia el otro, nos fundimos en una abrazo y lo rubricamos con un beso, muy sensual, con muchísimo amor, con muchísima pasión, con muchísimo deseo acumulado a lo largo de nuestras vidas ...

Tony, a partir de éste mismo instante, ante Dios y ante los hombres, a todos los efectos y con todas sus consecuencias, somos marido y mujer.

Y a quien no le guste peor par él. Le contesté al mismo tiempo que volvíamos a fundirnos en un nuevo beso.

Sin separar nuestros labios en ningún momento, volvía a tomarla en mis brazos y me encaminé hacia el que iba a ser a partir de ese mismo instante nuestro dormitorio, ya como matrimonio.

Apenas sin hablar, solo acariciándonos, descubriendo aún rincones de nuestros cuerpos nunca rozados por nuestros dedos, nos fuimos despojando poco a poco de nuestra respectiva ropa. Cuando fínalmente levanto sus brazos por encima de su cabeza y con un suave movimiento de sus caderas, se deslizo el vestido de novia hasta sus pies, fue cuando pude ver a mi esposa luciendo un conjunto de lencería que podía hacer enloquecer a cualquier hombre ... Del las mismas tonalidades que el vestido de novia (que por cierto nunca se lo había visto, ya que no era el de su boda), estaba compuesto por un sujetador, sin tirantes, que apenas le cubrían los pezones y que hacía que sus pechos fuesen voluptuosos y muy apetitosos para perderse en ellos, ceñido a su cintura un portaligas a juego, con encajes casi transparentes que cumpliendo son su cometido sujetaban un medias, de igual color con destellos brillantes que hacían destacar sus largas, bonitas y bien torneadas piernas, cubriendo sus pies con una zapatos también de color crema y con unos tacones dignos de admiración de cualquier fetichista . Por último su depilado pubis estaba apenas cubierto por diminuto tanga que en su parte posterior dejaba su precioso culo sutilmente delimitado por el portaligas. Sencillamente estaba para saltar sobre ella y devorarla sin compasión.

Tony mi vida, ¿puedes decir algo y borrar esa expresión de ...? no sé tienes una expresión extraña ...

Ana, deja mi expresión como está, es de admiración, de deseo, de amor, de cariño, de adoración ... tu y tu cuerpo os merecéis eso y mucho mas ... tan solo déjame admirarte, permíteme disfrutar de la sorpresa que me prometiste y que no ha dejado ni un instante de asombrarme pues nunca me paso por la imaginación y...

Deja de decir tonterías y fóllame como tú sabes hacerlo ... cuando veníamos de la playa te dije que solo me habías quitado mi virginidad bucal y estoy en ebullición esperando que me quites el único virgo que me queda ... El de mi vagina lo perdí con el capullo de mi ex. Ojalá hubiese sido lo suficientemente valiente para tirarme a tus brazos cuando tenía 16 años y lo hubieses disfrutado tú. Me he arrepentido un millón de veces de no haberlo hecho.

Ven por favor, déjame darte unos instantes de placer como los que me has dado en la bañera o en el coche ...

La acopañé hasta el lecho conyugal haciendo que se tumbase boca arriba, en el centro de la cama ... comencé besándole en los ojos, en la cara en los labios, descendiendo poco a poco por su pecho, dejando al descubierto sus aureolas y sus pezones, que amenazaban con explotar de lo duros y excitados que se encontraban ... Disfruté de ellos con las manos, con la boca, arrancando de Ana suspiros y espasmos de placer. No llegó al orgasmo, pero ciertamente obtuve un grado de excitación por su parte sublime. Continué descendiendo por su vientre, entreteniéndome unos instantes en su ombligo, continuando hacia el tesoro que había disfrutado esa misma noche en el salón de casa. Disfrute de lo lindo de su suavidad y de sus deliciosos efluvios, regalándome un precioso e intenso orgasmo que en ningún momento trató de disimular. Nos encontrábamos ambos casi en el nirvana, cuando continué con mi actividad bucal, buscando el diminuto agujero de su ano, deliciosamente cerrado.

Cuando comencé a pasar mi lengua sobre él, comenzó a tener unos ligeros movimientos, como tratando de dar la bienvenida a mi lengua. Ana, levantó sus largas piernas poniéndolas en un ángulo de 90º para facilitar mis evoluciones sobre su pequeño agujerito. En ningún momento descuidé su vagina, ya que mis dedos continuaban acariciándola. No le realizaba los movimientos normales de penetración de entrada-salida. Tan solo le introduje la primera falange de mi dedo corazón y realizaba movimiento horizontales. Veía como su vientre tenía movimientos totalmente involuntarios debidos al placer que recibía.

Mi lengua, cada vez más activa sobre su ano, conseguía obtener por su parte que se le fuera relajando. De vez en cuando con mi otra mano se lo acariciaba e intentaba ligeras penetraciones. Cada vez resultaba más fácil debido a la lubricación de mi saliva y a los líquidos que emanaban de su vagina. En pocos minutos mi dedo corazón entraba en su culito con total normalidad sin apreciar por su parte dolor alguno, continué insistentemente con la lengua penetrándola con un dedo, pero ahora con el pulgar. Dios mío que bien entraba y que prieto lo tenía ....

Me decidí a introducirle dos dedos, el índice y el corazón,

¡¡¡AAAAAAHHHHMMMMMMM !!.... la expresión salió de su garganta al mismo tiempo que su cuerpo se convulsionaba totalmente por el tremendo orgasmo que estaba teniendo ...Cuando la oí, casi me corro del placer que sentí al expresar Ana su intensísimo orgasmo.

Por Dios, deja ya de lubricarme y desvírgame el culo yaaaa!! . Dijo Ana.

¿Estás preparada? ... No me gustaría hacerte daño, mi amor

Por favor, no aguanto más, te necesito dentro de mí

Bien, vamos a intentarlo. Ponte boca abajo.

No cariño ... quiero ver tu cara, mirarte a los ojos mientras lo hacemos

Colocó sus pies en mis hombros separando al máximo las rodillas y previamente había colocado la almohada bajo sus glúteos. Mi polla quedaba perfectamente a la altura de su ano y tomándola Ana con su mano la dirigió con decisión hacia la entrada.

Ahora mi amor, no pares hasta que la tenga totalmente dentro de mí ...

Sin dejar de mirarnos a los ojos en ningún momento, comencé a hacer la presión necesaria para comenzar la penetración poco a poco pero sin pausa. Notaba perfectamente la resistencia ofrecida por el estrecho orificio de mi hermana a ser profanado, mientras su bello rostro reflejaba una tímido rictus de dolor dentro de una imagen de pasión y deseo a ver colmada nuestra entrega mutua de la muestra de un amor profundo, siempre deseado y que finalmente se veía recompensado.

Los dedos de sus manos me tenían atenazada la nuca y notaba sus uñas como me dejaban unas profundas marcas en mi piel.

Sin dejar de mirar nuestras respectivas expresiones del rostro y sintiendo en nuestro genitales unas sensaciones indescriptibles, mezcla de intenso placer, con un perceptible toque de dolor, se vió concluido cuando mi pubis hizo tope con su vulva. Ambos notamos que la penetración había concluido con éxitio y sin mediar pala nos besamos intensamente durante un buen rato. Cuando comencé a realizar ligeros movimientos de cadera, la intensidad de placer tanto de Ana como mío fue subiendo paulatinamente, nuestra respiración fue haciéndose más rápida, nuestras gargantas pasaron de hacer sonidos guturales a dar auténticos gritos de placer. Yo notaba a lo largo de mi polla cuado salía de su culo, como se mojaba totalmente con los efluvios procedentes de su vagina, que ayudaban cada vez más a lubricar tan suculento conducto.

Tras algo más de 15 minutos disfrutando de tan intensas sensaciones, Ana comenzó a entrecortar su respiración, su ano me estrangulaba totalmente el pene por la presión que hacía sobre él, sus ojos quedaron en blanco por unos instantes y de su vulva salía un auténtico manantial de líquidos vaginales. Tras un minuto te tener su cuerpo totalmente rígido mientras duró su orgasmo y durante el cual inundé sus entrañas de mi semen, que salió abundantemente, aunque no sin cierta dificultad por la tremenda presión ejercida sobre mi miembro, Ana se dejó caer de espaldas sobre la cama con los brazos en cruz. Noté en ese momento como su relajación liberaba de la presión que ejercía sobre mi miembro, por el cual aún salía una buena cantidad de semen. Cuando mi orgasmo terminó e intenté salir de Ana. Su ano volvió nuevamente a actuar sujetándome nuevamente con fuerza

Ni se te ocurra salirte ahora ... Dijo Ana sin abrir los ojos y recolocando sus piernas alrededor de mi cintura y presionando con sus talones sobre mis glúteos para que volviera a lo más profundo de su culo.

Me dejé caer sobre ella, abrazándonos con ternura y amor. Nos quedamos así abrazados, hasta que el cansancio del día y los acontecimientos vividos en las últimas horas, se tradujeron en un plácido y reparador sueño, que nos tenía que devolver las fuerzas, para continuar amándonos y tratar de recuperar los años perdidos desde nuestra pubertad.