¿Nos atrevemos?
Parejas intimas...
Pedro miraba de reojo mientras penetraba a su novia Pauli. Ella, abierta de piernas, mantenía los ojos cerrados mientras gemía con cada embestida suya. Embestidas que cada vez eran más fuertes e iban transformando sus gemidos en pequeños gritos de placer.
A su lado, Merche y Javi, su pareja amiga de toda la vida, desnudos y en la misma postura, follaban igual que ellos. Pedro les lanzaba miradas fugaces y con cada una de ellas, sentía la sangre bombeando a su pene, como si pudiera estar más hinchado y más duro aun de lo que ya estaba. No quería que lo pillaran mirando descaradamente, como si a esas alturas esto importara ya algo. Pero reconocía que la situación lo ponía cachondisimo. Y sentía que a Pauli también. La notaba temblorosa y muy mojada debajo suya, en una combinación de nervios y excitación. Abriéndose para sentirlo bien dentro.
Ella había solucionado el problema de la vergüenza que le provocaba esta situación, simplemente cerrando los ojos e imaginando que estaban solos, aunque eso no evitaba oír los jadeos de sus amigos, que empezaban a competir con los suyos. Antes, Merche y Pauli ya se habían visto desnudas muchas veces, compartiendo ducha, baños y habitación. Incluso en alguna ocasión habían practicado nudismo y tampoco los cuerpos de Pedro y Javi eran desconocidos para ellas. Los besos, los magreos y las caricias atrevidas, tampoco habían faltado, pero esto era muy diferente. Follar juntos (pero no revueltos) había sido una apuesta muy elevada, un salto cualitativo impensable para todos los demás e incluso para ellos mismos hacia tan solo una hora antes, si no fuera por el ambiente de desafío y reto entre las dos jóvenes parejas, aderezado con la euforia del alcohol consumido.
Merche abrió de repente los ojos, lanzando una mirada viciosa a su novio.
Para, para…yo arriba…
Ya habían hablado de sus intimidades entre ellos (se lo contaban todo) y Pedro sabía que esa era la postura que más gustaba a la novia de su amigo, con la que casi siempre acababa corriéndose. Estaba claro que quería llegar. Estaba muy excitada y quizás temía que Javi se corriera antes, dejándola a dos velas.
Los vio intercambiar sitio y aún más cachondo, viendo como ella agarraba la polla y la conducía directamente a su vagina, para hacerla desaparecer dentro de una sentada.
Pedro se detuvo. Pauli abrió los ojos sin entender…
Arriba… consiguió musitar. Pauli obedeció. También le gustaba esa postura. La sentía muy dentro y podía ayudarse al orgasmo con sus dedos. Ella decidía el ritmo mientras Pedro aguantara, claro.
Pronto ambas chicas cabalgaban llegando al orgasmo casi simultáneamente, animándose una a otra con sus gemidos y gritos. Se corrieron mirándose descaradamente una a otra. Con los ojos turbios de placer y vicio. En ese momento no contaba la vergüenza ni importaba otra cosa que dar salida a la fiebre y el calentón que las poseía.
Pedro sintió que se iba sin poder contenerse más. La cara de vicio de su novia y la de Merche, que solo aparto la mirada de ella un segundo para mirarlo a él, como previendo que llego el momento en que se iba a vaciar entero, fueron el interruptor que dio paso a su propio orgasmo. Un pensamiento fugaz prolongó su placer, mientras aun eyaculaba…y si… ¿iban más allá?
No, eso era demasiado. Ya habían sido bastante locos… ¿o no?