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Historia de gitanos

En la década de los 70 existían varios poblados chabolistas. Para no tener conflictos con la policía entre todos nombraban a un Gran Patriarca, hombre a partir de 50 años encargado de hacer cumplir las costumbres y que además mediaba en todos los pleitos que surgían repartiendo justicia. El Patriarca de éste poblado había trabajado muchos años en el extranjero, donde aprendió el idioma y estudió las costumbres, eso le convertía en un sabio en comparación al resto de los hombres de allí.

No conocían el tabú del sexo ya que era costumbre que todos los integrantes de una misma familia durmieran juntos en la misma cama, eso propiciaba que acabaran participando en el sexo con los padres y otros miembros de la familia, la única condición era que los hijos fueran mayores de 12 años, hasta entonces los menores sólo podían mirar, para las gentes del poblado el incesto formaba parte de su aprendizaje en la vida y además era una forma de divertirse dándose gusto.

En aquella época no existían los anticonceptivos, ni siquiera preservativos por lo que para evitar embarazos no deseados los hombres accedían a las mujeres por su trasero, sólo los padres de familia podían acceder a la mujer propia por el conejo ya que la consecuencia de tal acto era el embarazo de ella, claro que previo acuerdo y consentimiento otro hombre que no fuera el marido podía penetrar la vagina de una mujer casada. Cuando las familias querían tener un nuevo hijo los hombres penetraban la vagina de sus mujeres y a ése acto lo llamaban “hacerte mi mujer”.

Otra costumbre para garantizar la buena vecindad era que durante la Navidad, o sea desde el día de Nochebuena y hasta el día de Reyes se juntaban 2 familias al menos (lo normal era que se juntasen los que vivían más próximos) para celebrar las fiestas. Cada familia aportaba la mitad de la comida durante esos días. Tras la cena, se cantaban villancicos y flamenco en todas sus variantes.

Al llegar la hora de acostarse los padres de familia si lo deseaban podían llegar al acuerdo de dormir todos juntos en la misma casa y lo que les obligaba a compartir a todos los miembros de su familia en la juerga sexual. El resto de miembros de la familia, esposa e hijos no podían negarse, ni siquiera la regla era una excepción pues las mujeres eran penetradas por el culo.

No estaba prohibido ni mal visto que los chiquillos mayores de 12 años (chicos y chicas) practicaran la homosexualidad entre ellos o con los adultos, ahora bien, si algún chico manifestaba demasiado entusiasmo con personas de su mismo sexo era tachado de maricón, eso sólo no era excusa para echarle del poblado al no ser bien visto esa práctica sexual en la comunidad, todos le daban de lado, a no ser que alguien le buscara aposta para estar a solas con él, en cambio las mujeres homosexuales si estaban permitidas porque servían de excitación y entretenimiento a los hombres de las familias. Ellas no era necesario que abandonaran el poblado jamás ya que homosexuales o no, los matrimonios los concertaban los padres, ellas acataban la decisión de sus padres e incluso parían hijos.

Se daban casos en los que si dos mujeres casadas ya se gustaban de solteras, los maridos se juntaban en la misma casa para contemplar las correrías de ambas mujeres y luego los maridos se intercambiaban las esposas e hijos. El único requisito era el conocido: que los chicos hubieran alcanzado la edad de 12 años.

Sucedió una vez que en Navidad dos familias se juntaron para celebrar Nochebuena. Una familia estaba compuesta por Ismael, un hombre de 28 años casado desde hacía seis meses  con María, una joven de 16 años. Nadie en su sano juicio se hubiese presentado con una esposa tan joven como inexperta sin haberse asegurado de haberla preñado. Ismael era un hombre bueno pero muy tosco y creyó que ya la había preñado porque durante los seis meses que llevaban casados él la hacía su mujer dos o tres veces al día, además, estaba emperrado con la Chata y lo demás no le preocupaba.

La familia anfitriona estaba compuesta por el padre de familia: el Rogelio, hombre de 39 años casado con la Fea, apodada así porque de niña nació fea y aunque a sus 25 años había ganado en guapura la gente la seguía considerando fea. El Rogelio era padre de 3 hijas, la Cuqui de 11 años, la Espina (por lo delgada) de 12 y la Chata de 15, llamada así porque nació muy bonita y con el tiempo ganaba en belleza. Cuando llegó el momento Ismael gozó de las dos hermanas pequeñas, a la menor la Cuqui no la tocó pero dejó que la chiquilla le mamara la polla un buen rato.

A la Espina que era muy delgada la penetró el culo y hubo un momento en que pensó que la iba a atravesar, pero cuando cogió por banda a la Chata ya no quiso dejarla. Con los pocos años que tenía ya era puro vicio, manejaba la boca y el cuerpo mejor que muchas mujeres. Ismael la hizo beberse su corrida una vez, la penetró el culo dos veces y con gusto la hubiera hecho su mujer si no hubiera estado casado.

Por su parte el Rogelio se quedó prendado de María, la mujer de Ismael y a la muchacha tampoco le fue indiferente el Rogelio pues no hacía más que mirarle la polla que era más grande que la de su marido. Cuando se pusieron a la faena María notó que el Rogelio sabía más que su marido, ya que no se limitaba a ensalivarla el agujerito trasero y ya está como le hacía su marido, el Rogelio además le chupaba la vagina y frotaba su botón del gusto con la lengua, eso propició que María se corriera con mucha facilidad.

El Rogelio guió la cabeza de María hacia su dura polla y la muchacha se esmeró mamándosela y lamiéndole los huevos para que se corriera en su boca, pero el Rogelio no pensaba hacerlo aún, así que la detuvo para tumbarla sobre la manta del suelo, la separó los muslos con sus piernas y se echó sobre ella. María se puso nerviosa al creer que iba a penetrarla la vagina, sin embargo el Rogelio la tranquilizó diciendo que no era esa su intención y se lo demostró, María se quedó quieta al notar que él presionaba sobre su agujero trasero y cuando notó que le entraba el capullo se relajó, de esa forma él la penetró hasta el fondo.

El Rogelio conocía bien el sexo porque mientras le bombeaba el culo no dejaba de besarla y a la vez le frotaba el botón del gusto con una mano. María se corrió dos veces antes de que él le llenara el culo de semen y quedó impresionada porque una cosa así sólo era capaz de hacérselo otro hombre y no era precisamente su marido.

Descansaron un rato charlando, acariciándose y besándose hasta que de nuevo les entraron ganas de hacerlo, entonces fue cuando el Rogelio pidió a María que le dejase preñarla. Ella declaró su miedo cuando se enterara su marido pero el Rogelio le dijo que tenía un plan y se lo explicó mientras la daba gusto con su mano, al final María más caliente que unas ascuas cedió y el Rogelio penetró en su vagina. Y aunque se lo hizo de la misma forma que antes María no sintió tanto gusto por eso no llegó a correrse, sin embargo el Rogelio la llenó a base de bien. María se dejó preñar porque el Rogelio era más cariñoso con ella que su marido, la tenía más grande y le proporcionaba mucho más gusto al menos cuando se lo hacía por el culo, eso se debía a que el sentimiento de culpa no la dejaba relajarse lo suficiente para disfrutar.

Por las mañanas siempre era lo mismo, primero desayunaban los hombres y después las mujeres. Luego los hombres se iban a dar una vuelta pasando por la casa de Ismael para atizar el fuego y conservarlo mientras ellas limpiaban la casa y la aireaban, más tarde regresaban los hombres y echaban una partida al tute mientras que ellas preparaban la comida. Después de comer dormían la siesta y al despertar las mujeres hablaban de sus cosas mientras cosían y los hombres se iban a dar otra vuelta. Todo era monotonía en esa Comunidad pero al llegar la noche, sobre todo después de cenar la vida de sus gentes se revolucionaba en la gran mayoría de las casas sino todas.

Esa revolución se desató de nuevo en casa de Rogelio. El Ismael ya se dejaba desnudar por las cuatro hembras del Rogelio sin imaginar que mientras él creía estar en la gloria el Rogelio la alcanzaba de verdad teniendo debajo de él a María, preñándola noche tras noche. Tres semanas después de las navidades María le dijo a su esposo que estaba en cinta.

— Eso ya lo imaginaba mujer, para que veas que soy un hombre. —dijo Ismael lleno de orgullo.

— Pues a mí me parece que el que me ha preñao ha sido el Rogelio. —dijo ella borrando la sonrisa de su esposo.

— No puede ser porque cuando fuimos a celebrar las navidades ya estabas preñada de mí, estás confundida. —insistió Ismael.

— Te digo que no, justo dejé de echar sangre unos días antes de la navidad.

— ¿Y por qué no me lo dijiste?

— Porque no me lo preguntaste, yo no sabía que pensabas pasar la Navidad con el Rogelio.

— Es que yo creía que ya estabas preñada.

— Pues ahora sí que lo estoy.

Ismael marchó inmediatamente a casa del Rogelio a pedirle explicaciones y éste explicó  que había sido un accidente, el Ismael no quedó convencido y terminaron  en casa del Gran Patriarca quien escuchó a los dos maridos y después a María que declaró que el Rogelio siempre se lo había hecho por detrás, lo que pasó es que una de las veces su semen la había salpicado el conejo, su declaración inclinó la balanza a favor del accidente y el Patriarca dictaminó que la María podía visitar a la partera del poblado para que le hiciera un aborto o tener ese hijo si el marido lo consentía. El Rogelio quiso suavizar la situación diciendo que aunque hubiera sido un accidente, quería compensar al Ismael ofreciéndole una de sus hijas durante tres días ¡Y cómo no! El Ismael consintió que su esposa tuviera el hijo y eligió a la Chata. El Patriarca no fue el único en darse cuenta de que el Ismael era un cornudo y ni siquiera se había enterado.

— Escucha lo que te digo Ismael si preñas a la Chata no se considerará un  accidente y serás expulsado del poblado y contigo la Chata por dejarse preñar, en mi comunidad no consentiré peleas por cuernos.

— Me he enterado Patriarca.

— ¡Sea pues! Podéis iros.

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