Noemí en la ciudad II. Metamorfosis
Noemí reflexiona sobre el papel que Jorge, como Amo juega en su vida. Decidirá volver a verle?
La semana pasaba tranquila. Cada día miraba el correo y no había señales de Jorge. Hasta que un día tomó el toro por las riendas y le envió:
-Señor, entiendo lo que quiere. Acepto. Nos vemos cuando más desee, ya sabe, a partir de las 19h. me va bien.
Jorge estaba conectado:
-Ven ahora, sin ropa interior.
Noemí se alegró que la aceptara y fue corriendo a ponerse ropa sexy sin nada debajo, quería gustarle y probar esta nueva forma sexo dominante de Jorge que le hacía mojarse sólo de pensarlo.
Llegó al edificio y Jorge vestía su traje azul con zapatos brillantes. Ella llegó:
-Señor, aquí está su esclava.
-Bien, veo que lo has entendido-con una sonrisa.
-Ponte de rodillas.-le ordenó.
-Sí señor- a lo que ella se puso de rodillas delante de él.
Se paseó alrededor de ella observándola.
-Quítate la ropa, perra.- le dijo.
-Sí señor.
Ella se quitó el vestido rojo que llevaba y los zapatos. Dejó ver un cuerpo joven, con unas mamas bonitas y equilibradas y sobretodo un culo que le daban ganas a cualquiera de tocarlo.
-Ahora Noemí, te llamaré perra. Cuando estemos aquí en casa serás mi perra. Te parece bien?
-Sí señor, me parece genial.-Noemí había entendido el juego de su amigo y le gustaba. Había complicidad entre los dos, igual que cuando tocaban.
-Sácame los zapatos y límpiame los pies con la lengua.
Noemí dudó, pero le daba una excitación brutal recibir este tipo de órdenes. Nunca se lo había imaginado pero sentir que no controlaba la situación le producía placer. Le sacó los zapatos y empezó a lamerle los pies. Olían un poco mal, pero estaba tan excitada, allí delante desnuda y de rodillas, que no le importó.
Se sentía de una forma que nunca había pasado por su cabeza. Aparentemente, juzgando por los valores de una sociedad correcta de padres, madres, novios y sexo convencional estar ahí desnuda con zapatos de tacón, de rodillas con el culo en pompa y la cabeza baja, lamiendo los pies de un señor que le pasaba en más que de lo normal su edad era inmoral y tenía un punto que la hacía avergonzarse muchísimo. Pero a la vez, ella sentía todo su cuerpo a la merced de Jorge y eso le gustaba, se realizaba pensando que cada parte de sus extremidades, el vientre, la columna, la cabeza, su trasero y todos sus orificios estaban bajo las órdenes de Jorge. Por unos momentos había encontrado un motivo para salir de la cotideanidad que la abrumaba. Del aburrimiento de las relaciones de sexo puramente penetracional.
Su voluntad se iba doblegando por su excitación y Jorge cogía cada vez más el control del cuerpo de Noemí.
Mientras deslizaba su lengua con los pies, Noemí veía como el bulto de Jorge iba en aumento y lo que tenia ganas era de desabrocharle el traje y ponerse la polla en la boca. Pero Jorge no le daba permiso para dejar de lamer los pies. Y pensó que sería de mala educación tomar la iniciativa. Así que siguió lentamente lamiendo todas las partes de los pies de Jorge. Lamió entre los dedos, por los tobillos, la planta del pié y el empeine.
-Veo que tienes madera de sierva.
-Sí señor, me está gustando. No me lo había imaginado, pero estoy muy cachonda.
-Me complace oír esto, vi un resquicio de servidumbre pero no estaba seguro. Veo que nos lo pasaremos muy bien. Desabróchame el pantalón.
-Gracias señor, eso era lo que tenia ganas de hacer.
Noemí se dispuso a tocar por encima del pantalón la polla, bastante grande de Jorge. Estaba hinchada y a la que se separaron los botones salió disparada. Ella sin pensarlo, empezó a lamerle los costados. Veía la cara de placer de Jorge y eso le gustaba. Seguía arriba y abajo calentándole. Además, le acariciaba los huevos dándole esa sensación de calor que sabía que tanto placer daba a los hombres. Jorge parecía muy satisfecho.
La joven estaba descubriendo una faceta con Jorge que nunca se hubiera imaginado. Jorge, por su parte, se sentía satisfecho de haber apostado por la chica y que hubiera correspondido. La verdad es que cuando la echó del piso no las tenía todas de que volviera. Pero veía en Noemí una chica que lucha por lo que quiere y sabe cómo conseguir sus objetivos.
Noemí agradecida por poder jugar con el opulente miembro de Jorge no paraba de decirle:
-Gracias Señor, tenía muchas ganas de meterme su rabo en la boca-mientras le miraba a los ojos cogiendo el rabo con una mano y teniéndolo muy cerca de los labios. Cada 2 o 3 minutos paraba y lo repetía. La verdad es que le salía de corazón, se sentía tremendamente alegre de haber conseguido poder hacerle ese servicio a Jorge.
Se sentía joyosa de haberse ganado poder hacerle la mamada y la verdad es que se desvivió por hacerle la mejor felación posible. Como se ha comentado líneas más arriba, empezó lamiendo bien costados y sujetando el escroto con la calidez de la mano. Discretamente fue introduciendo la cabeza del pene en su boca, tremendamente humedecida para darle una sensación de paz, amor y cariño a Jorge. Él no podía más que mirarla y desear que se la metiera entera en esa boca tan cálida, pero en vez de ordenárselo decidió confiar en ella para que le hiciera ver todo lo cerca que pudiese las estrellas. Ella jugaba con su pene pero no se lo metía entero aún, no fue hasta cuando vio que Jorge tenía que retorcerse y girar la cabeza cuando decidió absorber la totalidad de su pene. Mientras lo tenia dentro en la boca, miró a Jorge, él sonreía. Aprovechó para hacerle unos masajes con la lengua en el tronco del pene. Después de unos segundos, empezó a mover su cabeza arriba y abajo. Jorge se derretía, y esto a ella aún la excitaba más.
Pasados unos minutos, Jorge hizo el espasmo final, se retorció encima de ella, gimió y apretó su cabeza hacia su vientre. Una corrida inmensa inundó la garganta de Noemí, que con satisfacción se lo tragó todo. El semen saliente recubría toda la cara de Noemí, ya que le sobresalí por la boca. La perra limpió bien la polla y se sentó como un perro al lado de su amo, encima del sofá.