Noelia

Un matrimonio gastado por el paso del tiempo en busca de su última oportunidad.

Son la 21.15 horas cuando llego a la casa después de otra larga jornada trabajando. Estoy cansado del día pero creo que el peso que noto sobre mi cabeza está dentro de mi propia casa y no de lo que pueda traer de fuera. Mi mujer Noelia y yo llevamos casados 15 años encontrándose nuestra relación en un punto muerto. Será desde unos dos años atrás que poco a poco nos hemos ido distanciando el uno del otro. No ha sido por algo en particular, más bien es algo que gradualmente ha ido ocurriendo sin que nos hayamos dado cuenta. Al principio fue dejar de salir tanto juntos, olvidarnos de tener detalles el uno con el otro, pero poco a poco la bola de nieve se ha ido haciendo más grande hasta llegar a un punto en que somos casi dos desconocidos. El sexo, evidentemente, ha sido una de las partes de nuestra relación que se ha visto deteriorada pasando de ser divertido, emocionante, vibrante cada vez que lo hacíamos a ser ocasional, para cumplir con una necesidad física que ambos tenemos. No hay amor como tampoco hay pasión ni deseo.

Durante el último año, cuando la situación iba cuesta abajo y sin frenos, hemos intentado poner remedio a esto, sin embargo, de nada ha servido el hacernos un crucero los dos solos del que salimos más distanciados de lo que entramos, tampoco han servido de mucho las salidas a cenar solos como pareja o con otros amigos, ni las escapadas de fin de semana para romper con nuestras rutinas. En la cama más de lo mismo, hemos probado a comprar disfraces, a usar diversos juguetes y estimulantes, a ver películas porno mientras que lo hacíamos al igual que cuando éramos una pareja de novios, pero nada de nada.

Con este terrible panorama cada vez que vuelvo a casa vengo pensando en que podemos hacer, todavía quiero a mi mujer pero no me siento con fuerzas de cambiar esta dinámica en la que nos hemos metido, ni tampoco soy capaz de cerrar la carpeta, olvidarme de todo y empezar una nueva vida. Me imagino que Noelia se debe de sentir igual que yo por lo que al encontrármela en la entrada al llegar, tan guapa como el día que la conocí, vestida con un conjunto de falda ajustada hasta las rodillas de color negro y camisa de color azul con sus hombros al aire, temó en que se trate de la última conversación antes de que me vaya a vivir a un hotel.

  • Hola cariño.
  • Hola Noelia.
  • Si no vienes muy cansado me gustaría hablar contigo un momento en el salón.
  • Claro que sí.

Ni tan siquiera le pregunto si puedo cambiarme primero por si lo que tengo que hacer es una maleta con lo que necesite para mañana. Por lo menos no me encontré las maletas en la puerta y la cerradura cambiada.

Al sentarnos en los sofás, uno en cada uno para mirarnos bien de frente, es ella quien comienza la conversación. Supongo que es mejor así porque si es lo que creo no me veo con fuerzas para hacer lo que se debe.

  • Hace ya tiempo que no estamos bien. – Asiento con la cabeza. – Sabes que por mi parte estoy dispuesta a todo pero me siento muy perdida. No sé si te sigo queriendo o no, no sé si se trata de que me he acostumbrado a ti y ahora temo perderte o realmente es que no quiero perderte. Sabes de lo que te estoy hablando?
  • Noelia, yo se que te quiero y no tengo ninguna duda respecto de eso, lo que no sé es si entre nosotros todavía queda algo por lo que luchar.
  • Creo que por mi parte he hecho todo lo que he podido y me parece que no ha sido suficiente, no sé si el problema eres tú, soy yo o simplemente es que esto ya se ha acabado.
  • Si te soy sincero, por más vueltas que le doy, yo tampoco lo sé.

Se hace el silencio entre nosotros. Por un momento nuestras miradas se pierden dentro de la estancia sin el valor suficiente para encontrarse. Tengo miedo de ver en sus ojos la determinación para dejarme y tengo miedo de que eso sea lo que realmente quiero.

  • El caso es que aquí estamos, durmiendo juntos pero sin tocarnos, conviviendo pero sin hacer vida de pareja. Ya no puedo soportar más esta situación.
  • Cariño, por favor, quizás
  • No me interrumpas, te pido que me escuches lo que tengo que decir. Después ya habrá tiempo para que me digas lo que quieras.

Tiene razón, no debo de interrumpirla, que sea lo que tenga que ser. Le digo que continúe mientras que espero en silencio que me aseste el golpe de gracia.

  • Como te decía ya no se qué hacer para que lo nuestro funcione. Aparte de todo lo que hemos intentado juntos he estado visitando a un psicólogo.
  • Noelia, porque no me lo has dicho
  • Por favor. Era algo que tenía que hacer por mi sola y no me parecía que una terapia de pareja fuera a aportar algo distinto a lo que ya teníamos.
  • Quizás sí.
  • Sabes que no, que nos iban a decir, que probáramos cosas nuevas, que buscáramos dentro de nuestros corazones aquello que nos hizo sentir juntos. Todo eso ya lo hemos hecho y no ha funcionado.

Por mucho que me duela reconocerlo tiene toda la razón, supongo que como consecuencia de nuestros trabajos siempre hemos intentado racionalizar nuestros problemas de pareja y afrontarlos de la manera en que fuera posible. Ese no era el problema. Un psicólogo poco nos podía ayudar en ese sentido. Acaso era verdad que nuestra vida juntos se había acabado?

  • Entonces Noelia, que nos queda?
  • Mi vida, como te he dicho no sé qué es lo que queda, el calor que espero de ti no me llega y no sé si todavía quedan ascuas entre tú y yo para que empecemos otra vez. Lo que si se es que nunca he abandonado sin intentar luchar y nuestra vida juntos no será una excepción.
  • Pero entonces ….
  • El psicólogo como me imagine poco pudo aportarme. Me terminó diciendo que normalmente el aconsejaba muchas de las cosas que nosotros ya habíamos puesto en práctica pero que nuestro caso requería otro tipo de solución. Más imaginación y seguramente más sacrificio por alguna de las dos partes o por las dos.
  • No entiendo.
  • Querido, está muy claro. Si seguimos por este camino la separación es inevitable.
  • Lamentablemente creo que en eso tienes razón.
  • Y lo que hemos intentado hasta ahora no ha funcionado.
  • Está claro que no.
  • Por eso creo que debemos de gastar una última bala. Si te soy sincera no estoy muy segura de hacer lo que tengo en mente, de hecho creo que puede separarnos más que juntarnos, pero esto es a la desesperada, o funciona o no hay solución para nosotros.
  • No sé a qué te refieres, no comprendo que quieres que hagamos o que se supone que
  • Ahora mismo no hay nada que comprender. Mañana es viernes así que no puede ser, habrá que esperar hasta el sábado para hacer lo que he pensado, pero lo importante no es lo que tengo en mente.
  • Dime, que es lo importante entonces.
  • Lo único que importa es que tu estés decidido a seguirme allá donde yo vaya. Ambos tenemos que hacer sacrificios, y créeme que mis sacrificios no serán en nada menores que los tuyos, sin ellos lo nuestro no tiene salida.
  • Sacrificios? Seguirte? De verdad que ahora mismo me siento perdido, no sé qué quieres que haga exactamente.
  • Dime entonces si me quieres.
  • Te quiero.
  • Quieres seguir conmigo?
  • Si.
  • Que estas dispuesto a hacer para seguir conmigo?
  • Lo que haga falta.
  • Decirlo es muy fácil. Yo llevo meses planteándome lo que voy a hacer y todavía tengo mis dudas. Estas seguro?
  • Si.
  • No quiero comenzar algo si no estás seguro de terminarlo.
  • Pero no se de que se trata.
  • No es importante que lo sepas, lo único que importa es tu determinación por permanecer a mi lado.

Todo o nada. No entiendo muy bien el alcance de lo que estamos haciendo pero noto que es un momento crucial en mi vida, de esos que te cambian para siempre. Seguir a Noelia allí donde me quiera llevar o continuar mi camino por mi cuenta. No hay más opciones. Por un momento me da miedo que mi mujer haya perdido la cabeza y sea presa de la locura, pero, aunque así fuera, no es con ella con quien quiero vivir mi vida, no es con ella con quien quisiera llegar al ocaso de mis días. Si esto es así no hay duda de cuál es la decisión acertada, implique lo que implique.

  • Noelia, te seguiré hasta las puertas del averno si allí es donde tenemos que buscar el fuego que vuelva a encender nuestros corazones.

Ella me mira no sabría decir si con una expresión de alegría o de infinita lastima por la decisión que acabo de tomar. Se levanta y sale de la estancia. Desde donde estoy la veo en la cocina marcando un número y haciendo una llamada. Tarda tan solo cinco minutos. Parece que ya tenía prevista hacer esa llamada. Sin embargo, cuando se para ante mí no son precisamente explicaciones sobre la llamada lo que recibo, sino que es más misticismo y angustia lo que sus palabras me deparan.

  • Ojala este camino que ahora vamos a iniciar termine llevándonos allí donde dejamos de ser una pareja. Estoy segura que a lo largo del camino habrá momentos de goce pero también de sufrimiento, tendrás dudas y las dudas harán que quieras abandonar, pero si es de verdad lo que me has dicho no debes de abandonar el camino puesto que si lo haces ya no habrá vuelta atrás y nos perderemos el uno del otro para siempre.
  • Noelia no podrías decirme de que se trata, estoy contigo en esto para quedarme, así sería más fácil.
  • No querido. No sería más fácil ni tampoco es como tiene que ser. Iras descubriendo los pasos que debes de dar poco a poco.
  • No entiendo porque tiene que ser así, pero lo que he dicho lo mantengo y si tiene que ser así pues adelante.

Justo cuando termino de decir la última palabra ella me besa con una calidez que hacía mucho tiempo que no sentía en sus labios. Es posible que tenga razón? Realmente sabe cuál es la forma de salvar nuestra relación? Mi corazón palpita con fuerza esperanzado de que así sea.

  • Como te dije antes, hasta el sábado no podemos dar el primer paso. Sin embargo, tengo mucho que hacer y preparar hasta entonces. Te tengo que volver a pedir otra cosa, debes de ser paciente, cada cosa requiere su tiempo, por eso ahora me voy a marchar hasta el sábado a las once. Entonces volveré y espero que estés preparado para recibirme y dar nuestro primer paso juntos.
  • Vas a irte hasta el sábado?
  • Debo de hacerlo.

Con ojos suplicantes la miro intentando encontrar alguna explicación a todo esto pero sigue hermosamente imperturbable, su determinación es firme para seguir los pasos que se ha marcado. Está claro que de ahora en adelante la mía deberá ser igual.

  • Está bien, te esperare hasta el sábado.
  • Gracias cariño. Hasta entonces pues.

Su respuesta, fría y seca, sin embargo me deja lleno de esperanza puesto que otra vez creo percibir algo en ella distinto a todo lo que ha sido en estos meses atrás. Ojala sea cierto que así podremos a volver a ser felices juntos. Ojala sea lo suficientemente fuerte para no separarme de ella.

Llegado el sábado soy un manojo de nervios esperando a que atraviese la puerta. Puntual como un reloj suizo, a las once oigo como la rampa de la cochera se abre para dejar que su coche entre en la casa. En pocos minutos aparece ante mi bellísima vestida tal y como la vi por última vez. No obstante, cuando me acerco para besarla ella me para.

  • Hoy ya debemos de empezar el camino que debemos de recorrer. Cada paso será una prueba que demostrará nuestras debilidades personales o que nos hará más fuertes para terminar juntos.
  • De que pruebas se trata.
  • Nuestro primer paso será tan amargo como dulce pero, antes de nada, estás seguro de lo que me dijiste? Has tenido un día para replanteártelo y puedes haber cambiado de opinión.
  • Nada ha cambiado.

Ahora si me besa otra vez cálidamente en los labios. El beso es corto. Coge otra vez su teléfono, da un toque y lo suelta. De repente, de la cochera aparece un joven de los que sale en las revistas. Joven, fornido de trabajar su cuerpo en el gimnasio, bien vestido con un pantalón informal y con un jersey que se adapta a la musculatura que se intuye debajo del mismo. Junto a él sube también una chica impresionante, salida seguramente de la misma revista con un cuerpo de infarto metido en un traje negro que esta tan ceñido a su cuerpo como las medias que cubren sus piernas. La chica no tiene mucho pecho pero el que tiene queda bien marcado en su vestido al no tener, más que presumiblemente, puesto ninguna prenda debajo del vestido.

Al llegar ambos junto a nosotros, sin tan siquiera presentármelos, Noelia les indica que vayan hasta nuestro dormitorio, orden que de inmediato obedecen. Será posible que vayamos a montárnoslo con otra pareja a nuestro lado haciendo lo propio. No puede ser, Noelia dijo que sería agridulce y ver a aquella pareja fornicando con sus perfectos cuerpos no tiene nada de agrio.

  • Ven conmigo amor.- Noelia me saca de mis pensamientos ofreciéndome que la acompañe a nuestro dormitorio donde ya nos esperan la pareja de jóvenes.

Al entrar me sorprende ver que ambos ya se han desvestido de las prendas que no les van a hacer falta a partir de ahora. Él por su parte está completamente desnudo. Como me imaginaba su cuerpo es una talla en carne humana esculpida a la perfección. Lo que en modo alguno me podía imaginar era el miembro de aquel hombre. Es descomunal, no solo en largo sino en grosor. Pobre chiquilla si piensa dejarle entrar dentro de su cuerpo. Ella por su parte es una bella promesa hecha realidad. Su piel de tono blanco debe de significar que procede del este no pudiendo encontrar a lo largo de su fisionomía ni un solo defecto. Se encuentra prácticamente desvestida excepto por las medias y los zapatos de tacón. Muy fetiche. Sus pechos son ciertamente proporcionados a su delgadez, no siendo ni chichos ni grandes, al contrario que sus pezones quizás demasiado chicos y poco desarrollados para la edad que refleja su mirada de aguas azul cristalina. Su sexo también da esa sensación de aniñamiento al estar completamente depilado dejando ver el contorno de sus carnosos labios mayores.

  • Cariño ahora es el momento de empezar a demostrarme tu determinación. Pase lo que pase deberás dejarte llevar hasta el final sin negarte a nada.
  • Claro que si mi amor.- Realmente no entiendo muy bien el por qué de tantas advertencias. – Tú me dirás que quieres que haga.
  • Yo no cariño.

En el mismo instante en que me dice que "ella no" se separa de mí dirigiéndose hacia el fornido joven de la estancia. Simultáneamente la chica se viene junto a mí abrazándose a mi cuerpo. Estoy completamente petrificado, mientras que esta preciosa joven me va desabotonando la camisa besando las partes de mi cuerpo que quedan descubiertas, mi mujer recorre con sus labios el torso del otro joven.

La pareja no era para que hiciéramos el amor mientras que les veíamos a ellos copular, la pareja era para que cada uno de ellos tomara de nosotros lo que quisiera. Pero, porque uno en frente del otro? Soy una persona que no ha concebido que su mujer pudiera acostarse con otro hombre mientras que estuviera conmigo, los celos me llevaban al frenesí solo de pensarlo y, sin embargo, ahora estoy contemplando como Noelia se va acercando hasta el mastodóntico falo de aquel joven para llevárselo a la boca. No sé como mi cabeza logra imponerse a los impulsos de mi cuerpo que me pide abalanzarme sobre ese joven que, si no lo remedio, llenara la boca y el cuerpo de mi mujer con su verga.

Tan absorto estoy en estos pensamientos que apenas he reparado en como la chica me ha desprendido de la camisa empeñándose ahora en desabrocharme los pantalones para dejar salir a mi falo. La miro como si estuviera viendo una película, no soy capaz de sentir nada en estos momentos de incertidumbre y vértigo. Ella ya ha bajado mis pantalones y hace lo propio con mi ropa interior. Tengo la verga flácida, no es normal teniendo una mujer tan espectacular a mis pies pero la situación tampoco es precisamente normal. En un breve momento de lucidez estoy por escapar de esta locura, salir corriendo sin mirar atrás olvidándome de todo, quizás me he equivocado y este sea el momento de empezar una nueva vida.

Que más dan todos mis pensamientos. La chica no me da un momento de respiro. Cogiendo mi verga con su boca se la introduce entera dentro de la misma sin ninguna dificultad debido a su estado. Mirándola sigo sin poder creer que sea a mí a quien le está ocurriendo esto pero el calor de su boca en mi falo es una placentera sensación que no puedo negar. Pongo mis manos sobre su cabeza pero en modo alguno la dirijo, ella es libre de moverse como guste y bien que sabe cómo hacerlo. Noto como mi verga va tomando forma por instantes ante las caricias de aquella chica. Por mucho que quisiera, el contacto de sus labios, sus dientes y su lengua me proporcionan tal placer que apenas puedo desear otra cosa más que no se detenga por nada en el mundo.

Mi mujer por su parte hace lo propio con el miembro del otro hombre. Resulta increíble ver como con su lengua recorre la superficie de la verga. Esta ensimismada con su tarea hasta el punto que al finalizar su recorrido en la punta del glande comienza a introducirse la verga en su boca. Verla chupar una verga tan enorme con tanto esfuerzo y afán termina de excitarme poniendo mi propio falo todo lo recio que puede llegar a estar. La anfitriona que me recibe hoy lo nota pudiendo apenas volver a introducirla completamente en su boca. Ahora sus juegos buscan electrizar mi cuerpo con las descargas que cada una de sus acometidas me producen. La agarro del pelo para obligarla a seguir. Ella se deja sin oponer ninguna resistencia. Noelia se agarra a las nalgas de aquel hombre para forzarse a introducir más aquel falo en su boca. La chica succiona solo mi glande como si de un biberón de bebe se tratara. Tengo los ojos clavados en Noelia, me siento que voy a estallar. Noelia toma aire por un segundo, tumba al joven sobre la cama tomando con sus dos manos la verga haciéndole una paja muy lentamente. No puedo dejar de mirarlos, me horroriza tanto lo que veo como me excita.

La joven, notando que de seguir así pronto me acabaría, me libera de su presa. Mi verga aun palpita de sus caricias. Veo como camina hacia el mueble que tenemos al pie de la cama, se sienta sobre él recostándose hacia atrás. Una vez tumbado el cuerpo alza sus piernas separándolas una vez que llegan hasta arriba. Me ofrece la visión de su concha separando con sus manos sus labios vaginales completamente rasurados mientras que con un dedo se comienza a masturbar. Justo detrás mi mujer se ha puesto a horcajadas sobre la cabeza de su invitado para dejar que la saboree.

Qué tipo de prueba es esto? De que me va a servir sufrir viendo a mi mujer gozando de otro hombre mucho mejor dotado que yo mientras que ante mí tengo a una diosa invitándome a penetrarla? Muevo mis ojos de mi mujer a la chica, de la chica a mi mujer. Noelia se encuentra completamente entregada a las carias que la lengua del joven hace sobre su vagina, desde su posición participa en ese diabólico juego moviendo su cadera de tal forma que sus labios se van restregando por la lengua de ese hombre para proporcionarle todo el placer que desea. Es increíble pero la felación que me acaban de hacer y tan magnífica escena casi hacen que me olvide de que esa es mi mujer, que ese cuerpo que está inmerso en los placeres de la carne es el cuerpo que solo debía de ser mío. Sin embargo, mirándolos solo acierto a desviar la vista hacia la joven que me espera mientras que se masturba siendo el único pensamiento que cruza por mi mente gozar de ella derramando toda mi leche en su interior.

Me voy a volver loco si me quedo así. Me acerco a la chica arrodillándome delante de su sexo. El olor que desprende es increíble. Sus dedos, empapados en sus propios fluidos, separan sus labios ofreciéndome su rosada vagina completamente abierta, dispuesta para recibir todo aquello que desee. Poso dos dedos sobre su clítoris sintiendo el húmedo tacto de los fluidos que sus propios dedos han ido dejando. Me llevo los dedos a la boca saboreándola. No sé si a otras personas les gustara o no el sabor del sexo de una mujer, a mi me encanta, lo que pasa es que no todas las mujeres saben igual. Mi mujer desde siempre ha tenido un rico sabor, eso siempre me ha ayudado a practicarle el cunnilingus, pero esta chiquilla es sencillamente increíble, no le basta con tener un cuerpo de volverse loco, no es suficiente con ser el morbo personificado estando dispuesta a satisfacerme hasta el final, encima tiene un sabor escondido entre sus piernas mejor que el mejor reserva que se pueda pagar con dinero. No hay liquido, fluido, bebida, brebaje, pócima, refresco, nada que se le pueda comparar. Como movido por hilos ajenos a mi voluntad, mi boca se posiciona entre sus piernas. Con mi lengua justo debajo de la entrada a su vagina comienzo a lamer su concha. Mi propia diosa deja de ser de mármol volviéndose carne al notar como las lentas caricias que surcan su sexo agitan su cuerpo, la estremecen.

Mientras que hundo dos dedos en su interior, centrando mi boca en su clítoris, una de sus manos acaricia mi cabeza mientras que con la otra se agarra uno de sus preciosos pechos. Justo detrás de ella veo a Noelia montada encima del joven empezando a introducirse la verga dentro de sí. No muevo mi cabeza, ni aparto la mirada de mi mujer viendo el gran esfuerzo que realiza para albergar en su interior semejante verga. La penetración es lenta, no puede bajar rápido puesto que necesita que las paredes se vayan adaptando a su invitado. La veo flexionarse sobre aquel hombre, veo como empieza a brillar la parte del tallo del falo que ha logrado penetrar a Noelia, veo los pechos de mi mujer agitarse mientras que en su cara hay un gesto mitad placer mitad dolor. Es como si estuviera viendo como ese hombre está volviendo a desvirgar a mi mujer.

Ya no me cabe ninguna duda, antes podía ser solo que la chica me estuviera dando mucho morbo y placer, sin embargo, ahora es ella quien lo recibe sin contraprestación a mi favor continuando mi falo tan duro como al principio. Me estoy excitando viendo a mi mujer con otro hombre. Al darme cuenta de tan terrible realidad me levanto con mi boca aun empapada en fluidos ajenos. Esto está mal, no puede estar bien, no es esto lo que debemos hacer, de verdad que tenemos que pagar un precio tan alto por salvar nuestro matrimonio y si este es el primer paso cual será el siguiente, y el siguiente, y el siguiente.

La joven, ajena al torrente de sensaciones que me azotan, alza su cuerpo de la cama de nuevo conduciendo su boca hasta mi verga. Estoy convencido de querer detener sus actos pero esta chiquilla posee un efecto anestésico sobre mí, mis nervios dejan de recibir impulsos, las fuerzas me abandonan, mi determinación desaparece. Solo hay lugar en mi interior para gozar una vez más con la calidez de su boca.

Está claro que no hay nada que pueda hacer para escapar de esta situación. Mientras que miro a mi mujer gozando con otro hombre dejando que casi toda su verga se abra paso dentro de su vagina, mientras que mi verga se hunde una y otra vez en la boca de mi pequeña diosa, me doy cuenta que de que este es el camino que he decidido tomar para bien o para mal, no puedo estar seguro de que haya sido la decisión acertada pero debo de llegar hasta el final venciendo todos mis miedos y prejuicios puesto que nada tengo que perder. Debo dejarme llevar por lo que venga y eso es lo que voy a hacer.

Cojo a la joven por los hombros, la alzo indicándole que quiero que se vuelva a poner sobre el banco, pero esta vez será a cuatro patas de tal forma que su precioso culo se ofrezca a mí. Como no podía ser de otra forma ella, obedece mis deseos inclinando su cuerpo de forma en que quede perfectamente expuesta toda su concha y ano. Tentado por tan maravillosa visión vuelvo a lamer el surco de sus labios. Esta tan mojada y deliciosa que me duele no seguir saboreándola. En vez de eso coloco el glande sobre la entrada a su vagina penetrándola hasta lo más hondo que me permiten nuestras caderas de un solo golpe. Ella, por primera vez, gime pero en momento alguno hace ademan de retirarse, al contrario, mueve su culo para posicionar mejor mi verga dentro de ella.

Noelia, debido al gemido de la chica, clava su mirada en mí sorprendida de lo que acabo de hacer. Poco puede imaginar que el primer sorprendido soy yo al dejarme llevar por mis impulsos por primera vez. Desafiante le devuelvo la mirada mientras que con mis manos separo las nalgas de la muchacha comenzando a penetrarla con furia, con toda la furia que he sentido desde que ese otro hombre puso la mano encima de mi mujer. No me basta penetrarla con fuerza sino que además comienzo a imprimir un ritmo endiablado a mis caderas. Estoy fuera de mí. La chica apenas si tiene tiempo de gemir con cada embestida, pero para mí no es suficiente. Cogiendo sus brazos de las muñecas tiro de ella hacia mí cada vez que la embisto. Noelia me mira con sus ojos fuera de las orbitas. Noto que mi verga va a estallar. Cada nuevo acometida va subiendo de tono los gemidos de la chica, empiezan a sonar como un grito de puro placer. Sigo embistiéndola. Noelia agarra sus pechos con sus manos apretándolos con todas sus fuerzas de pura rabia mientras sube y baja sobre la verga del otro hombre. La joven esta gritando. Voy a estallar. La chica agarra mis antebrazos clavándome sus uñas. Noto como exploto dentro de ella. Mi verga se hincha en su interior derramando toda mi lecha. Me estiro hacia atrás tirando de ella hacia mí. A través de sus brazos noto como tiembla todo su cuerpo rogando que la libere.

Lentamente me voy soltando sus brazos permitiéndola que se separe de mí hasta que se recuesta sobre la cama. Tal y como imaginaba, noto en su vientre espasmos debido a la tensión que acaba de soportar todo su cuerpo. Su mirada, sin embargo, me busca ardiendo en deseos de volver a gozar de mis atenciones. Por su parte, Noelia y su acompañante también han terminado como se evidencia del semen que se derrama desde su concha. Nos quedamos todos callados por un instante sin hacer nada distinto a recuperar el resuello.

Tras aquello me fui a la ducha para limpiar mi sudoroso cuerpo. Al salir Noelia se había cubierto el cuerpo con una bata mientras que nuestros invitados habían recogido sus pocas pertenencias yéndose en un taxi.

  • Noelia, no sé qué es lo que ha pasado ahí arriba, no entiendo como algo así puede ayudarnos a volver a sentir algo el uno por el otro. Me he sentido como un animal llevado por sus instintos.
  • Cariño, yo tampoco se hacia donde nos va a llevar esto.
  • Entonces?
  • Lo único que te puedo decir es que es nuestra última oportunidad para encontrar una solución a lo nuestro.
  • No entiendo cómo pero por un momento allí arriba he creído sentir que realmente debíamos de hacer esto.
  • Solo has sentido eso?
  • No. Es difícil de explicar. Quería matar a ese hombre pero ha habido un momento en que gozaba viendo cómo te penetraba. También gozaba con esa chica pero por momentos quería resistirme y no podía.
  • Tenemos que llegar a nuestros límites para poder volver a reencontrarnos.
  • Sabes que lo que me pides es una locura.
  • Y que es el amor sino una locura, la más maravillosa de todas.
  • Es verdad.
  • Sigues dispuesto a seguirme.
  • Por ti, mi amor, hasta el fin del mundo.
  • Pues entonces descansa por hoy, han sido muchas emociones juntas. Mañana será otro día, otro paso más que dar en nuestro camino.