Nocturnidad y Alevosía
Era verano, ya de madrugada, llegue tarde del trabajo, cómo últimamente me pasa demasiado. Entré despacio sin hacer ruido. Porque sabía que ella estaba dormida, mí amor, mí princesa.
Era verano, ya de madrugada, llegue tarde del trabajo, cómo últimamente me pasa demasiado. Entré despacio sin hacer ruido. Porque sabía que ella estaba dormida, mí amor, mí princesa.
Me di una ducha rápida y me fui a la cama, ya había cenado. Al acercarme a la cama la contemple, la luz de la luna entraba por la ventana y podía ver su cuerpo desnudo sobre la cama. La reacción, de mí órgano preferido, fue inmediata, erecto cómo el mástil de una bandera. Hacía tiempo que no saciaba mí hambre de sexo y tenía muy descuidada a mí princesa.
Ella estaba allí boca abajo, ausente, preciosa con su melena suelta, como le gusta dormir, con las piernas entreabiertas que me dejaban entrever su hermoso coño, tan sonrosado, con los labios queriendo hablarme y decirme que los lamiera.
Aunque estaba cansado, el instinto pudo más que mí razón y me acerque a ella suavemente. Arranqué a besarle el cuello dulcemente, bajé por su espalda besando su columna. Seguí mordisqueando su culo, bajando por una de sus piernas y aproveché, vilmente, para hacer que con mí lengua, sus piernas se abrieran a cada lengüetazo en su ingles. Pronto hizo efecto mí treta y las piernas se fueron separando cada vez más, hasta mostrarme su tesoro, que hasta ahora estaba tan bien guardado.
Seguía durmiendo tan plácidamente, me pregunto qué estaría soñando, seguro que algún sueño húmedo porque su respiración se notaba mucho más agitada. Cada vez, yo estaba más cachondo, ver como se mostraba ante mí su cuerpo, quizás fuera la luz de la luna o quizás el intenso olor a sexo que desprendía su hermosa rajita pero...
No pude aguantar más, he introduje mí lengua en sus labios mayores, saboreando su sabor salado. Busqué con la lengua su apertura, he hinque mí lengua para saborearlo mejor. Dios que deliciosa es mí princesa, podría alimentarme sólo con tus jugos. Fui acelerando el ritmo, sus piernas seguían mí compás, la podía mover como una marioneta con mí lengua, bailando juntos la danza del amor y el sexo.
Mis dedos sustituyen a mí lengua, la cual, empapada de su néctar, se encarga ahora de su delicioso ano. Mis dedos se empapan más, me parece que estoy haciendo lo correcto. Cuando noto su culo más receptivo y dilatado, introduzco un dedo para abrirlo aún más. Ella empieza a jadear, a moverte más sensualmente estaba muy cachonda, encendida.
Oh!!! Se despertó, me miro a los ojos y me dijo con una sonrisa picarona:
- Termina lo que has empezado... ¡Follame el culo, quiero que me lo destroces!!
A mí no me gusta llevarle la contraria y me pongo encima de ella. Cojo mí polla y la paso por su coño, para lubricar mí miembro lo mejor posible, tarea muy fácil, con lo empapado que tenía su raja. Puse la polla en la entrada de su culo y metí la punta nada más, hasta acostumbrar su agujero a mí miembro. Cuando note que ya se acomodaba, la penetré de una vez, de un solo golpe. Ella soltó un: -Dios!!! Que me animo a repetir la acción, sacando mí polla casi del todo hacia atrás y volviendo a meterla hasta el fondo de una vez, a lo bestia.
Ella no paraba de mirarme, con cara de placer, de locura, casi me daba miedo de las ganas que tenía de mí. Comencé con un ritmo lento, pero sin pausa, con el ritmo que marcaba su respiración. Cada vez aumentaba más el ritmo, sobre todo cuando me instaba a romperle el culo. Ufff cómo me excitas princesa.
Al escuchar sus mágicas palabras -¡Me corro!- aceleré el ritmo, más fuerte, más rápido, sin apartar la mirada de sus ojos, para ver su luz y sincronizar el orgasmo. Gritó o mejor dicho aulló, como perra en celo -¡Diosssss Yaaaaaaaa!- y mordiéndola en el cuello, solté toda mí leche dentro de su culo.
Las convulsiones de nuestros cuerpos, nos hacían rozarnos como animales en celo, sin soltar su cuello atrapado con mis dientes. Exhausto caí al lado de ella y nos besamos apasionadamente, mmm tus besos me encantan, parecíamos dos novios, pues nuestro amor es eterno.
Buenas noches marido, me has echado de menos.- Me dijo, con su risa perversa
¿Siiii?...., te digo que Nooo... ¿Repetimos? ;P
Yo sigo esperándote, para llevarte a tocar el cielo...