Noches y dias (1)
Como pasé de ser una abandonada a esto que soy hoy.
Autor: La Colo
Rubro: Confecciones
Bajada Después de un año sin hacer nada, Gustavo me convirtió en lo que soy una sometida
Noches y días. (Primera parte.)
Todo comenzó un año después de la separación con Owen. Ese año estuve muy deprimida y aunque mis amigos hicieron lo imposible por sacarme a ese tipo de mi cabeza, me costó todo un año poder empezar a pensar en tener un encuentro con otro hombre y ojo no hablo de acostarme con un tipo, sino ir a tomar un café, arreglarme para ir al cine, hasta me costaba ir a una fiesta o a la casa de alguien Ese año, engordé primero y después bajé como diez kilos No tenía ganas de nada, ni me calentaba como para hacerme una paja A los 25 años una mujer apetitosa como yo, debía poder rehacer la vida pero yo no podía.
Realmente creí que iba a entrar en otra depresión, ya que siempre había creído que Owen me había dejado porque no tenía buen sexo conmigo La verdad es que mi experiencia en la cama no pasaba de pasar de abajo a arriba, pero no me gustaba chuparle la pija y mucho menos la cola, es que para mí que la que hacen esas cosas o son putas o lo hacen para darle el gusto y no por placer
Mi vida transcurría entre el trabajo y mi casa Carla, mi amiga más moderna, me mandó a un psicólogo, así que dos veces por semana mi camino se alteraba de oficina al analista y de allí a casa.
Esto alteró totalmente mi rutina, no solo el trabajo que hacía en terapia, sino que el horario y las rutas de mi vida Todos los martes y jueves, cuando volvía a casa del psicólogo, tomaba un colectivo que me dejaba a dos cuadras de mi casa
Era muy raro para mí, volver a casa en un horario distinto, las calles se ven diferentes y la gente que las recorre también. Eso me asustaba un poco y me hacía caminar rápido, el miedo. Dos o tres veces entré al departamento al mismo tiempo que mi vecino del quinto B. Un tipo muy simpático y buen mozo, algo mayor, quizás diez años, se notaba que era una persona muy preparada Aunque nuestros diálogos eran escasos y formales, era bueno sentir que alguien podía ser así conmigo Cortés y educado, sin pedir nada a cambio.
Una noche al volver de análisis, llegué a casa y él vecino no estaba, allí llegando como lo había hecho los últimos martes y jueves entré a mi departamento y me quedé pensando en él estaba realmente sorprendida, hasta debo confesar que lo estuve esperando antes de tomar el elevador El tipo era lindo y la fantasía que llegara un príncipe azul que no me presentara nadie era muy tentador
Cené y me aprestaba a acostarme cuando sonó el timbre de la puerta de casa Eso era muy extraño ya que para entrar al edificio hay que tocar el portero eléctrico pero rápidamente me acordé que la señora del quinto C podía necesitar el teléfono ya que se le había descompuesto y fui a la puerta sin mirar por la mirilla quién era y no era la vecina sino el vecino del quinto B.
- Disculpá que te moleste a esta hora. Soy Gustavo, el vecino del quinto B No te quiero molestar pero es que acabo de cenar y me estaba por preparar un café y me di cuenta que no tengo azúcar. poniendo entre él y yo una pequeña azucarera, azul y su mejor sonrisa.- Era lo último que me esperaba encontrar
Estaba tan sorprendida que no lo invitaba a pasar, ni atinaba a tomar la azucarera, ni contestar nada me interrumpió en mis pensamientos con un comentario
Perdón, es que estaba concentrada en mi trabajo y Pasá, pasá. - El se rió y entró. Con una simple mirada hizo una inspección general del departamento.
Mi departamento es igual a este pero al revés y por supuesto mucho mas ordenado
Así empezamos una relación, de amigos y cuando nos encontrábamos los martes y los jueves en la puerta de nuestro edificio, yo sentía alegría y una noche lo invité a que cenemos juntos.
Esa noche el se portó como un príncipe y al final nos besamos y todo. La cosa fue aumentando y a la semana hicimos el amor, de una forma muy dulce y satisfactoriamente No me pidió nada extraño y eso me gustó No quiero exagerar pero una semana mas tarde casi estabamos viviendo juntos Nos contábamos todo y entendía todo. Era tan sensible que me había devuelto las ganas de enamorarme. Era tan gentil y caballeresco, me traía regalos, flores y chocolates, me llevaba a pasear y podíamos quedarnos charlando hasta las mil y una y el sexo pasó a ser algo accidental, bueno pero espaciado.
Así que me pasé dos meses de luna de miel pero una noche al llegar del trabajo, traía un regalo. Un juego de ropa interior erótico Yo estaba de lo mas sorprendida ya que era muy provocativo y no tenía nada que ver conmigo y menos con él y se lo dije
Gracias, mi amor, pero yo no uso este estilo de cosas
Es que no sabía como decirte esto y me pareció que si no hacía algo esto iba a empañar nuestra relación
Decime ¿qué pasa?
Es que no lo has notado pero casi no hacemos el amor y es porque tengo miedo que no se me pare y por eso es que te compré esto A los hombres nos excita ver a nuestras mujeres vestidas así, sé que es una tontera pero tenía que intentarlo no quiero perderte por esto
Me encantó lo que me dijo y no dudé en abrazarlo como a un niño.. La verdad es que no me había dado cuenta que no se excitaba, aunque nuestras relaciones se habían espaciado, no me pareció que pudiera ser por eso, sino porque todo lo que hacíamos y todo lo que hablábamos era tan increíble que el sexo no era tan imprescindible. Pero no lo dudé
Me fui al cuarto y me cambié, me puse la bombachita, el body, el porta ligas y las medias caladas y para impresionarlo me puse el delantal de cocinera que tenía puesto encima y me dirigí a la cocina para seguir cocinando.
Cuando me vio, se le despertó el indio y me empezó a buscar, me rozaba y me hablaba con un tono sensual que me gustaba.
Los juegos se fueron prolongando en la cena y al terminar, estaba embriagada de vino y de buen trato. Me sentí por primera vez como una reina, una reina libertina. Él me miraba y me seducía como si fuera una película de Holliwood. Yo estaba dispuesta a todo y creo que él también estaba subyugado por mí.
¿Querés jugar?
Yo empecé a jugar hace un rato.
hagamos como si no nos conociéramos y vos estás así y yo acá.
Hagamos lo que vos quieras
¿Estás segura?
Y a ver ¿A dónde me pensás llevar?
A ningún lado. La idea es desinhibirnos y pasarlo bien, jugar y no dejar de amar. Quiero que se me pare sin pensar en que se debe parar
Si por supuesto Usted manda Dije y los dos nos reímos.
Fue entonces, que su gesto cambió como si se estuviera concentrando para interpretar a su personaje y yo hice lo mismo
Sin decir nada se me acercó y me empezó a mirar con una mirada fuerte, como si fuera uno de esos tipos que te miran en la calle y te dicen barbaridades, un escalofrío me recorrió y no sabía bien que hacer de repente me empezó a manosear, pero no como cuando hacíamos el amor sino de una forma brusca, vulgar, yo no me resistía porque no quería arruinarle el juego pero me sentía intranquila
Me empezó a besar de forma brutal y mis pezones se pusieron firmes y duros, como nunca, me besaba, me moría el cuello y me acariciaba por todas partes con frenesí. Me calenté y rápidamente, contesté a sus caricias con las mías, sus besos con los míos y sus mordidas con las mías Parece que eso le gustó y eso me envalentonó. Le empece a sacar la camisa, sin importarme los botones. Su respiración se fue entrecortando y me miraba como si no me conociera me deseaba como una bestia en celo.
Turrita - Me dijo y quedé de una pieza, me gustó, me dio impresión pero me gustó quería que me trate así nunca pensé que este juego me calentaría, estaba dispuesto a hacerlo por él, pero cuanto más me sugería yo me iba convirtiendo en una tigresa.
Sos una putita ¿verdad?
Si, soy tu putita - Las palabras salían de mi boca y yo no me podía frenar
Para ese momento estabamos lo dos medios desnudos, él chupándome las tetas a rabiar y yo chorreaba flujo a lo loca Nunca había estado así.
Me agarró la mano y me la puso en su verga y luego llevó mi cabeza para que se la chupara lo pensé un segundo y cuando estaba por acceder, me agarró la cabeza y la empujo hacia él. El líquido pre seminal, hizo de lubricante y su pija entro en mi boca casi sin freno, con su mano me movía la cabeza para que yo lo masturbe como si me estuviera cogiendo por la boca Quería que me la meta toda dentro pero no me entraba, tenía miedo de vomitar ya que sentía la cabeza de su pene chocando en la campanilla de mi garganta. Sus movimientos se hicieron frenéticos y rápidamente sentí su semen en mi boca Aunque ya no eyaculaba seguía moviéndose dentro de mí.
De más esta decir que yo nunca había recibido semen por mi boca, apenas si le chupé la pija a Owen un par de veces y como un mimo no como un fin en sí mismo
Él la sacó y buscó mi boca para darme un besó profundo Me abrazó fuerte y parecía que el juego había terminado y yo estaba contenta Sentía que él estaba feliz y sobretodo saciado.
¿Te gustó? Me preguntó con su voz conocida, tranquila, cansada
Sí, mucho. Contesté yo con sinceridad y mucho amor
Hiciste muy bien de puta - Me dijo con un dejo de ironía.
Pero no acabaste, mi amor.
Es como si hubiera acabado, porque nunca estuve así debo confesarte que es la primera vez que me acaban en la boca Y aunque pensé que lo haría por obligación, debo confesarte que e gustó.
No, puede ser, lo hiciste como una profesional, todo, todo.
Me tomó la mano y sin mirarme me dijo, - ¿Por qué no te tocas? Yo quería besarlo y decirle que lo amaba Pero que nunca me tocaría, que casi no lo hago sola, menos lo iba a hacer frente de él. Cuando me llevó mi mano a mi pubis y mis dedos y los suyos rozaron mi rayita Dejé de pensar y mi mano se fue perdiendo entre mis piernas y a buscar mi clítoris como si lo descubriera en ese momento Mi concha estaba tan húmeda y tibia que me empecé a pajear como nunca Gustavo me miraba y eso me calentaba aún mas. Saque mi mano humeante y se la ofrecí para que me la chupe estaba re loca Caliente, zafada mientras él me limpiaba los dedos mi flujo. Volví a mi concha y mientras jugaba con mi botoncito mi dedo índice me penetraba.
-Tocate la cola. Me dijo así, sin anestesia. Y yo obedecí sin pensar puse mi dedo gordo en la conchita y con el dedo mayor me fui buscando el hoyo.
Lo lubriqué con flujo y lo fui dilatando hasta que me entró hasta el nudillo Guau!!! Que sensación, mis dedos se juntaban dentro y acabé y acabé y acabé.
Cuando me saqué la mano de mis genitales, por instinto, olí mi dedo que había entrado en mi culo y lo lamí eso le gustó tanto a Gustavo que ya estaba de nuevo erecto y preparado para penetrarme Y lo hizo, me puso en posición de perrito y me penetró de una En esta posición se la sentía entera, tanto en la profundidad, como en su grosor Cuando pensé que iba a acabar la sacó
¿A ver sí sos tan perra ahora? Y apoyó la pija en mi anito.
Despacio. atiné a decir y la verdad es que así fue, primero metió un poco y yo me retorcía de dolor.. Basta, por favor- Pero no estaba dispuesto a dejar las cosas así. Dio un nuevo empujón y la metió un poco mas Llevé mi mano hasta su pija y noté que había entrado apenas la cabeza La saco y la volvió a meter y así varias veces no me di cuenta que cada una de las embestidas iba entrando mas y más Yo estaba en un grito cuando sentí que la había metido toda dentro mío Se quedó quieto y gemía, me decía que era el mejor culo que había probado y eso me pareció una caricia en medio de tanto sufrimiento sabía que sería la última vez que me dejaría penetrar la cola pero mientras yo pensaba esto él se empezó a mover. Primero en forma lenta, la sacaba y la metía, gozando cada milímetro de mi culo, pero a los pocos minutos sus movimientos empezaron a ser más intensos y profundos llegando nuevamente hasta el fondo Mi mano, sin pensarlo yo, se fue directamente al clítoris, y el dolor que sentía en el ano fue compartiendo su lugar con un extraño goce Al sentir el golpe de la leche en mis entrañas, el golpe de su grito en mis oídos, la electricidad en mi cuerpo detrás del clítoris la mente se puso en blanco, mientras la pija de Gustavo salía desinflada, dejando escurrir la leche de mi ano por las piernas
Esa fue la noche en que llegué a un límite que no sé si volveré a estar Pero síganme no los voy a defraudar, con la continuación de este relato
Antes de despedirme quería dedicar el relato de mi Días y noches a Laura, a al que tanto quiero y me ayuda