Noches Tormentosas: Otra boda
En vacaciones de Semana Santa, mi papá y yo fuimos a la boda de mi tio. Ahí me encontré con una serie de aventuras que hacen que quiera volver a ir.
Bueno, ahora les contaré de otra boda, pero esta vez es del hermano de mi papá. Ocurrió en vacaciones de Semana Santa, o sea en abril, más o menos.
Esta vez tuvimos que ir al Estado de México para la boda. Mi papá me invitó y me llevó con mi niña. Nos dio a elegir si quedarnos en un hotel, con una habitación para mi niña y otra para mí, o ir todos apretados a la casa de su mamá. Obviamente elegimos la primera porque quería estar a solas con mi padre en una cama para ambos.
Primero fuimos a su casa, antes de ir al hotel. Al llegar, vi a unos cuantos hombres hablando y bromeando con cervezas en la mano. Antes de detenernos frente a la casa de mi abuela, papá me dijo que esas personas eran sus amigos de toda su infancia y juventud. En ese momento estaban con su hermano, el que se iba a casar, haciendo algunas burlas por su matrimonio.
- Casi no tenemos secretos. Así que saben que tengo una hija, pero no que es la misma a la que embaracé.
- A ve si entendí, ¿dices que ellos saben que tuviste una hija perdida, pero les contaste que tuviste una hija con una muchacha, pero no son la misma?
- Si. Es como tú dices, creen que son dos personas diferentes, y como viene la niña entonces no vienes hoy como mi hija.
- Bueno, pero me compensarás por esto.
Nos detuvimos en frente y salimos a saludarlos. No eran tan viejos, aun tenían cierta juventud creciente, aunque algunos ya se estaban quedando calvos o con muchas canas, o ambos. Los saludé y dije que era su novia, y mi niña también lo hizo. Fueron bastante corteses para estar medio tomados.
Después fuimos a platicar con la abuela, una mujer de ochenta años que apenas puede oír y que necesita bastón. Se llama Francisca, y de inmediato, cuando me vio, dijo que yo era hija de mi papá. Cuando eso pasó, nos pusimos tensos los dos, pero después le dijimos que no, que solo era su novia.
Bueno. Después de eso, llegó la hermana de mi papá, que dijo que él y el novio debían ir con ella para arreglar algo del pastel que sucedió a último minuto. Entonces mi papá me dijo con resignación que me quedara en la casa de la abuela.
Había unos niños más o menos de la edad de luna, o sea dos años más o menos. Y había algunas familiares de mi papá que los cuidaban. Yo me relajé un poco platicando con algunos adultos, que me preguntaban que como había terminado estando con alguien como Mario. Yo siempre respondía que era porque me sentía mal por no haber tenido un padre, así que psicológicamente me siento atraída por gente adulta. Estaba segura de que él se reiría si escuchaba eso.
Después de un rato, no sé ni por qué, quise platicar con los amigos de mi papá, así que fui a hablar con ellos. Cuando vieron que me acercaba, se silenciaron casi de inmediato, lo cual me hace creer que estaban hablando de mí. Eran cuatro, y parecían buenas personas, bastante confiables.
- Oye, ¿y cómo lo conociste? – preguntó uno.
- En un bar. Una amiga me pidió que la acompañará y pues…
- Ay, ese Mario y sus ideas todas raras. ¿y para ti no se te hace muy viejo?
- Mmm… no mucho. No se ve tan viejo, y menos de por ahí.
Ellos se rieron al mismo tiempo.
- Oye, ¿y nunca ha hablado de su hija? Es que una vez nos dijo que se había encontrado con una novia de cuando iba a la escuela y resultó que tenía una hija como de veinte años.
Eso me puso nerviosa. Si contaba algo mal, podría irme muy mal.
- Sí, más o menos la conozco. Está guapa, pero le faltan bubis – me agarré las mías, con mucha confianza con ellos. – no me gustan así.
Ellos rieron nerviosamente. Miré hacia sus entrepiernas y me di cuenta de que el bulto les había crecido. No sabía por qué les estaba hablando así, ni por qué me empezaba a excitar. Pero me empezaban a dar ganas de quitarme la ropa.
Pero eran demasiados. Nunca lo había hecho con tantos a la vez, generalmente era solo un hombre, o un hombre y varías chicas, que eran mis amigas. Si podía, cogería con todos esos.
Entonces, uno de ellos dijo que fuéramos a su casa, que era la que estaba enfrente, cruzando la calle. Fuimos y entramos a su sala. Había fotografías en los muebles y algunos juguetes en el piso, por ahí regados. El que vivía ahí estaba en muchas de esas fotos, junto con una mujer rubia y dos niños. Traté de no hacer caso a eso y me senté en el sillón, con ellos. Empezaron a platicar sobre como lo hacían con sus esposas y, dos de ellos, con sus amantes. Juan Carlos y Roberto tenían relaciones fuera de sus matrimonios, a Victor, el más delgado y musculoso, le gustaba frecuentar mujeres más jóvenes que él, y Manuel solo lo hacía con su esposa, que era la de las fotos y el que vivía en esa casa. Al parecer, su esposa era una adicta al sexo, y todo el tiempo se la pasaban cogiendo. En ese momento no estaba únicamente porque estaba embarazada y había ido al doctor.
- Ahora dinos, Janins, ¿lo has hecho con otras chicas? – preguntó Victor.
- Sí. De hecho vivo con una amiga, y todo el tiempo andamos de calientes. A veces entra mientras me baño, me toma una foto y me amenaza con subirla facebook si no se la chupo.
Se rieron y se lanzaron mirada entre ellos. Eso me calentó.
- Pero generalmente prefiero a Mario. – Puse mi mano sobre el muslo del que tenía al lado derecho, empecé a subirla hasta agarrarle el bulto.
- ¿y te gusta cómo te lo mete el viejito? – preguntó Juan Carlos.
- Ya dije que de viejito no tiene nada. Le gusta agarrarme las tetas mientras me lo mete de perrito.
- Ándale, enséñanos una. – pidió victor.
Obedecí. Me desabroché la blusa de botones y me bajé el brasier para que ellos me las vieran. Juan Carlos me agarró una y Victor la otra. Se sintió rico ser manoseada por esos hombres, y más al pensar que yo era la hija de su amigo. Jamás había pensado en hacer algo así. Me conportaba como una puta, pero en ese momento, no me molestaba, me sentía bastante complacida.
Entonces Manuel se puso de pie frente a mí, y se bajó el pantalón. Dejó ver su verga, la cual agarré de inmediato y empecé a estimular. Con la otra mano le abrí el pantalón a Juan Carlos y empecé a hacerle lo mismo. Victor empezó a abrirme el pantalón. Me estaba mojando demasiado, empezaba a creer que pronto se me notaría en los pantalones.
Entonces, Roberto se levantó, con el pito bien erecto y lo metió en mi boca. Empezó a moverse como si me estuviera cogiendo, pero lo hacía por la boca. Entonces por fin victor me quitó el pantalón, me levantó un poco, lo suficiente como para poder ponerse debajo de mí, y entonces me lo metió.
- Tiene que ser rápido – dijo Juan Carlos – Tenemos que regresar a la casa de la mamá de Mario.
Entonces Victor empezó a moverse y mi vagina se mojó mucho, demasiado al sentir como ese pene maduro me fornicaba. Entonces Juan Carlos Se puso de pie para que se la chupara también. Fue un poco difícil porque iba de arriba abajo con Victor. EL orgasmo empezaba a florecer en mi vientre, lo sentía acercarse. El momento en el que me vine, fue el mismo momento en el que Manuel me los echó en la cara. Eso me hizo sentir todavía más sucia, pero estaba excitada todavía más. Victor se puso de pie y empezó a darme con más fuerza mientras se la chupaba a Juan Carlos y a Roberto. Manuel se salió de la “Formación”, un poco cansado.
Roberto empezó a pedirle
Victor que dejara que me la metiera. Entonces, Victor terminó dentro y lo sacó rápido para que su amigo ocupara su lugar.
- Pendejo, ¿para qué eyaculas ahí? ¿y si la embarazas? – le gritó su amigo.
- Será problema de Mario.- contestó Victor.
Entonces Roberto me lo metió con más fuerza todavía, y victor se fue a sentar, bastante complacido. Ahora Solo quedaba Juan Carlos y Roberto, quien estaba haciendo que un fuerte orgasmo estuviera a punto de florecer en todo mi cuerpo. Ya empezaba a gemir, me sentía lista para recibir ese fuerte orgasmo cuando Juan Carlos se vino en mi boca, casi de inmediato tuve el orgasmo, que me hizo gritar bastante fuerte.
- Eres bien puta, morra – dijo Roberto cuando me lo sacó – A ver si no te embarazo.
- Ese es problema de Mario – bromeé, sumamente complacida.
- Creo que te debes bañar, Janis – dijo Manuel – tienes mecos en el cabello y en la cara.
Me indicó donde estaba el baño y me dejaron sola para que me pudiese bañar. Antes de meterme al agua, escuché como se vestían y hablaban en el piso de abajo. Entonces fue cuando uno preguntó:
- Oye, ¿Qué no Janine es el nombre que nos había dicho Mario que era el de su hija?
- Si, pero esta se llama Janis – respondió otro, no alcanzaba a saber quién era quien.
- Pero cuando llegó Mario dijo que se llamaba Janine, pero ella dijo que le llamáramos Janis.
Al parecer
habíamos provocado un problema por nuestra mala organización. Pero esperaba que no nos saliera peor.
Cuando salí no mencionaron nada de eso. Regresamos a la casa de la abuela y al parecer nadie se dio cuenta de que me había dado un baño rápido, ni si quiera papá. Él llegó una o dos horas después, con ropa para mí.
Al parecer me había comprado la más cara que encontró, y lo principal fue el vestido que quería que usara para la boda. Cuando me lo puse y me vi en el espejo del baño, debo admitir que me sentí bastante emocionada. Me lo quité y salí del baño. Mi papá me preguntó si me había quedado, y yo di mi respuesta agarrándole el bulto del pantalón.
- Si, papito, gracias por comprarme cositas bonitas.
Él me quitó el brasier y empezó a chupar mis pezones. Mis calzones se mojaron de inmediato al sentir su lengua humedeciendo mis tetas. Se quitó la ropa de inmediato, pero sin soltar mis tetas. Yo le agarré la verga en cuanto se bajó los pantalones.
- Papi, ya sé que quiero para navidad.
- ¿qué? – dijo y continuó chupándomelas.
- Quiero un hermanito.
Él se separó de mí y me miró inexpresivamente. Sé que en ese momento estaba pensando que eso era una locura.
- Entonces hay que darle a la nena lo que desea.
Me cargó y me lanzó a la cama. Me gustó rebotar un poco, y casi de inmediato él calló sobre mí, con la verga muy cerca de la entrepierna. Unió su boca a la mía, metiendo su lengua todo lo que podía, mientras metía la puntita de su verga por mi puchita.
- Te lo daré con mucho gusto.
Entonces me embistió con fuerza. Yo tenía las piernas abiertas, estaba acostada en la cama con un cuarenton bien conservado metiéndomelo, mi propio padre metiéndomelo.
Entonces me empezó a embestir con más fuerza. Sentía como si me lo estuviera metiendo más profundo de lo usual.
Estaba haciéndole otro hijo a su hija.
Siguió con fuerza. Me estaban temblando las piernas, pero no me importaba. Mi papá aplicó más fuerza y más exponencialmente. Agarraba mis tetas y gruñía bastante fuerte, me las apretaba y las movía de arriba abajo.
No podía dejar de gritar de placer. El primer orgasmo había sido casi instantáneo, y el segundo ascendía rápidamente hasta que me hizo explotar de placer. Sin embargo, él continuó, continuó y continuó. Ya tenía los ojos llenos de lágrimas cuando por fin sentí como se ponía rígido, y su líquido blanco calientito me llenó la pucha.
Se quedó dormido casi de inmediato, pero yo tardé un rato en dormir. Tenía muchas cosas en qué pensar, como la escuela, mis amigas, mi niña, pero no me sentía culpable por haberme cogido a los amigos de mi papá y después a él. La verdad es que no me importaba tener otro bebé de mi papá, y si no era de él, le haría creer que era suyo. Aunque me sorprende que no haya tenido otro bebé después de dos años de sexo en la casa de Mario.
Al día siguiente, me desperté antes que mi papá y, con mi niña, fui a la casa de la abuela, donde se preparaban para el gran día. Ahí pude encontrarme a la novia del hermano de mi papá, se llama Carmen, y he de admitir que es una de las mujeres más guapas que he conocido. Si pudiese, me encantaría desnudarla y chuparle su coñito hasta que se desmayara de placer. Era alta, aunque no tanto, era bastante pálida, y tenía el cabello castaño cobrizo. Tenía una figura bastante sensual, lo suficiente como para excitarme con solo recordarla.
Cuando hablé con ella me contó como conoció a mi tío mientras estudiaba una maestría, aunque, ya entrados en confianza, me contó que solo habían cogido una vez. Eso me sorprendió de verdad. Pues, cuando lo vi, me pareció bastante guapo, lo suficiente como para mamársela siempre que pudiera. Esa niña no lo aprovechaba lo suficiente.
Entonces, fui al baño, y mientras caminaba, me encontré con un dormitorio con la puerta abierta, pero dentro, en la cama, había alguien dormido. No sé por qué, pero mi instinto chismoso me obligó a entrar a ver quién era, solo a ver.
El hermano de mi papá estaba dormido, esperando el dia de su boda.
Cerré la puerta tras de mí, y mi instinto de ninfómana me dijo que me quitara la ropa. Me metí dentro de las cobijas y le bajé el bóxer que le cubría la verga. Y al verla lo único que pensé era que la verga era hereditaria o algo así. Se veía sabrosa, como la de Mario, pero tenía un aire más fresco. Estaba semi erecta, como si acabase de tener un sueño erótico. Así que le di un dulce y suave beso en la puntita.
Se la empecé a chupar y sentí como le crecía. Tenía un sabor salado, pero con un aire fresco, como si su kilometraje fuera más bajo que el de otros. Seguía chupándole hasta que sentí que ya estaba bien parada. Entonces sentí como sujetaba mi cabeza.
- ¿qué haces? – escuché que me preguntaba, pero no respondí y continué chupándosela – Si llega mi novia…
- Pues que se nos una – dije rápidamente y continué chupando. Era obvio que le gustaba, le encantaba que el mismo día de su boda, una mujer que ni conocía se la chupara en su propia cama.
- ¿Eres la novia de Mario?
- ¿Cómo lo sabes? – continué chupando.
- Es que traes la ropa que te compró ayer, yo estaba cuando te la compró.
- Gracias. – y seguí chupando.
Con su mano, sujetaba mi cabeza para que la apretara más contra él, que su verga quedara más profunda en mi garganta. Entonces, decidí que era hora de ir a un nivel más alto. Dejé de chuparse y me puse de pie en la cama.
- Hoy te casas, chiquito, y más te vale que no vuelvas a hacer esto con nadie más, ¿he? Quiero que esta sea tu verdadera despedida de soltero. – Y me quité la blusa verde que me compró mi papá, el brassiere azul, y la falda, también azul. Me quedé solo con los calzoncitos sexys que a mi papá le encantan.
Él estaba emocionado. Ni siquiera sé el nombre de mi tio, aunque creo que se llama Cesar, pero estaba a punto de cogérmelo. Otro familiar, y en el mismo dia de su boda. Me habría encantado que su novia también hubiese estado ahí con nosotros. Me gustan las mujeres, y esa mujer es hermosa. Un trió habría sido fantástico.
Entonces me bajé la ropa interior, abrí las piernas y monté esa verga que me miraba implorante. Estaba tan mojada que entró de inmediato. Una verga semi nueva dentro de mi puchita aventurera. De inmediato empecé a mover la cadera de arriba abajo, pero él apoyó las piernas en el colchón y me embistió con más fuerza de lo que yo hacía. Lo hacía con fuerza, mucha fuerza. Era rápido y no pude contener el primer orgasmo que rápidamente creció en mi interior.
Estaba gimiendo y gritando, me dejé caer hacía delante, y mi cabeza quedó al lado de la suya. Seguía moviéndose. Quería más, mucho más. Quería que se viniera en mí y que fuera el posible nuevo padre del bebé que podría tener. Aunque hasta donde sé, no estoy embarazada.
Yo sentía que cabalgaba una bestia, una criatura indomable hambrienta de sexo. Otro orgasmo llegó y creció muy rápido y me hizo gritar. Esperaba que nadie nos escuchara, o que pensaran mal por mi ausencia. También esperaba que no llegara de repente su novia, aunque esa sensación de peligro solo lo hacía más delicioso.
Finalmente, un tercer orgasmo empezó a crecer y él aumentó de velocidad. Gemía ascendentemente, cada vez más fuerte hasta que finalmente, sentí como eyaculaba en mi interior, mientras el orgasmo me hacía explotar a mí también.
- Dile a tu novia que te cuide, porque muchas matarían por esto – dije, mientras me levantaba, bastante agotada.
- Oye… no le…
- No le diremos de esto. No te preocupes.
Después me vestí y regresé con los demás como si nada hubiese pasado. Me aseguré de no haber dejado nada que me delatara, así que no me preocupé. Horas más tarde, ellos se casaron y la fiesta fue hermosa. Tal vez algún día me case, pero primero debo hacerme cargo de muchas cosas.
Al día siguiente regresé a la casa de Priscila. Ella no estaba, así que pasé el día con mi niña. Crecen muy rápido, así que quiero pasar todo el tiempo posible con ella, aunque si se me presenta la posibilidad de coger, la aprovecharé.