Noches Tormentosas: Mis nuevos amigos
Mi vida ha estado ocupada. Antes, a los únicos que conocía que practicaban el incesto éramos mi papá y yo, pero ahora conozco nuevos amigos que me dejarán una marca muy profunda en mi vida
Hola, amigos. Después de un rato de estar desaparecida, he regresado para contarles algo que me ha estado ocurriendo. Verán, a pesar de que en esta página, he leído mucho sobre parejas incestuosas, jamás había visto una en la vida real. Los únicos éramos mi papá y yo, hasta que conocí a Alejandra.
Bien, yo llevé un curso estas vacaciones, así que estuve un poco limitada con mi tiempo para coger y escribir. Pero en ese tiempo la conocí. Para mí solo era una de esas niñas que siguen las modas fervientemente, de esas chicas que usan lentes hipster solo porque muchos idiotas lo hacen. Pero al conocerla más a fondo, me di cuenta de que era muy diferente.
El penúltimo día del curso, se me acercó y me dijo:
- Oye, Janis – inmediatamente supe que sabía más de lo que aparentaba - , ¿de casualidad tú conoces una página llamada Todorelatos?
Por obvias razones, me quedé paralizada. Quedé asombrada. Incluso me dio miedo. Al ver que quedé así, se rió.
- Ah, sabía que tú lo eras. Te reconocí por tu twitter. ¿oye es cierto todo lo que has relatado?
- Si… - no supe ni siquiera por qué respondí afirmativamente.
- ¿en serio? ¿me lo juras?
- Ajá. – respondía, bastante nerviosa, y con la manos, que en ese momento sujetaban mis libros, sudando.
Después de eso, nos pusimos a platicar sobre mis relatos y como algunos suenan bastante fantásticos a pesar de ser reales (porque lo son), y finalmente, me pidió que fuera a comer a su casa, solo porque su papá y ella eran algo así como fanáticos míos.
Al escuchar eso, se me hizo bastante raro que una chica y su padre compartieran páginas de literatura pornográfica, pero finalmente, y muy irresponsablemente, acepté ir a su casa. En el camino (porque su casa está cerca de la universidad) me estuvo hablando de cómo sus papás se divorciaron cuando tenía catorce años porque su madre fue infiel. Me dijo que sus padres la tuvieron muy jóvenes, a los dieciséis, y que por eso habían peleado mucho durante mucho tiempo. su padre se hizo cargo de ella, y con el tiempo, Alejandra empezó a sentirse atraída por él, pues era el único hombre cerca y ella estaba sintiendo los cambios de la pubertad. Pero cuando le dijo que quería hacer el amor con él, se negó, así que quiso darle celos cogiendo con el hermano menor de su padre. Eso funcionó, y su desde ese entonces, papá e hija viven como pareja, solos, alejados de su ciudad natal, Nuevo León.
No sabía si su historia era real o no, principalmente porque suena demasiado increíble para serlo. Pero cuando entré a su casa, me encontré con cientos de fotos de ellos dos juntos, abrazandose, sujetándose por la cadera, besándose. Su papá es guapo, debo de admitirlo. Verlos juntos me produce una sensación bastante extraña. Como si lo que hicieran estuviera prohibido, pero aun así lo hacían. Eso me excitaba. Pensaba en como ellos cogían; ella en la cama, mostrando sus tetitas bonitas y blanquitas, y su padre envistiéndola con la verga que imaginaba que tenía.
Me excité de inmediato.
Por supuesto, me dijo que él no estaba pero que comenzáramos a comer sin él, que llegaría pronto. Por mi parte, deseaba lanzarme contra ella, quitarle su maldita blusita que decía YOLO, arrancarle ese pantalón ajustado verde intenso y chuparle su puchita. Sin embargo, logré resistirme. Mantuve la calma lo mejor que pude.
Ella hizo de comer y nos sentamos a la mesa. Mientras comíamos, ella me hacía preguntas sobre la relación que tenía con mi papá. Me sorprendió el grado de conocimiento que tenía de mi vida. También dijo que me había estado observando desde el primer día del curso porque no estaba segura de que fuera yo, pero al final resultó ser cierto.
Me sentía rara teniendo esa clase de conversación, una conversación en la que mi vida sexual era el punto de interés. Ella estaba fascinada tambien en el embarazo, pues en el incesto puede haber ciertos trastornos con los que puede nacer un descendiente. Mientras hablaba del título de mi hija (o sea hija-hermana), escuchamos como llegaba un carro. Alejandra se emocionó y salió corriendo para allá. Regresó con un hombre de unos treinta y tantos, vestido de traje y unos lentes. Era guapo, se veía en forma y parecía estar también emocionado por conocerme.
- Mucho gusto, me llamo Esteban – dijo ofreciéndome su mano – Supongo que Ale ya te contó, ¿no?
- Sí, fue lo primero que dijo.
Él se rió
- Espero que no te hayamos espantado. Somos fieles seguidores tuyos desde que te encontramos una vez que estábamos leyendo uno de tus relatos, y la verdad nos excitó mucho. hasta te enviamos un correo una vez.
Por supuesto, recibo muchos mensajes en mi correo, pero por la universidad y mi niña (y mi papá) no puedo contestarlos tan rápido como me gustaría (ténganme paciencia). Pero en ese momento, creía recordar el mensaje que era de ellos.
- Creo que si me acuerdo – le contesté.
A él pareció gustarle eso de que recordara su mensaje, y después me hicieron muchas preguntas sobre mi vida sexual, en su mayoría detalles sobre mi relación con mi papá. Ellos estaban un poquito inseguros, pues el incesto es terriblemente visto por nuestra sociedad, pero se sintieron más en confianza al escuchar sobre los días en los que estuve embarazada de mi niña y vivía con mi papá. Al final de la visita, yo ya hablaba con total libertad acerca de mis asuntos sexuales, solo había necesitado conseguir confianza.
Después de eso, me fui a la casa de mi mamá, porque cuida a mi niña mientras estoy en la escuela. Me regañó por llegar tarde, pero de ahí no pasó, pero empezó a contarme sobre sus sospechas de que mi papá la estaba engañando con alguien más. Alguien lo había visto llevar a una jovencita en su auto alguna vez. De inmediato me di cuenta de que hablaba de mí, y sentir que me consideraban la amante de mi papá solo pudo excitarme.
Regresé a la casa de Pris, quien no estaba porque había tenido que salir a hacer un proyecto relacionado con la carrera. Así que dejé que mi niña se durmiera y me fui a mi cama. En la noche escuché que alguien entraba y algunas risitas. Detecté las voces de Tanía y Pris, que parecían emocionadas por algo. Después escuché como se metían a su habitación, y después unos gemidos, que fueron creciendo gradualmente.
yo estaba medio dormida cuando las escuché teniendo sexo, y no pude más que excitarme. Traté de aguantar, pensando que al día siguiente tenía cosas que hacer, pero no aguanté más las ganas. Comencé a tocarme lentamente, suave, con delicadeza. Pasaba mi dedo sobre mi clítoris y sus alrededores, y conforme gemían y gritaban, aumentaba la velocidad hasta que unos minutos después, terminé con un aullido bastante profundo. Después empecé a recordar a Ale y su papá Esteban. No estaban mal, Ale se veía guapa, aunque parecía ser una niña de esas tontas, y su papá parecía aun tener vitalidad y no se veía viejo. Comencé a imaginarlos desnudos, besándose, abrazándose con muchísima pasión mientras sus labios bailasen. Me mojé de nuevo y comencé a estimularme de nuevo, incluso me comencé a presionar una teta. Después los visualicé en aquel comedor de su casa, con ella sobre la mesa y a él metiéndole esa verga tan esplendida. Pensaba en sus gritos de placer, la imaginaba gritando “papi, papi”, igual que yo hacía con mi papá.
Me calienta recordarlos. El morbo que siento por el incesto es demasiado. Como cuando veía a mi papá y pensaba en como esa misma verga había embarazado a mi mamá y luego a mí, pero ahora podía verlo todo desde el punto del espectador. Ese hombre, Esteban había embarazado a la mamá de Ale y ahora se la tiraba siempre que pudiesen. De pronto empecé a desear que ella también quedase embarazada y yo con ella, haciendo que nuestros niños fuesen hermanitos de distintas madres.
Cuando por fin terminé, quedé dormida, completamente rendida y sintiendo como palpitaba toda el area de mi vulva.
Pasaron los días y seguí teniendo contacto con ellos. Platicabamos sobre como ellos lo hacían y eso empezó a hacer que tuviera más material para excitarme y masturbarme. Entonces, un día, salí con mi papá y empezamos a platicar sobre la vida y cosas que ocurrían a nuestro alrededor. Me contó como un amigo suyo había tenido que pagarle mucho dinero a una chica de preparatoria para que no dijera que el niño que esperaba era de él. Al parecer todos se estaban embarazando en esos días (así que usen condón, no solo por los niños, sino también por las infecciones). Y yo le conté sobre estos nuevos amigos que tenía.
- ¿y si cogen chido? – preguntó.
- No sé, no los he visto, pero me gustaría. Ese wey tiene pinta de tenerla bien rica.
- ¿y la chava?
- Deliciosa. Es una niña de esas que se creen hipster, pero está bien buena.
- ¿te la cogerías? Solo a ella.
- Oh, si. – dije, y me acerqué a él. estábamos en su carro, uno de mis lugares predilectos – pero antes puedo darte a ti.
Él puso su mano sobre mi muslo, y de inmediato me calenté hasta el grado de hervir. Estábamos cerca de su casa, y ya casi no aguantaba. Bajamos de su auto cuando llegamos y fuimos corriendo a la casa. Me quité mi suéter y mi blusa, rápidamente me agarró por las piernas y me levantó, haciendo que yo lo sujetara con las piernas. Así, cargándome, me chupó las tetas, y después me lanzó contra el sillón y me pidió que me quitara el shortcito que llevaba ese día. Me lo quité y cuando levanté la mirada, él ya tenía su verga frente a mí.
- A ver, hijita, dime qué le harías a ese señor que se echa a su hija también.
- Mejor te lo muestro, ¿no? –y me arrodillé frente a él comenzando una buena mamada.
Dejé que su glande se deslizara hasta el fondo y empecé a masturbarlo con la mano la parte que había quedado fuera. pasaba mi lengua a su alrededor, luego comenzó a moverse para adelante y para atrás como si estuviese cogiendo en mi boca. Ese acto de sumisión, me hizo sentir demasiado excitada, y más porque era mi papi.
Empezó a ir más rápido, como si estuviese a punto de venirse, pero no, no quería que eso ocurriese todavía. Lo saqué de mi boca pero en ese momento se vino en mi cara. Lechita para la niñita.
- ¡Eres un tonto! ¡Todavía no! – protesté, y rápidamente me di vuelta y levanté mi culo hacía él. ya estaba más que mojada, y eso se podía ver rápidamente en mis calzoncitos que habían quedado hasta transparentes por tanta humedad. Él solo los movió a un lado y me la metió con fuerza. Dejé escapar un grito de placer, cerrando los ojos para gozar con mis demás sentidos. – Ahí sí, papi, muéstrame como te coges a mi mamá.
- No, hija, aun no estás lista para eso.
¿O sea que se cogía mi mamá mejor que a mí?
Me sentí indignada, pero no duró mucho ese sentimiento. Me embistió con fuerza una y otra vez, y eso hizo que todo desapareciera. La tenía muy caliente y dura, y sentía como resbalaba muy bien por la humedad de mi vagina.
Me sujetó por las caderas para darme con más fuerza y me fue empujando hasta quedar frente al sillón, tratando de resistir todo el poder de aquella verga. Sentí el primer orgasmo casi de sorpresa. Se me humedecieron los ojos y pareció que estaba llorando. Eso pareció excitarlo más, así que me empezó a dar con más fuerza. Cuando el segundo orgasmo llegó y yo empecé a gritar, sentí todo su semen inundándome.
¿Cómo pudo hacerlo dos veces? No sé, pero me había encantado. Después de que me lo sacó, fue por unos kleenex para que me limpiara la cara que estaba llena de su lechita, hasta ya se me había olvidado.
Después de eso solo nos quedamos platicando de otras cosas, así, desnudos, hasta de política discutimos. Cuando llegó la tarde, me dijo que tenía que irme o sino mi mamá se enojaría porque no podía cuidar tanto a mi niña. Así que nos fuimos.
Ha pasado el tiempo desde entonces, pues eso fue a finales de vacaciones e inicio de clases, y durante un tiempo hice grandes progresos con Ale y Esteban. Cada vez hablaban con más libertad conmigo, y un día hasta desnudé a Ale y le empecé a dar sexo oral. Fue grandioso y lo que más me encantó fue que era lampiña de ahí abajo. Pero no fue hasta hace unas semanas que logré hacer el máximo avance.
Ese día, el papá de Ale me había enviado un mensaje por face para ir a verlos a su casa. Esa clase de acciones eran comunes entre nosotros, casi podía decirse que vivía ahí. Entonces llegué a su casa y me recibió su papá.
- Pásale, hija, espera en la sala en lo que llega Ale. – me dijo Esteban mientras yo pasaba a sentarme en la sala. – tengo que ir por algo arriba, ahorita regreso. Tú espera ahí.
Me senté y mientras esperaba comencé a jugar con la idea de desnudarme para él y cogérmelo para antes de que llegase Ale. Pero resistí, como muchas veces antes había ocurrido, y me quedé ahí esperando. Después bajó y se sentó conmigo a platicar un poquito sobre nuestra vida. Habíamos llegado a abordar temas complejos y privados, pero jamás relacionados con sentimientos. En ese momento me dijo que creían que Ale estaba embarazada, y que eso les preocupaba mucho por sus estudios. Yo le dije que se tranquilizara y que solo debía de tener cuidado.
- ¿sabes? Tú me pareces muy guapa. Hay veces que pienso en ti cuando estoy con Ale.
- ¿Cuándo coges con ella? ¿de verdad?
- Si. No tiene nada de malo. Me contó que tu le chupaste su puchita. Que le gustó mucho y me obligó a hacer lo mismo por horas.
- Pues tiene suerte. Y la verdad, yo tengo ganas de coger con los dos. Me excita mucho pensar en cómo padre e hija cogen hasta no poder más casi diario, ¿y sabes qué me encanta más? Que tal vez esté embarazada.
- ¿Te moja eso?
- Mucho.
- Pues eso puede arreglarse – dijo de broma.
Yo solo me bajé un poco la blusa, mostrándole una de mis tetas. Mis pezones estaban erectos, y ese en específico quería una buena lamida. Entonces se me acercó y me besó con muchas ganas. Con su mano firme sujetó la bubi que le mostraba y empezó a amasarla, aunque costaba trabajo porque no es muy grande.
Cuando juntó su cuerpo al mío, sentí su pene erecto bajo sus pantalones formales. Así que entre besos, se lo desabroché y empecé a masturbarlo un poco. Él me dejó de besar y me miró con deseo. Y rápidamente comenzamos la labor de quitarme los pantalones y para velozmente insertármela. La tenía un poco más larga que mi papá, pero no más gorda, pero la recibí bastante gustosa. Yo estaba sobre el sillón, de espaldas a él, arrodillada, con su verga insertada, que de inmediato empezó a mover de adentro hacia afuera, muy rápido.
El momento era el mejor. Lo excitante es que Ale estaba en clase y yo cogiéndome a su adorado padre. Me la metía con gusto, tanto que parecía olvidarse de que tenía una hija a la que se cogía y que tal vez había embarazado. Empecé a gemir muy rápido, quería
más y más. Explotó el primer orgasmo muy rápido, y él también pero no pareció importarle y siguió, a pesar de que empezaba a escurrir semen por
mis piernas. Me sentía genial recibiendo ese esperma, quería tener a Ale también en ese momento para que se pudiese tomar a sus hermanitos no nacidos. Quería una familia completa con ellos, llena de pasión y placer.
Me la sacó solo para decirme que me recostara sobre el sillón. Lo obedecí y rápidamente me la volvió a meter. Puso mis piernas sobre sus hombros, y sentí como su verga entraba aun más profundo que antes. Continuó embistiéndome, y yo no paraba de gritar hasta que escuchamos un ruido afuera. La puerta del patio.
Como rayo, salté y tomé mi ropa. Me metí al baño del primer piso y me vestí tan rápido como pude. Estaba sudando y estaba llena de semen ahí abajo. Sé que Esteban se vistió también rápido y que recibió a Ale, que había llegado muy cachonda ese día. Quería coger, y Esteban le dijo que fueran arriba. Subieron las escaleras, y cuando estuvieron arriba, yo salí de la casa y me largué.
Hemos tenido más aventuras desde entonces, pero esas son para otro día. Ahora solo puedo decir de qué me enteré de que estoy embarazada de nuevo, y esta vez si no sé de quien sea. Tal vez sea de mi papá o del papá de Ale, pero no les diré a ellos todavía, no hasta que se note mi pancita. Al menos ya casi me graduaré, sino tener a ambos niños sería terrible para mis estudios. Por ahora me dedicaré al estudio, y a la lujuria.
Bueno, eso es todo por ahora. Trataré de escribir tan pronto como pueda. Bye