Noches Tormentosas: mi joven primo y mi papá
En la boda de los primos de mi mamá, me encuentro con un primo mientras me estoy por meter a bañar. Dias después, me reencuentro con mi papá mientras salgo de la universidad
Han pasado muchas cosas y tengo poco tiempo para poder contarlas. Estoy en tiempos de exámenes y de entregar proyectos, así que se me ha hecho complicado encontrar tiempo. Iniciaré con algo que ocurrió en Marzo, después en Abril, Mayo, y lo poco de Junio.
Primero, recuerdo que en los tiempos en los que hubo huelga en la universidad, ocurrió la boda de algún primo de mi mamá, así que fuimos invitadas y, como había tiempo libre, fuimos. La boda fue en otro estado, y como salimos bastante tarde, llegamos a la mitad de la ceremonia. Eso, en verdad, no es lo importante. Solo es una iglesia con un montón de gente que cree que es buena solo por ir ahí. Lo importante es la fiesta, por supuesto, donde se puede embriagar en frente de tus familiares y amigos sin temor a ser reprendido.
Pero me dolía la cabeza por el viaje, y mi niña ya debía dormir, así que tuve que decirles a todos que me disculparan por irme tan temprano. Nosotras nos hospedaríamos en la casa de una prima de mi mamá, así que me dirigí para allá con mi niña que faltaba poco para que se durmiera.
Al llegar, vi que había un muchacho viendo la televisión. Lo saludé, pero él ni siquiera volteó a mirarme. Seguramente vivía ahí y estaba enojado por tener que prestar su enorme casa a familiares que no conocía. No le di importancia y me fui al cuarto.
Era una casa bastante grande, con habitaciones decentes por todos lados, pero la nuestra tenía su baño porque la prima de mi mamá y ella habían sido bastante unidas cuando eran niñas. Se querían mucho, así que quiso darnos un lugar bastante bueno para dormir. Aprovechando eso, dejé a mi niña durmiendo en la cama, me quité la ropa y me fui a la regadera.
Mientras prendía el agua caliente, creí escuchar la puerta de la habitación abriéndose, pero después pensé que era mi imaginación. Pero después sentí una brisa en mi espalda. Justo cuando iba a girar para ver qué era eso, sentí un cuerpo juntándose al mío.
- Hola, chiquita. ¿te gusta mi casa? – dijo, acercando su cara por detrás de mí.
- Déjame, lárgate.
- Yo sé que no quieres que me vaya. Todos saben que eres bien puta.
- No lo soy.
- ¿entonces por qué tienes a esa niña? – sacó su verga y la arrimó a mi espalda baja. Estaba caliente, no tan larga, pero caliente y dura. Inmediatamente sentí como me mojaba y no por el agua de la regadera. Pasó su mano rodeándome y me agarró una teta. – no lo niegues, eres bien puta.
Solo me considero puta de una persona, y ustedes, si han seguido los relatos, saben de quien hablo.
Aun así, me estaba calentando, y si ese sujeto, fuera quien fuera, quería cogerme, debía hacerlo en ese momento. Por suerte, él lo comprendió, y me lo metió rápido. Miré para atrás y de reojo vi que se trataba del muchacho que había estado viendo la televisión cuando llegué. Es explicaba por qué era tan… inexperto.
- ¿te gusta? – peguntó.
- No me puede gustar si no te mueves, pendejo.
Entonces empezó a embestirme bastante rápido. Esa sensación de calor que se produce en mi interior cuando me lo meten rápido apareció de inmediato. Me empujó y ambos quedamos dentro de la regadera, mojándonos. Perdónenme por haber desperdiciado toda esa agua, pero fue necesario por el bien de mi vagina.
- Soy tu primo, putita, soy tu pinche primo… - repetía mientras me lo metía. Creo que eso le gustaba, le excitaba pensar en que éramos familiares.
A decir verdad, me excitaba a mí también. He cogido con mi medio hermana y mi papá, además de con el tio de mi amiga, pero jamás con alguien como un primo. Además, empezaba a creer que él era menor que yo, principalmente por su inexperiencia.
Me tenía contra la pared de azulejos, con las tetas fuertemente agarradas con sus dedos largos. Él gemía mucho, y creo que yo también, aunque estoy segura de que he gemido más fuerte. Entonces, no sé cómo se empezó a mover, (no sé como describirlo, tomó otra clase de ritmo), pero ahora su pene parecía empezar a dar más placer que antes.
Entonces sentí un orgasmo creciendo en mi interior, justo cuando él lo sacó para eyacular sobre mi trasero. Pude haberle gritado, pude haberle dicho que si me iba a violar en el baño, que por lo menos tuviera la decencia de hacer que me viniera, pero no. Usé mis dedos para terminar yo misma. Me puse en cunclillas, lo miré, lucía cansado y un poco mareado, así que le empecé a chupar su pito, limpiándolo de todo rastro de semen.
- ¿no que no eras puta?
Niño insolente, me puse a chupársela y aun así me dice puta. No me considero puta en general, me gusta disfrutar de mi sexualidad y de mi posibilidad de coger con quien yo quiera. Si ese muchacho pendejo no quería agradecer que le hubiese dado el honor de entrar en mi vagina, entonces era un pendejo.
Después de eso. Ambos salimos del baño. Él agarró su ropa, que al parecer había dejado en el piso de la habitación antes de entrar al baño conmigo, y se la empezó a poner. Agradecía que mi niña aun estuviera dormida y no viera a su mamá recién cogida y a su primo imbécil.
- Espero que te haya gustado – dijo, mientras se ponía el pantalón.
- Practica más, niño, te falta experiencia.
- No soy un niño, ya cumplí dieciocho.
- Pero eso no te hace un adulto. Te faltó algo muy fundamental a la hora de coger. – creo que estaba usando palabras bastante complejas para él.
- ¿qué?
- Que yo terminara.
Creo que él jamás había escuchado que las mujeres también teníamos momentos de placer máximo. Tal vez solo pensaba que el hombre es el que tiene un momento determinado para eyacular, mientras que a la mujer solo le gustaba todo el tiempo. Pobre niño, necesitaba ver más porno.
- Pero te gustó, ¿no?
- Sí, pero pudo estar mejor.
Creo que eso si lo hizo enojar, porque salió bastante molesto de la habitación.
Fue una suerte que nos fuéramos al día siguiente. Bueno, nos fuimos hasta la tarde porque mi mamá había tomando mucho. Demasiado, a decir verdad. Mis tíos siguen burlándose de todo lo que hizo estando borracha, incluso dicen que soy una tonta por haberme perdido eso. yo estaba cogiendo, y prefiero eso miles de veces que ver a mi mamá diciendo que la novia había chupado un chingo de vergas de profesores.
Eso fue lo que ella dijo, según todos, y por eso la semana siguiente les mandó un refrigerador porque estaba bastante.
Cuando regresamos, la huelga de la universidad seguía. Incluso hubo ocasiones en las que tuvimos clases en el centro de la ciudad. Pero el lunes, el día que se reanudaban las clases, olvidé poner la alarma de nuevo, y Priscila y yo llegamos bastante tarde a la escuela. Mi amiga se enojó conmigo ese dia, así que se fue antes que yo y me dejó ahí. No la culpo, pero si fue un poco exagerado. Eso ya lo superamos, y me parece gracioso incluso recordarlo.
Pero para regresar, tuve que caminar hacia el Rio, una larga avenida que cruza el centro de la ciudad bordeando un rio, que alguna vez fue importante, pero que ahora tiene agua verde y estancada. Cuando iba hacia allá, un auto se detuvo frente a mí. Al principio me enojó porque pensé que me habían confundido con una de esas mujeres que frecuentan el Rio, pero después me di cuenta de que en realidad era el carro de mi papá.
Eso me tranquilizó. Me ofreció a llevarme, y como es obvio, acepté. Ya eran casi las nueve de la noche y ambos teníamos que ir con mamá, así que era buena idea que me llevase.
- ¿y cómo has estado? – preguntó, un poco tenso.
- Bien… la huelga nos desorientó a todos, pero fuera de eso todo estuvo bien.
- ¿y la niña?
- Estuvo enfermita antes de la huelga, pero ya está bien. – Hablar de mi niña con él, hace que sienta un poco cachonda. No sé que sea, pero pensar que él, mi padre, tuvo una niña conmigo, hace que me sienta sucia, y eso me excita. Jugando con lo prohibido.
- Me alegra mucho. y… ¿qué has hecho? – No se refería a mis actividades en la escuela o en los días libres. Se refería a qué había hecho con mi vagina recientemente.
- Algunas cosillas por ahí, otras por allá, pero la mayor parte del tiempo, estoy con Tanía y con Pris.
Puso la mano sobre la palanca de velocidades, cambió de velocidad, y después la puso sobre mi muslo. Eso estaba mal, era inadecuado, pero lo permití madamas porque me sentía un tanto cachonda.
En ese momento en mi mente solo pensaba en su pene. “Vamos, nene, hazme otro hermano. Hazme otro bebé”. Me siento sucia por pensar así. Mi mamá estaba de nuevo
con él, además de que él había estado engañándome con mi media hermana. Pero aun así, seguía (o sigo) queriendo ser la madre de mis hermanitos. No saben lo caliente que me pone eso.
- ¿Quién es Tanía? – preguntó - ¿la sabrosa o la miedosa?
- Creo que la segunda. No deberías llamarlas así.
Subió un poco su mano por mi muslo. En ese momento me odiaba a mí misma por no haber llevado una falda o un short muy sexy.
- Tampoco debería hacer eso – admitió.
- Solo cállate, estaciónate y cógeme.
Nos metimos en una calle escondida del centro, un tanto oscura, y se detuvo. Me desabroché el pantalón justo cuando él se acercó para besarme. No fue un beso amoroso, meloso, lleno de amor y devoción. Fue uno de esos besos en los que se mete la lengua violentamente que ponen caliente hasta a la más santa.
Me estaba excitando cada vez más.
Metió su mano en mis calzoncitos y sentí su dedo buscando la parte más húmeda. Levantó la blusa con la otra mano y empezó a apretarme una teta. Yo apenas podía respirar, no quería perderme de nada. Entonces me logré quitar los pantalones y él me
recostó en el asiento. Se puso frente a mí en el asiento del copiloto y me lo metió muy fuerte.
Grité por lo brusco de su penetración, pero me gustó.
- Ven papi, dame lo que querías darle a mi mami.- le dije.
- A tu mami quería darle lechita, pero mejor tú, que necesitas calcio.
Y empezó a metérmelo con fuerza. Lo sacaba y lo metía, y yo gemía. Quería gritar más, pero tenía miedo de que se acercara alguien indeseado. Mi papi me lo estaba metiendo. Me encanta pensar en eso. Me gusta pensar en ese pene y en la vagina de mi mamá. De ahí vine yo. Sé que lo repito constantemente en mis relatos, no quiero ser repetitiva, pero me excita pensar en eso. Yo vine de ese pene que ahora me estaba penetrando tan desquiciadamente.
Agarré mis tetas con fuerza porque rebotaban mientras me lo metía. Mis tetas de madre. Antes tenía, pero no eran tan grandes, pero ser mamá me las agrandó y, aunque muchos dicen lo contrario, amamantar no hace que queden flácidas. Un consejo para las mamás: hagan ejercicio, ayuda mucho a conservarlas.
Entonces, sentí como un orgasmo empezaba a sentirse en la distancia. Crecía conforme su pene rozaba mi interior. Empecé a mover mis tetas con fuerza, eso me excitaba muchísimo más. Fue entonces que grité como loca, cada vez más fuerte, mientras la mecha de la bomba de mi placer se hacía cada vez más corta. Entonces exploté, y el punto máximo de mi excitación me invadió completamente.
Fue el momento justo en el que papá sacó todo lo suyo. Cuando me lo sacó, vi como caía todo sobre las vestiduras de su carro. Mis jugos también empezaron a mancharlo, pero no me desagradó, de hecho, me sentía orgullosa de hacerlo.
- Ven, amor, chúpala un poquito como lo hace tu mamá.
“¿Cómo mi mamá?”, Pues pensaba hacerlo mejor.
Se sentó en el asiento del conductor de nuevo, con su pito aun erecto. Me incliné y se lo empecé a chupar, llevándome todo el semen y mis fluidos a mi boca. Parecía gustarle.
- Sabe a mí – bromé, pero él tomó mi cabeza y la jaló para abajo para chuparla con más fuerza.
Lo saboreé hasta que vio la hora.
Acomodamos nuestra ropa y tuvimos que irnos. Aceleró hasta la casa de mi mamá. Tomé a mi hija, y papá nos llevó a la casa de Priscila. Estoy segura de que él se regresó con mamá, seguramente para comparar el trabajo de ella con el mío.
Esa noche, Pris, arrepentida, me dijo que estaba arrepentida de haberme dejado en la escuela. Me pidió perdón por haberme abandonado. Yo, como buena amiga, y huésped, la perdoné, además de que si ella no hubiese hecho eso, no me habrían dado un buen pene para gozar.
Escuchar eso, la excitó un poco, pero ya estábamos muy cansadas, así que nos fuimos a dormir.
Este es el fin de otro relato, que en realidad son dos. Haré más pronto, en cuanto tenga tiempo. Me parece excitante contarles mis aventuras. Me calienta pensar que ustedes imaginan como mi papá me lo mete. Nada podría excitarme más.
Esperen más pronto.
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