Noches Tormentosas: El tio de mi amiga

A las chicas de mi edad, en medio de tantas presiones, nos gusta relajarnos, y para eso se necesita dinero para comprar cosas. El tío de mi amiga nos ayudó con eso

La escuela me ahoga con bastantes proyectos, bastantes tareas, bastantes de todo. Todo eso, si agregamos que soy madre también, hacen que no tenga tiempo para coger en ningún momento. Aun así, agradezco los mensajes que me han estado enviando a mi correo.

Bueno, esta vez les contaré un par de cosas recientes que ocurrieron en las últimas cuatro o cinco semanas.

Lo primero fue cuando por fin tuve un buen fin de semana. He tenido muchísimo trabajo y unos días de descanso me cayeron muy bien. Así que mis amigas y yo decidimos salir a pasear. Mi mamá quería llevar a mi niña al cine, así que lo permití, además de que dijo que nuestros paseos no eran lugares para una bebé. Como si ella no estuviera cogiendo todo el tiempo con mi papi.

Bueno, salimos a pasear por algunos centros comerciales de la ciudad y a comprar todo lo que Priscila quisiese. De vez en cuando nos compraba algo, pero el solo hecho de ir con ella era suficiente para nosotras. Siempre que podíamos, nos cambiábamos de ropa en el auto, sin importar quién nos pudiese ver. Claro, esto a veces era peligroso, porque nos excitábamos entre nosotras en medio de juegos y manoseos. Muchas veces, al cambiarme de blusa, sentía como Tanía me agarraba las tetas por detrás del asiento del copiloto y me las apretaba.

Como era de esperarse, se nos acabó el dinero después de un rato, y Priscila decidió que debíamos ir por más. Al decir eso, nosotras imaginamos que se refería a ir a un banco, pero cuando condujo, no se dirigió a ninguno que nosotras conociéramos. En realidad se dirigió a la casa de su tío, en donde vivía su abuelo que tiene bastante dinero y siempre le presta todo el dinero que ella deseara. Era una vieja casa, aunque cuando entramos, se veía bastante moderna y muy bien cuidada.

Nos dirigió al tercer piso, en donde estaba un hombre fornido de aspecto benévolo viendo un partido de futbol en la televisión. Cuando nos vio subir, sonrió alegremente y, con los brazos abiertos, se dirigió a abrazar a Priscila.

  • Hola, many – le dijo ella mientras lo abrazaba. No pude evitar notar que en ese abrazo, el hombre arrimaba bastante la entrepierna contra ella. Se me hizo raro en primera instancia, pero después no le di importancia – Estas son mis amigas, te presento a Tania y a Janine.
  • ¡hola, niñas! Qué bueno es tenerlas aquí conmigo. Díganme, en qué puedo ayudarlas.
  • Verás, tío. Estábamos de compras y…
  • AH, de shopping, ¿he? ¿Compraron mucho?
  • Si, eso es lo que trataba de decir. Estábamos comprando en Galerías y  en Antea cuando se nos acabó el dinero y queríamos saber si tú podrías…
  • ¿Darles un poco? Pues tu sabes que si, pero sabes también cual es el trato por eso.
  • Por su puesto, tío – respondió y se acercó a Tania. Sorpresivamente le quitó la blusa blanca de tirantes que llevaba puesta, dejándola solamente con el sujetador. Ella trató de preguntare que qué hacía, pero Priscila la cayó con un beso largo, apasionado y sensual.

El hombre, que se veía como un tío ya viejo, bastante bueno y tierno, miraba con cara perversa a su sobrina, que en ese momento le quitaba el brasier a  Tania. Yo las observé y sentí como mi puchita se ponía bastante húmeda. Casi como gesto involuntario, me desabotoné la blusa negra que llevaba puesta para que viera mi brasier tan caro que había comprado ese mismo día.

  • Vaya, tu otra amiga si entendió el mensaje. Ahora, pequeña, quítate tus calzoncitos y ven para acá.

Llevaba un mini short de mezclilla, me lo quité y también me retiré los calzones. Me acerqué a él, sintiéndome cada vez más excitada. Me rodeó con el brazo y me empezó a tocar los pezones por debajo del brasier con gesto divertido, como si eso fuera un chiste. Frente a nosotros, Priscila se comía a besos a Tania, mientras le metía la mano por debajo de su falda tan corta.

  • ¿ver a tus amigas te excita? – me preguntó al oído, mientras sentía como apretaba su pene apretado contra su pantalón contra mi cadera.
  • Si, pero eso me excita más – respondí.

Eso le causó gracias.

Entonces, Pricila se separó de Tania por un momento, la tomó de la mano y la atrajo hacia nosotros. Priscila le dijo algo al oído a Tania, y se puso de rodillas frente al viejo y  frente a mí.

  • has algo bueno por el viejo, Tania. Demuestra que no solo eres buena para nosotras – le dijo con tono jugueton.

Tania se acercó al tío de Priscila y le desabrochó el pantalón. Salió su pene rápidamente como si quisiera escapar de aquella prisión que tanto lo presionaba y chocó contra la cara de Tania. Ella se lo llevó a la boca de inmediato y empezó a chupársela con muchísimo empeño.

  • Pris… querida… ¿no crees que a tu amiga también se le antoja? – dijo el viejo cerrando los ojos por el placer que mi amiga le daba.

Pris sonrió y se arrodilló frente a mí, hizo que separara las piernas un poco y lentamente sentí su lengua cálida tocando la parte más caliente de mi cuerpo. Mis fluidos la llenaron de inmediato la cara. Su lengua me rozaba deliciosamente. Sentía como hacía succión, como jugueteaba con mi clítoris, lo sentía fantástico. Rápidamente empecé a sentir como aquella sensación tan placentera de orgasmo subía por mi espalda y hacía que se arqueara. Grité fuerte por todo ese placer.

  • Como que alguien se está adelantando – dijo el tío de Pris – Querida, déjame librarla de su sufrimiento – le dijo a Tania y sacó su pene de su boca.

Rápidamente, me inclinó un poco hacia adelante, y lo metió con muchísima fuerza. Esa primera embestida la sentí bastante dolorosa, pero me gustó. Después fue más rápido y más rápido, hasta que escuché como su cuerpo golpeaba el mío con muchísima fuerza con su cadera. Tenía sus manos en mi cintura y me jalaba contra él y yo podía sentir su pene hasta lo más profundo de mi ser.

Era como si inflara un globo. Bombeaba y bombeaba, y el globo del placer aumentaba su tamaño. Sentía que ya pronto explotaría y me llenaría con todo su contenido tan placentero. Mi corazón latía desbocado. Apenas podía pensar con claridad. No me importaba lo que le pasaba a Pris y a Tania, que estaban junto a mí, una lamiendo a la otra.

Ese pene era como el de mi papá, duro, con la longitud correcta y la circunferencia correcta. Parecía hecho para chicas como yo, chicas a las que les gustaba el sexo con hombres, no con niños. Sus manos me recordaban también a él, sabían cómo sujetarme y donde. Me sentía cada vez más excitada, el orgasmo crecía en mi interior hasta que finalmente no pude aguantar más y grité.

Sacó su pene de mí, y rápidamente lo llevó hacía Priscila, quien ya se había preparado para él sin que yo viera. Por supuesto que no le había visto, yo estaba ocupada corriéndome, aunque estaba segura de qué él no lo había hecho.

Me senté en su sillón, realmente complacida, pero cansada. Me temblaban las piernas y estaba sudando. Últimamente ha hecho mucho calor, y ese día no era la excepción. Cerré los ojos por un momento para recuperar el aliento, cuando sentí algo húmedo acariciaba mis labios vaginales. Yo estaba bastante húmeda, y Tanía me ayudó a estarlo más. Debo admitir que ella es la mejor en lo que hace. Cuando chupa a otra mujer, puedo sentir como pone todo su empeño para darle placer. Y esta vez, sentí como bebía los liquidos que habían salido de mí.

Empecé a tocarme los pezones, a apretármelos y masajear mis tetas, y Tanía lamía mi clítoris con muchísima rapidez, como su bebiera agua por primera vez en semanas. Eso me gustaba, que bebiera de mí. Sentía que los gritos de placer de Priscila y de su tío eran muy lejanos, y solo ponía atención a los gemidos leves y los chupetones de mi otra amiga.

Estaba a punto de tener otro orgasmo cuando Tanía se puso rígida. Abrí los ojos y me di cuenta de que el tio de Priscila estaba detrás de ella, metiéndole su pene por la vagina.

  • Esta niña está un poco apretada, hija, ¿estás segura de que no es virgen?

  • Pues ella me había dicho que ya la había perdido – respondió Pris, que estaba en el suelo acostada, jadeando.

Tanía lanzó un gemido, pero no supe si era de dolor o de placer. El tío siguió con su labor, embistiéndola con la cadera, metiendo y sacando, y Tanía gemía cada vez más, con la cabeza apoyada a mi pubis. Tenía los ojos cerrados con fuerza, y gemía demasiado. Me di cuenta de que no le estaba gustando, pero eso se podía solucionar. Le hice una señal a Pris con la cabeza, y ella, que también se había dado cuenta de lo que ocurría, se levantó y empezó a chuparle las tetas. Tanía levantó un poco la cabeza, y quedó frente a frente con mi vagina, de nuevo. Entonces el tío de Pris empezó a embestir con más fuerza, y ella gimió aun más, aunque no sabíamos si era por lo que le había Priscila o su tio.

Empezó a chupármela hasta que finalmente empezó a gemir con el distintivo sonido de cuando alguien empieza a tener un orgasmo. Entonces, el tío de Priscila se separó de repente de ella, dejando un hilillo de semen colgando de la punta del glande.

Priscila dejó las tetas y se apresuró a chuparle la pucha, tratando de llevarse todo el liquido de su tío. Mientras que él, se acercó a mí, aun con su pene húmedo por Tanía y por su liquido propio, y firme, bastante firme, y lo puso frente a mi cara.

-Mientras mi sobrinita va por los mecos que dejé en su novia, tu limpia los míos. Ten cuidado, he…

Yo se la chupé de inmediato, dejándolo limpio. Yo en cambio, saboreé el sabor de Tanía y de ese semen añejo como un buen vino. Algo en lo que siempre he tenido facilidad es en imaginar cosas, y una de esas cosas fue pensar en ese mismo semen entrando una y otra vez en Pris.

Una vez que yo limpié esa verga, y Pris a Tanía, el tio nos pidió que nos levantáramos y que le tendiéramos una mano.

  • Tengan niñas, espero que les sirva su domingo – y nos dio diez mil pesos a cada quien.

Nos fuimos después de eso, y continuamos nuestras compras, aunque yo no pude evitar sentirme como una prostituta, pues había recibido dinero por coger, y me sentía mal por Tanía. Sí, había recibido placer, pero sentía que ella no había querido eso. Solo le gustan las mujeres. Pero eso hace que me pregunte si la noche en que conocí a mi padre, en el bar, ¿ella si se había ido con el hombre con el que la vi besándose?

Bueno, quedó muy corto el relato. Siento que me he tardado más de lo que tenía pensado originalmente y faltó contar como tuve sexo con un muchacho en la fiesta de la boda de mis tios, y como me reencontré con mi papá el sábado pasado. Bueno… tendré que escribirlo luego.

Me gustan los correos que me han enviado. Si tienen una sugerencia o corrección sobre como escribo (no sobre la historia porque no puedo cambiar lo que ha estado ocurriendo en mi vida), no duden en enviármela a mi correo.