Noches en el bus.
Llevaba meses planeándolo todo. No había forma de que algo pudiera salir mal. No había espacio para nervios. Vi las luces acercarse, levante la mano y el bus se detuvo delante de mí. No había vuelta atrás.
Llevaba meses
planeándolo
todo.
No
había
forma de que algo pudiera salir mal.
N
o había espacio para nervios.
Vi las luces acercarse,
l
evante la mano y el bus
se detuvo delante de
mí
. No había vuelta atrás.
Terminar una relación de 5 años no es fácil. Uno se acostumbra a tener a alguien a su lado todo el tiempo, y e
ntre otras cosas porque luego de 5 años de "hacer el amor" a uno le toca volver a "tener sexo" y no es lo mismo. Es
difícil
encontrar algo que nos haga sentir con tal intensidad. Sin embargo la
profunda
pena empieza a
desaparecer
cuando de pronto uno descubre algo en que mantener la mente ocupada, y
así
como un
día
me separe, un
día
se metió en mi mente una idea que me cambió la vida.
Seamos sinceros, a todos nos ha pasado que salimos
del trabajo por la tarde, agotados
despu
é
s
de un
día
de mierda, entonces
vamos en el bus y de pronto se sube un culo infernal y uno piensa "que ganas de comerle
la cola
a besos a
esa hija de puta
, hasta la caca me le comería
"
. A
cariciamos con la mirada
ese trasero durante
todo el recorrido, y
al menos en esa fantasía, en medio de ese deseo,
uno deja de sentirse
menos
agobiado
. Un pensamiento
tan sencillo
como ese
fue capaz de hacerme considerar la posibilidad de hacer algo que hasta entonces me parecía una utopía.
"
Yo
en e
l bus. Un culo infernal como ese. Mi verga
erecta,
cercanía
, tacto, calor, placer...
"
La noche que pensé en hacer eso por primera vez decidí
baj
ar
un par de paradas antes
. C
amine hacia casa
con mi verga erecta, intentando cubrirla disimuladamente cuando alguien me pasaba cerca. Pens
é
que la caminata
ayudaría
a que se
despejasen
mis pensamientos
, sin embargo e
n ese momento solo
pensaba
lo siguiente:
S
i a Elvis Crespo lo descubrieron
haci
é
ndose
la paja en un
avi
ó
n
, como no iban
a descubrirme a
m
í
haciéndome
una paja en un bus.
Toda la noche mastique ese pensamiento,
y en medio de la madrugada
llegue a la
conclusión
de que
tal
ve
z
la diferencia entre Elvis Crespo y yo estaba en que capaz el tipo se
dej
ó
llevar por lo que sintió en e
se
momento, vio el culo entrando y se
clav
ó
una paja. Yo en cambio vi el
culo
entrar
pero me surgió
una idea, cuyo éxito capaz no
depend
í
a
del impulso que la generaba sino de la forma en que uno
planifica
ba
el llevarla a cabo.
Esa fue la primera noche en mucho tiempo en que no me fui a dormir pensando en mi novia
. Bah, dormir como una forma de decir, porque lo cierto es que
me pase
el resto de
la madrugada mirando videos de "apoyadas" y eyaculaciones en
transportes públicos
, lo cual lejos de desalentarme me animó
m
á
s
.
Quería
salir en ese mismo instante y reproducir lo que
había
visto, pero esa no era la forma, la paciencia era
una virtud que
debía
desarrollar
.
A
la tarde siguiente cuando
salí
del trabajo
mi recorrido en el bus fue diferente, ahora no hacia el recorrido a casa mirando a la nada en la ventana,
pensando en
cómo
remendar todos mis errores del pasado. E
sta vez e
n cambio
e
stuve vigilante
,
atento, en modo cazador,
intentando asimilar hasta el
más
mínimo
detalle
de ese ecosistema
e imaginando todas las posibilidades que el bus me ofrecía.
Este nuevo
tipo de
recorrido me permitió darme cuenta de varias cosas, por ejemplo
que
en la mayoría de casos las rutas de buses que solía tomar
para ir a casa
llevaban muy pocos pasajeros, me llamaba
m
á
s
la atención llevar a cabo mi plan en
un
bus
m
á
s
concurrido,
donde mi victima tuviera que ir de pie, al igual que yo.
Al llegar a casa
continúe
mirando videos de exhibicionismo. Incluso miraba aquellos
que
ya
hab
í
a
visto
. D
e la noche a la
ma
ñ
ana
me
convert
í
un
cr
í
tico
de videos de "
apoyadas"
,
al punto que llegaba a dudar
de la veracidad de algunos
ya que l
as reacciones de las victimas
parec
í
an
actuadas.
Cerraba mi faena
masturb
á
ndome
con
fantas
í
as
hechas con trozos de lo que
ve
í
a
en internet y lo que
ve
í
a
en mis recorridos.
En el fondo esperaba que con cada paja el fuerte deseo del que era presa, fuera menguando pero en realidad el deseo se
ve
í
a
alimentado con cada video, con cada
fantas
í
a
, con cada par de jeans apretados sobre un redondo culo que
ve
í
a
en la calle.
En mi interior la decisión estaba casi tomada.
Todo
empezó
a volverse
m
á
s
intenso
,
al punto que
noche a noche variaba mis rutas y ahí
hacia
estudi
os
de cada
recorrido
, intentando
ver los momentos con mayor concurrencia de gente.
Mi estudi
o
consist
í
a
ú
nicamente
en observar
.
Si,
l
legaba
m
á
s
tarde a casa,
tomaba rutas
m
á
s
largas para llegar
,
pero todo esto me permitió
ir conociendo el ecosistema
interior
de
cada uno de los trayectos.
M
i vida se
hab
í
a
resignificado, me
hab
í
a
trazado un objetivo
y
debía cumplirlo.
Me
hab
í
a
entregado a una causa.
De mi novia, ya casi ni me acordaba.
Todos los
d
í
as
,
despu
é
s
de hacer la
exploraci
ó
n
de campo,
llega
ba
a casa
y
hacia balances
de lo que había visto
, comparaba
resultados de los diferentes recorridos
.
Estaba realmente obsesionado con el plan. Ya a
l final de mi temporada de estudio, m
e di cuenta que
los
trayectos del bus
m
á
s
concurridos eran aquellos que pasaban delante de la universidad
, cosa que de partida no habría sido muy
difícil
de suponer.
De hecho, el punto
m
á
s
concurrido de gente se daba alrededor de las 8 de la noche, momento en que no habia un solo bus que no estuviese repleto de gente
en esa zona
de la ciudad.
Una vez realizado todo
el
estudio correspondiente, me dedique un fin de semana
completo
a planear todo.
Y
e
l lunes
siguiente
era el
d
í
a
. Primero
escrib
í
a mi jefe y avise que me ausentaría
ese
día
. En muchos años trabajando eran muy raras las veces que solicitaba este tipo de permisos
as
í
que
el tipo no
o
puso
resistencia.
Luego s
alí a comprar ropa, buscaba una suerte de
pantal
ó
n
deportivo bien holgado, de tela muy fina que me permitiese tener buen tacto, pero tampoco
quería una tela
tan fina que permitiese ver que no llevaba ropa interior
.
En una tienda de deportes
encontr
é
exactamente lo que buscaba. Tal y como lo pensaba, era un
pantal
ó
n
tipo deportivo de color gris oscuro, me quedaba
bastante
grande en la zona que
deb
í
a
ocupar mi pene
y
era de tela muy muy fina, esto lo
comprob
é
cuando pedí
prob
á
rmelo
y con mis dedos rozaba la longitud de mi pene.
Me mire al espejo y estaba perfecto. No se notaba que no llevaba
b
ó
xer
, se sentía bien al tacto,
ten
í
a
buena sensibilidad,
parec
í
a
una persona normal, podía pasar por
un entrenador de baloncesto, me gustaba la posibilidad de tener un alter ego, o algo
as
í
, era una bobería pero me calentaba mucho.
Y fue justamente esa calentura la que me hizo descubrir que el
pantal
ó
n
en
realidad estaba casi perfecto, el problema
empez
ó
cuando
empec
é
a excitarme
.
La tela del
pantal
ó
n
daba a notar que un grueso bulto se formaba en mi entrepierna, a medida que ese bulto crecía los detalles se
hac
í
an
m
á
s
notorios, su potente longitud, las gruesas venas
envolvi
endo el tronco
y
el hinchado glande que coronaba esa pieza de carne
.
Mi miembro buscaba erguirse en
á
ngulo
recto y el
pantal
ó
n
poco o nada
hac
í
a
para impedirlo. En
el contexto para el cual lo necesitaba eso
pod
í
a
ser p
or
demás
p
eligroso, me podía exponer,
realmente
pens
é
en dejarlo, pero
pens
é
tambi
é
n
que
dif
í
cilmente
encontrar
í
a
algo mejor,
as
í
que
decid
í
llevarlo.
Una vez
ten
í
a
lista la ropa, me faltaba decidir que bus tomar.
Me
decid
í
por la
l
í
nea
18, si bien al igual que la
l
í
nea
7 este
cumpl
í
a
con todos los requisitos para poder llevar acabo mi plan, la
l
í
nea
18 pasaba por una zona industrial de la ciudad antes de entrar a la zona residencial donde seguramente dejaría muchos pasajeros. El recorrido por la zona industrial con suerte
pod
í
a
durar unos 10 minutos, tiempo
m
á
s
que suficiente para venir apoyado con mucha calma a
un buen par de
nalgas.
Restaba decidir donde debía tomar el bus, la universidad tenía 4 salidas al
público, cada una con su respectiva parada
,
pens
é
que si tomaba el bus
en la primera o la
segunda salida capaz no iba a tener una fauna tan amplia de la cual escoger, ya que
est
á
bamos
arriesg
á
ndonos
de esa forma al menos
quer
í
a
sentir el culo de una universitaria, o de una
profesora
, algo que valga la pena.
La mejor opción
parec
í
a
ser
la tercera puerta,
all
í
podía entrar al bus y escoger donde y a quien arrimarme, luego con los pasajeros que
entrar
í
an
en la cuarta puerta el bus se ajustaría, todos
viajar
í
amos
muy pegaditos
, cosa que
propiciaría
que
pueda
llevar a cabo mi plan.
Llevaba meses
planeándolo
todo.
No
había
forma de que algo pudiera salir mal. Hoy no había espacio para nervios. Hace casi
3
meses que esta idea apareció en mi mente y finalmente iba a ponerla en marcha.
Levante la mano cuando vi las luces
acercarse, el bus se detuvo delante de mí y subí.
Sent
í
el tronar de mis pies contra la escalera
met
á
lica
,
la adrenalina parecía
agudizar
me
los sentidos
. D
i una
r
á
pida
mirada la fauna que
hab
í
a
en el bus... y e
ntonces
,
clic
,
la
v
i
.
Su blanca piel iba a juego con
una
escotada
blusa
de la cual se
asomaban
un par
pechos de
importante
tamaño,
su negro cabello el enmarcaba el
rostro.
A
medida que avanzaba a buscar mi lugar
alcance a
ver
que llevaba
un jean gastado color celeste,
tambi
é
n
alcance a ver una pronunciada
cadera,
ella
iba a ser mi
v
í
ctima
,
estaba decidido.
P
or si fuera
poco
hab
í
a
suficiente
espacio
para ubicarme de pie
tras
ella
, estaba en el lugar correcto en el momento correcto
.
Cuando me aferre con mi mano derecha al soporte del bus, n
os separaban unos 5
cent
í
metros
. U
na
en mi sitio estudie
los
alrededores,
y
como esperaba, el resto de pasajeros iba sumergidos en sus pensamientos, inocentes de todo lo que e
st
aba
por ocurrir
. Luego
empec
é
a estudiar a mi presa,
a decir verdad
no estaba nada mal, estaba muy buena la nena. Los cuadernos que asomaban de la cartera que llevaba sobre su abdomen me confirmaron que salia de la universidad. Desde mi postura
ten
í
a
una vista interesante de su escote y podia ver en relieve su prominente cola, enfundada en unos ajustados jeans que marcaban levemente los trazos de su ropa interior.
El bus se detuvo en la parada de la puerta 4
.
Tal y como debía suceder,
entraron
m
á
s
pasajeros
.
E
l
espacio interior del
transporte
se
ajust
ó
,
en esa
agitaci
ó
n
por hacer espacio,
mi bulto rozo su cola accidentalmente
, cosa que
me
encend
ió
de placer, me corria fuego por las venas.
El
pantal
ó
n
funcionaba a la
perfecci
ó
n
, el tacto era
incre
í
ble
,
sent
í
a
sus curvas a la perfección.
Una vez se acomodaron los pasajeros quedamos a menos de un
cent
í
metro
de distancia
.
El bus se detuvo nuevamente. Entraron 2 pasajeros
m
á
s
,
agradec
í
que el destino los haya puesto
justo
ahí
porque
e
sto produjo que el bus
se
rev
uelva
de nuevo
. Sin embargo,
esta vez ya no
hab
í
a
distancias
,
mi bulto
ya
estaba apoyado directamente en su cola
y de ahí no se iba a mover.
Sent
í
la sangre bombear
a tope
a lo largo de mi tranca,
sentí
el dulce olor de su perfume,
sentí el calor de su cuerpo alimentar a
mi verga
que empezó
engrosarse a la vez que el bus se
dirig
í
a
a la zona industrial
, zona
en la que
a no ser que fueses lo
suficientemente valiente
para exponerte a ser asaltado
, nadie iba a bajar del bus
, por consiguiente
yo y mi victima
nos mantendríamos
pegados
un largo rato
.
Mi verga no paraba de engrosarse,
sent
í
a
que en cualquier momento
desgarrar
í
a
el
pantal
ó
n
, entonces en
un
movimiento que ahora reconozco como irresponsable, lleve mi mano hacia mi bulto e intente acomodarlo, pero mi torpe motricidad solo
consigui
ó
que este quedase formando casi un
á
ngulo
recto con mi cuerpo. En otro contexto
habr
í
a
quedado
totalmente
expuesto, pero en ese momento mi
m
á
stil
se
ocult
ó
en la entrepierna de mi
v
í
ctima
, mi garrote quedo
escondido
justo en el medio de sus
carnosos
cachetes.
Mi
v
í
ctima
se
retorci
ó
incomoda,
en cuanto se vio vulnerada
pero su
reacci
ó
n
llego hasta
all
í
, se
mov
ía como
con
desaprobaci
ó
n
,
mov
í
a
la cabeza como buscando alguien a quien pedir ayuda, pero en ese bus, la gente solo pensaba en llegar a casa.
Me gustaba imaginar que s
e
sent
í
a
tan humillada que no
pod
í
a
decir
palabra,
sent
í
a
su impotencia,
sent
í
a
su miedo,
sent
í
a
mi glande apretujado entre mi
pantal
ó
n
, el suyo y sus carnosas nalgas.
Sent
í
a
su
calor envolviendo mi pene.
El placer de pronto se vio amplificado
exponencialmente
cuando el bus
debió
frenar con brusquedad, lo que produjo que
nuestros cuerpos se fuesen hacia adelante, esto hizo que
mi tranca machacase con violencia la cola de mi
v
í
ctima
,
quien arrojo su cabeza para atrás en una visible
se
ñ
a
de
desaprobaci
ó
n
. Esa e
mb
estida me arranco un gemido sordo.
Deb
í
a
esforzarme
mucho
porque mi rostro no se transforme en una mueca de placer, y es que la calentura que
sent
í
a
en ese momento solo se comparaba a la que uno siente su primera vez, cuando la mete por primera vez, ese placer desordenado, que uno siente a borbotones y no puede decodificar.
El bus hizo una nueva parada y con una creciente impunidad mis embestidas ahora no solo buscaban taladrar a mi presa sino que me excitaba la idea de brindarle placer intentaba llegar lo
m
á
s
lejos con la longitud de mi pene, me
mov
í
a
de forma circular con las apoyadas, como buscando que mi tranca
acariciase toda la zona intima
de la
silente
universitaria.
Cuando note que
est
á
bamos
por salir de la zona industrial
s
upe
que se iba acercando el momento de culminar la aventura,
la cual
merecía
ser
cerra
da
con broche de oro
.
y ya sin rastro de respeto por la universitaria delante de m
í,
empec
é
a bombear
, a frotarme
sutilmente en su cola, movimientos cortos y lentos, casi imperceptibles ante la vista del resto de pasajeros, pero intensamente placenteros
par
a mi verga que ya se ahogaba en medio del
c
á
lido
liquido
preseminal
que de mi
glande
emanaba
. Mi
v
í
ctima
estaba cada vez
m
á
s
atemorizada, sab
í
a
lo que estaba ocurriendo, pero no se animaba a denunciarlo.
Entonces basto con que
el chofer del bus vuelva a frenar con brusquedad para que el hundirse de mi verga en la entrepierna de la joven me genere un estallido de placer. Me agarre fuerte al soporte del bus, intente no temblar del placer, me costaba mantenerme erguido ya despojado de toda conciencia pose mi mano
izquierda
sobre la cintura de la chica y con una inesperada
maestr
í
a
o torpeza
la
apret
é
contra
m
í
a la vez que mi verga arrojaba sus
ú
ltimos
chorros
de caliente leche
.
El contacto hizo que la joven reaccionase
al fin.
L
evanto su mano y en un tembloroso susurro dijo "basta".
Solt
é
a mi
v
í
ctima
y c
on la mirada
recorr
í
r
á
pidamente
las reacciones de los pasajeros
y
solo unos pocos miraron hacia donde
est
á
bamos
, pero al instante se sumergieron en sus
pens
a
mientos
nuevamente.
Ya con mi verga
fl
á
cida
, sucia y
empapada en semen, me despegue de la chica a la vez que el
particular
olor a leche
empez
ó
a hacerse presente. Era momento de emprender la partida. El bus
estaba por detenerse
en la primera parada de la zona
m
á
s
residencial de
su recorrido
,
cuando me despegue la joven me complació ver una
tímida
mancha
de mis
líquidos
sobre su jean.
Cuando el bus se detuvo,
r
á
pidamente
di media vuelta y
emprend
í
mi camino hacia la salida no sin antes voltear y cruzar miradas con mi
v
í
ctima
.
Es
to se lo
atribuyo a mi
imaginaci
ó
n
, pero creo haber
notado
cierta curiosidad en su mirada
encontr
á
ndose
con la
m
í
a
,
estoy seguro de que
no
distingu
í
odio ni
desprecio
, su mirada me
transmiti
ó
algo que
reconoc
í
como intriga.
M
e gustaba pensar que
le
hab
í
a
dejado
adem
á
s
un r
ecuerdo,
un poco de
m
í
en ella.
Una vez fuera
del bus tome un taxi, y me
dirig
í
a casa. El viaje en el taxi fue el
m
á
s
largo de mi vida, no
ve
í
a
la hora de llegar
y
ponerme
recordar toda la aventura.
Cuando finalmente estuve en la intimidad de
mi cuarto me
met
í
a la ducha, me limpie y me
hi
ce
la
mejor
paja de mi vida.
Me
acosté
en la cama ya
presto para dormir
,
pens
é
en cual
deb
í
a
ser mi
pr
ó
ximo
movimiento
, me debatía entre dos posturas:
dejar todo hasta allí, quedarme con el buen recuerdo o buscar
más
.
A la
ma
ñ
ana
siguiente, me
despert
é
m
á
s
temprano y en vez de esperar al taxi
en el portal de casa
como hacia cada
ma
ñ
ana
hasta ese
d
í
a
, camine a la parada
, levante la mano y me embarque en el bus. La
decisi
ó
n
estaba tomada. Iba por
m
á
s
.
La fauna de un bus por la
ma
ñ
ana
es muy distinta al bus nocturno. Los
á
nimos
son distintos. En un
á
rbol
geneal
ó
gico
uno
ubicar
í
a
a la pereza y el cansancio en ramas bastante cercanas, pero en realidad son sensaciones bastante distintas.
A decir verdad, me basto tener
primer viaje en el bus matutino y ya
tenía identificado
a mi
pr
ó
ximo
grupo objetivo.
T
ernura, inocencia,
d
eliciosos
perfumes,
camisas
blancas,
medias blancas,
corbatas negras,
faldas a cuadros sobre la rodillas, piernas
torneadas, colas bien paradas... Colegialas.
A partir de ese día r
epet
í
el proceso cada
ma
ñ
ana
,
pero
de entrada note que
el flujo de gente era irregular, no siempre tocaba ir de pie, la
ma
ñ
ana
me
parec
í
a
un momento poco prudente para llevar a cabo una nueva faena.
Mi
obsesi
ó
n
con el transporte
p
ú
blico
se
hab
í
a
acrecentado de tal forma que planeaba dejar de almorzar en
el trabajo
para
buscar
alg
ú
n
otro lugar solo
con el fin de
tener la excusa de subir
me
a un bus y estudiar mis oportunidades.
Reconozco que e
staba teniendo tanta buena suerte que
tem
í
a
que de pronto
se me
agotase toda.
De hecho
pens
é
que ese
d
í
a
justamente
se
hab
í
a
acabado porque el
bus que tome el
d
í
a
a fin de buscar don
de almorzar
fuera
la empresa, la ruta 4
más
precisamente,
debi
ó
desviarse debido a una
reparaci
ó
n
en una de las calles que
le tocaba
atravesar.
Al momento de desviarnos, el bus paso a una cuadra de un colegio con nombre de virgen. Cuando el bus se detuvo, una manada de jovencitas ingreso en medio de risas, gritos y bromas. El
transporte
se
llen
ó
de tal forma, que no
hab
í
a
donde poner un alfiler.
Hab
í
a
jovencitas por doquier, y
sobre todo cuando andan en manada, no hay frase
más
cierta que esa
de
que "
las chicas solo quieren divertirse
". M
e asombr
ó
enormemente
como a pesar de ir a un colegio
cat
ó
lico
estas chicas
ten
í
an
un lenguaje y bromas muy sucias, al punto que algunas
m
á
s
atrevidas
levantaban la falda
de
otras
chicas
que se ve que iban preparadas
para la
situación
porque llevaban shorts o licras bajo la falda de manera que nada quedara expuesto.
En la siguiente parada me
obligué a bajarme
del bus, por mi seguridad, por la de ellas,
por la valiosa virtud de la paciencia. Es que
me
sent
í
a
un
ni
ñ
o
en una
dulcer
í
a
, con 100
d
ó
lares
en la mano
, la idea de la supuesta inocencia e
indefensión
de esas
jóvenes, me
hacían
sentir
que el mundo me pertenecía. Hablo de supuesta inocencia porque muchas de las chicas que allí viajaban no
hacían
honor al nombre de su colegio, eran cualquier cosa menos vírgenes, o en su defecto pedían a gritos una verga que las atraviese.
Esa misma tarde deje un oficio en el trabajo solicitando una licencia. A la tarde siguiente
recib
í
el oficio en que me
concedían
la jugosa cifra de 21
d
í
as
libres. Espacio de tiempo, que
entregar
í
a
í
ntegramente
a mi nuevo credo, mi nueva
devoci
ó
n
, mi nuevo grupo objetivo
...
esas calientes jovencitas
.
Continuara.