Nochebuena
Siempre se dice que la navidad es una fecha para compartir, más aún en mi situación económica, mejorada sustancialmente respecto de aquella en la cual me crie, por lo cual para el veinticuatro fui a la casa de mi madre llevando regalos para ella, mis hermanos menores y mis sobrinos, además de todo lo necesario para preparar la cena; mi pareja me acompañó, como siempre, lo cual nunca dejaré de agradecer pues él siempre gozó de una situación económica solvente y estable y toda esta situación «de barrio» siempre le resulto extraña y sólo conocida por mí y las historias que le contaba de mi infancia.
Siempre se dice que la navidad es una fecha para compartir, más aún en mi situación económica, mejorada sustancialmente respecto de aquella en la cual me crie, por lo cual para el veinticuatro fui a la casa de mi madre llevando regalos para ella, mis hermanos menores y mis sobrinos, además de todo lo necesario para preparar la cena; mi pareja me acompañó, como siempre, lo cual nunca dejaré de agradecer pues él siempre gozó de una situación económica solvente y estable y toda esta situación «de barrio» siempre le resulto extraña y sólo conocida por mí y las historias que le contaba de mi infancia.
El día fue agotador, por un lado los niños que iban de un lugar a otro desordenando todo a su paso, y por otro mi pareja pasando sus manos disimuladamente por mi culito o el de mi hermana cada vez que se presentaba la ocasión, la calentura subía y bajaba en mi cuerpo a cada agarrón o comentario subidito de tono, con lo cual sólo quería que terminara la cena para darme un buen revolcón.
Rápidamente nos fuimos y al subir al auto el me entregó mis regalos de navidad que me había dicho aún quedaban, un par de zapatos altísimos de plataforma, negros y de correas cruzadas, y un vestido negro que se veía ser muy cortito con un gran escote y su espalda formada sólo por tiras cruzadas y paralelas que se unían a una vertical en el medio, que naturalmente dejaría totalmente descubierta mi espalda y mi culito, sólo ver la imagen del mismo en su caja me hacía imaginar el efecto que produciría si me pasease con él en las calles del puerto, acariciando mi pelo me pidió que me lo pusiese, me maquillase y me soltase mi pelo, siempre me decía que le encantaba mi pelo suelto pues hacía destacar aún más mi cara de ramerita, nuevamente parecía una putita, cosa que me encantaba y me calentaba aún más de lo que ya estaba.
Rumbo a casa me preguntó si me habían gustado mis regalos y si me gustaría ser un regalo, por respuesta sólo lleve mi mano a su entrepierna y le dije que me encantaría ser regalada, que él sabía que me calentaba el hacerlo con desconocidos, a lo cual me preguntó si me molestaría que me regalase a conocidos, ya mi calentura no daba más, mi entrepierna se encontraba totalmente empapada, tome una de sus manos y la pose en mi vagina para que sintiese mi humedad, el contacto me hizo suspirar inmediatamente, sabes le dije, mientras sostenía su mano entre mis piernas, me da lo mismo, y le pregunté ¿para que nací?, y sin esperar su respuesta le dije, para ser culeada; ¿de quién es este culito?... de cualquiera, de todos-. ¿puedes prestarlo?....puedes venderlo, arrendarlo o regalarlo, él sólo me miraba y se reía, yo también lo hacía y le dije que me daba lo mismo, que si iba a ser un regalo sabría serlo, mientras me masturbaba para aliviar un poco mi calentura.
Al llegar al departamento, este se encontraba iluminado sólo por las luces del árbol de navidad, él me dejó en la puerta me sacó el abrigo y quede vestida con mis regalos, se despidió y pude ver como descendía el ascensor, al entrar pude distinguir al jardinero del condominio, que no paraba de mirarme el culo cada vez que me veía, un muchacho que no conocía de unos quince años y a mi padrastro, sentí un escalofrió al verlo, pues en una oportunidad le había contado a mi pareja que mi padrastro cuando yo tenía doce años le había dicho a mi madre que estaba enamorado de mí, ahora lo veía ahí. Los salude uno a uno, el chico resultó ser el ayudante del jardinero, serví unos tragos, puse música y comencé a bailar para ellos, con mi atuendo abría mi escote mostrándoles mis tetas, o me acercaba parando mi colita casi en la cara de ellos, el primero en tocarme fue mi padrastro que se aferró a mis caderas empujándome sobre su miembro, del cual podía sentir su dureza, eche mi cabeza hacía atrás sobre su hombro y le dije que me tocase que ahora podía hacerlo, movía mi culito en su entrepierna y lleve una de sus manos a mi chorito el cual el acariciaba por sobre el calzón, llamé al muchachito el cual a la distancia ya se veía que estaba a punto de explotar y liberando mis senos por sobre el escote del vestido se los entregue, llevando su cabeza a mis tetas, que chupaba cual bebé, endureciendo mis pezones, mientras veía al jardinero masturbarse sentado frente a mí, mi padrastro estaba como loco, no dejaba de recorrer mi cuerpo con sus manos, mientras me decía la cantidad de veces que había soñado con metérmelo, yo lo alentaba a contarme como me soñaba, mientras no paraba de gemir y alentar a muchachito a seguir chupándome, cuando por su gemidos pude darme cuenta que el jardinero había acabado, el semen resbalaba por su mano y su miembro, me levanté entonces tomé su mano y lengüetee el semen de ella, me arrodille y baje a su miembro el cual llevé a mi boca para limpiarlo de cualquier resto de semen, mientras lo miraba con mi carita de degenerada y le escucha decir -chupe señorita Bruna... chupe-, entonces me levante, me senté al lado del muchachito y lleve su mano a mano conchita, mientras le chupaba su oreja, le abrí su pantalón y comencé a masturbarlo, mientras él jugaba en mi conchita hasta hacerme acabar, apreté su miembro y lo llevé a mi boca para beber su leche que brotaba a borbotones.
Terminé por despojarme del vestido y de mi colales, quedando totalmente desnuda, solo con mis zapatos altísimos que modelaban de mejor manera mi figura, mirando a mi padrastro le dije -quieres ver cómo me lo meten- los desnude a los tres, uno a uno, dejando que me tocasen a su antojo, jugando con sus vergas, que ya se encontraban erectas nuevamente, tomé a don Pedro de la mano (el jardinero) y lo llevé tras de mi hacía el comedor, a lo cual los otros nos siguieron les pedí a mi padrastro que se pusiese en una esquina un tanto alejado, me puse de guatita sobre la mesa enseñando todo mi culo, don Pedro se encontraba tras de mí y me ensartó la conchita de un solo golpe haciéndome gritar al sentir su verga en mi útero, estaba con mis manos sujetas al otro extremo de la mesa por los que mis tetas se frotaban en ella provocando que mis pezones estuviesen a punto de reventar, a cada embestida sentía las caderas del jardinero golpear mis nalgas -tráeme tu pene... quiero que crezca en mi boca, quiero lamerte... tráeme tu pene... lo quiero ahora- y abrí mi boca, sacando mi lengua para recibir el pene del muchachito que comencé a chupar con fruición, le daba golpes en mi lengua y con mi mano lo masturbaba, escuchándolo quejarse, mientras le hablaba a mi padrastro, preguntándole si quería culearme, quieres que me revienten el culito le pregunté y antes de recibir su respuesta lleve una de mis manos hacia atrás, tomé la verga de don Pedro, la posé a la entrada de mi rajita y le dije -enculame-, el cual no se hizo de rogar y me ensartó partiéndome el culito con sus embestidas, no dejaba de provocar a mi padrastro con mis preguntas, mis gemidos, mi forma de mirarlo, hasta que sentí a don Pedro venirse en mi culo, a la vez que el muchachito se derramaba sobre la mesa, por lo que recogí su semen con mi lengua.
Volví al living prepare unos tragos y se los ofrecí a Pedro y el muchacho, mi padrastro seguía en el lugar donde le pedí que se quedase, su verga larga y gruesa apuntaba el cielo, por lo que le extendí mi brazo y le dije -ven a jugar con tu nenita- a la vez que me arrodillaba y gateando me dirigí hacía él, el cual se arrojó sobre mi espalda y comenzó a jugar con su lengua en mi culito como si tratase de penetrarme con ella, se paró tras mío y comenzó a meterme su verga, la cual por su grosor costaba que entrase, lentamente logró hacerlo, tomó mi pelo y lo tiro hacia él, cabalgándome como una yegua, me insultaba, dándome con una dureza que parecía que quisiese partirme en dos, saco su verga y me obligó a levantarme, me alzó tomándome desde mis piernas, de espaldas a él, acomodé su verga en mi culito y con mi propio peso me penetré mientras mi conchita quedaba totalmente a la vista de los otros cuyos penes ya empezaban a tomar forma nuevamente, mi cabeza apoyada en su hombro le dije que se recostara en el sofá sin dejar de empalarme, llame a don Pedro para que acercara su miembro a mi boca, la cual comenzó a fornicar afirmando mi cabeza, llamé al muchacho alce mis piernas y dejando de chupar un momento la verga de Pedro le pedí que me reventase la conchita, la cual me penetro aferrándose de mis tetas, me sentía totalmente llena, estaba feliz y acabé gritando mi orgasmo, intenso, duradero, luego del cual me dolía el culito, pero ellos no paraban, el primero en acabar fue don Pedro que lleno mi cara con su semen, luego sentí inundarse mi vagina, pero mi padrastro seguía partiéndome el culito, le pedía que parara, que acabara, pero el sólo agarrándose de mis tetas me trataba de puta y seguía aserruchando mi ano, hasta que acabó diciendo que me amaba.
Todos nos levantamos, la madrugaba había avanzado, me encontraba cansada, serví unos tragos y así desnudos seguimos bebiendo hasta que nos sorprendió la mañana, sentí la puerta pero no me apresuré pues supuse era mi pareja, grande fue mi sorpresa al ver a mi hermana que saludando a mi padrastro le digo ¿y te la culeaste?, a lo cual este sonrió, y ella agregó, dirigiéndose a mí, no te preocupes a mí me paga hace tiempo. Nos quedamos los cinco gozando a mi hermana durante un rato más.
Fue una gran nochebuena.