Noche Tropical

El insomnio provocado por la ola de calor que azota España, hará que una tórrida noche se convierta en algo inolvidable.

Abrí los ojos y el reloj de mi mesita de noche marcaba las 02:57, no podía dormir, llevaba casi dos horas acostada y solo había dado un par de cabezadas. Estaba empapada en sudor, solo llevaba puestas unas bragas horribles color carne, y nada en la parte de arriba. A mi lado Félix mi marido, con sus 113 kilos de peso tapaba cualquier resquicio de aire que entraba por la ventana, además su calor corporal hacía que rozarme con el, era como rozar a una estufa. Sin embargo a el parecía darle igual, roncaba como un animal.

A pesar de que en mi familia nos gusta dormir con las puertas de los dormitorios cerradas, esas cuatro noches tropicales desde que empezó la ola de calor, las dejamos abiertas y todas las ventanas de la casa también para que entrara algo de aire, además del ventilador que hacía un ruido espantoso. Y es que aunque la ola de calor azotaba todo el pais, en este pequeño pueblo del Valle del Ebro, el calor era mucho mas acentuado.

Estaba tan nerviosa que solo daba vueltas, y como es lógico ese estado de nervios hacía que fuera imposible conciliar el sueño. Cuando intentaba cerrar los ojos o ladraba un perro, o pasaba el tonto de turno por mi calle dando acelerones a una moto, además del ruido del ventilador que ya he comentado. La silueta de Félix se movía acorde a su respiración. Dios estaba horroroso, con los calzoncillos sudados, los vellos por la espalda y esos ronquidos. Me preguntaba como se había abandonado a sus 52 años, tiene dos mas que yo, y me preguntaba donde estaba ese chico guapo, alto y delgado del que me enamoré.

Harta ya de dar vueltas, decidí ir a la cocina a tomar una valeriana y un vaso de agua fresquita, a ver si así me relajaba un poco y podía dormirme. Como las ventanas estaban abiertas con las persianas subidas entraba mucha luz de las farolas de la calle y salí a oscuras sin encender ninguna luz. Pasé por la habitación de mi hija Raquel de 20 años. Dormía a pierna suelta, solo llevaba puesto un pantaloncito corto de pijama, la camiseta de este estaba en el suelo al lado de la puera de la habitación, se la debió quitar fruto del calor. Pasé la recogí, la doblé y la dejé sobre una silla junto a la cama. Continué cruzando el pasillo hasta el tiro de escaleras para bajar a la planta baja donde tenemos la cocina y al pasar por la puerta de la habitación de mi hijo algo me hizo detenerme.

Allí estaba mi hijo Marcos de 25 años, completamente desnudo y masturbandose mientras veía videos pornográficos en el movil. Con la tenue luz de la pantalla podía observarle con total nitidez. Tenía un cuerpo precioso, alto, delgado pero fibroso, como su padre a su edad. Además estaba completamente depilado. Su polla era enorme, ni mas ni menos que la de Félix que con tantas pastillas para la tensión y el azucar, había encogido de forma considerable, tenía disfunción erectil, además había perdido apetito sexual por lo que yo llevaba ya mas de un año sin hacer el amor.

Me quedé embobada mirando a mi hijo agarrar su falo con su mano derecha, subía y bajaba su mano y su prepucio cubría su capullo para después volver a dejarlo a la vista. Estaba tan ensimismado que no le importaba que se pudieran oir los gemidos y los suspiros de las actrices de los videos que estaba viendo. El seguía moviendo esa enorme estaca que apuntaba al techo de la habitación. Yo no pude contenerme y comencé a acariciar mis pezones que se habían puesto completamente duros y sobaba mis enormes y descolgadas tetas. Tengo dos pechos grandes, una talla cien y además ya algo caidas debido a los dos partos que tuve. A mis 50 años no me considero una tia buena, soy normal ni alta ni baja, entradita en carnes aunque no gorda y con dos tetas y un culo gordos y prominentes y con algo de barriguita. Y soy morena con el pelo cortito.

Marcos continuaba moviendo su enorme rabo con su mano derecha y yo seguía acariciando mis pechos. Dios, estaba sintiendome atraida por mi propio hijo y eso me hizo sentir avergonzada. Pero por otro lado no podía evitarlo, acerqué mi mano derecha a mi coño y la meti por debajo de mis bragas, comencé a acariciarlo, estaba empapada, metí mi dedo corazón dentro de mi rajita y acaricié mi clítoris. Pensaba que el corazón se me iba a salir del pecho, de fondo se seguían escuchando los ronquidos de mi marido, comencé a tocarme mas fuerte, dios mio, como siguiera así me iba a correr antes que mi hijo. De repente y cuando mas concentrada estaba, mi hijo encendió la lampara de la mesita de noche, rápidamente me eché hacia atrás y me escondí en una habitación que habia al lado que era la habitación donde planchaba. Escuché a Marcos abrir y cerrar el cajón de la mesita de noche y después escuche el ruido del colchón levantándose de la cama. Estaba aterrada si venía aquí y me descubría ¿que podría decirle?. Me asomé y le ví salir de la habitación  estaba completamente empalmado, menuda estaca tenía. Tragué saliva, pensaba que iba a venir hacia aquí. Pero no, lo que escuché es como entró al baño y cojía papel higiénico para volver a su habitación. De nuevo volvió a apagar la luz de la mesita de noche y pronto se volvieron a escuchar nuevamente los gritos de las actrices porno de los videos que estaba viendo, mezclados con los ronquidos de su padre.

Me armé de valor y volví a acercarme hasta su puerta. Ahora estaba semitumbado, recostado en el cabecero de la cama y con las piernas abiertas, parecía una mujer de parto. Meneaba su polla a buen ritmo, yo directamente me quité las bragas dejando a la vista mi chocho peludo y comencé a acariciarlo, recorrí cada centímentro de su interior mientras mordía mis labios y acariciaba mis tetas. En un momento dado, fruto del calentón y de forma totalmente irracional no pude evitarlo y entré a la habitación, me acerqué a mi hijo y agarré su polla con mi mano.

-¡Mamá!

-Shhhhh (Le dije mientras puse mi dedo índice en sus labios)

¿Pero que haces?... ¿Estás loca?

-Puede ser...

-¿Y papá?

-¿No oyes como ronca?

-Estoy flipandolo.

-No digas nada, solo dusfruta...

Me puse de rodillas sobre sus piernas, agarré su polla, me la acerqué a la boca y me la tragué entera. Su polla era enorme y deliciosa, de su capullo habían salido algunas gotas de liquido preseminal dándole un toque salado. Continue mamando esa enorme polla sin ayudarme de las manos, Marcos gemía y se retorcía de placer, tras un buen rato mamando ese trozo de carne, paré acerqué mis enormes tetas hasta el, lo envolví con ellas y comencé a subir y a bajar haciéndole una cubana impresionante. Cuando eramos mas jovenes a su padre le volvían loco mis cubanas. Después de un buen rato haciéndole la cubana, le besé en los labios, también besé su cuello, bajé a sus pezones y los mordisquee, estaban duros, bajé besando su torso desnudo y volví a llegar hasta su polla. Sin embargo no se la chupé, en lugar de eso comencé a lamer sus enormes bolas mientras con mi mano lo pajeaba, notaba como latía e intuía que estaba a punto de correrse, entonces me la metí en la boca y comencé a mamarsela, pero esta vez de forma mucho mas enérgica, sus suspiros y la forma en que me agarró de la cabeza me confirmaron mis presagios, Marcos muy respetuoso me avisó con un mamá me corro, sin embargo y para su asombro no retiré su polla de mi boca, al contrario haciendo un enorme esfuerzo para no ahogarme la metí hasta lo mas hondo de mi garganta y allí descargó toda su leche. Enormes chorros salieron de su interior, como pude los fui tragando, sin embargo no pude con toda la cantidad y algo salió por la comisura de mis labios y cayó sobre su pubis. Cogí el trozo de papel higiénico de su mesita de noche y lo limpié.

Nos quedamos en silencio, sin decir nada, yo salí de su habitación y bajé hasta la cocina, cogí un vaso y saqué una jarra de agua del frigorífico y comencé a beber. Cuando terminé noté como alguien me agarraba desde atrás, también noté como algo duro me hacía presión y me pinchaba en el culo. Me giré, Marcos me quitó el vaso de mi mano, lo dejó en la encimera y me besó. Nuestras lenguas se encontraron y nos besamos apasionadamente, como dos novios adolescentes. Después Marcos comenzó a lamer mis tetas, mordía y succionaba mis pezones y no pude evitar acordarme de el 25 años atrás cuando lo amamantaba. Yo solo podía gemir.

De repente me cogió entre sus brazos musculados, me agarró de las caderas con sus manos y de un solo movimiento me subió y me sentó en la encimera de la cocina. La sensación del granito frio en mi culo hizo que fuera la primera vez que notara algo fresco esa noche. Marcos se arrodilló, separó mis piernas, acercó su lengua hasta mi conejo y comenzó a lamerlo. No me acordaba ya de la última vez que me habían comido el coño. Y la verdad es que el chico tenía estilo, lo comía mucho mejor que su padre, yo me metía el puño en la boca para evitar gritar. Marcos seguía lamiendo mi coño con su lengua, recorría el clítoris haciendo movimientos circulares, mientras introducía sus dedos dentro de mi vagina. De vez en cuando se quitaba con los dedos algún pelito de la boca y eso hizo que nos rieramos. Continuó comiendome el coño y masturbándolo con sus dedos hasta que me sacó un orgasmo brutal. Me corrí en la boca de mi hijo, y por el morbo de la situación y por la cantidad de tiempo que llevaba sin tener sexo, me corrí como una cerda en el que posiblemente fue el orgasmo mas placentero de mi vida.

Marcos se puso de pie, acercó la punta de su glande a mi rajita, frotó su glande con mi clítoris haciéndome ver las estrellas y cuando menos lo esperaba me la metió de un solo empujón. A pesar de su tamaño entró con facilidad por lo lubricada que estaba. De nuevo buscó mis labios con los suyos y volvimos a besarnos. Apretaba fuerte mis manos en sus hombros y rodeé su culo con mis piernas haciéndole que me la clavara mas fuerte.

En un momento dado Marcos me la sacó, me cogió en brazos y me bajó de la encimera, me giró y me apoyó en ella para empezar a follarme desde detrás. Sus embestidas eran cada vez mas intensas, me estaba empotrando como no lo habían hecho nunca. Solo tuve sexo con su padre y con dos novios mas que tuve antes de Félix y ninguno de los tres me había dado el placer que me estaba dando mi propio hijo. Después de haberse corrido en mi boca, esta segunda corrida iba a tardar mas en llegar. Llevaba mas de un cuarto de hora metiéndomela, cada vez mas fuerte, me daba cachetes en el culo y besaba y mordía mi cuello. Yo por mi parte volví a correrme otra vez, notaba el líquido bajar por la cara interna de mis muslos, y mi corrida hizo que la polla de Marcos se lubricara mas aún y entrara y saliera mejor.

-Mamá me voy a correr...

-Si mi vida correté...

-¿Te lo echo dentro o fuera?

-Correte donde quieras cariño

-¿Y si te dejo embarazada?

-No te preocupes Marcos mi vida yo ya no me puedo quedar embarazada...

-Ahh dios si que gusto...

-Eso es mi niño.... no pares.... vamos correte....

-Umm uumm si me corro...

-Eso es... vamos... si... llenamelo de leche...

-Siii.... que gusto... me corro joder...

-Si... eso es mi vida.... damelo amor....

-Ahhhh me corroooo....

Noté la leche caliente de Marcos llenandome por dentro, cuando la sacó un enorme charco de semen cayó en el suelo de la cocina, lo limpié, besé a mi hijo en los labios y le dije que se fuera a la cama no se fuera a despertar mi marido. Cogí mis bragas del suelo de la habitación de mi hijo y las metí a la lavadora, después me di una ducha y me metí en la cama, eran casi las 5 de la madrugada.

-Amparo cielo... ¿Que haces?

-Félix mi vida, que me he dado una ducha para refrescarme un poco porque no podía dormir.

-Ah vale.

-Buenas noches Félix.

Y Félix no contestó, en lugar de eso, otro enorme ronquido volvió a salir del fondo de su garganta. Y Amparo por fin pudo conciliar el sueño esa tórrida noche de calor y de fuego interno.