Noche soñada
Dos miradas en la noche. Dos extraños. Dos mundos diferentes, el deseo, la misma necesidad. El estallido.
Yo nunca tuve nada. Nada mío. Siempre quise tener algo sólo para mí en la vida.Algo propio. Ni prestado, ni regalado, ni heredado ni alquilado ni compartido. Pero no lo pude conseguir. He luchado trabajado, arriesgado todo, por el mismo objetivo Rogué, imploré, oré, pedí, solicité, competí, ofrecí, prometí, recé. Conjugué todos los verbos. Pero no se me dio. O mejor hasta esa noche. .
Soy Facundo Torres, 26 años, argentino, del interior, a punto de terminar mi carrera de Biología, en la UBA, pisciano, gay. No se quién me puso el nombre, que recuerda a un caudillo argentino del siglo XIX que murió salvajemente asesinado ,por sicarios de aquel entonces. Hombres de a caballo y sanguinarios. El apellido: es el apellido de mi vieja. Cuando alguien me pregunta en la Universidad, en un Banco, cuando voy a buscar trabajo o en un aeropuerto, el nombre de mi padre digo "no" o cruzo con una raya el casillero. Soy tan enfático en ese "no" que nunca debo completar la negativa con un" no tengo". No tuve O mejor dicho, tengo pero no me reconoció. Prefiero considerar que soy solo hijo de mi vieja. Blanca del Valle Torres. No quiero saber quién fue mi padre ni porqué no le importé. Pero siempre me hizo falta. Especialmente cuando me vine a vivir a Buenos Aires, y lloré tantas noches porque me sentía solo, y triste, y diferente. Un provinciano sin plata, ni familia ni nada. Encima gay.
Soy uno de los tantos que desde que eran bien jóvenes han trajinado lugares de ambiente, a veces pienso que formo parte de la escenografía. Mi figura debe estar dibujada en los planos. Integro el inventario.
Siempre buscando. Siempre esperando encontrar algo, ó alguien. Quizás, ya sé, no son los mejores lugares para hallar lo que busco pero también, me gusta bailar. No soy una mariquita bailarina con respeto de los que lo son, pero me encanta mover el cuerpo, sentir la música, dejar que los sonidos me invadan, seguir la cadencia y el ritmo, mirarme, observar mis pasos de baile en los espejos de la disco a la que suelo ir, ser mirado, mirar
Nunca fui promiscuo, ni tuve demasiado éxito en la rutina de seducir y conquistar. "A vos te falta sal y pimienta y porqué no, un poco de jengibre me dijo una loca ya mayor, conocida como "La Pelada" Por ahí tenía razón. Mi timidez me limita. No soy tan sofisticado ni tan invulnerable como para disimular mis sentimientos, o como para no acusar el impacto del rechazo. Por eso, por miedo al fracaso, no encaro a nadie y prefiero en general que me encaren. Que el otro tome la iniciativa. En ese aspecto soy pasivo. "Más que pasivo sos tonta" agregó "La Pelada" que a todos trataba de mujer..
Esa noche no había mucha gente en la disco. Llovía y al día siguiente se trabajaba. Llegué temprano y tuve que esperar a que abrieran el local. Me puse entre los primeros de la fila. Sólo., como siempre. Se hizo una fila como de quince personas, la mayoría parejas o pequeños grupos. Se olían perfumes fuertes,alcohol, cigarrillo, tetosterona, marihuana. Levanté la vista y lo vi al seguridad, guiñándome un ojo pero no me hice ilusiones. El man es amable pero heterosexual cien por cien. Yo ya había superado mi época de enamorarme de tipos heteros. ...
Miré para atrás en la fila y lo vi por primera vez. Un yankie. El gringo llevaba una cadena de oro bastante gruesa .circulando por el cuello, y cayendo sobre sus perfectos pectorales sudados, pectorales impresionantes muy bronceados y sobresaliendo de su pecho peludo y brillante. Nos miramos un largo rato hasta que se me acercó. Hablamos en inglés, porque su castellano era casi inexistente. Una vez que ingresamos al salón, nos presentamos. El ruido de la pista casi no me dejó oir al principio su nombre. David, me dijo, "Deivid" repitió y yo le dije "Facundo".
Pronunció mi nombre como separándolo en sílabas: Fac uun - dou y largó una carcajada. Luego preguntó con los ojos brillando de risa: Fac what? Claro, las tres primeras letras le sonaron fac como se pronuncia "fuck". ,( coger, tirar, follar, culiar, en inglés). Fac you, le dije riéndome (literalmente te cojo a vos) lo que significa en realidad vete a la mierda, y él con una sonrisa suave y mirando para el techo respondió a mi "fuck you" con un "try it "(inténtalo").
Bailaba bien, bailábamos muy bien juntos, el con el pecho desnudo, yo con la transpiración destiñendo mi camisa nueva. Movía sus pies grandes enfundados en mocasines azules de charol, sin medias al compás de la música y yo lo seguía.. Después le dije que sus mocasines tenían el color equivocado. En Buenos Aires y especialmente en esos sitios, tan conscientes de la moda y de lo que se usa, resultaban fuera de lugar. No le importó. Eran detalles que no tenían trascendencia para él.
Me invitó a una copa, y yo pedí una cerveza: el pidió lo mismo. Fuimos a sentarnos a un costado del salón. El ruido de la música y de los videos porno exhibidos en tres televisores plasma gigantes, hacía que tuviéramos que hablar alto, acercándo nuestras caras para poder escucharnos. David Steel me dijo que se llamaba, 42 años, funcionario de una organización capacitadora de ejecutivos, nacido en Cleveland, Ohío,, soltero, gay de toda la vida, sin pareja actual, fuera del closet, de paso por Buenos Aires, por negocios. Su última noche, en realidad. Me preguntó si era porteño, como se llama a los nacidos en la capital argentina y le dije que no, que era de Salta, en el norte del país. Me imaginé, dijo. ¿Por el color de mi piel? pregunté. Soy quizás demasiado consciente de mis orígenes, del color de mi piel, de mis rasgos indígenas, de mi biotipo, No es por eso, respondió, lo digo por tu amabilidad. Nos reímos. Los porteños como todos los habitantes de las grandes ciudades no suelen ser muy amables. Viven apurados. Son lo que se dice eyaculadores precoces, bueno no todos Algunos son impotentes.
Me preguntaba por mi familia, mi ocupación, si tenía pareja y otros detalles, y me miraba con esos ojos azules, ojos de bolitas, de canicas, ojos de muñeca rubia como dirían en mi pueblo, y yo lo miraba con mis ojos oscuros, rasgados y misteriosos como me dijo después. A veces su mirada me parecía tan escrutadora que yo bajaba la vista y veía sus zapatos de charol azul, sin media, cruzados cómodamente sobre la alfombra Tiene los pies sobre la tierra, pensé.
Me dolían la boca, la lengua, y las encías de tanto hablar inglés. Me defiendo bastante bien. pero nunca había tenido una conversación tan prolongada en ese idioma.. Cuando lo podía mirar me impresionaba su pecho casi desnudo con la camisa abierta, su pecho peludo y brillante a la luz tenue de la disco. Me invitó a otra copa y se levantó para traerla y vi su cuerpo. Más alto que yo, de piernas largas y bien formadas, culo paradito, espaldas amplias, cuello largo, cabellos rubios lacios y suaves. Bulto en paquete prometedor . Me gustaba pero de un modo particular. "No es mi tipo" me dije, suelo preferir muchachos más jóvenes, no tan altos, no tan seguros de sí mismos. Gente que no usa cadenas gruesas de oro ni tiene tanto mundo como este señor Luego lo pensé mejor y me di cuenta que el tipo estaba para comérselo entre dos rebanadas de pan.
Brindamos golpeando las botellitas de cerveza y seguimos charlando. Me contó dónde vivía, que tenía un perro , Rufus, , que había quedado al cuidado de una hermana soltera, Stacy, me preguntó si tenía auto y cuando le dije que no, quiso saber si sabía conducir. Si un dia vienes a Sabanah, conducirás mi auto, es descapotable, pero no muy grande, ideal para dos Te va a gustar agregó.
Si, "algún día iré a verlo" pensé no sin cierto cinismo. Algún día era nunca. Sabía que era un imposible. Estaba convencido que esta conversación superficial que parece hablar de futuro, terminaría en un rato, hoy mismo. Ese encuentro sería debut y despedida. Superando el ensueño ,le dije que nunca había salido del país, que jamás había volado en avión y menos conducido un auto convertible Nunca tuve pasaporte ni visa americana. Nunca viajé. Lo harás me dijo y yo me largué a reir. El me miró con una sonrisa congelada, como desconcertado. Pero yo me reía en serio. La vida me había enseñado a no hacerme demasiadas ilusiones, y menos con un desconocido de otro mundo, que mañana se iba y que calzaba mocasines azules y llevaba una gruesa cadena al cuello. Mejor no hacer planes. Se los come la suerte.
Le pregunté si le gustaban los argentinos y se sonrió con intención. Demasiado, dijo, y me guiñó uno de esos ojos azules color de bolita de vidrio y luego agregó, son demasiado hermosos y lo saben. No todos, le dije yo y pensé en mi. Nunca me pude convencer de ser al menos pasable. Mi vieja siempre me decía " vos sos un negrito feo pero simpático". Si muy simpático.
El terminó diciendo que pocos le contestaban cuando se acercaba a ellos, el hecho de que no hablara castellano a algunos argentinos les daba miedo y se alejaban. Sólo tú no me tuviste miedo y me hablaste, me dijo. No le tuve miedo y tampoco era uno de esos jóvenes demasiado hermosos que rehuían la conversación apenas advertían un acento extraño, .me dije para mi Prefieren conquistas más fáciles. Yo necesito hacer esfuerzos. Lo mío siempre es una pelea difícil. Muchas veces pierdo por puntos .En otras por" knock out".
La noche se terminaba: algunas parejas se besaban en los lugares más oscuros del salón, o quizás tenían sexo desesperado y anónimo en el cuarto oscuro que quedaba más allá de la barra, ahí donde un pesado cortinado de un color indescifrable detenía el ruido, y obstruía la luz prolongando eternamente la noche que ya se estaba muriendo.
El disc- jockey de entonces, tenía instrucciones de pasar música lenta a esa hora, música para "chapar" como se decía aquí, música para bailar abrazados, apretados, música para tocarse y besarse, música para frotarse los cuerpos, sentir el bulto del otro pegado a tu bulto, las manos del otro acariciando tu espalda, tu culo, tus hombros, apretando tu nuca.. El me propuso bailar, y a la pista fuimos, y yo que estaba medio mareado me dejé llevar, y abrazar por él y apoyé mi cabeza en su hombro, sintiendo su calor, la presión de su pecho, de su cuerpo, de su pija endurecida bajo el pantalón ceñido que cubría sus piernas largas y fuertes. Oliendo su after- shave,y su sudor.
El sexo entre dos hombres gay no suele ni debe tener dilaciones decía un viejo que conocí hace mucho en un local ya inexistente. Se da o no, pero si se da es casi instantáneo. Creo yo, que los gay buscamos el final feliz de la película romántica de Hollywood casi apenas comenzada. No se puede esperar la hora treinta que dura generalmente. Si se espera hasta que avance mucho, todo será un fracaso, no pasará nada o como decía no se quién, simplemente seremos "muy buenas amigas", compañeras de clase de bordado y tejido, y sin femenizar , apenas dos extraños que no congeniaron. Hay un momento en que otro hombre pasa a ser de candidato a un polvo glorioso, a una "amiga del alma". Se perdió el "momentum" dicen.
Cuánto tiempo esperamos para besarnos no sabría decir, quizás con el segundo tema, una versión de aquella canción de Vinicius de Moraes, "Yo se que te voy a amar" por la gran Mayssa Matarazo.. Una antigüedad, pero que manera de apretarnos, de besarnos, de sentir la dureza de nuestras vergas, jugando una esgrima imposible de definir allí. Mi culo hervía, mi pija lloraba no sé porqué pequeñas lagrimitas de deseo. Y si , para que voy a mentir hace mucho que no tenía una "alegría". Un par de meses o más.
Yo tenía debo reconocerlo, un prejuicio contra los yankies :de que eran fríos, calculadores,egoístas, obsesionados con el dinero y el tiempo, sexópatas, incapaces de demostrar sus sentimientos y deseos, pero David rompía esos esquemas. No respondía a esos moldes. Lo deseaba sin importarme nada, y devolvía cada beso con toda mi boca mi lengua, casi mordiendo su boca, apretado a su cuerpo duro, dejándome llevar por su abrazo sintiendo sus manos acariciar mi espalda y mi culo, muriéndome de ganas de coger con el, percibiendo su pija dura y grande contra la mía Dándome cuenta de su tremenda calentura que entre cortaba su respiración. Oh baby dijo al fín y nos besamos enloquecidamente. Facundou dijo al final, "lets go home" (vámonos a casa), abrazándome una y otra vez como temiendo que yo me escapara cuando cerrara la disco.
Su "casa" era un appart hotel lujoso, con una entrada espectacular. Cuando llegamos a su habitación vi las valijas listas y cerradas en la entrada. Eran una señal de la fugacidad de todo. Pero que era ese "todo" ?
Trajo una botella de bourbon, dos vasos y hielo y me di vuelta para mirarlo cuando escuché el ruido del los cubos de hielo cayendo en los vasos. Bebimos. Yo dejé mi vaso en el suelo me paré y el me siguió. Me detuve ante la puerta como si dudara en quedarme y él temeroso de que yo cambiar de opinión, me abrazó desde atrás, y besó mi cuello y yo comencé a temblar mientras sentía su dura verga grande hundiéndose contra mi culo. Fue como un escalofrío que el advirtió y haciéndome girar me dijo que me quedara tranquilo, que no me haría ningún daño. "You are safe baby " repetía ," you are safe now (estas a salvo ahora). Me abracé a él y por primera vez en la vida me sentíi seguro, en tierra firme, no un náufrago, ni un huérfano: algo me decía, ese hombre no me haría daño. Encendió su MP4 y puso una música suave. Me invitó a bailar con una reverencia y yo casi sin mirarlo a los ojos me dejé abrazar, dejé que me guiara por la sala, mi cara en su cuello, sus manos en mi cintura. Cuando se terminó el disco, me miré en el espejo y me pareció subyugante nuestra imagen besándonos. ¿Quién me besaba? ¿De qué lugar lejano de la tierra había salido ese hombre que se apretaba a mí como si no quisiera que me soltase? ¿De quién era ese perfume que me invadía como un hechizo inexplicable? Juro que no estaba borracho. Con unas copas de más si. Estúpido sí tal vez, pero no ebrio.
Nos abrazamos y así abrazados caímos en la cama. Vestidos y con los zapatos puestos y luego comenzamos a desnudarnos el uno al otro, despacito, lentamente, hasta que el me despojó del bóxer y yo me subí encima de su cuerpo desnudo y apoyé la cabeza en esos pectorales inmensos que habían llamado mi atención y en ese tórax bronceado y peludo, cruzado por su gruesa cadena. Apoyé mi cabeza allí y me quedé dormido. Después de un largo viaje había vuelto a mi cuarto, reconocido sus paredes, y me había acostado en mi propia cama. Algo así.habré pensado. Cuando desperté él acariciaba mi pelo, suavemente como no queriendo despertarme pero impelido a hacerlo por una ternura nueva que lo impulsaba.
El me acercó a su cuerpo. Cara a cara. Nos miramos a los ojos como descubriéndonos, como si fuera que recién ahora nos reconocíamos. .Me preguntó porqué temblaba. Le dije que siempre me pasaba eso cuando encontraba a alguien que me gustaba, porque sabía que siempre lo iba a perder.
Entonces tiemblas seguido me dijo riéndose. Dije no, y mi "no" resonó como un eco en la montaña, en el bosque vacío apenas iluminado por la luna. Toqué su cuerpo, quizás para convencerme de que no era un sueño, sino alguien real, y su calor, casi de fiebre, me confirmó que estaba allí, acariciando mi pelo, diciéndome palabras que yo no llegaba a escuchar, adorándome.
Es el exceso de alcohol pensé. Llega un momento en el que pensamos que amamos a todo el mundo: que las barreras no existen. Que se pueden traspasar las fronteras sin pasaporte y sin visa. Las paredes y los muros sin lastimarnos, el mar sin mojarnos, el cielo sin morirnos, porque somos invulnerables. Un instante donde los sueños se concretan y se hacen parte de otros sueños. Un momento en el que la esperanza es magníficamente verde y te hace correr la sangre a toda velocidad por las venas.
Me sentía como un niño, abrazado a un hombre que trataba de contener mi temblor, de darle calor a mi cuerpo destemplado, secando unas lágrimas que el sólo veía. Lágrimas nunca lloradas. ¿ De qué vale llorar si nadie te ve ni te escucha.?
Pasó un instante. Parecía que mi malestar había pasado aunque me costaba respirar tranquilo.Bajé mi cabeza por su pecho, besando cada centímetro de su piel brillante, mientras el acariciaba mi pelo, circulé por su vientre achatado, por su ombligo, por los pelos de su pubis, y respirando el olor de su sexo excitado, de sus huevos suaves, me llevé su verga a la boca y la tragué para hacerla mi prisionera. Chupé su pija, hasta que escuché sus gemidos, lo hice con tanta fuerza que a mi mismo me asombró. El apartó mi boca cuando creyó que se venia y me subió sobre su cuerpo desnudo. Tomo mi cara y me besó, en ambas mejillas primero y luego en la boca.
Me acosté a su lado, cerré los ojos, su mano grande apretó la mía y los dos cerramos los ojos como queriendo mantener ese instante por toda la eternidad. Si me muero ahora, pensé, lo haré con alguien tomando mi mano, con alguien a mi lado. ..Pero el encendió el velador de su mesa de luz unos minutos después y me dijo que tenía que levantarse. Su avión salía en menos de cuatro horas.
Nos abrazamos, sin hablar, sin decir nada, nos revolcamos por la cama hasta que el quedó a mi espalda, y sin preguntar, sin pedir permiso, me penetró lentamente, como con temor de herir algún nervio suelto , lentamente, como si la velocidad del mundo debiera detenerse por un instante para que se produjera la conjunción de dos cuerpos, y cuando estuvo dentro mío con su verga gorda y dura invadiendo los espacios menos conocidos de mi cuerpo,, comenzó a decir cosas que al principio no entendí, porque había sido tomado invadido, por el más íntimo de los placeres, porque mi piel se frotaba con su piel, porque desde el centro de mi, venía un huracán de deseo y necesidad, un "tsunami" de fuerzas de atracción, un imán prodigioso que no tenía nombre porque no buscaba que lo llamaran, sólo estaba. Pero luego, sintiendo como su verga acariciaba mis tripas, como sus huevos golpeaban en los míos, comencé a escucharlo y me pareció oír algo así como un oráculo. Me dije no puede ser verdad, nadie se enamora en una noche, nadie dice de verdad te amo a un desconocido con el que apenas ha compartido una cama alquilada un par de horas. Nadie dice de verdad ,te quiero, mientras su verga se hunde en la tibieza del cuerpo de otro ser humano por primera vez. Es sólo la excitación, la necesidad de completarse, sólo el miedo terrible a la soledad y a la muerte, lo que te impulsa a decir "amor" cuando de pronto hay solo un momento de éxtasis, un climax que dura menos que un orgasmo.
Me dijo que cancelaría el vuelo. Me dijo que me amaba. Me preguntó si yo sentía algo igual y no pude emitir palabra, me abrazó hasta que mis costillas parecieron estallar, lloró largos sollozos de alivio, me abrazo a su pecho, recorrió con su mano todos los rincones temblorosos de mi cuerpo, y como si quisiera bautizarme con su esperma ya enfríada, escribió una y otra vez con su pija sobre mi piel, "te amo"..
Me destapé, toque su pecho, recorrí con mis manos frias su cadena gruesa, sus pelos, sus pectorales perfectos, su garganta enrojecida, su nariz, la comisura de sus labios y me abracé a el,, entrecrucé los dedos de nuestras manos, apreté con mis piernas las suyas, como temiendo despertar en algún momento y darme cuenta que era un sueño..