Noche Movida

No era capaz de identificar la cama en la que se despertó. No recordaba todo lo que había sido capaz de hacer durante la noche.

Se despertó sobresaltada. La habitación estaba oscura, no le resultaba familiar. Al girarse en la cama noto que no estaba sola. Se asustó. Durante la noche había bebido mucho, se puso a recordar lo que había pasado.

Recordaba bastante bien el principio de la noche, como se había recogido su larga melena negra en una coleta, como seleccionó su ropa interior un conjunto negro de sujetador y tanga, también la decepción de no haberse podido poner una minifalda porque no le había dado tiempo a depilarse y como tuvo que elegir a carreras porque llegaba tarde, una camiseta y pantalón negro que mostraban un generoso escote de su talla 90 y disimulaban, en su opinión, su gran culo. El conjunto lo completo con botas blancas y una chaqueta de igual color por encima.

Había quedado con dos amigas para salir esa noche, cuando se encontraron fueron directamente a beber hablando de trivialidades. Bebió mucho, varios litros de vodka limón, nunca se había cogido un pedo igual. La conversación se volvió interesante cuando estaban tan borrachas como para llegar a apostar cualquier cosa, no recordaba muy bien porque surgió, pero acabo apostando algo (no recordaba exactamente que) con sus amigas, lo ganaría la que fuese más puta durante la noche.

Una de sus amigas se levantó. Lo siguiente que recordaba era su lengua recorriendo su boca, sus manos explorando su cuerpo, la apoyó contra la puerta del baño y sacó sus enormes tetas al aire, la muy guarra no dejaba de jadear, tenia los pezones durísimos, le gustaba la comida de tetas, cuando entró en su coño lo notó, primero uno y luego dos dedos, la retorcieron de placer hasta el orgasmo, uno doloroso porque cuando se corrió le mordió con todas sus fuerzas uno de sus pezones. Pasó a tener los pantalones por las rodillas, la cara de su amiga en su entrepierna, degustando su almejita, quería llamarla puta pero solo salían gemidos de su boca, todo el bar se tuvo que dar cuenta de lo que pasó en el baño, recordó avergonzada, porque cuando se corrió no escatimó en gritos.

Su primer recuerdo de la discoteca en la que entraron, es la polla del tío con el que se lió nada mas entrar allí, uno que le miraba descaradamente las tetas. No besaba del todo bien, pero con una polla clavada en ella no pudo menos que excitarse. El chico fue cogiendo confianza, empezó a tocarla las tetas por debajo de la camiseta, llegó incluso a intentar tocarla el coño. Se hartó de él. Se lo llevó al baño y le prometio chupársela si la dejaba en paz.

Tenía una polla de unos 15 centímetros, unos huevos grandes, empezó por chuparle todo el palo, se metió los huevos en la boca, primero uno y después el otro, se la tragó entera, el chico estaba en la gloria, suspirando con los ojos cerrados. No le dio ni tiempo a acelerar el ritmo, se corrió en su boca. Le encantaba la sensación de una polla vibrante en su boca, guardo el semen en la boca y le dio un beso de despedida.

El aire de la calle la espabiló un poco, caminó sin rumbo por un rato, en una callejuela estrecha se encontró con tres chicos fumando porros. Los tres eran de buen ver, un rubio y dos morenos, dos altos y otro algo más bajito, estaban completamente volados. Cuando les pidió que la invitaran, aceptaron aunque dubitativos. Al que le paso el porro le planto un buen beso en todos los morros y se sentó junto al rubio, al rato se lo paso plantándole otro buen beso. Se levantó y se apoyo junto a la pared, ellos la rodearon, estaban cortados.

El primero que se decidió fue el rubio, la tocó una teta, el alto se dedicó a la otra mientras el pequeño se liaba otro porro. Empezó a acariciar pollas, por encima de los pantalones, no dejaron de fumar porros. Entraron en un portal, fuero a la escalera, primero desapareció la chaqueta, luego el sujetador y la camiseta, tres pollas estaban al aire, todas de unos 15 – 18 centímetros, mientras ellos la tocaban ella no dejo de chupar, mientras chupaba una acariciaba las otras dos, las pajeaba o le acariciaba los huevos. Perdió el rumbo, el alcohol se unió a los porros y acabo desnuda. No llevaba nada puesto. Se puso a cuatro patas, chupaba la polla del rubio mientras el alto se la metía por el coño. Todo se mezclaba en su mente, en esa posición se la chupo a los tres, los tres la jodieron y los tres se corrieron dentro, no recordaba cuanto tiempo estuvo así, ni cuantas veces se la follaron.

El rubio la invito a su casa. No se volvió a poner ni el tanga ni el sujetador, desde ese momento los perdió, fue su trofeo. Allí, nada mas entrar, la abofeteo, la llamo puta, la dijo que le besase los pies. Estaba en una nube, cumplió todo lo que la mandó. Su siguiente recuerdo claro es a cuatro patas, con la polla del rubio rompiéndole el culo, solo recordaba dolor, la única vez que se quejo, el azote le quito las ganas de volverlo a hacer. Se la follo por el culo y el coño, se la hizo meter entera en la boca, nada de placer surgió de esa parte de la noche. El alcohol dentro de todo lo malo hizo que esas horas en casa del rubio se borrasen de su memoria, solo quedaría el dolor del culo roto, la humillación de ser meada y la desesperación a la hora de volver a casa, sin su camiseta.

Llego a su casa casi amaneciendo, oliendo a pis, a calentón, a porro y a alcohol. Sus padres no estaban, pero su hermano sí. Ahora lo recordaba, la oyó llegar, la recibió en sus brazos, le contó toda la noche. En ese momento se dio cuenta, era la habitación de su hermano, estaba desnuda en su cama, todo le daba vueltas, una mano subió por su pierna... Si de algo no había la menor duda es que había ganado la apuesta.

Para cualquier cosa: jusjsu@yahoo.es