Noche misteriosa

Es una experiencia sexual, real, entre dos bellos ejemplares masculinos que apenas se conocen, pero que por azar del destino disfrutarán una noche de sexo intenso, muy excitante y puro...y de futuras noches muy intensas...

Era una noche misteriosa, donde se conjugaban distintas percepciones: nubes grises cubriendo el cielo nocturno de la ciudad, humedad en el ambiente, pero sin signos de una inminente lluvia que pronto ha de suceder, se sentía una brisa fría, suave; pero agradable, que invita a dormir con un buen amante, acurrucaditos, muy juntitos, bajo una manta de seda, en está noche especial había un silencio expectante, fuera de lo normal, tal vez por la hora, dando un toque de sensualidad en el ambiente. Definitivamente: "Love is in the air".

Salí del bar "Gay" a alta hora de la madrugada, un poco taciturno, pero satisfecho, e impactado por el ser que había conocido, tal vez flechado por cupido. Caminaba rumbo a mi casa, a pesar de estar un poco lejos, el camino a seguir era recto; al caminar, podía hacerme conciente de todo mi cuerpo, de mis grandes y fuertes pies, de mis grandes y bellas manos, de mis buenas y depiladas piernas, de mis gruesos muslos que se contraían a cada paso, soportando un buen culo, mi rico y gran culo, uno de los atractivos de mi físico, que hace suspirar a hombres y mujeres, así como mis sensuales labios, un punto donde machos y féminas dirigen sus miradas, hasta siento mi semi-erección al evocar la imagen del hombre más hermoso, maravilloso y divino que he conocido, que he visto sobre esta tierra. Al recordarlo, suspiro, y aspiro continuamente, expandiendo mi torso, un poco velludo, me agarro la cintura, y hago conciencia de los músculos de mi espalda y estomago, trabajados por horas en el Gym, muevo un grueso cuello, alrededor de mis grandes hombres y extiendo mis gruesos brazos, para relajarme, y continuo mi camino a casa, con los gruesos labios húmedos, mi mirada serena, con la cara sonriente, y Oh! Sorpresa, en el camino diviso a Enrique, que lo están dejando frente a su casa, se baja de un auto, se despide cordialmente de unos amigos, y camina hacia la entrada, el auto ya se ha ido y yo estoy casi en frente de su casa, al verme pasar me dice, hola Ricardo que haces por aquí, le contesto, voy a casa, ya estoy cerca, me advierte que es peligroso caminar a altas horas de la noche, y yo muy soberbio y orgulloso de mi físico y de mi dominio de varias artes marciales, a parte de decirle que estoy armado con una pistola calibre 9 mm; le digo que es muy difícil que algún loco se me acerque, a parte de que no permito que nadie me aborde o trate de llegar a mi espacio de seguridad.

Enrique me dice que si no quiero entrar, ya que sus padres están de vacaciones, y sus hermanos están en su pueblo natal: "San Francisco de Macorís", con sus abuelos, él está sólo en casa, y aprovechamos para conocernos mejor. Para mí su invitación era irrechazable, y no vacile un segundo para aceptar. Aquí vuelvo a rememorar lo que me atrajo de él. Primero sus ojos negros como azabache, una mirada tierna, sincera que denota agudeza, inteligencia, una sonrisa franca, abierta, un color de piel: "canela", tersa, de cuerpo totalmente lampiño (lo sé porque ni en sus brazos y antebrazos y el la parte superior de su pecho se percibía bello alguno, y sé que no se depilaba esas áreas), poseía una estrecha cintura, buen culo, que daban ganas de chuparlo hasta que aullara de placer, y una espalda para derretirse en sus brazos fuertes y largos, uuuaaaoooohhh, que bendito macho me ha atrapado. Oh! Dios dame fuerzas para no caer en esta tentación.

Pero en ese momento no se piensa, a esa hora no se piensa, después de unos tragos, no se piensa, cuando estás caliente como un tizón después de ver tanto macho rico, no se piensa, y más al no haber podido saciar tu instinto sexual, definitivamente, no lo pensé y entre en su hermoso lar.

Me invito a sentar en un sofá, encendió unas luces de la sala, les bajo el voltaje, haciendo un ambiente interior, más intimo y cercano; me ofreció algo de beber, le acepte una copa de vino tinto, el encendió el stereo y dejo una música hermosísima, muy sensual en portugués de Antonio Carlos Jobin (que coincidencialmente me fascina), y se disculpo para subir a sus habitaciones a ponerse algo cómodo.

Cuando lo veo bajar, está envuelto en una bata crema con visos negros, hermosa, que contrasta con su esbelta figura y color de piel, destacándose esa hermosa cabellera negra, y esos ojos negros, Oh Dios, los hombres de buen gusto si sufren.

Se acerca y toma su copa se sienta a mi lado y me dice que si me gusta el vino, a lo cual yo contesto, que me fascina pero que no voy a beber mucho, en eso le digo que me encanta la música que a puesto y en eso empieza a escucharse: "The girl from Ipanema" (la chica de Ipanema), un hermoso tema, y magistralmente interpretado por esas voces tan melodiosas.

Enrique se acerca a mí, me mira, y me dice Ricardo desde que te vi me gustasteis muchísimo, perdona mi atrevimiento, pero no puedo dejar pasar la oportunidad de demostrarte todo lo que siento por ti, en ese instante me sentía desfallecer, mi estomago estaba como si estuviera lleno de hormigas, mi garganta se trancaba, mi corazón latía rápidamente, de verdad que estaba super nervioso, y no dejaba de mirarlo a esos ojos negros, grandotes, que me enamoraron de la primera vez que los vi.

Enrique se acercaba a mi, y yo estaba paralizado, temblaba, y me dio un beso, yo cerré los ojos, y sentí sus labios, tiernos, de un hombre en la plenitud de la vida, a sus 23 años, igual que yo; tal vez sin mucha experiencia pero llevado, por el deseo, la pasión y el sentimiento de escrutar a un hombre desconocido. Sentía su boca, sus labios dulces, su aliento fresco, parece que al subir a ponerse la bata tomo algo de hierba buena, para mí ese beso, basto para volverme un autómata, y perder toda voluntad ante ese divino ser que me guiaba hacia un camino de placer y desenfreno.

El me levanto, me quito mi sweater, la correa, los zapatos, me bajo mis pantalones jeans, y sólo me que de ante él con mi diminuta truza, cuya parte posterior se me metía entre las nalgas. El empezó a sobarme, a agarrarme por todo lados me besaba el cuello, y me decía Ricardo, que rico hueles, que rico sabes, me gustas mucho, eres un hombre muy sexy, ven conmigo.

Me tomo de la mano y me hizo subir las escaleras y entramos a su baño el se desnudo ante mi, mostrándome su escultural cuerpo y un guevo riquísimo, moreno, grueso, semi-flácido, calculo que en erección debe medir 23 cms. Por 6 cms, de diámetro, era tremendo falo que cargaba el chico, el al notar mi impresión se sonrió, me guiño un ojo, y me dijo te gusta papi, le dije que si, que me encanta todo el, y me dice es todo tuyo, y tiene mucha lechita para ti, quiero cogerte y hacerte mío hoy, en ese momento, como por acto reflejo, me acerco a él y ya ante él, genuflexo, empiezo a olerle los vellos que le rodean su penes y sus huevotes grandes pletoros de semen, el olor me era muy agradable, excitante, estimulante, y me estaba haciendo babear, empiezo a lamerle las bolas, el emite un leve gemido, de aprobación y me dice así mi muñeco bello, sigue chupando esos granos, que son todos tuyos, su lenguaje un poco soez me estimulaba y me ponía bien puto, y mi pene hace rato que estaba erecto y babeante, en ese instante empiezo a mamarle su guevo con fruición, a succionar su líquido pre-seminal que tanto me gusto y me excita, este hombre nació para mí, ya lo sentía mío, y ya me sentía de él.

En ese momento, si Enrique me hubiese pedido la Luna, yo se la hubiera dado. El me dice: hay papi que rico mamas, puta más buena me he conseguido, voy a cogerte hasta que desfallezcas, me gustas tanto y me pones a millón, no sabía que eras tan chulo, pero con esos labios me imaginaba que harías maravillas con mi guevote rico, eh papi chulo. Yo solo oía, y me erizaba, me estremecía, me perdía con su guevo en la boca. Entonces, él me levanta y me mete en su tina, y comenzamos a bañarnos juntos, a hurgar por todos nuestros cuerpos, a conocer cada parte física de nuestro ser, el inicia a vaciarme un poco de gel de baño para hacer espuma y me agarra mi pene, y me dice, oye chico, estás bien armado, tengo unos 18 cms, en erección, de un grueso normal, unos 4 cms, de diámetro y estoy orgulloso de mi pene, Enrique empezó a masturbarme y me apretaba el culo, empezó a pasarme sus dedos por mi raja, y me dijo, que hoyito tan chiquito que tenes, parece que no le han dado mucho uso, en realidad, no le había dicho nada, pero me daba mucha pena, porque a esa edad sólo me había penetrado un amigo, cuando tenía 17 años, y él tenía un pene bastante pequeño, y no lo hacía con el con tanta frecuencia en esa época, y luego sólo lo hice con un vecino colombiano que tenía yo, que era compañero de mi hermano, y también tenía un pene delgado, por lo que mi orto no había sido sometido por una verga de las dimensiones de la que portaba Enrique, prácticamente yo era el activo o el más activo en todas mis relaciones gay, que sostuve antes de esa noche, Enrique pensó que con el culo que poseía muchos hombres abran intentado penetrarme y hacerme gozar las dimensiones de una buena verga.

Enrique me empezó a quitar la espuma con un agua tibia, y una vez estuve sin jabón, me alcanzó una toalla, y me dio otro beso muy apasionado, presionándome mi lengua con la suya, sus besos sabían a gloria, me tenía en sus brazos, y él sabía que me gustaba mucho.

Me llevo a su habitación que ya estaba bien aclimatada con su acondicionador de aire, y me puso de frente a su cama y mi dijo que me recostará dejando mi culo a su merced, el empezó a besarme las nalgas a sobarme la espalda, a besar mi orto y a decir, tienes ese culo bien apretado, eres activo, le dije que si, que en la mayoría de las veces era activo, el me dijo que a él nunca se lo habían metido que yo era su puta y que me iba a reventar el culo a guevo limpio y que me iba hacer gritar como nunca y que desde ahora el era mi dueño, mi macho, que utilizaría mi culo para rebosarlo de leche y hacerme sentir la puta que soy.

Yo solo contestaba que si, entre jadeos gemidos, y sus palabras rudas y soeces, me tenía muy caliente, jamás imagine que un hombre tan bello, de mirada tierna, tan apacible, sereno, fuera todo un animal dominante, en la cama, al momento de hacer el amor, y eso me estaba enamorando más de el, en ese pensamiento siento la base de su lengua que presiona el esfínter de mi ano, y lo humedece, con las puntas de sus dedos, lo empieza a pasar de arriba abajo, y alrededor de mi ano, haciéndome aullar como una vulgar puta, como perra en celo, estaba, que necesitaba verga, el fuego me estaba consumiendo por dentro, y el , aunque joven daba muestras de saber bien lo que hacía. Me estaba llevando al terreno de nunca regresar y quedar atrapado en la telaraña de su amor. Yo solo me agitaba me movía, suspiraba, y le decía Enrique mi amor, soy tuya, hazme tuya, poséeme, metemelo por favor, quiero sentirte dentro de mi papi, hazme tuya.

Enrique, reía, podía imaginar sus dientes blancos, y esa sonrisa tierna y pícara a la vez, por estar haciéndome sentir lo que sentía, su lengua empieza a tratar de dilatar mi esfínter, y en eso hace intento de penetrarme con su dedo índice y siento un poco de dolor, y el dice puta madre pero si pareces que eres virgen, le digo, que tengo un culo con poco kilometraje, y el ríe y dice bueno, bueno, le voy a romper el millero de tanto guevo que te voy a dar, este culo, cuando lo llene de mi lechita, va a ser mío, y en eso me empuja más su dedo, yo grito, el me muerde la nalga para evadir el dolor del orto y vuelve y me dice, verdad que este culo me pertenece, y empieza a desearme, lento, pero firme, profundo, y yo digo, entre un ronroneo, de perra en celo, que si, papi, este culo es tuyo, solo tuyo, pero por favor metemelo ya, un momento ricky, era la primera vez que me llamaba ricky, solo mi madre y alguna enamoradas que tengo me llaman así, y con su voz, y la forma de llamarme, me derretía.

En eso se para se dirige a un bureau cercano a su cama, abre la gaveta y saca un lubricante y un consolador de tamaño mediano, y me dice no te asustes perrita, que te voy a trabajar tu lindo culito, para cuando reciba en el este tronco de macho no te me desmayes, de acuerdo, y yo solo movía mi cabeza, excitado, tan extasiado que solo podía asentir con la cabeza, el me coloco en mejor posición y empezó a untar el vibrador con un gel vaginal, y lo puso en la entrada de mi orto y lo fue metiendo poco a poco, y me decia al oído mientras me besaba y mordisqueaba mis orejas, oye puta, te gusta, te gusta, disfruta saber, sentir, como te meto esto en tu cuerpazo, puto cabrón, maldito putito, tan rico y buenote que estas, su trato rudo y agresivo en ocasiones me ponía puto, muy puto al borde del orgasmo sin siquiera yo haberme tocado.

Me dice Enrique, ya puta, tenes todo el vibrador dentro, para mi, fue un trayecto placentero, ese vibrador debía tener unos 16 cms, medio fino, así que no padecí en lo absoluto bien lubricado, y el en ese instante empieza a buscarme la próstata para estimularla y enciende el aparato en lo máximo y siento una oleada de placer que surge desde mis entrañas y empiezo a moverme y a pedirle a Enrique que me haga suyo, que me meta ese guevon que tiene, tan rico, y rito, grito, me muevo el aprovecha mi éxtasis se voltea y me mete su verga en mi boca y empieza a cogerme por la boca, yo desesperado empiezo a chupar a mamar ese guevo tan rico, que pertenece a un hombre, joven fuerte, viril, tan macho que me da cosa.

Siento una ola de fuego dentro de mi y empiezo a sentir la inminente eyaculación, parece que Enrique se da cuenta me saca su pene de la boca, y me levanta, poniéndome en cuatro, como una perra, y me agarra los cojones y los aprieta hacia abajo causándome dolor y provocándome una dilación ante la inminente eyaculación, Enrique apaga el vibrador, lo saca rápidamente, causándome un poco de dolor, ante un sonido como de descorche de una botella, y de inmediato empieza a nalguearme, y me dice mira ricardito, buen mariconcito, dime quien es tu macho, quien es tu hombre, y lo repetía y repetía una y otra vez, quien te hace sentir puta, perra, y yo solo le decia: tú, tú, tú, en eso me mete dos dedos untados de gel lubricante y llega hasta mi próstata y empieza a masajearla y yo ya muerto de placer empiezo a temblar en sus brazos, agotado y empiezo a largar chorros y chorros de semen en sus sabanas, y el dice si perra, vacíate para que recibas a tu macho, y experimentes una experiencia extrema, diferente, estimulante, en lo que termino de eyacular ya Enrique a metido la cabeza de su verga en mi culo y empieza a empujar, en la calma del éxtasis no me percato que ya a metido una ¼ parte de su pene en mi culo y me dice, cariño respira profundo que ahí va todo y de un empujón entra la mitad, haciéndome arquear y volver a la realidad de estar postrado en una cama de un semi desconocido, en su habitación en cuatro y con medio guevo tratando de atravesar mis entrañas, con su mano me agarra el cuello y lo hunde entre las almohadas y me da otro empujo yo grito y siento como mi orto va aceptando su pene, y siento y un calor, se que estoy sangrando y el sigue y sigue hasta que siento sus cojones que chocan con mis nalgas, y dice ya esta, no te preocupes, perrita, ya vas a saber como es que cojen los machos de verdad, y me sentía en las nubes, super puto, y feliz por estar recibiendo el pene de ese hombre que en solo una noche me había llevado a su cama.

Empieza el mete y saca, me agarra mi cintura con sus dos manos y de rodillas, empieza a sacar y a meter su pene aumentando el ritmo, toma, toma, toma, toma, eh que sientes, que siente, siente mi guevo que te penetra que te domina, que te gusta, yo empiezo a gemir, a gritar a recular, y a decir, si, si, si, si ahhhhhhhh, uummmm, ayyyyy, ahí, ahí papi, noooooooooo, sigue, chulo, mi muñecote, mi macho bello, y el seguía como una bestia insaciable dándome guevo por mi bien preparado culo, todo fue placer, mucho placer, y me estuvo cojiendo por media hora, cambiándome de posiciones, hizo unas posiciones, bien interesantes, que solo había visto en el Kamasutra, y me tenía perdido, enamorado, dominado, sometido a su deseo, aguanto tanto, porque luego me confeso que había bebido viagra para retardar la eyaculación y mantener una erección metálica, fue maravilloso, llegue a mi segundo orgasmo en medio de sudor, palabras, gritos y el seguía martillándome mi culo, que ya estaba entregado a el, paso sus manos a mis sensibles pezones y empezó a estimularlos, yo soy muy sensible en esa área, y el arreciaba más y más y me decia toma perra, me vengo, recibe mi leche, en eso me aferra más a su cuerpo, me deja su guevo enterrado y siento chorros y chorros de su leche caliente que hierven en mi intestino, y me provocan un tercer orgasmo muy intenso a pesar de no eyacular como acostumbro.

Fue maravilloso, el saco su pene, aún hinchado y duro como una roca y me lo metió en la boca, hasta el fondo, nunca pude tragarlo completo, pero el sentía que me dominaba y podía hacer de todo conmigo, y me decía, Ricky, te amo, nunca había tenido un orgasmo como este, yo seguía extasiado mamandole esa pinga, ese guevo, ese falo, esa verga, ese pene tan rico, que me había convertido en su fiel perra pasiva y que estaba dispuesto a hacer lo que el quisiera. A partir de esa noche nos hicimos novios llegue al amanecer a mi casa, mi madre no se dio cuenta a la hora que llegue, y pase uno de los amaneceres más inolvidables y maravillosos de mi existencia, de verdad que disfrute ser montado por un rico, dominante y viril macho dominicano, y sobretodo gay.

Luego les seguiré contando otras sesiones de sexo con Enrique y como fueron transcurriendo nuestras vidas, desde que nos conocimos. Espero les haya gustado este relato de una de mis experiencias sexuales más maravillosas, gracias por leerla y escríbanme a mi correo de Hotmail. Un beso…los quiere Vilonky