Noche en vela (1)

Yo solo era un chico normal y corriente de 18 años. No podía imaginarme lo que iba a pasar esa noche con la chacha... y mucho menos lo que iba a pasar los días siguientes.

Espero que les guste mi primer relato. Espero que me perdonen las erratas que encuentren, así como los fallos de expresión. Toda crítica constructiva es bienvenida. Disfruten (^_^):

Yo era un chico normal de 18 años. Tenía las aficiones que todo adolescente de mi edad: el deporte, los videojuegos, y hasta hacía un par de años la chicas, aunque aun no había conseguido tener una novia. Seguramente se debía a que era demasiado tímido, por el ambiente familiar que tenía desde los ocho años. Y eso fue así porque a esa edad mi padre murió. Desde entonces mi familia se ha compuesto de mi madre de 46 años, mi hermana mayor de 21 y en cierta medida nuestra chacha de 29.

Mi padre fue un gran hombre de negocios directivo de una multinacional, y gracias a eso, vivíamos con todo lujo y nunca nos ha faltado de nada. Pasaba mucho tiempo fuera de casa, pero aun así lo admiraba mucho, y su muerte en un accidente de helicóptero me dejó hundido. Y no solo a mí. Mi madre se volvió muy estricta y rígida con nosotros, y se dedicó por completo a administrar la fortuna que mi padre nos había dejado, que sería suficiente para vivir 20 vidas. Mi hermana antes alegre, se volvió seria y reservada. Yo en cierta medida, me volví un poco dependiente de madre, de mi hermana y de la chacha, y nunca conseguí hacer muchos amigos.

La chacha siempre había estado en casa desde sus 18, ya que no tenía familia. No había tenido mucha suerte en la vida: sus padres habían muerto y desde un principio no le había gustado estudiar. Así que cuando se quedó sola, aguantó un tiempo con lo que le dejaron sus padres y finalmente se puso a buscar trabajo de limpiadora. Al ser tan joven e inexperta tuvo muchos problemas para encontrar trabajo y estando a punto de desesperarse, mi padre la contrató para vivir permanentemente en la casa y mi madre le enseñó a limpiar nuestro caserón de dos plantas, a cuidar a un niño de 7 y una niña de 10. Ella enseguida nos cogió mucho cariño a mi hermana y a mí, y después del fallecimiento de mi padre, fue como una verdadera madre para nosotros. Nos ayudaba a vestirnos, nos preparaba el almuerzo y cada noche venía arroparnos y se despedía con un beso en los labios, tanto a mi hermana como a mí. Recuerdo que al principio eso me pareció un poco raro, pero después lo consideré algo normal, ya que de todos modos no teníamos mucho contacto materno. Y siempre lo ha estado repitiendo hasta ahora.

Hace un año o dos empecé a ver ese beso de manera distinta. En parte eran mis hormonas, y en parte una película porno, que me enseño en buena medida lo excitante que podía llegar a ser. Poco después de cumplir los 15 empecé a esperar con ganas ese beso. Y también empecé a ver la mujer que era nuestra chacha. No era muy alta, de unos 1,60 cm aproximadamente. Estaba algo rellenita, pero era algo bastante atractivo en ella a sus 27 años. Además eso hacía que sus pechos tuvieran un par de tallas más y fueran superiores a la media. También era guapa, pero no parecía darle mucha importancia ya que no le gustaba maquillarse mucho y siempre tenía esa cara afable en la cara, entre cariño y ternura. Una cara que ahora esperaba con ansias ver aparecer por la puerta para que me arropara y me diera el beso nocturno.

Me pasé muchas noches masturbándome después de ese momento. La primera vez, recuerdo con vergüenza, no me llevé papel y casi me descubre a la mañana siguiente. Después fui más cuidadoso y limpio y escondí un rollo de papel al final de un cajón del armario entre la ropa. Una noche, unos años después, ocurrió el incidente que, ahora que lo pienso, fue el inicio de todo.

Era una noche entre semana como cualquier otra, yo había me había ido ya a la cama y estaba un poco más caliente de lo normal y estaba ya empalmado. Entonces apareció la chacha para arroparme con su sonrisa de siempre, cogió la manta y me la subió hasta el cuello:

  • Buena noches, cariño - dijo, y continuación sentándose en la cama a mi izquierda, se inclinó para darme el beso en los labios, apartándose su pelo castaño con su mano derecha, y cuando ya estaba sintiendo su dulces labios sobre los míos, noté algo más que me dejó de piedra: su otra mano había ido a parar para apoyarse a mi estómago, justo donde la punta mi miembro erecto estaba descansando en esos momentos. Ella puso cara de sorpresa y se irguió de inmediato, alcanzando solo a decir - ¡Oh!

En mi paranoia adolescente, un torrente de sentimientos me inundó. Primero me quedé paralizado, después sentí una profunda vergüenza y sentí arder mi cara y por último el miedo atacó mis entrañas pensando en lo que diría mi hermana, y por supuesto mi madre. Me empezó a recorrer un sudor frío cuando vi. las posibilidades en menos de un segundo.

La chacha, que seguramente vio todo esto en mi cara, recuperó su sonrisa afable y me acarició la cara:

  • Tranquilo, cariño. Esto... - y quedándome mudo de asombro, volvió a poner la mano sobre mi polla, por encima del pijama - ...es normal a tu edad. - inclinándose otra vez sobre mi, me volvió a besar, pero esta vez su lengua recorrió la parte interior de mis labios. La electricidad de la sensación me envolvió enviando un mensaje a mi polla, que pugnó por salir del pijama. En respuesta, la chacha la acarició en toda su longitud dos o tres veces por encima mientras su lengua seguía explorando mi boca. Arriba, abajo, arriba, abajo. No podía concentrarme en los dos puntos de placer y los gemidos querían salir de mi garganta sin éxito. Entonce se irguió tirando suavemente de mi labio inferior con los suyos y apartándose.

  • Que descanses cielo - me dijo sonriendo pícaramente y apretándomela con la mano brevemente. Acto seguido se levantó y se dirigió a la puerta. Antes de salir, me guiño el ojo y me soltó:

  • No olvides utilizar el papel del armario - y después cerró la puerta.

No sabía que hacer, que pensar, estaba confundido por la sensación de haber sido pillado y el placer al mismo tiempo. Al final el placer acabó prevaleciendo y me hice dos o tres pajas pensando en el momento, en sabor de sus labios, en las electrizantes sensaciones que habían recorrido mi mástil y mis labios al ser acariciados... en resumen, estuve hasta bastante tarde y me quedé rendido al final. Me iba a quedar dormido cuando alcancé a escuchar un ruido que venía del pasillo. Eran las dos o las tres de la mañana ¿qué podía ser?

Intranquilo me levanté, abrí la puerta con cuidado y miré a la oscuridad del pasillo. Mi casa era una casa muy grande, casi una mansión. En el ala oeste de la segunda planta estaba el gran dormitorio de mis padres, ahora solo ocupado por mi madre. En el ala Este estaba el dormitorio mío y el de mi hermana. Entrando desde el recibidor y subiendo la escalera central, mi dormitorio estaba casi nada más entrar al pasillo de ese lado de la casa. Y un poco más adentro, doblando un recodo, estaba el baño y el cuarto de mi hermana.

Al principio no escuché nada y estuve a punto de entrar otra vez y cerrar la puerta. Pero ahí estaba otra vez... como un gemido. Venía del fondo del pasillo.

Con cuidado me acerqué hasta la esquina, pisando sin hacer ruido sobre la moqueta escuché voces:

  • Cuidado señorita, no querrá despertar a alguien.- oí susurrar a una voz femenina

  • ¡Cállate y sigue! - fue la dura respuesta.

Con cuidado doblé la esquina y vi una débil luz a través de la rendija del cuarto de mi hermana. Tenía que ver lo que estaba pasando. Con sumo cuidado, me agaché y me acerqué de rodillas poco a poco. Y lo que vi me dejó hipnotizado.

Mi hermana estaba sentada en la cama con su negro pelo sobre sus hombros desnudos y sus generosos pechos al descubierto. Tenía el camisón por la cintura. Y la chacha... la chacha estaba acariciándole las tetas. Suavemente. Tranzando círculos alrededor de las aureolas. Sosteniéndolos como para comprobar su peso. Perturbador. Era la primera vez que veía unos pechos reales tan de cerca... y a otra mujer acariciándolas. No podía dejar de mirar. Se me había quedado la boca seca.

  • ¡Chúpalos! - ordenó mi hermana poniendo cara de lujuria. Cogiéndole la cabeza a la chacha con las manos la acercó hacia así.

La chacha empezó a lamer con dulzura las sonrosadas aureolas mi hermana, como comprobando el sabor, después dio vueltas con la lengua lentamente alrededor de uno de los pezones, después el otro. Y cuando los dos estuvieron húmedos, jugó con uno la lengua y con la otra mano pellizco suavemente el otro. Después empezó a presionarlos con los labios, como si quisiera comérselos.

  • Aaah... si... ah...sigue...ah ah...aaaaah - gemía mi hermana.

Ni que decir tiene, que el espectáculo me puso a mil. Con cuidado, acomodándome de rodillas, me la saqué y empecé a masturbarme. Ahora la chacha acariciaba ambos lados de la cadera de mi hermana, mientra seguía mamándole las tetas, lenta pero firmemente. Su mano iba del costado al estómago... y hacia abajo, queriendo encontrar otro punto. Mi hermana no paraba de gemir.

  • Mmmm... ah ah..mmmm.

Entonces la chacha se levantó y se sentó a su lado, y empezó a besarla apasionadamente, mientra una de sus manos iba bajando delicadamente del estómago a la entrepierna de mi hermana. Yo estaba a punto de reventar. Yo incrementé el ritmo pero las pajas de antes estaban impidiéndome llegar. Centré mi atención en el cuarto de mi hermana una vez más.

La chacha estaba ahora masturbando a mi hermana. Había metido la mano por debajo del camisón y movía lentamente la mano. Mientras veía la lengua de la chacha lamiendo la comisura de la boca de mi hermana y mientra está emitía pequeños gritos de placer.

  • ¡Siii!¡Sí!...¡ohh!...¡ahhh!

La chacha fue aumentando el ritmo poco a poco llevando a mi hermana al éxtasis. Pero justo cuando parecía que iba a llegar, mi hermana le cogió la mano a la chacha, la besó en la boca profundamente. Después la miró con cara de vicio. Yo por mi parte estaba a límite, a punto de llegar, mi mano moviéndose a toda velocidad y me concentré en la tarea.

  • No... mmm... aun no.- ronroneó mi hermana dentro
  • quiero que me des placer oral...mmm... hermanito.

Fue como un mazazo. Me quedé totalmente paralizado. Ya está. Se acabó. ¡Seré gilipollas!¡Te han pillado dos veces en la misma noche! Me quedé esperando impotente a ver a parecer a mi hermana por la puerta hecha una furia. Y esperé... y seguí esperando. Por fin me arriesgué a mirar otra por la puerta no sin cierto miedo.

No habían reparado en mí. Seguían a lo suyo. La chacha le había quitado el camisón a mi hermana y en estos momentos estaba arrodillada frente a ella, bajándole las bragas y acariciándole las esbeltas piernas en el proceso. Parecía que las estaba esculpiendo y admirando al mismo tiempo su perfección. Cuándo se las quitó finalmente mi hermana abrió las piernas y pasó su mano por su coño... afeitado. Excepto una delgada franja vertical, encima de, lo que supuso, sería el clítoris. Era como en aquella película, precioso, misterioso, de un rosa profundo...

  • Vamos hermanito, cómemelo ahora.- dijo mi hermana mientras presionaba la cabeza de la chacha hacia su entrepierna.

Aquello fue demasiado. Aun tenía el susto en el cuerpo de antes... y... y... ¡su hermana tenía fantasías con la chacha en las que él era el principal protagonista! No queriendo arriesgar mi suerte, me ajusté el pantalón y me alejé de la puerta temblando aún. Y con cuidado volví a mi habitación y me metí en la cama, y me puse de lado, dándole la espalda a la puerta.

Pensé en todo lo que había pasado esa noche, en la chacha... en mi hermana...en sus tetas... en su... Mi polla comenzó a crecer de nuevo, pero no quería cascármela pensando en mi hermana... no estaba bien...Pero no podía apartar la visiones de ese día...seguía sin poder dormir. Estaba cansado, di unas cuantas vueltas durante un rato, hasta que al final decidí que si me hacía una nueva paja seguramente me relajaría definitivamente. Iba a ponerme cuando escuché el sonido de la puerta de mi cuarto abriéndose con cuidado y volviéndose a cerrar. Después un pestillo. ¡Me había dejado la puerta abierta! ¡La chacha la cerró antes! ¡Seré estúpido!

Cerré lo ojos e intenté hacerme el dormido, intentando parecer que dormía profundamente.

Alguien se descalzó. Una mano retiró la colcha. Un cuerpo vestido entró en mi cama. La colcha cubrió dos cuerpos. Un brazo me abrazó por detrás. Y lentamente fue bajando una mano por el pijama hasta mi polla.

  • Veo que aun está despierto - dijo la chacha en mi oído con una risita. Empezó a masajearla por fuera.- ¿Te ha gustado lo que has visto? - Sus labios mordieron suavemente mi oreja y su lengua se puso a jugar con el lóbulo. Yo solo pude soltar un gemido. Siguió así un rato. Y de repente metió la mano por debajo de la parte de arriba del pijama y me acarició el estómago... y bajó por la pelvis. Yo me arqueé y ella mordió mi cuello. Finalmente metió la manó se adentró en mi pantalón y buscó mi virilidad. El tacto de su mano fue como el fuego. Primero me pajeó dentro de los calzoncillos suavemente, dándome besitos en mi nuca. Después tiro de mi cuerpo y me puso de espaldas medio encima suya, de manera que su otra mano quedó libre... para bajarme los pantalones del pijama. Mi polla quedó libre.

  • Buen tamaño - me susurro al oído. Me pasó una mano por el pecho y con la otra empezó un lento movimiento que recorría todo mi miembro. Zum Zum Zum Zum Zum Zum Zum. En un momento dado descubrió mi glande, y empezó a jugar con el con los dedos. Yo no podía aguantarlo. La tenía a reventar. Quería escapar, arquearme. Era insoportable esa caricia. Pero de los trabajos de casa la chacha era fuerte y yo era más bien delgaducho, así que me sujeto con firmeza. Dejó de jugar con mi glande y empezó a pajearme a base de bien.

Zum Zum Zum Zum Zum Zum. Con movimientos contundentes y constantes.

Yo no podía más.

  • Aaah...aaaaah...aaaah - empecé a jadear.

  • Ssst ¿quieres que se enteré tu hermana y venga a unirse a la fiesta? - rió en su susurro.

Eso me calentó aun más si cabe. Iba a corredme. La chacha lo adivinó y aumento el ritmo. ZumZumZumZumZumZumZumZum.

  • ¡Me corro! - empecé a gritar - ¡Me corr-! ¡mmmmmmmmmm!- Me había tapado la boca con la manó mientras continuaba con el trabajo manual. Y me corrí. Parecía una fuente no paraba de correrme. Y la chacha seguía pajeándome exprimiéndome todo lo que podía.- ¡Mmmm! ¡MMMMMMMM! ¡Mmmm!

Era insoportable. Una mezcla entre dolor y placer que se prolongó durante 5 o 10 minutos, atrapado por su fuerte presa.

Cuando acabó salió de debajo de mía y yo me tumbé destrozado en la cama, dispuesto a caer en el abrazo del sueño.

  • Ah no. Yo aun no he tenido parte.- dijo sensualmente. Antes de pudiera protestar se montó a horcajadas sobre mi y me besó húmedamente buscando mi lengua. Sabía a...no era saliva...solo podía ser...Mi polla empezó increíblemente a reaccionar de nuevo. ¡Todavía tenia la boca llena de la corrida de mi hermana! Y procuraba además que no hubiera parte de mi boca que no se diera cuenta de tal hecho. Repasó todas, las partes: el paladar, los labios, hizo que mi lengua jugara con la suya... Por fin se enderezó sentándose en mi estómago.

  • Así está mejor - dijo acariciándome la polla llevándose la mano a la espalda -. Pero creo que aun no es suficiente.

Poniéndose en mis piernas, me cogió la polla polla con mimo... y empezó a limpiarme el semen... con la lengua. Chupaba un rato y después tragaba. Así una y otra vez, llevándome a un placer que no había conocido nunca... se me puso otra vez como una roca. Esto pareció excitarla. Se puso a jadear y se la metió en la boca. Y empezó a subir y bajar rápidamente la cabeza, tragándose mis veinte centímetros de polla.ChupChupChupChup

  • ¡Ah!¡Ah!¡Ah!

  • ¡Mmmmm!¡Mmmmm!¡Mmmm!

Por fin se levantó y se sentó otra vez en mi estómago. Se desabrochó tres botones de la blusa, lo justo para bajar el sujetador y sacar las tetas. La luz de la luna que entraba por la ventana las iluminó. Eran uno buenos pechos, con pezones grandes y oscuros. Me cogió las manos y las puso en ellos.

  • ¿Te gustan? - preguntó. Yo solo pude asentir dominado por el deseo.- Pues esto te va gustar más.

Se puso de pie en la cama. Vi que llevaba medias y falda, y desde mi posición le observé sus bragas blancas. Se levantó la falda un poco apartó las bragas aun lado sin quitársela de manera que viera su abertura. Estaba goteando fluidos vaginales. Los sentía caer en mi estómago. Calientes como lava ardiendo.

  • Toma prueba un poco - me dijo. Acto seguido me cogió una mano y tiró de mí. Y me llevo la cabeza hasta su coño. Los pelos me molestaban un poco pero aun así, probé el fruto prohibido y comí con avidez.

No se el tiempo que estive así. En un momento dado, me empujó atrás con algo de fuerza. Estaba algo mareado. Algo que a ella no le importó. Se puso de cuclillas. Y empezó a frotar mi polla con la entrada de su coño.

  • ¡Ahhh!¡Ahh!¡Ahhh!

  • No te impacientes mi amor que ya voy.- Me dijo con dulzura

Apartó bien el borde de sus bragas ...y empezó a meterla y a sacarla lentamente. Al principio solo la punta y después cada vez un poco más lejos, un poco más hondo. Yo ya estaba un poco ronco y sin fuerza para hacer mucho, pero eso no le importó. Ella sonreía en éxtasis. Por fin la metió hasta el fondo. Puso sus manos en mi pecho. Y comenzó a cabalgarme.

  • ¡Ohhhhhhhhhhhh!¡Mmmmmmmmmmmm!¡Ahhhhhhhhhhhhh! - gritaba ella.

Despacio al principio, pero cada vez más veloz. Hasta que sus embestidas empezaron a sonar contra mi pelvis.ThumbThumbThumbThumb. Era una ritmo demasiado para que lo aguantara, y más después de lo que había pasado ya esa noche. Al final me corrí en éxtasis que debía se lo que alguno llamaban llegar al cielo. Y... me desmayé.

No obstante a ella no le importó. Años más adelante me dijo que me siguió cabalgado salvajemente durante tres cuartos de hora hasta que por fin se corrió también. Cuando lo hizo me dijo a mi ya dormido yo, que había disfrutado muchísimo y que hacía un par de años que tenía una ganas inmensas de follarle, desde que había notado su desarrollo varonil, pero que no se atrevía a intentarlo. Dijo también que hacía años que no se corría así desde hace mucho... desde que se acostaba con su padre. Esto se lo confesó a un adolescente dormido porque aun no sea atrevía a confesarlo.

Ya en mi mundo de sueños, no se me paso por la cabeza ni en el más loco de aquellos sueños lo que me iba suceder durante los siguientes días.