Noche en tinieblas vibrantes

Calor, insomnio..., dolor por algo no llegado a realizarse, perdida..., necesidad física, soledad del alma, busqueda de amor irrealizable y realidad poética que se escapa por mi boca.

Como una espada temblada en la nieve

se retuerce atravesando mi cuerpo el deseo,

no duermo.

Siento palpitar desde la coronilla

pasando por el plano monte,

sexo...

hasta romper en los jugosos labios

un remolino que cae rompiéndose en mil pedazos.

Como el hilo de un arco me siento tensa

y a cada acorde de sensual pensamiento

vibra la cuerda musical del ser físico,

carne y sueño.

Hoy te imaginaré a ti, seas quien seas,

desnudo de hombre,

entre suaves plumas de algodón cubriéndome

en este lecho de sudor cálido y dulce,

súcubo humana,

donde el peso de terciopelo es como un cuerpo ardiente

deseoso del temblor que se escurre entre mis ansiosas piernas

duras y anchas para recibirte a ti que no te hallas aquí,

tableta de chocolate,

y la sangre no puede parar de corromperme

como un carrusel que sube y baja despertándome

sin compasión a los instintos más primarios

que me nublan la mente con imágenes de

manos finas y delicadas que con la precisión exacta

saben donde apretar mis dos pequeñas uvas rosadas

para que gima de placer en pecho,

talla noventa y cinco A,

entrecortándose la respiración,

se hincha el torso como si fuera a volar

elevándose por encima del mundo terrenal para llegar a uno nuevo,

lujuria mental,

donde zurce el sabor de tus besos una aguja afilada

por la columna hasta el centro húmedo, violento y dolorido de ansia

dejándome en éxtasis completo de caricias fantasmagóricas.

Me retuerzo como un muelle en las tenazas del herrero

buscando el máximo gozo de cachondo sentimiento

saboreando el olor a horno caliente y miel,

penetra estrecho,

en la humedad de tus ojos brillantes que se clavan

en la oscuridad de la mente sin freno

mientras mis oídos escuchan tu sordo aliento

susurrando aleteos de deseos que muerden mis brazos,

besos de lengua,

arrancándome pedazos de poros sexuales

en los costados de la cintura repletos de estremecimientos

por tu boca pidiendo y comiendo cada parte

de entendimiento vacío porque está lleno de

pequeñas muertes revoloteando como pichones en celo

que suben desde la uña de mis pies hasta la punta de mi cabello,

placer ciego,

me sorprenden tus labios como algodón húmedo recorriéndome

por dentro mientras se abren las piernas y aprietan

acariciando tu cabello entre muslos prietos,

lubrica el fluido,

siento en la mano una golosina roja y goteante

tan dulce como el viento de primavera

que depositas en mi boca para que siga lamiendo,

volcán de esperma,

en un suspiro que escucho en dos bocas al mismo tiempo,

grapados a fuego,

cuando me giras y ahora te tengo dentro con tu pecho

suave me aprietas contra el colchón mojado y muerdo,

tus manos en el cuello hacen burbujear el cerebro

y sentir que respiran mis poros azúcar espeso,

coño que gime,

ahora me levantan tus dedos

en la cintura duros y tiernos los siento

y como mantequilla tus manos se deslizan por las

curvas ondas de la espalda templada,

encuentro de gatos,

ya vuelvo estar boca arriba sintiendo

cada parte de ti en todo el cuerpo pellizcándome

como en un sueño que me completa y calienta,

platónico enamoramiento,

con palabras de asfixia eterna de posesión de dos cuerpos

y me ciego,

me pierdo,

me pierdo....