Noche en Madrid

Lo que pensaba iba a ser una aburrida noche en Madrid, termino no siendo tan aburrida.

NOCHE EN MADRID

Empezare por presentarme, mi nombre es Juan, y tengo 32 años, estoy casado con Lola, y tengo un pequeño de 5 años. Por el trabajo que tengo, cada cierto tiempo, tengo que viajar a diferentes ciudades de España, y si bien esto lo suelo saber con antelación, de vez en cuando, me surge algún viaje imprevisto, como el que a continuación os cuento.

Hace unos días, recibimos en la oficina, la llamada de uno de nuestros proveedores en el extranjero, para indicarnos que a los dos días llegaba a Madrid a reunirse con otra empresa que quería hacer negocios con ellos, y dado que nosotros tenemos la exclusiva en España, quería primero hablar con nosotros de la posibilidad de poder llevar a cabo dicho negocio de forma de que ambas partes saldríamos beneficiados en el acuerdo.

Así es como después de ver que no había billetes de avión para ese día, saque uno de autobús, y a los dos días viaje a Madrid.

Llegue hacia el mediodía, y después de registrarme en el hotel donde habitualmente lo hago, fui a comer para afrontar la tarde de reuniones. La tarde transcurrió como estaba previsto, y a eso de las ocho de la tarde ya habíamos llegado a un acuerdo, para ofertar al día siguiente a la otra parte, donde salíamos mucho más beneficiados que lo que esperábamos en la empresa. Ya solo faltaba que la otra parte lo aceptara, lo cual no era ningún problema, puesto que teníamos la sartén por el mango.

Una vez me hube despedido de mis interlocutores, me fui de nuevo a mi hotel, con la intención de contárselo a mis superiores, y después de cenar algo y darme un buen baño, meterme a la cama a descansar hasta el día siguiente.

Una vez llegué al hotel, lo primero que hice, fue liarme un porro y después de encenderlo, le llame a mi superior para comunicarle la noticia, que acogió con gran entusiasmo, por lo que tuve claro que en los días que estuviera en Madrid, si algo no iba a tener era problemas en explicar la cantidad de dinero que pudiera cargarle a la tarjeta de la empresa.

Después de colgar, me metí en el baño, y me dispuse a acabarme el porro. Si bien mi primera intención fue la de quedarme a descansar, a medida que iba fumándome el canuto, se me fue poniendo el cuerpo golfo, y me acorde de otro cliente que tenemos en Madrid, y a pesar de que no es un tipo que me caiga excesivamente bien, decidí llamarle para invitarle a cenar y así, tener con quien echar un par de pelotazos, antes de irme a dormir.

Quedamos en un conocido restaurante vasco que hay en Madrid, y después de darle cuenta a un par de buenas chuletas con su correspondiente botella de vino, nos fuimos a un pub que el conocía.

Al poco tiempo de entrar y de pedir unas copas, entraron una cuadrilla de chicas, entre las que se encontraba la novia de mi amigo madrileño, por lo que se acercaron a nosotros, y pidieron la consumición donde nosotros estábamos. La novia de mi amigo, era igual de ñoña que el, y el resto de sus amigas, por la pinta de pijas que tenían, la verdad es que no prometían mucho mas.

Terminamos la copa en aquel bar, y la novia de mi amigo y sus amigas, nos invitaron a tomar otra copa en otro sitio con ellas, a lo que aceptamos, con lo que los seis nos marchamos a otro lugar. Ya por el camino hacia el otro pub, fui entablando conversación con Bea, que resulto ser bastante simpática, por lo que decidí hacer lo posible para no dormir solo esa noche. Tomamos otra copa en el nuevo establecimiento, y al acabarla les propuse que me llevasen a otro bar a echar la última copa, a lo que todos, bea incluida, se negaron, ya que era la una de la mañana y al día siguiente todos tenían que ir a trabajar.

Salimos del local, y allí me despedí de todos excepto de Ana, a la cual mi hotel, le quedaba de camino a su casa, por lo que los dos debíamos coger la misma dirección y así fue como después de separarnos de los demás, enfilamos hacia nuestro destino.

Según nos estábamos aproximando al hotel, Ana me dijo, que ella también se había quedado con pena de terminar la velada tan pronto, ya que esa semana su marido se encontraba fuera, ya que había tenido que ir a otra ciudad por motivos familiares, y hacia mucho tiempo que no salía ella sola a tomar copas con las amigas. Le dije que eso tenía fácil solución, y que le invitaba a tomar la ultima copa en el hotel.

Yo antes de entrar, ya sabia que el bar del hotel a esas horas estaba ya cerrado, pero me había echo mis planes con Bea, y la verdad es que no me importaba terminar con Ana, ya que si bien había estado callada durante el rato que departimos con sus amigos, en el trayecto al hotel, me pareció una chica agradable, con la que se podía pasar un buen rato.

Entramos al hotel, y como bien había supuesto, el bar ya se encontraba cerrado, por lo que la invite a tomarse la copa en mi habitación. Si bien al principio, se hizo un poco la remolona, al final accedió a subir.

Llegamos a la habitación, invité a Ana a sentarse en el sofá, y serví del mueble bar, una copa para cada uno. Le pregunte haber si fumaba porros, y me dijo que si bien alguna vez había fumado, hacía mucho que no fumaba. No obstante, después de liarlo se lo ofrecí para que lo encendiese, diciéndole que un día era un día. Ella lo cogió y después de encenderlo y darle tres caladas, me lo volvió a pasar, dándole yo, otras tres caladas y volviéndoselo a pasar.

Esta operación la repetimos un par de veces, hasta que en una de las veces que ella me lo pasó, le agarre la mano y acerqué mi cara a la suya, dándole un beso.

Ana en un principio me lo devolvió si bien poco después se aparto diciéndome que estaba casada y que no podía ser. Se levanto, haciendo el gesto de marcharse, a lo que yo también me levante, cogiéndole por la cintura y susurrándole al oído que no fuera tonta, que yo también estaba casado, y que eso no tenia porque salir de allí, que tenía mi discreción asegurada.

Mientras le decía esto, le acariciaba la tripa con una mano, hasta que ella se dio la vuelta y nos fundimos en un largo beso. A partir de ahí, fui subiendo la mano hasta llegar a sus tetas, y ver que ya tenía los pezones tiesos. Nos tumbamos en la cama, y poco a poco nos fuimos desnudando mientras nos acariciábamos todo el cuerpo. Yo enseguida, baje mi mano a su entrepierna y mientras le comía las tetas, le hice una paja hasta que tuvo su primer orgasmo en mi mano.

Después de haberse corrido, nos volvimos a fundir en un largo beso, para después empezar a bajar mi cabeza, para irle lamiendo despacito todo el cuerpo, hasta llegar nuevamente a su coño, donde me volví a entretener en chupárselo, hasta que se volvió a correr, esta vez en mi boca, si bien no pare de chuparle, tragándome todos sus jugos, y cuando note que nuevamente estaba excitada, me coloque debajo de ella, para que me cabalgase, mientras yo agarraba fuertemente de sus tetas, y así fue como nos corrimos los dos a la vez.

Después de esto, nos fumamos otro porro tumbados en la cama, y nos fuimos a la ducha. Ana iba a regresar ya a su casa, puesto que al día siguiente tenia que ir a trabajar y ya eran las cinco de la mañana.

Una vez en la ducha, empezamos a enjabonarnos el uno al otro, calentándonos nuevamente. Entonces ella, me dijo que ya se había corrido tres veces y que yo solo una, por lo que me pidió que le dejara hacer a ella. Entonces fue cuando se agacho, y se metió mi polla en la boca para chupármela hasta hacerme correr. Si bien le avise de que me iba a correr, ella hizo caso omiso, hasta que me corrí en su boca, tragándoselo ella todo. Después me confeso, que las pocas veces que se la chupaba a su marido, nunca le había dejado correrse en su boca, sino que lo hacia en sus tetas.

Después de acabar la ducha, Ana se vistió, y después de darnos un beso de despedida, nos despedimos, hasta que el destino quisiera volvernos a juntar, puesto que como ya he dicho anteriormente los dos éramos casados, y no me quiso dar ninguna forma de poder localizarle, cosa que respete totalmente.

Espero os guste este relato de mi último viaje a Madrid, y como ya he comentado anteriormente, viajo constantemente por toda España, por lo que si hay alguna mujer que quiera pasar un buen rato conmigo, os dejo mi e-mail, mandarme una foto junto con un número de teléfono, y cuando vaya a tu ciudad, podemos intentar vernos. No me importa ni edad ni estado, aunque doy y pido absoluta discreción. Mi dirección es: intenciones69@hotmail.com

JUAN