Noche en la discoteca

Lo que empezó como una aburrida noche acabó muy bien...

Viernes noche. Una llamada.

¿Qué pasa tío? Te vienes a tomar algo esta noche con toda la peña ¿no?- La voz ronca que salía del auricular era el mejor amigo de Juan.

¡Uf! No sé, no sé...Estoy muerto del curro.

¡Venga tío! Que vienen unas amigas de Pedro, no me seas así...A las 12 estoy en tu casa y punto.

Bueno, voy a ducharme, ahora nos vemos.

Media hora después Juan esperaba en su portal, vestido con una camisa negra y unos vaqueros ajustados; gracias a su trabajo como mozo de carga en unos grandes almacenes tenía un físico envidiable, mientras esperaba se fumaba un cigarro con desgana, la verdad es que no tenía ningunas ganas de salir, acababa de terminar una relación de casi dos años y el trabajo le tenía muy agobiado. Cinco minutos más tarde llegó el coche de Carlos, el amigo de Juan, retumbando la música house por toda la calle.

¡Tío! ¿Preparado para las niñas? Jajaja, venga sube.

¡Buenas! Vale, pero baja la música anda.

Encontraron a sus amigos en la entrada de la discoteca de moda, eran 4 chicos más y 5 chicas. Juan se fijó en una de ellas, morena, ojos marrones, labios carnosos...Llevaba un top rojo ajustado que resaltaba sus grandes pechos y una minifalda negra que parecía pintada sobre su culo redondo. Tras las presentaciones entraron en la discoteca. Eva, la chica morena entró justo delante de Juan, mostrándole su precioso trasero, pero Juan no podía olvidar tan facilmente a su ex... Una vez dentro se fue directo a la barra, necesitaba tomarse algo para olvidarse un poco del mundo.

¿Qué te pongo?- dijo la camarera, una rubia espectacular con un sensual piercing en un lado del labio.

Un Jack Daniel con Red Bull- contestó Juan sin mucho ánimo.

Vaya, no se te ve muy animado- una voz que parecía una caricia a su lado atrajo su atención, era Eva.

Bueno, he estado mejor la verdad, ¿quieres tomar algo?- dijo Juan sin mirarla.

Lo que tu quieras guapo.- Mientras decía esto su mano se paseaba por el fuerte antebrazo de Juan.

Toma, un vodka con naranja.

Una gran elección, ¿vamos a charlar un rato a un sitio más tranquilos?- Dijo con un guiño.

Vale.- El whisky empezaba a hacerle efecto, nunca había sido bebedor y se le subía muy pronto.

Se fueron a la parte más oscura de la discoteca, agarrados de la mano. Al llegar Juan se apoyó en la pared, mientras que Eva bailaba sensualmente frente a él; notaba un calor subiéndole por el cuerpo mientras bebía y miraba a Eva bailar para él, así que se desabrochó un par de botones de la camisa, dejando ver sus marcados pectorales.

Eva, que ya había terminado su copa, se acercó lentamente a él, rodeó su cuello con los brazos y lo atrajo hacia ella, fundiéndose en un húmedo beso. Las manos de Juan decidieron que estaban cansadas de tocar siempre carne masculina y empezaron a acariciar el cuerpo de la chica; empezaron un descenso desde el cuello, recorrieron sus hombros, su espalda...Se detuvieron dubitativas en el borde de la minifalda.

Venga, no te cortes guapetón. - Dijo Eva suspirando.

Era lo que necesitaba, sus manos entraron en la minifalda, acariciando sus nalgas redondeadas y cálidas, y notó que no llevaba ropa interior, lo que le calentó aún más. Y Eva lo notó.

Vaya, aparte de buenísimo estás bien dotado- y dejó escapar una risita.

Mientras decía ésto, una de sus manos iba a comprobar si estaba tan bien dotado como pensaba, no contenta con notarla por encima del pantalón abrió un botón, luego otro; a cada botón que desabrochaba Juan dejaba escapar un gemido, que se ahogaba en los labios de Eva. La mano derecha por fin encontró lo que buscaba, agarró la dura polla de Juan y empezó a acariciarla, arriba y abajo, llenándose la mano del viscoso líquido que manaba de su miembro. Mientras, Juan movió la mano del culo a su coño, que estaba húmedo y depilado, esta vez el gemido fue de Eva, que no pudo aguantar más y se arrodilló.

Como la zona de la discoteca en la que estaban era muy oscura, nadie podía ver que estaban haciendo. Los labios carnosos de Eva abrazaron el miembro duro y caliente de Juan, su lengua jugaba con la punta, relajando la garganta consiguió metérsela entera. Los gemidos de Juan quedaban apagados con la música a todo volumen, cuando estaba a punto de correrse apartó a Eva, la puso contra la pared y le abrió las piernas, colocándose él mismo entre ellas, de rodillas para poder saborear el placer de sus fluidos, lamiendo el clítoris, besándolo. Los gritos de placer de Eva apenas lograba oírlos, pero sabía que le estaba gustando, así lo demostraban sus manos, aferrándose a la cabeza de Juan, apretándola contra su sexo empapado. Juan se levantó, aún con restos de los fluidos de Eva chorreándole por la boca y se fundieron en un beso. Las manos de Juan agarraron las tetas de Eva, la giró y la puso de cara a la pared, ella levantó el culo, dejándole un fácil acceso a su coño. La polla de Juan entró límpiamente, el grito de Eva se escuchó en un par de metros alrededor, pero nadie le prestó atención. El miembro de Juan era más grande de lo que Eva había tenido dentro, pero le daba el mayor placer que le habían dado nunca, notaba cada embestida cálida y fuerte.

Con cada embestida, Juan mordía el cuello de Eva, suavemente, dejando un surco de saliva en ella, sus manos sacaron los grandes pechos de Eva del top, jugando con sus pezones, acariciándolas, dándoles pequeños tirones. Decidió probar el otro orificio de Eva y para ello metió un dedo primero, luego otro y finalmente metió la punta de su polla; Eva ahogó un grito en la boca de Juan, sus lenguas bailaron juntas en sus bocas.

Poco a poco fue metiéndola más y más, con cada empujón, un grito de placer salía de Eva. Juan notaba próxima su corrida, pero decidió que Eva necesitaba correrse antes; así que salió de ella y volvió a su coño, su lengua volvió a saborear sus fluidos, esta vez mezclados con los de él. Con cada oleada de placer llenaba la boca de Juan, que disfrutaba saboreándola, tuvo tres orgasmos y quiso devolverle el favor a Juan, se arrodilló delante de él y empezó a comersela, su lengua jugó con los huevos depilados de Juan, recorrió todo el tronco, deteniéndose en la cabeza, besándola, lamiendola, adorándola.

El chico no pudo aguantar más y se corrió, su semen llenó la boca de Eva, que se tragó todo lo que pudo, pero era tal la cantidad que dos surcos le cayeron de la boca. Se levantó y se dieron un largo y profundo beso.

Después de eso siguieron bailando y bebiendo con sus amigos, que no se habían enterado de nada. Y por supuesto, esa noche se fueron juntos a casa de Juan y repitieron, pero ahora más tranquilos y en la confortable cama de Juan.

Espero que os haya gustado, es mi primer relato y espero que haya más, eso depende de vosotros!!