Noche en el parque

Cuando se juntan las ganas de enseñar con las ganas de aprender pasan cosas como ésta

Noche en el parque

Paso a relatar alguna de mis experiencias dentro del ambiente liberal.

Mi nombre es Dani, y en el momento de ésta aventura tenía unos 41 o 42 años.

Por aquel entonces me acababa de separar, tema que no viene al caso, y empezaba a disfrutar de mi soltería en todas sus facetas, especialmente la sexual. Llevaba muchos años en que no dejaba aflorar mis fantasías, ya que mi ex mujer era muy reticente en ese aspecto, y era el momento de volver a las andadas y poder disfrutar de esos campos.

Hice amistad con varias chicas, unas más fogosas y otras menos, pero hubo una con la que enseguida coincidimos en gustos y fantasías. La verdad es que no teníamos ninguna otra afinidad, pero en ese terreno éramos un volcán. Yo deseando volver a las andadas y ella deseando aprender todas las cosas que le había contado de mi anterior etapa. Se llamaba Ana (nombre ficticio lógicamente), era morena, pelo largo, liso, 1.65, algún kilito de mas pero situado en zonas que le resaltaban la figura y la sensualidad, dándole unas curvas tremendas.

Hablábamos mucho sobre sexo, sin tabús, ella se interesaba en mis aventuras pasadas, tipo de juegos, con quien o quienes, practicas realizadas, etc… Nos poníamos como motos hablando de ello y como no, acabábamos en algún callejón, o descampado. Le encantaba ( y a mi también ) jugar en sitios donde nos pudieran ver, sobretodo nos encantaba un parque en las afueras de la ciudad y donde por la noche no había un alma mas que algún mirón o dogginero en busca de fortuna. Recuerdo la primera vez que uno de ellos nos cazó en plena faena.

Lo vi desde lejos como tímidamente se iba acercando, a oscuras, pero divisando las siluetas. Yo seguí a lo mío. En ese momento yo estaba de pie, mientras Ana estaba sentada en un banco chupándomela lentamente, con devoción, como tanto me gustaba a mí que lo hiciera. Lo hacía sin prisas pero profundamente, sacándosela de la boca para lamerla desde la punta hasta debajo de los huevos y volviendo a subir, con mucha saliva, haciendo que todo resbalase como toca, sin ninguna fricción de esas incómodas que todos hemos sufrido alguna vez y que tan molestas son. El chico se fue acercando y me miraba cerciorándose de que yo no hiciese ningún gesto de desaprobación. No tenía ninguna intención de hacerlo, como es lógico. Cuando estaba a unos 7 u 8 metros se paró a observar. Como ya he dicho estaba bastante oscuro, pero se percibían bien las siluetas y vi como se la sacó y empezó a pajearse viéndonos. Estuvo unos 5 minutos en esas labores.

Pasado ese tiempo levanté a Ana, la puse encima de una de las mesas con su culo ofrecido y empecé a masturbarla en esa pose desde atrá. Ella estaba empapada, se notaba lo caliente que la había puesto chupármela (me encantan las chicas que se calientan chupando, como no?). La iba acariciando con mi mano, le metía un par de dedos, a veces tres. Le acariciaba el culito con mis dedos empapados. Ella gemía, no era de las que saben contenerse verbalmente, ya me entendéis.

De repente le hice un gesto al chico para que se acercase. Se quedó quieto, dudando si era realmente una invitación o un movimiento casual. Repetí la oferta y entonces si se fue acercando, lentamente. Cuando estuvo a mi lado le dije:

-          Me ayudas con esta putita? Parece que está bien caliente

Ana hizo un intento de levantar la cabeza y ver con quien estaba hablando asustada,  pero se lo impedí y de repente notó como una mano desconocida se adentraba entre sus piernas y le daba placer. En ese momento se dio cuenta de la situación y simplemente se dejó llevar. Era una de las fantasías de las que habíamos hablado y que a los dos nos apetecían.

Por como gemía, mi nuevo amigo debía de hacerlo muy bien. Cada vez lo hacía más alto. Tanto que hasta a mi me dio miedo a que alguien nos pillase aun estando lejos de la civilización, por lo que me puse a un lado de su cabeza, la cogí del pelo y se la metí en la boca lentamente.

-          Mmmmm que morbo, me encanta (me decía ella disfrutando de esa nueva sensación)

-          Si te gusta disfruta putita, lo vamos a pasar de miedo.

Mientras yo animaba a nuestro invitado a darle placer a nuestra chica, la que no paraba de correrse.

-          Traes condones? Le pregunté al chico

-          Si, puedo follármela?

-          Claro compañero, métesela bien, hasta el fondo y fuerte, que le encanta.

No sé cómo, pero en nada de tiempo ya tenía la goma puesta y se acercaba con su dura polla al trasero de Ana. Se entretuvo en pasarle la punta por la entrada varias veces, rozándola, arriba y abajo.

-          Quieres que te folle puta?

-          Siiiiii quiero que me la meta toda, no aguanto más.

Miré al chico y le afirmé con la cabeza la vía libre.

Sin pensarlo más, hizo varios movimientos de cadera, lo que sumado a la tremenda humedad de Ana, provocó que la polla entrase ella sola, sin ninguna dificultad, hasta el fondo, mientras él la cogía de las caderas. Yo no sabía si estaba disfrutando más de la mamada o del espectáculo que estaba presenciando, pero sinceramente, el morbo que sentía era tremendo, del que hacía años no sentía. Gemidos por parte de los tres, sonido de polla follando un coño empapado, el olor a sexo en el aire. Todo era colosal.

Estuvo unos 10 o 15 minutos follándola fuerte, sin piedad, mientras ella hacía lo mismo con su boca en mi polla, cada embestida de él era una sensación de garganta en la punta de mi glande. Tenía que hacer verdaderos esfuerzos por no correrme.

-          Cambiemos el sitio, quiero follarla yo ahora.

-          Me parece perfecto, quiero probar su boca.

Como dos buenos hermanos que comparten juguetes, nos cambiamos de sitio y mientras yo empezaba a introducirme en su coño mojado, él se quitó el condón y se la acercó a la cara de Ana, la que no dudó en cogérsela con la mano, darle un par de meneos y meterla entera en la boca mientras le acariciaba los huevos.

-          Esto era lo que querías? Dos pollas para ti?

-          Siiii lo deseaba, gracias por dármelo, te lo recompensaré.

Después de un rato, me aparté de ella, la puse de pie y la tendí en la mesa, abriéndole bien las piernas, ofreciendo su coñito empapado al que fuese, le daba lo mismo ya quien.

-          Me dejas que me la coma? Me pidió el chico

-          Toda tuya, haz que se corra con tu lengua, no aguanta mucho esa tortura, ya verás.

Y así fue, el chico se dio un manjar con esa entrepierna perfectamente depilada y totalmente mojada, sacándole un par de brutales corridas a Ana mientras yo ya le había desabrochado la camisa y me comía sus duros pezones. Ella gemía y gemía con los orgasmos, parecía no querer acabar nunca.

-          Quiero vuestra lechita, la de los dos. Dijo ella.

La dejamos levantar. Se sentó en el banco y con uno a cada lado empezó a chupar, alternando mamadas y pajas indistintamente. Estaba preciosa en esa pose, con la camisa desabrochada, los pechos fuera y la falda estilo cinturón.

El chico avisó que se iba a correr, entonces Ana siguió pajeándole acercando la polla a sus pechos.

-          Dámela encima, lléname de leche las tetas.

Y acto seguido el chico empezó a vaciarse, soltando varios chorros encima de sus pechos con la mano de Ana, que no dejaba de pajear como si quisiese exprimirle al completo y frotándoselos con la polla.

-          Es tu turno mi amo, quiero la tuya ahora.

-          Bien, pero yo te la daré en la boca, es tu premio.

-          Tú mandas cielo, yo obedezco.

Se la metió en la boca y chupó de tal forma que no pude aguantar más de 2 o 3 minutos sin vaciarme al completo dentro de su garganta. Fue una corrida brutal. Ese placer hacía mucho tiempo que no lo sentía y aun ahora me parece sentirlo. Siguió chupando hasta dejármela perfectamente limpia con su lengua.

Estuvimos un par de minutos en silencio, reponiendo el oxígeno y empezamos a vestirnos. Sin prisas, ya relajados. Nos despedimos del chico afectuosamente y dándole las gracias por su comportamiento nos metimos en el coche y nos fuimos.

Después de eso la llevé a su casa, como un buen caballero y hablando de lo que habíamos sentido y disfrutado, nos volvimos a calentar. Los que habéis probado situaciones parecidas ya sabéis lo que excita poder comentar las mejores jugadas después del partido jajaja

-          Ven, quiero agradecerte la noche que me has dado.

Me hizo entrar en su portal. Nos daba mucho morbo. Ya lo habíamos hecho otras veces allí. Era el sitio ideal. Nos pusimos debajo de la escalera, que era nuestro escondite nocturno. Se puso contra la pared y se levantó la falda ( había perdido la tanga ) y me dijo:

-          Fóllame el culito. Es tuyo si lo quieres.

Por supuesto no me hice de rogar. La hice agachar un poco dejando ese culito a la altura perfecta. Me agaché y le hice un buen beso negro glorioso. Asegurándome en dejarlo bien mojado y relajado ayudándome de un dedo y luego otro.

Cuando vi que estaba a punto, me la saqué y……

Ya os podéis imaginar cómo acabé corriéndome dentro de ese culito que muy pocas veces había disfrutado hasta entonces.

Después de esa vinieron muchas otras aventuras, con chicos, con chicas, parejas, grupos, etc… que os iré contando en otros relatos.

Espero que os haya gustado y no os cortéis en dejar vuestros comentarios. Para bien o para mal siempre se agradecen.

Saludos a todos