Noche en el garaje....

Comencé un sube y baja sensual, arqueando la espalda, con la cabeza hacia atrás y con los ojos cerrados. Nuestras respiraciones y gemidos no nos permitieron oír como abrían la puerta.

Como la mayoría de vosotros sabrán , perdí mi virginidad una noche de verano, en la cueva de una playa, con un chico que me ponía cachondisima y con mi ex de espectador.

Después de esa noche mi amigo Eduardo y yo disfrutamos de muchas mas noches como aquella.

La segunda vez que surgió otro encuentro amoroso, fue una noche en la que todos nos íbamos a un pueblo donde había una marcha increíble. Teníamos pensado pasar allí la noche, todos estábamos felices, lo íbamos a pasar en grande, lo que yo no imaginaba es que lo iba a pasar mejor que nadie.

Nos subimos en los coches. Yo iba en el de mi ex, con Eduardo, Rubén y Vanesa.

Charlábamos animadamente, yo iba en la parte delantera, y en una ocasión, Fernando, mi ex posó su mano sobre mi pierna, le eché una mirada fulminante, si pensaba que esa noche iba a perdonar su infidelidad, estaba muy equivocado.

Retiró la mano enseguida y se concentró en la carretera. A la media hora llegamos, las calles estaban abarrotadas, se oían risas, gritos, discusiones, enseguida empezamos a estar sumergidos en el ambiente. Íbamos andando por las calles, sin decidirnos en que garito entrar, cuando sentí que una mano agarraba una de mis nalgas. No hay nada en este mundo, que me irrite mas, que me toquen el culo cuando no me lo espero, mas de uno se ha llevado una bofetada por eso. Me giré con la mano alzada, y vi que era Eduardo, me agarro de la muñeca, me tomó por la cintura y atrayéndome hacia él, con sus labios pegados a los míos me dijo:

Este culito es mio.- Uff, eso me encendió como una llama.

Está a tu disposición cuando quieras. Me tomó de la nuca y me besó salvajemente, al poco, comenzamos a oír silbidos y aplausos. Y riendo nos metimos en un Pub.

Comenzamos a beber, a bailar, a brindar por la amistad, todo ese tipo de tonterías que se hacen cuando estamos de fiesta. En una ocasión en la que me quedé sola en un rincón, Fernando se me acercó.

Por lo que vi, lo pasaste muy bien con Eduardo la otra noche.

No lo sabes bien, disfruté como una verdadera puta. Le dije mirándole a los ojos.

¿ Por qué no lo hiciste conmigo?

Porque no me diste tiempo, en el momento que iba a tu casa dispuesta a ser tuya, te encuentro en la cama con esa tía. No me lo esperaba de ti, fue un golpe muy bajo.

Entonces lo que hiciste con Eduardo fue por despecho.

Ni mucho menos cariño, lo hice porque me apeteció, porque ese tío sabe ponerme a tono con solo mirarme.

¿ No te dio vergüenza saber que los estaba viendo?

Uy no, en ese momento me puse mas cachonda aún.

En ese momento no pudimos seguir la conversación porque Eduardo se acercó hacía nosotros con otras copas en la mano.

Ey, ¿ Qué pasa, os lo estáis pasando bien?- Preguntó dándome la copa y un beso.

De maravilla, le decía a Fernando, que la próxima vez no se escondiera para espiarnos, que si quiere, lo puede presenciar desde un palco presidencial.

Y regalándole una sonrisa sarcástica me dirigí a la pista de baile. Por lo que me pudo decir Eduardo algún tiempo después, cuando les dejé a solas, Eduardo le dijo a Fernando que yo le gustaba de verdad, que le volvía loco con son solo mirarle y que esperaba que eso no jodiera la amistad entre ellos dos. Fernando le dijo que no se preocupara, que lo que le estaba pasando se lo merecía.

Después de estar toda la noche riendo y bebiendo, nos fuimos a la playa, hacía una temperatura agradable, pero sin saber como ni por qué, comenzó a llover. Salimos todos corriendo hacia los coches, ya eran sobre las cinco de la madrugada y al final decidimos irnos para casa.

Llegamos a nuestro pueblo, pero como teníamos ganas de mas fiesta, nos fuimos a casa de mi ex. Estuvimos hablando y riendo, poco a poco nuestros amigos se fueron despidiendo, hasta que sólo nos quedamos los tres. Resultó un tanto incomodo la situación, así que me levante y fui a la cocina a beber agua, y así tener una excusa para marcharme. Estaba bebiendo agua, cuando entró Eduardo a la cocina aprovechando que Fernando estaba en el baño, para decirme, que me despidiera de los dos, pero que no me fuera para casa, que iría hacia el garaje de Fernando y que le esperara allí.

Así lo hice, me despedí y salí a la calle, ya había dejado de llover y estaba amaneciendo. Fui al garaje y abrí la puerta con sigilo, entré y me senté en un sofá que había. A los cinco minutos entró Eduardo con una sonrisa perversa en los labios.

Se acercó hacia mí quitándose la ropa poco a poco, yo reí, me tiró la camisa a la cara, después el pantalón y así hasta quedar completamente desnudo, era la segunda vez que lo veía así, y no dejaba de sorprenderme, era guapísimo, ¿ Saben quien es el actor de Hollywood Jude Law, el que interpreta la película Alfile?

Si no lo saben véanla, así de guapo es, moreno, ojos color miel, pelo largo y liso hasta los hombros, en fin un niño verdaderamente atractivo.

Después de deleitarme con ese monumento, llegó mi turno, me levantó y me desnudó por completo, me tumbó en el sofá y paso su lengua por todo mi cuerpo, ya a estas alturas, sudoroso. Me dijo que tenia un sabor delicioso, que le volvía loco de deseo, me dijo tantas cosas que soy incapaz de recordarlas. Sólo recuerdo estar excitadísima, deseando que me hiciera el amor incansablemente. Me subí encima de él, lo quería dentro de mí, sentirme suya, me penetró suavemente, con ternura y pasión. Comencé un sube y baja sensual, arqueando la espalda, con la cabeza hacia atrás y con los ojos cerrados. Nuestras respiraciones y gemidos no nos permitieron oír como abrían la puerta, al poco sentí unas manos en mis pechos, sabía que era Fernando, su manera de acariciarme no la olvidaría nunca. Eduardo abrió los ojos como platos, se dispuso a decir algo, pero le tape la boca con un dedo, el cual introdujo en la boca, Fernando comenzó a masturbarse, yo aceleré el ritmo y los gemidos y así llegamos al orgasmo, los tres al mismo tiempo, sentí como Eduardo me inundaba de su semen caliente mientras que Fernando lo desparramaba sobre mis nalgas. Permanecimos los tres en silencio, y así como Fernando entró, desapareció. Me tumbé sobre el torso de Eduardo y nos besamos.

Me dijo que era verdaderamente perversa, que Fernando estaba loco por mi, pero no me importaba, ahora solo me importaba él....

CONTINUARA........