Noche en África

La gata se viene soñando con un rodaje de cine.

Noche en África.

Me despierto mojada, mi mano me ha llevado al orgasmo con mis sueños eróticos. Llevo un tiempo sin coger, sólo tengo satisfacción con las masturbación o cuando mi marido me come la concha. Duermo a ratos, el dar de mamar es agotador, y encima mi hija duerme mal. Estoy cansada, lo de la maternidad maravillosa es un mito, aunque el ver a la niña cuando saca su alimento de mis pechos es un placer o el ver los primeros movimientos de un ser que he traído al mundo.

Tengo la ventana abierta, las persianas bajadas para buscar la semipenumbra, miro el termómetro la temperatura es de 27 º. Me he hecho una paja sin darme cuenta, mientras dormía. Y recuerdo nítidamente lo soñado impulsada por una película antigua, de 1953: Mogambo.

Me he puesto a verla en la hora de la siesta, mi marido está en la oficina, aprovecha que no podemos viajar para tener más días de vacaciones cuando podamos. Mi hijo está con los abuelos en la costa. Buenos Aires , en enero, está solitario.

Tumbada en la cama, con la cuna al lado había puesto el DVD , los colores , la vida en África de aquel grupo de personajes me apasionaban, era la tercera vez que la veía, pero el cansancio me dejó fuera de combate.

Yo estaba en el rodaje, era la ayudante del guionista, retocaba los diálogos. Trabajar con Ford era un placer, amigo de mi tío, un indio que participaba en todos sus western , me había dado la oportunidad de estar en aquel rodaje maravilloso.

La noche había caído, la luna iluminaba la sábana, los fuegos alrededor de las tiendas y de los bungalows impedían la entrada de las fieras, que de todas formas andarían asustadas por el ruido que hacíamos todos los que allí estábamos. Los extras y actores locales habían hecho un grupo. Los técnicos y los actores americanos otro, con ellos estaba yo. Grace Kelly, Ava Gardner y Clark Gable hablaban con John Ford del rodaje del día siguiente, yo, con estatuto de ahijada del maestro, gozaba del círculo más íntimo.

"Un poco más de güisqui , que es bebida medicinal."- dijo Ford sirviéndose un buen vaso. Su ojo, no tapado por el parche negro, chisporroteaba de alegría. Había sido un buen día de rodaje.

Brindamos todos, Gable, Ava y John volvieron a llenar los vasos y a beber. Me fijé en Grace, rubia, con aspecto de frígida, con unos senos hermosos, grandes para su delgadez, y que la camisa semiabierta dejaba ver su atractivo canal. Devoraba con los ojos al maduro galán. Clark , ya no era el hombre irresistible de "Lo que el viento se llevó". Se le notaban los cincuenta , además desde la muerte de Carol Lombard había dejado de cuidarse. Mujeres , hombres, tabaco, alcohol le ayudaban a no pensar.

Había observado como la rubia y elegante actriz merodeaba a su alrededor como una leona buscando su presa.

Los nativos habían comenzado una fiesta, los tambores y los cantos tenían un ritmo potente.

" Vamos a llevarles un poco de alegría, son un grupo extraordinario, dan autenticidad a la película, y encima son baratos"- el director se levantó cargando con dos botellas. Clark le acompañó con otras dos.

"Vamos para allá. Seguro va a ser un espectáculo"- Grace nos pidió cargando una nueva provisión de alcohol. La obedecí alegre, la cena y la bebida me habían desinhibido.

" Voy con vosotras"- se oyó decir a la Gardner. "Va a ser un poco fuerte para ti, que eres una señorita de buena familia"

"Creo que estás cargada de prejuicios. Vas a ver como se comporta una americana del Este"

Vino con nosotras pero sin ninguna botella.

El grupo estaba cerca del río, no tan cerca que algún cocodrilo pudiera llegar sin que lo vieran, había fuegos en la arena. Los dos hombres se habían sentado junto al jefe de la tribu que aportaba los extras. Grace hizo intención de ir con ellos, Ava la paró y tomándola del brazo la llevó hacía donde estaban las mujeres. Yo las acompañé.

Nos sentamos entre ellas, éramos las únicas que teníamos el torso cubierto. Sus cuerpos semidesnudos brillaban, pensé que debían haberse untado con algún aceite. Sus senos se movían siguiendo el ritmo del tamtam.

Repartimos nuestras cuatro botellas entre nuestras compañeras, ellas nos dieron a beber un extraño mejunje.

"No bebas mucho, es una bomba"- me susurró al oído Ava, me gustó sentir su aliento cálido en mi oreja.

Los hombres y las mujeres se iban levantando e iban a bailar al círculo iluminado por las llamas.

La danza estaba cargada de un erotismo salvaje, los cuerpos se movían insinuantes, evocando el acto sexual. Ava me tomó de la mano y volvió a susurrarme. "Conviene marcharse. Esto se pone duro"

No acababa de decírmelo cando Grace se levantó uniéndose al grupo de danzantes. Entre los cuerpos semidesnudos, negros y brillantes destacaba ella vestida con su cabello rubio y su piel blanca. Estaba desatada, se fue desatando la blusa dejando al aire su vientre y los senos apenas cubiertos por el corpiño. Varios hombres se acercaron a ella, bailaban rozando con sus cuerpos el de la actriz. Los taparrabos se levantaban dejando ver los gruesos penes moviéndose.

Clark Gable se levantó como impulsado por un resorte.

" Vámonos ahora. Nadie se dará cuenta."- Ava tiró de mí y nos fuimos deslizando hacia las sombras camino de nuestro campamento.

Dos hombres se pararon ante nosotras.

" Mujeres han participado en danza de alegría. Hombres tener derecho"

Les miré , eran enormes, sus vergas estaban al aire, orgullosas, duras, grandes, apuntando hacia nosotras.

"¿ Qué hacemos?"- dije asustada.

" Una buena paja. No te quites los pantalones, pero desnúdate de medio cuerpo para arriba con la mejor de tus sonrisas."

Hice lo que me indicó mi compañera. Sentí el aire tibio de la noche en mis pezones erectos. A pesar de mi miedo estaba excitada. Imité lo que hizo, me arrodillé frente a mi gigante de ébano, escupí en la mano derecha, y le agarré la polla.

Estaba como una piedra resbaladiza. Me mojé al agarrarla. Y comencé a masturbarlo.

" Date prisa"- me recomendó Ava.

Aceleré y un chorro de semen me mojó el cuerpo.

Ava había acabado con su hombre al tiempo.

"Y ahora, vamos corriendo a nuestro campamento, que estos en cuanto se recuperen los la meten, y seguro que se recuperan en nada"

Les dejamos con la sonrisa en la boca.

En segundos estábamos en la casa que servía de decorado y vivienda. Al ir a entrar, vimos, en la ventana de la habitación de Gable, las sombras del galán cogiendo con Grace. Ella estaba apoyada y él parado la penetraba por detrás.

"¡Pedazo de puta!, la niña fina. Es que lo ha montado todo para coger con él. Le van los maduros. Lo mismo hizo con Gary Cooper. Ese es uno que va de galán, y agarra todo lo que puede, diciendo que lo hace para demostrarse que con un huevo se sigue follando"

Yo no perdía ojo con lo que veía, ni oído con lo que escuchaba.

"¿ Crees que lo hace por delante o por detrás?"- pregunté, pues la postura daba para la duda.

"Puede ser que la esté enculando. De Gable siempre se ha dicho que le iban también los hombres. Y desde que murió Carol, no ha vuelto a ser el mismo. Pero anda , vamos a limpiarnos que esos negrazos nos han puesto perdidas"

Seguíamos de la mano, yo totalmente excitada. Fuimos a su cuarto . Me dio una toalla para quitarme la leche de semental.

" Deja que te lave yo, y tú házmelo a mí"- me susurró.

Me di cuenta que no sólo yo estaba cachonda perdida, ella también se había calentado con lo que habíamos vivido.

Abrió el grifo y mojó sus manos, la imité. Las llevó a mi torso, fue lavando el semen que me empapaba. La imité. Cuando acarició mis senos, hice lo mismo con los suyos. Los pezones de ambas estaban erectos, a mi me dolían de excitación. Sólo me atrevía a repetir lo que ella me hacía. Tenía miedo a su rechazo.

Sus dedos soltaron mi cinturón, no fui tan hábil como ella, y mis pantalones cayeron antes que los suyos.

Su mano se abrió camino hacia mi concha a través de la bombacha. Cuando yo toqué su sexo, estaba tan empapado cono el mío.

La miré a los ojos: maravillosos, con una luz que me deslumbró. Sus labios, rojos, carnosos, mullidos. El hoyito de su mandíbula. Era la mujer más hermosa del mundo y estaba ante mí, esperando que la besara. Nuestras bocas se unieron, mientras explorábamos nuestra feminidad.

Me despierto, me he hecho una paja durmiendo.

Miro la hora, como un reloj mi hija se despierta, gimotea pidiendo alimento. La pongp al pecho y comienza a mamar.

Este relato está dedicado a Hombre FX, que pidió para esta sesión de Ejercicio una historia con actores de cine. Me pareció un buen tema, y acá está mi modesta contribución.