Noche dominado por universitarias en botas 4
Resumen: Relato de dominación, BDSM, bofetadas, sumisos, universitarias, spitting y ballbusting con botas muy severo. Continuación del relato anterior, Noche dominado por universitarias en botas 3
Sí, solamente quedaban dos patadas, las de Ana y María. Ellas tras la última patada de Diana que me había dejado en muy mal estado estuvieron riendo y comentando lo fuerte que había sido, que sus botas se encontraban manchadas de sangre y que yo las debería limpiar.
A todo esto Luis, el “amigo” que me había traido a esta “fiesta” en la que me estaban haciendo sufrir lo indecible también reía, a él ya le había tocado en otras ocasiones pero nunca habían sido tan severas comentaba.
Su novia Ana se levantó, era su turno, debería darme ella la penúltima patada y se la veía algo afectada por el alcohol. Esto podía ser lo peor, con su borrachera en lo que menos iba a pensar es en mi salud y tenía unas botas Doc Marteens con plataforma que antes me hicieron mucho daño.
Yo me encontraba ensangrentado por el taconazo da Maria con sus Jeffrey Cambell Lita de pinchos y por la salvaje patada recibida por Diana. Ana acercó su bota a mis partes, apretó, la bota enseguida se manchó de sangre y me dijo, “date la vuelta y ponte a cuatro patas esclavo”.
Obedecí, me puse a cuatro patas, mirando a la pared, no podría ver cuando me iba a caer la patada. Ana empezó a jugar con mis huevos, con pequeñas pataditas y apretones, también me dio varias patadas en el culo y de pronto escuché como se iba para atrás, animada por las demás chicas. “Dale con todas tus ganas”, “revientalé”, “no te cortes”, se escuchaba.
Ana me dijo que abriera más las piernas, lo hice, pero sabía que mis huevos quedaban tremendamente expuestos a su patada, escuché como empezó la breve carrera y PAMMM, una tremenda patada me cayó al suelo quedando sin respiración.
Las chicas se preocuparon porque había aplicado mucha fuerza, de repente vieron que me moví y se quedaron más tranquilas. Por mi parte estuve unos 20 minutos tumbado en el suelo porque casi no podía respirar, el dolor que subió hasta mi garganta fue muy grande.
Cuando me hube repuesto, Ana me dijo “Lo primero que vas a hacer es limpiar mis botas con tu lengua, porque no pensarás que le va a tocar a mi novio limpiar lo que tú has ensuciado”. Sí, fue lo único que atisbé a decir y ZASSS un fuerte tortazo de Ana me cruzó la cara.
“Sí y qué más?” , “Sí mi Ama” le dije. “Eso está mucho mejor”, Ana se sentó y yo tuve que limpiar todos los restos de mi sangre que eran bastantes en todo el empeine, plataforma y parte de la suela de la bota. Ya solo quedaba una patada, la aguantaría como fuera y que terminara mi suplicio al fin.
Cuando había terminado la limpieza María se levantó y diciendo que solamente quedaba ella, que el último patadón me iba a dejar inservible para volver a follar a una chica. Con miedo me levanté y le dije que estaba preparado, buscando terminar cuanto antes.
María me expuso que: “te voy a dejar elegir, te daré dos patadas o un taconazo, lo que tú elijas, pero ya sabes que el tacón tiene picos”. Jajajajaj, todas reían a carcajadas. Me estaba proponiendo otras dos patadas, a ella que solamente me podía dar una… yo no podía más, lo que más deseaba es acabar este suplicio, por eso le dije, además enfadado “No! Solamente te dejo que me des una, como a ti te dé la gana”
Esta forma de hablarle no le gustó a María que solamente me dijo, “tú lo hás querido, túmbate”, no sabía que pretendía hacerme pero su voz era muy amenazante. “vosotras dos, agarrarle las piernas en alto”, Eva y Diana, me agarraron las piernas y tiraban hacia afuera para dejar bien expuestos mis huevos a sus tacones. Observaba que me habían abierto mucho las piernas y María se había puesto con su bota derecha a escasos 30 cm. de mis huevos.
Yo estaba haciendo mucha fuerza, para evitar estar tan expuesto al golpe y Ana y Luis corrieron a ayudar, entre dos personas sujetaron muy fuerte cada una de mis piernas y María aprovechó para PLASSS! Taconear con todas sus fuerzas mis huevos, el dolor fue terrible, como no conseguí escaparme volvió a darme otro taconazo, y ZAASSSS, otro más. Lancé un alarido con el que era posible que hubiese despertado a todos los vecinos, quedé en el suelo, llorando, muy dolorido, con los huevos y el pene rasgados y ensangrentados, había sido un castigo demasiado duro.
Se llegaron las 4 de la noche, parece que aún tenían más ganas de hacerme sufrir, se tomaron una nueva copa y mientras tanto comenzaron a planear nuevas perversas intenciones. María se acercó a mí y puso la copa con el semen de Luis en mis huevos ensangrentados, cayendo buenos goterones que enseguida se entremezclaron con el semen. Todos reían.
Ana comentó, “bueno, falta saber qué juego haremos para decidir cuál de los dos obtiene el premio, tragar la copa llena de escupitajos y flemas de todas y quien se llevará el castigo y comerá el semen de Luis”. María propuso “podemos darle una azotaina a cada uno, el que más aguante tendrá el placer de beberse nuestras babas y el que se rinda se tragará el semen y la sangre”
“Pues es una genial idea” dijo Eva, “oh, sí, así descargaré mi ira ahora que estoy borracha” reía Diana. Parece ser que todo se iba a decidir a base de azotes, iríamos recibiendo azotes de cada una, hasta que uno de los dos se rinda. Para saber el número de azotes a recibir de cada una iríamos sacando cartas de una baraja y el número que saliera recibiríamos. Luis parece que no se inmutaba, se veía que ya se había chupado muchas azotainas de la sádica de su novia. Yo estaba terminando de limpiarme los huevos, me dí agua y alcohol para que cicatrizaran y les dije que estaba de acuerdo. Pensaba ganarle a Luis.
Se me ocurrió una propuesta “Yo propongo que al ganador nos echéis un buen polvo, la que elija el ganador, al menos de media hora”. Jajajajaj, todas reían, se mofaban de mí, diciendo que con mis huevos rasgados y hechos mierda no se me levantaría… las burlas seguían hasta que Eva fue a buscar una especie de banco de ejercicios en el que nos pondríamos tumbados a recibir las azotainas. Me agarró de las orejas y me espetó “Yo seré la última en dar, pero por hablar tú serás el primero en recibir, bocazas”. “¿Quién elijes para que te azote la primera?”
Uff, yo pensé que una difícil elección, la verdad es que pensé que lo mejor sería elegir a María, había demostrado ser muy sádica y así lo pasaría cuanto antes. La segunda seré yo, dijo Diana. Por lo que la tercera sería Ana y la última Eva, ambas ya habían demostrado tener mucha fuerza en sus brazos.
Las chicas sacaron una baraja de cartas y comenzaron a barajear, la pusieron sobre una mesa y me dijeron que las iríamos sacando en orden. Yo ya estaba concienciado de que iba a recibir una soberana azotaina, esperaba ganarle a Luis por mi bien, no iba a comer su corrida.
Las chicas quedaron en que la primera ronda de azotes sería con la mano, pero en las posteriores ya podrían utilizar otros instrumentos… Esto, me asustó un poco porque no sabía de lo que serían capaces.
Saqué la primera carta y el 5 de copas. “Bueno no está mal” dijo María. Se colocó en posición, me quitó el cinturón, me bajó los pantalones y los calzones y ZAS! El primero sonó en toda la casa. Me dolió pero la mano era soportable. Zas, zas, zas, ZAS!, los cuatro que faltaban fueron seguidos, no me dolieron en exceso, de hecho me gustaron.
Era el turno de Diana, saqué carta, un 3, qué bien, esta vez tampoco sería muy severo el castigo. Estaba relajado y me arreó el primer azote, muy fuerte y además dolió porque tenía dos anillos anchos, ZAS, ZAS!. Los dos siguientes cayeron y no me sentí dolorido por lo que bien, esta ronda se iba a pasar bien.
Ahora me atizaría Ana, fuerte y bien curtida en el Gym, a ver si las cartas estaban de mi lado. Otro 5, qué bien. Ana cogió fuerza y comenzó, con azotes fuertes y espaciados, ZAS…… ZAS…..ZAS…..ZAS, cogió fuerza para el último, esta vez yo ya estaba bastante dolorido y PLASH! Me hizo dar un brinco, no dolió mucho, pero tenía sus anillos que ya los había sufrido en mi cara.
“Me toca!, esto se terminó” dijo Eva. “Yo no voy a azotarle con la mano, no os dais cuenta que no le duele, el maldito perro está disfrutando”. Yo, me quedé petrificado.
Y a todo esto se habían hecho las 4:30 de la madrugada y llegamos al final de este capítulo. Llevaba 5:30 horas sometido a todo tipo de vejaciones y aún faltaba noche, os lo contaré en el próximo capítulo.