Noche dominado por universitarias en botas 2
A merced de un grupo de amigas universitarias que nos ponen a sus pies, abofetean, azotan, escupen y terminan pateando nuestros huevos en un rico ballbusting con botas de pinchos.
Tras el primer capítulo en el que os conté el comienzo de la noche continúo poniéndoos en situación, mi amigo Luis se encontraba a los pies de Diana, limpiando afanosamente sus botas, mientras que yo estaba a los pies de Ana, su novia, limpiando las suyas, unas Doc Marteens con plataformas. Por mi parte estaba empezando a sentirme bien, sacando mi lado más fetichista y motivándome limpiando la plataforma y el empeine con la lengua y, a la vez, escuchando como todas están echando gapos en una de las copas que yo creí que reservaban para nuestro alcohol.
Ya están las dos botas limpias mi ama, le dije a Ana. Pero ella dijo “y las suelas qué, perro”, mi cara de sorpresa fue mayúscula, también debía limpiar las suelas que a saberse que habrían pisado… me negué.
Tranquilamente ella se levantó, fumó y me dijo que abriera la boca, echó la ceniza de su cigarro en mi boca y posteriormente se sacó un escupitajo enorme, en esta ocasión muy verde y viscoso y me lo echó en la boca. Yo en primera instancia lo iba a escupir, pero me tapó la boca diciendo, “piénsalo, si lo escupes en lugar de 10 bofetadas que son las que te voy a dar ahora mismo por no limpiar las suelas de mis botas te daré 10 patadas en los huevos a mayores”.
Por un instante lo pensé, pero no estaba tan mal la mezcla de su saliva con la ceniza y me lo tragué. “Buen perro” me dijo, ahora fíjate en el buen trabajo que está haciendo mi novio con unas botas de tacón, piel y plataforma que tenían barro, ya van casi limpias. Aún le faltan las suelas dijo Diana, ante esto Luis comenzó con ambas suelas.
Ana me ató las manos con una correa y me dijo que iba a darme mi castigo y que si tras los primeros 10 bofetones no las limpio, sumará otros 10 y así sucesivamente. Se colocó enfrente de mí, altiva, me enseñó sus manos, muy bonitas, sus uñas eran largas y ovaladas, además en la mano derecha tenía 2 anillos, uno de ellos fino y uno más ancho con circonitas que no tenía intención de quitarse. De repente PLASH, el primer tortazo con la mano derecha, me dolió, pero nada parecido al que me propinó Eva hace un poco y del cual aún tenía la marca. ZAS, ZAS, ZAS, tres bofetones enlazados me rompieron la cara, el segundo fue con la izquierda, el tercero muy fuerte con la derecha y el cuarto fue con la izquierda y casi me tumba por su fuerza.
De mis ojos comenzó a escaparse alguna lágrima, las demás chicas reían y se burlaban de mí, “le has dado muy despacio“ decía Eva, María comentaba que fuera mucho más severa.
Ana me dijo que la mirara a la cara en todas las que faltaban, que era un mierda, no aguantaba nada. Faltaban 6 y PLAF me estrelló su mano izquierda en la cara con toda su fuerza, antes de que me diera cuenta PLASH, otra fuerte torta me cayó desde la derecha, PLASH la enlazó con otra fuerte bofetada de izquierdas y ZAS la octava se estrelló en la cara con todas sus fuerzas y caí al suelo, se me notaban las marcas que dejaban los anillos de Ana. Ella lo estaba gozando y reía a carcajadas, faltan dos esclavo, espero que después limpies mis suelas perfectamente con tu lengua o si no destrozaré tu cara de nuevo.
Eva se ve que estaba aburrida y saltó del sillón, yo me eché a temblar, no quería que me abofeteara ella porque era mucho más salvaje que Ana. Tuve suerte, quería agarrarme el pelo para que Ana me torteara con todas sus fuerzas, las dos que le quedaban. Se echó ligeramente hacia atrás, cogió impulso y ZASSSS, un bofetón fortísimo atravesó mi cara con su mano izquierda, de nuevo cogió fuerza y PLASHH el décimo con su mano derecha me destrozó e hizo dos marcas de sangre en mi cara por sus anillos, yo quedé tendido en el suelo mientras las chicas se mofaban de mí y chocaban sus manos en señal de victoria.
Se sentaron y Ana cruzó sus piernas, dejando ver la suela de las botas, no se veían muy sucias y yo me resigné no podría soportar otras 10 tortas y menos con los anillos que tenía en las manos. Comencé con las suelas, no me disgustaban, si lo sé me habría ahorrado la tremenda ronda de bofetadas.
Mientras tanto Luis ya estaba terminando con las botas de Diana, le faltaba solo rematar una de las suelas. María estaba al lado y de vez en cuando le propinaba alguna patada o taconazo con los pinchos para que fuera observando lo que le esperaba con ella. Previamente habían dicho todas que Diana y María eran las más sádicas y despiadadas de las 4 y por ello al esclavo novato no le dejarían a las primeras de cambio con ellas. Yo pensé “con las que me han dado Eva y Ana podría haber algo peor?” pero observé que sí, la patada que me propinó Diana fue muy salvaje.
Todo el grupo seguía rellenando una de las copas con sus escupitajos, a mí me ponía cachondo el sonido de sus gargantas al sacar gapos enormes y amarillentos que o Luis o Yo nos íbamos a tragar, ahora lo tenía Eva que echó ceniza del cigarro que ya se estaba terminando en la copa, aspiró fuertemente su nariz y garganta y sacó un lapo enorme, con un color marrón que daba pavor mirarlo. Bueno yo no me podía distraer y continué con la segunda suela de Ana.
Luis terminó con las botas de Diana y María ya se sonreía, diciendo “aquí tienes trabajo y ten cuidado con los pinchos que te los puedo restregar en la cara”, jajajaja, todas reían.
Llegó la 1 de la madrugada, habían pasado solamente dos horas en el piso, el tiempo pasaba muy lentamente.
Tras limpiar todos los recovecos de las botas de Ana las observó y me dijo que había hecho un buen trabajo, te voy a recompensar. Escupió un buen moco en una de las botas y lo limpié con muchas ganas, mi rabo estaba empalmado, al final me estaba empezando a gustar la noche.
Tras esto pasé a las converse de Eva, Luis y yo íbamos bastante empatados y las chicas decidieron que el ganador en la limpieza de calzado se merecería una recompensa, masturbarían al que primero terminara. Yo lo veía factible, ya que aunque las converse de Eva estaban bastante negras, sobre todo en la suela y goma, las botas de María tenían mucha tarea, y además de barro tenían pinchos.
Comenzamos a buen ritmo con la limpieza, yo estaba animado, las converse de Eva me ponían muy cachondo, olían a goma, suciedad y tela pero me gustaba y comencé con la puntera y empeine, avanzaba bastante. Luis comenzó con la suela y tacón, era lo más complicado, pero se notaba que ya tenía mucha experiencia, Ana había estado diciendo que siempre antes de salir se los limpiaba con muy buen resultado.
Terminamos la primera bota a la vez, y nos pusimos con la segunda, yo estaba seguro de ganar porque Luis comenzó ligeramente antes que yo y le había adelantado, asique continué a mi ritmo aunque ya estaba cansado. Me merecía un regalo de estas diosas a las que estábamos sirviendo. Llegada la 1:15 de la noche dije: “TERMINÉ”. Eva se fijó bien en su converse y me recriminó no haber dejado bien limpia la puntera porque iba muy rápido y me tocó darle otro repaso, Luis aún no había terminado. Me faltaba ya muy poco de la goma cuando Luis acabó y María le dio el visto bueno.
No podía ser, había perdido después de todo el trabajo que hice y de lo que me merecía ese regalo, las chicas rieron y dieron el visto bueno, añadiendo que soy un inepto y no le dejé limpia la zapatilla a Eva la cual dijo que mi regalo sería un bofetón.
A Luis le indicaron que se despojara de sus calzones que había tenido suerte esa noche, mientras tanto Eva se puso frente a mí, me indicó que la mirara a los ojos y se dio una vuelta alrededor de mí, de repente sin esperármelo ZASSS un fortísimo bofetón me llevó al suelo saltándome las lágrimas una vez más.
A todo esto, se llegó la 1:30 y aún quedaba mucha noche.