Noche de sorpresas, .........y oportunidades (I)
Una salida con los colegas, rutinarian en apariencia, pero............nunca se sabe.
Me llamo Carlos, y como recordareis de mis relatos anteriores, me dedico a la actividad comercial, que me lleva a dar algunas vueltas por España.
Quiero contaros lo que sucedió en la última salida nocturna que nos montamos los amigotes. En este caso, se trataba de los colegas del pádel, actividad deportiva que realizamos a última hora del día, para mantener la forma física y pasar un rato agradable.
Al finalizar el último torneo del club, organizaron una cena y una salida posterior para tomar unas copas. Como casi siempre, me gusta llevar mi coche, por temas de seguridad e independencia. Además, debido a mi profesión, no suelo beber alcohol si hay que conducir, no vaya a ser que cualquier control policial nocturno de alcoholemia me provoque un serio problema.
Esta noche cenamos unos 25 amigos, de los cuales la mayoría decidimos desplazarnos después de la cena a tomar unas copas. Para ello, elegimos una conocida discoteca de Barcelona, famosa por su ambiente “sénior”. Vamos, que la media de edad del lugar, estaba tranquilamente sobre los 40 años. Se trataba de un sitio elegante, con un público poco dado a los problemas.
Yo ya no cumpliré los 50, pero me conservo bien, gracias a las numerosas horas que paso practicando deporte. En estas edades, no hay trucos, o te cuidas, o los kilos te caen del cielo en un abrir y cerrar de ojos.
Cuando llevábamos una media hora en el lugar, mis antiguas (y casi olvidadas) habilidades de depredador nocturno, me hicieron separarme un poco del grupo, para realizar un reconocimiento del lugar. La intención era pasar un rato y marcharme a casa, pues mis colegas ya llevaban unas copas, y la diferencia de nivel etílico entre nosotros hacia que no me hiciesen tanta gracia sus payasadas.
Las mujeres del local respetaban la media que he dicho antes de 40 años, y en cuanto a calidad había de todo, pero buenas lo que se dice buenas de verdad, pocas. Algunas lobas de cacería (viva la igualdad entre sexos), bastantes con pinta de recién separadas intentado recuperar noches perdidas, algún que otro grupo de chicas de fiesta de despedida o vaya Ud. a saber el motivo. En fin, un poco de todo.
Cuando estaba acabando la inspección, pasando por una de las zonas más tranquilas de la discoteca, repare en una morena que en ese momento se encontraba de espaldas, con un cuerpo que era de lo mejor que había visto esa noche. Solo le veía una minifalda muy corta, que revelaba unas piernas espectaculares, medias negras, zapatos de taconazo, una cazadora negra y un pelo oscuro y largo.
Inmediatamente pensé, que si la delantera hacia juego con la trasera, se trataba de un bombón en todo regla, por lo que maniobre para tener una vista completa.
No hubo suerte. Por delante lucia unas tetas apetitosamente normales, pero la cara, era lo que se dice suavemente, difícil de mirar. “Que lastima, si la cara hubiese sido tan solo normal, el cuerpo seguiría elevando el conjunto a la categoría de notable”.
Volviendo a nuestra historia, la morena estaba hablando con otra chica, esta ultima probablemente sobre los 35 años, por lo que debían de ser de una edad similar. Lo que llamaba la atención, era que se trataba de dos estilos de mujer totalmente distintos. La morena vestía y se desenvolvía como un animal nocturno de primera categoría, y su compañera parecía salida de una reunión de madres del colegio.
Me explico: Lucia una media melena de color castaño, era guapa de cara, alta como su amiga, aunque con menos tacones, y no tenía mal cuerpo, pero con lo que yo estime en 7-8 Kg de más. Una buena parte de esos kilos, estaban situados en sus tetas, que claramente superaban la media normal. El conjunto era muy agradable, pero la ropa era horrible, pues llevaba un vestido por las rodillas que parecía un saco, sin escote y sin gracia ninguna. Tenía además un aire triste, como si algo la mantuviese preocupada.
El contraste entre las dos era raro de narices. La tigresa y la cordera las bautice. Una se veía totalmente en su ambiente, y la otra parecía que la habían tele transportado desde otro sitio hacia apenas cinco minutos.
Decidí quedarme por la zona, porque además se estaba tranquilo, y la música de ese rincón era algo más ambiental que la de la pista de baile. Me situé en un rincón a espaldas de la parejita, y me dedique a renovar mi bebida.
No paso mucho tiempo antes de que un par de buscones (los típicos arrastra-pies) reparasen en ellas y se acercaran a intentar ligar. “Esto va a ser divertido” pensé. Imaginaba que la tigresa se los merendaría en unos segundos, pero los tipos eran bastante pesados, y además a los pocos minutos se unió otro más.
Desde mi posición, ellos no me veían, ni yo oía lo que decían, pero el lenguaje corporal de las chicas era de hastío, y los pelmazos dale que dale. En estas veo que ellas se mueven en dirección a los lavabos, y elabore un plan en cuestión de segundos.
Me fui hacia los lavabos y las aborde cuando salían:
- Perdonad que os moleste, pero estoy viendo que esos pelmazos os están dando la noche, y si queréis os hecho un cable para que os deshagáis de ellos.
La tigresa me evaluó rápidamente, y no muy convencida, me soltó:
- ¿Cómo nos vas a ayudar….?
- Muy sencillo, en unos minutos me acerco a vosotras como si me estuvieseis esperando, y yo me ocupo de espantarlos. Luego aguantamos unos minutos que se despisten, y os dejo tranquilas para que sigáis con vuestras cosas. Hoy por ti y mañana por mí. Un favor sin importancia entre gente de la noche.
A todo esto, su amiga no había dicho ni una palabra, dejando claro que las riendas de la situación las llevaba la tigresa.
Como vi que dudaba, lance el farol:
- Oye, no os preocupéis, porque yo en unos minutos me voy a dormir a mi casa que mañana trabajo, y vosotras a lo vuestro con esos amigos tan simpáticos. Tan solo lo decía porque me habíais parecido un poco agobiadas con su presencia, pero no pasa nada. Esta claro que me he equivocado y lo estáis pasando estupendamente. Ha sido un placer. Disculpadme.
Dicho lo cual di la vuelta para largarme.
La tigresa me detuvo.
- No no, espera……… está bien. Son unos pesados, pero no queremos líos………
- No os preocupéis, que las relaciones humanas son mi especialidad. ¿Cómo os llamáis?.
- Yo soy Sonia, y mi amiga es Araceli.
- Encantado chicas, yo soy Carlos. Ahora volved a vuestros sitios y esperad cinco minutos que vuelvo. Cuando llegue simularemos que habíamos quedado y que yo llego tarde. Tan solo seguirme la corriente, y yo me ocupo.
- Vale….pero…
- Nos vemos ahora.
No les di tiempo a dudar más. Fui al guardarropa y recupere mi chaqueta. Salí dos minutos a la calle para que mi cuerpo absorbiese el frio nocturno y volví a entrar, dirigiéndome hacia donde estaban ellas, pero simulando que daba vueltas buscando a alguien.
Cuando llegue me fui directo hacia el grupo:
- Buenas noches chicas, Sonia, Araceli, disculpadme por llegar tarde. La última reunión se prolongo más de la cuenta y el tráfico hasta Barcelona ha sido un infierno.
A los tíos no les hice ni puto caso. Le di un abrazo y un par de besos a cada una. Este fue mi primer contacto físico (en el acceso a los lavabos no nos dimos ni la mano). Araceli estaba blandita, y sus tetas llegaron a mi pecho mucho antes que el resto. Olía muy bien, pero su aspecto de cerca reforzaba la impresión inicial de estar un poco desubicada. Sonia estaba más dura, y su perfume olía directamente a promesas de lujuria.
Entonces me gire hacia los chicos, rondarían los 30-35 años, y no parecían muy espabilados, vistos así de cerca. Ninguno me igualaba la altura (mido 1.80) y al que menos le sacaba 15 Kg (peso 90). Si salíamos a guantazos, el primero al que le diese, se iba a acordar un tiempo.
- ¿¿Y estos amigos son??
Salto Sonia:
- Unos chicos que se han acercado esta noche a conocernos.
- Ah bien, pues muchas gracias por cuidar de mis amigas esta noche. Ha sido una suerte que unos chicos tan majos como vosotros les hayáis hecho compañía hasta que he llegado. Con tanto moscón y pesado suelto, seguro que han estado mucho mejor con vosotros. Pero ahora si nos disculpáis, tenemos asuntos que tratar, y nos gustaría comentarlos a solas.
El trío de ligones estaba en shock. Aun no sabían cómo reaccionar, por lo que decidí empujarles un poco:
- En serio, gracias por todo. Ahora, si nos perdonáis, debemos recuperar el tiempo que hemos perdido con mi retraso.
Di por finalizada la conversación y me gire hacia ellas, dándoles la espalda totalmente a ellos. Este era el momento decisivo. O se iban por las buenas, o tendríamos lio. Eligieron lo primero.
- Veis no ha sido tan difícil.
- Gracias, se te ve muy suelto en estas situaciones. Siempre hablaba Sonia….
- En parte, me gano la vida resolviendo problemas, - Les dije con mi mejor sonrisa-.
A partir de aquí me entere de que Araceli, había tenido hace un mes una bronca definitiva con su marido, porque se había enterado de que llevaba tiempo poniéndole los cuernos con una compañera de trabajo. Habían roto definitivamente y de manera poco amigable. Ahora comprendía su aire ausente, esta mujer esta descolocada en estos momentos. Sonia era una antigua amiga desde los tiempos del instituto, separada también desde hacía años, pero que como llevaban vidas diferentes no se veían mucho. Sonia había acudido en ayuda de su amiga en estos momentos difíciles, y la había convencido de que saliesen a divertirse y olvidarse de su ex.
La noche siguió fluida. Ellas se habían tomado un gin-tonic al llegar, un segundo gin-tonic en el rato que duro el tema de los ligones, y ahora estaban acabando el tercero. Yo iba por mi cuarta tónica sola, y mi cabeza daba vueltas a toda velocidad. Intentado encarrilar la noche en la dirección adecuada, que era follarme al menos a una. Follarse a las dos, claramente era una fantasía en toda regla.
El alcohol había hecho suficiente efecto en ellas, y las risas ya eran continuas. Araceli estaba más suelta. Sus tetas eran realmente impresionantes a corta distancia, y apostaba a que debajo del vestido no estaba nada mal. Sonia me tenía descolocado. Miraba a Araceli con ojos raros….no sabía explicarlo, pero se rozaba conmigo sin problemas. Ya me había acostumbrado a su cara peculiar, y el cuerpo seguía siendo de escándalo. Además, apostaba un dedo a que follando era una maquina.
Habían venido en taxi, por lo que me ofrecí a llevarlas a casa en mi coche.
- Tu lo que quieres es enrollarte con nostras……- Araceli hizo el comentario más subido que le había oído en toda la noche.
- A ver Araceli, habría que ser gilipollas o maricon para no querer enrollarse con dos mujeres como vosotras, y no creo estar en ninguna de esas dos categorías, pero no te preocupes, que yo estoy bastante bien follado, así que os llevo a casa y mañana será otro día. – Le guiñe un ojo, y se puso roja como un tomate.
En el coche, Sonia se sentó delante. Se le veía cachonda. Al poco de sentarse (la minifalda ya se le había subido más de lo que se consideraría correcto, y creedme: las piernas eran una pasada), la muy golfa separo las rodillas más de un palmo, y me miro mientras lo hacía, con una expresión extraña, como desafiante……,
La mire a los ojos, y en el siguiente cambio de marchas, pasa la mano derecha de la palanca a su rodilla.
No dijo nada.
Vamos bien.
Mi mano ascendió lentamente por la cara interna de su muslo. Las medias (del tipo de sujeción con elástico al final), eran caras, suaves, y su muslo estaba caliente. La polla ya me hacía daño dentro de los pantalones. Araceli iba sentada detrás, sin decir nada. La oscuridad dentro del coche, mantenía todas las maniobras en le intimidad, o eso creía yo…..
Roce el muslo desnudo al acabar la media, y acerque mi mano a su ingle. Entonces me detuve. Pasaron unos instantes, y Sonia deslizo el culo levemente hacia adelante, buscando que mi mano alcanzase algún punto más interesante. Yo retiraba mi mano en la misma medida que ella adelantaba su culo. Nos miramos a los ojos, a riesgo de meter el coche debajo de un camión. Entonces, rápidamente, le di una pasada con mi dedo índice de abajo a arriba sobre sus bragas, trazando la línea imaginaria del centro de su coño. Fue un visto y no visto, pero su escalofrío me puso tan cachondo, que no se aun como no pare el coche y me la folle allí mismo.
Llegamos a casa de Sonia, pues según me dijeron, Araceli vivía fuera de Barcelona y se quedaba a pasar la noche.
- Buenos chicas, ha sido una noche increíble…….
- ¿Tienes prisa? – Era Araceli la que hablo, por primera vez desde en mucho rato. Su mirada era un poco burlona.
- Prisa ninguna, mañana trabajo, pero ya no viene de un rato. Simplemente no quería ser pesado.
Sonia se giro hacia mí en el asiento. Ahora sí que le veía las bragas –negras, brillantes-.
- Sube y tomate algo, que menos después de lo que nos has ayudado.
- Sera un placer.
Aparque y nos dirigimos a su casa. Hacía mucho frio, y les pase a las dos el brazo por los hombros atrayéndolas hacia mí cuerpo. La noche era muy fría, y ellas lo acusaban, pero yo estaba tan cachondo que podía haber ido en pelotas. Cuando notaron mi calor, se pegaron más a mí.
Así entramos en el ascensor.
- Cualquiera que me vea con vosotras dos, una en cada brazo, pensara que soy el hijo de puta con más suerte del mundo esta noche.
Les gusto el comentario. A las mujeres siempre les gusta el halago. Me gire y le di un pico muy rápido a cada una en los labios. Araceli lo acepto sin problemas y pasiva, pero Sonia ya entreabría la boca.
El piso de Sonia estaba muy bien, se notaba que se ganaba bien la vida. Nos acercábamos a los momentos más críticos de la noche, y mi cerebro trabajaba a toda velocidad (teniendo en cuenta la poca sangre que dejaba libre mi polla). Se puede decir que en ese momento mi sangre se distribuía exclusivamente entre mi nabo a punto de explotar y mi cerebro funcionando al máximo posible.
Sonia dijo que iba al servicio y me quede con Araceli. Me fui directo hacia ella, a ver como respondía.
- ¿Os lo habéis pasado bien en el coche?. – Me lo soltó en tono más burlón que de reproche.
La cabrona nos había pillado, y no había dicho nada. Tocaba diplomacia.
- A ver Araceli, sois dos mujeres muy atractivas. Es muy difícil estarse quieto cerca de vosotras. – Me acerque un poco más, a punto de que sus tetas me rozasen. Levante su barbilla con mi mano derecha y la mire directamente a los ojos.
- Se te ve un poco descolocada, lo que es perfectamente normal, teniendo en cuenta lo que has pasado, pero en tres meses no te vas a reconocer. Olvidaras a ese cretino que tenias por marido, y te darás cuenta que se abre ante ti una vida nueva.
Ahora si me lance y le di un suave y húmedo beso en los labios. Lo acepto con pasividad, pero se le veía nerviosa, sin saber si avanzar o retroceder. La polla me dolía de lo dura que estaba (¿lo he dicho antes?).
Araceli dio un leve paso atrás:
- Voy a la cocina y preparo unas copas.
- Vale, la mía con muy poco alcohol que hay que conducir. ¿hay otro lavabo en esta casa?
- Si, al final del pasillo está el de invitados.
Me dirigía hacia el lavabo, cuando vi luz por debajo de otra puerta, seguramente el lavabo al que había ido Sonia. Quién dijo miedo. Me lance en picado y entre sin llamar.
Amigos y amigas de Todorelatos, aquí me gustaría tener una foto que recogiese la magia de la escena que me encontré, pues dudo que sea capaz de describirla. Aun hoy, ahora mismo, disfruto de una erección instantánea al recordarla:
Sonia se hallaba sentada en el inodoro, con la minifalda recogida en la cintura, sus fantásticas piernas, enfundadas en las medias negras que dejaban ver el final de los muslos, las bragas por debajo de las rodillas, con los codos apoyados en los muslos y la cabeza hacia abajo, mirando el suelo, de modo que la negra melena le ocultaba el rostro.
Erotismo salvaje en estado puro.
Ahora mi polla tomo el control total. Avance los dos pasos que me separaban de ella y me pare a centímetros de su cara. Ella levanto la cabeza y me miro. Sin perder el contacto visual en ningún momento, me desabroche los pantalones, y extraje mi polla.
Sonia, manteniendo sus ojos fijos en los míos, adelanto la cabeza y se la introdujo en la boca hasta la base, comenzando una mamada que prometía ser inolvidable. Si me faltaba algo para explotar, en ese momento, oí el chorro de su meada sobre la porcelana del inodoro.
Mi cabeza retomo el control, un segundo antes de que me dejase conducir al éxtasis. Se la saque de la boca, me arrodille entre sus piernas, y le metí la lengua hasta la garganta, mientras mi pobre polla daba cabezazos en el aire y se preguntaba porque estaba sintiendo el frio aire a su alrededor, en lugar del calor húmedo que la envolvía hacia unos instantes.
Sonia estaba entregada. Con la mano derecha la tenía agarrada por el pelo y la mantenía pegada a mi boca, mientras introduje la mano izquierda entre su cuerpo y la porcelana para acariciarle el chocho, húmedo a más no poder por dentro y por fuera.
Se corrió en unos cinco segundos, mientras alternaba pellizcos a su clítoris con introducciones de un par de dedos, e incluso algún escarceo digital por el agujero de su culo.
- Eres un cerdo, aprovecharte de una mujer en el lavabo……
- No te imaginas lo cerdo que soy, pero lo sabrás, ten por seguro que lo sabrás.
- Fóllame ahora mismo.
- Espera Sonia, creo que tú y yo vamos bien servidos de sexo, pero tu amiga necesita un polvo más que el aire que respira. Deberíamos follárnosla entre los dos.
- Olvídalo, es un poco mojigata y muy tradicional. No hará nada conmigo delante. Pero si lo prefieres me aparto y te dejo que lo intentes tu…….
- No, quiero que estés delante, en la discoteca te vi mirarla de forma extraña…..
- Tuvimos…..un día especial en el primer año de la universidad, y medio nos enrollamos. Pero no se volvió a repetir nunca. Hoy la miraba, y la veía tan vulnerable, tan falta de cariño, que ha despertado las ganas que le tenía. Pero olvídalo, serian demasiadas emociones para un día…..
A todo esto, seguíamos en la misma postura, con mi mano izquierda en su coño, y dándole lengüetazos en los labios, no fuese a ser que se me enfriase.
- Hagamos una cosa: volvamos y yo propondré un juego. Apóyame y muéstrate entusiasmada. Para no alargarme y que se nos duerma esperando no entro en detalles. Tu muérdeme cuando tengas que hacerme algo en el juego, y se ruda con Araceli cuando tengas que hacerle algo a ella. Se directa, como solemos ser los hombres. Yo te apretare al acariciarte para que sepas que soy yo. Confía en mí.
La deje caliente como un horno, me lave las manos y volví al salón. Ni pensar en intentar mear yo mismo con la erección que tenia. Habría sido imposible.
Continuara........................