Noche de sorpresas (4)

Nuestro viaje de fin de curso continua, esta vez contado por mi novia. Un punto de vista diferente.

Hola de nuevo, esta vez no voy a ser yo quien cuente lo hicimos el día después. Mi novia Desi quiere ser quien lo relate. Así que espero que les guste el relato. Y recomiendo aunque no es necesario la lectura de por lo menos el anterior relato.

Como ya saben el día anterior Sergio y yo habíamos ido a la casa de sus primos a ver que tal estaba y a jugar lo que no nos dejaban jugar en el hotel, o por lo menos a tener más privacidad, porque no me apetecía que los niñatos de nuestros compañeros nos pillasen follando se corriera el rumor y llegara a los profesores o nuestros padres.

La verdad es que el día de ayer se me grabo en la mente, nunca antes Sergio había intentado ni había mencionado nunca el sexo anal, no se si por miedo al rechazo por mi parte o porque no había pensado en ello. Yo si lo había hecho, y no me gustaba la idea de que me metiera su tremendo pene por ese agujerito, aunque también es verdad que el día de nuestra primera vez, no se como fue capaz de meterme en mi rajita semejante aparato pero lo hizo y nos gusto a ambos así que supongo que en cierta manera alguna vez he querido probarlo.

Pasamos varias horas más en la casa de sus primos que en el hotel, me ponía un bikini menos provocativo cada vez que salía a la playa o a la piscina pero para sus ojos y su cuerpo me ponía ese mini bikini o mejor dicho micro-bikini.

Pero bueno lo que importa viene a suceder ahora.

Era el 3º día de las vacaciones, el primero había sido el día que me dio la sorpresa de su dedo, y el segundo lo habíamos pasado tomando el sol y jugando y paseando por la playa como dos enamorados.

Por la mañana después de levantarnos y que solo estábamos separados por un par de habitaciones empezamos a mandarnos mensajes calientes. Bueno la verdad es que empezó Sergio yo continúe. Me calienta mucho he de reconocer, estas cosas sobre todo por la mañana que me despierto añorandole.

Su primer mensaje era referente a mi agujerito y decía que me iba a poner un supositorio que me iba a gustar. Se que no es muy buen mensaje para levantarse, pero solo con pensarlo me puse muy caliente tanto que mis pezones se me pusieron tiesos de excitación.

Yo le conteste que me encantaban los juegos de médicos y que me encantaría ser su paciente o su enfermera cachonda. Todo esto viene a que hace unos meses en su casa, cogimos el estetoscopio de la madre de Sergio que es medico de cabecera y nos pusimos a ocultarnos por todo el cuerpo, nos encanto el sonido y el tacto de ese aparato.

Bueno por fin nos vimos en el comedor a la hora del desayuno. Yo me puse un bikini naranja y encima un pareo y una camiseta blanca que se transparentaba todo. En cuanto Sergio me vio puso una cara de gusto que pone cuando me pongo algo sexi o antes de salir cuando me acercaba a restregarme con el. Su cara de excitación o de enamorado me dijo que ese dia iba a ser memorable.

Después de desayunar nos fuimos a la piscina, a darnos un baño, o a ponernos morenos, porque no podíamos llegar a Madrid con los cuerpos blancos de tanto estar follando. Yo ya iba cogiendo moreno, pero claro no podía hacer topless en la piscina, no porque Sergio no me dejara seguro que le encantaría, pero no quería alegrar el día a los pajeros de nuestros compañeros de curso. Sergio dio un par de largos y yo me quede embobada con su físico, que aunque no se pueda comparar con el de Nadal o Sergio Ramos, mis atletas preferidos tiene un cuerpo increíble, de atlético y de resistente.

Por la tarde después de comer dijimos a los amigos y a los profesores que íbamos a dar una vuelta para descansar la comida, nos fuimos con mi prima y su novio para que no llamara tanto la atención pero estaba todo pensado para irnos a la casa del pueblo.

Por fin después de un paseo un poco "calentito". Llegamos a la casa y nos separamos las dos parejas.

Nosotros fuimos a la habitación del primo mayor de Sergio y la otra pareja a otra habitación pero en verdad era la boardilla, no queríamos escucharnos unos a otros, desde que una vez lo estábamos haciendo Sergio y yo y en la habitación de al lado mi prima y su novio y a medio polvo mi prima empezó a gritar y nos corto bastante el rollo.

Bueno llegamos por fin a la habitación y aunque los dos estábamos acostumbrados a la situación de meternos en la habitación para hacer el amor, esa situación era un poco loca, porque ambos sabíamos que íbamos a tener sexo anal, pero ninguno sabíamos como íbamos a empezar. Sergio se quedo mirando mi cuerpo cubierto solo por el pareo y la camiseta, y su forma de mirarme ya me ponía caliente, pero se fue acercando como lo hace un felino de caza, despacio con movimientos calculados y con una mirada asesina, pero en su caso era una mirada de deseo y estaba fija en mi culo. Yo me di la vuelta para que me lo viera mejor, las costuras de las bragas resaltaban en el pareo y poco a poco me lo fui soltando para dejar solo una tela entre el y yo.

Sergio se acerco a mi y se tiro a mi cuello literalmente me pillo el cuello con su boca y me beso, lamio y mordió todos el cuello mientras sus manos desataban el nudo del sujetador y yo me abrazaba a el para dejarle hacer.

Cuando ya había sentido un torrente de sensaciones en el cuello bajo a mis pechos para besármelos, después se acordó de mi boca y nos unimos en unos besos apasionados mientras nuestras manos nos despojaban de la poca ropa que aun nos quedaba.

Recuerdo que mi bikini estaba en el suelo y sentía como su polla estaba tocándome el vientre, el calor del capullo me hacia calentarme más a mi. Con una mano libre se agarre el pene, y lo iba subiendo y bajando mientras la otra estaba en su nuca y la agarraba y la empujaba para continuar besándonos. Sus manos tampoco estaban quietas, ya con todo mi cuerpo desnudo sus manos habían bajado hasta mi culito y no dejaban de acariciarlo, cosa que me encantaba y sobre todo cuando se deslizaba más abajo y llegaba a mis labios para tocarlos o meterse en ellos.

Nos tendimos sobre la cama ambos ya desnudos y muy calientes, su pene estaba mirando al cielo y yo no dejaba de mirarlo, pues ese instrumento iba a provocar en mi dentro de un rato un sin fin de emociones algunas dolorosas y otras deliciosas.

Sergio me miro a los ojos y sin decir nada se coloco como hacia siempre que quería hacer un 69 y yo no me podía quejar, me encanta que me coma el coño, lo hace muy bien y yo se que le encanta que le haga una mamada, hasta alguna vez si consigue que me corra dejo que se corra en mi boca aunque no es de las cosas que mas me gusten.

Empezó con su lengua y sus dedos, no se donde habrá aprendido a hacerlo también, pero ya es un maestro. Y yo se que aunque no sea una actriz porno le hago maravillas con mi lengua y mis labios.

Nuestros 69 suelen terminar ya a la vez, y eso que no empezamos a hacerlos hasta hace un par de meses. Pero bueno este era especial aparte de lamerme el coño también iba introduciendo un dedo en mi culito y lamia mi agujerito. Todo esto después de haberme lavado muy bien y haberme puesto un poco de vaselina de fresa.

Cuando por fin acabamos yo estaba desenando empezar, una por lo caliente que estaba y otra porque si no funcionaba seguiría aun caliente para hacerlo convencionalmente.

Sergio quiso empezar por hacerme el amor y después pasar a mi anito pero yo le dije que empezara por el pequeñito que ese momento era el idóneo. Me puse seria y después de ponerme a cuatro patas y mover el culito sus ojos se pusieron como platos se unto un poco de vaselina en todo el pene, y más aun en mis nalgas.

El pegajoso tacto que tenia mi anito era una nueva sensación y de momento no me disgustaba pero justo cuando sentí el glande en mis nalgas sentí que estaba haciendo una locura, me moví para delante por miedo, mire atrás y de pronto vi el capullo de Sergio mas grande y mas rojo que nunca y me entro un pánico que casi me desmayo.

Sergio me tranquilizo si yo no quería no hacia falta que probásemos cosas nuevas pero nunca me he echado para atrás en nada y por mi vida que iba a probarlo. Nos pusimos de nuevo en el tema y cuando Sergio me agarro las caderas y dirigió sus pene a mi agujerito se me callo una lagrima, de nuevo paro y me dijo que no quería hacerlo de aquella manera que no quería hacerme daño ni físico ni psíquico. A lo que yo le respondí que no se preocupara que yo fuera la que quería probarlo, que lo tenía que probar aunque solo fuera un poquito.

Por tercera vez fue acercándose más pero esta vez en cuanto separo mis nalgas y apoyo su glande tome valor y empuje mi cadera para atrás para introducir su pene en mi recto. El primer momento cuando solo tenia el glande empujando no quería que entrara mas, pero cuando ya me acostumbre a el y mordiendo la almohada no pude sentir mas que un placer que no conocía, me gire y le dije que un poquito mas. Sergio tomo mis caderas de nuevo y fue sacando y metiendo milímetro a milímetro toda su herramienta que hasta ese instante no sabía lo ancha que era, pero que desde ese día tengo un recuerdo claro que es más larga y ancha que lo que yo creía, cosas que me alegro.

Ya cuando me había empalado totalmente empezó lo bueno, yo sentía como me estaba quemando el ano, y casi el recto al completo pero por un pequeño dolor estaba descubriendo un gran placer.

Empezamos un mete-saca con algunos problemas y parones porque cada vez que yo hacia un gesto de dolor Sergio paraba y me decía que si eso me la sacaba pero yo no quería.

Continuamos un rato mas, ensanchando mi agujero y gritando como locos de placer, cada vez que me giraba para ver a Sergio le veía gozando como nunca, y cada vez mas animado. Me daba cachetes en el culo escupía en mi culo para lubricarlo mas y me cogía de las caderas para favorecer la penetración. Ya cuando sintió que se iba a correr le dije que no lo quería dentro. Salió de mi y sentí un "plop" como si sacara el corcho de una botella, después me di la vuelta y le vi su pene totalmente rojo y tan venoso como siempre, se la cogí y le di dos meneos cuando de pronto una corrida salió disparada hacia mi pecho, me lo lleno de dos chorros grandes y esa fue la firma de nuestra primera sesión de sexo anal.

Aunque lo hemos repetido un par de veces más, a ninguno de los dos le parece el mejor sexo del mundo y solo lo hacemos en ocasiones especiales.