Noche de Sexo, Sudor y Semen

Este es mi relato número 100 y estoy muy feliz!!! Ojalá que les guste, trata sobre uno de los suceso que cambiaron mi vida por completo, volví a quedar embarazada... y no era de mi marido.

Noche de Sexo, Sudor y Semen

Buenos días, nuevamente los saluda Laura Ovalle de Estrada… y ahora también de Mayén. Para aquellos que sean recién llegados, les recomiendo leer mis relatos anteriores, verán que están publicados en orden cronológico y que no los van a decepcionar.

Quiero empezar esta nueva entrega con un notición , ¡¡¡HE LLEGADO YA A LOS 100 RELATOS!!! ¡¡¡ESTE SERÍA MI NÚMERO 100 Y ESTOY MUY FELIZ DE ELLO!!! La verdad es que nunca lo hubiese hecho si ustedes, mis queridos lectores, no votaran siempre por ellos y no me enviaran sus mensajes a mi correo electrónico. No quiero parecer cursi ni nada, pero saber que lo que una escribe es bueno y apreciado ha sido la principal razón de que yo continúes escribiéndoles sobre mi vida sexual y la de mi familia. Muchas gracias.

Ahora si, pasemos a mi nueva historia

Como recordarán, en mi última serie, "Alberto, el Semental que me hizo su Yegua", conté como fue que me hice esposa, a pesar de estar casada y feliz al lado de Kike, de Beto, mi mejor amigo de toda la vida. También les dije que, después de mi estancia a su lado en su casa de Xela, descubrí que estaba embarazada, de el.

Recuerdo cómo fue cuando le di la noticia a mi Kike, de que Beto me había llevado de visita a su casa y me había propuesto matrimonio. Después de regresar a la mía, muchas ideas daban vueltas en mi cabeza, aun no le había dado el si a Beto, aunque ustedes ya me conocen, saben que era solo por inseguridad. Kike regresó de donde su papá 2 días después, no le quise comentar nada por teléfono, quería contárselo personalmente.

¡¿Qué se ha creído Beto?!… ¡Sosl una mujer casada Laura! – me dijo molesto.

Vos también… ¿o no?… además, sos hombre, no mujer. – aquellas palabras mías, dichas con la frialdad de un asesino en serie que ni yo misma me conocía, lo dejaron callado.

Kike no me tenía nada qué decir, había llegado por la mañana con un hermoso vestido rosa que su papá le regaló, impecablemente maquillado y aun sumido en su papel de mujer (Kika). Así pasó toda la mañana hasta que le dije, "Kika, decile a Kike que necesito hablar con el". aquella era la clave que usaba para pedirle que, por favor, volviera a ser mi esposo.

Una vez cambiado y duchado, le conté todo lo acontecido con Beto y con su familia, de mi viaje a su casa en Xelajú y de su propuesta. Kike se molestó, se enojó que me hubiera ido sin consultarle nada, que me hubiera llevado a los niños y que estuviera considerando la propuesta de mi amigo. Pero yo le repliqué que lo traté de llamar varias veces, que no iba a dejar a los niños solos tampoco, y que la idea de un segundo marido no me molestaba mucho.

¡A vos no te va mal con tus 2 esposos!

¡Eso es distinto!

¡Yo no veo diferencia! ¡Además, si querés que te informe de las cosas que quiero hacer, siquiera mantenete cerca de su celular! ¡No entiendo qué es lo que te enoja, yo si acepto que seás la perra de Javier y de Tito!

Aquello terminó en pelea y cada uno se fue por su lado. Claro, a la noche estábamos en la cama abrazados, platicando y arreglando las cosas. Kike se oponía a esa relación, tenía miedo de perderme y no quería verme al lado de Beto. Sin embargo sabía que no podía prohibirme nada, pues el tampoco iba a dejar ni a Javier ni a su papá. No le quedaba otro camino que tratar de convencerme que no lo hiciera.

Por el otro lado, Beto tampoco perdía el tiempo. Me mandaba flores y regalos, me iba a visitar cuando sabía que Kike andaba fuera con Javier o con su papá. Y claro, copulábamos como locos. Aquella situación me gustaba bastante, cuando Kike estaba, me consentía más de lo usual y me hacía el amor como solo el sabía hacerlo. Y Beto, con su tremendo falo y su portentoso cuerpo, me elevaba hasta el paroxismo, la verdad eso de ser rogada, es algo que estimula y halaga profundamente a todas las mujeres, así que no nos culpen, hombres.

Lamentablemente lo bueno no dura para siempre, y más o menos un mes después de mi visita relámpago a Xela, algo que temía y sospechaba desde hacía un tiempo, fue confirmado por mi ginecólogo: estaba embarazada. Ahora bien picarones, se imaginarán que, como buena putilla que soy, no sabría decir quién era el padre de mi nuevo bebé. Pero si, lo sabía bien. Haciendo cálculos, llegué a la conclusión, casi inequívoca, de que el papá de mi nueva gestación era Alberto José.

Naturalmente, este estaba más que feliz, no cabía en si de gozo con la noticia de que me había embarazado. Y sus mujeres, estaban igual, Silvia se moría por conocer a su nuevo nieto. Del otro lado, Kike estaba tan triste y molesto, que apenas si decía algo, sabía que ya era solo cuestión de tiempo para que terminara al lado de Beto mientras el estuviera con sus otros 2 hombres.

Yo tenía una mezcla de sentimientos, por un lado estaba feliz, me encanta ser mamá y gozo como una loca cada embarazo, por el otro temía por mi vida. Mi hermano Juanca y mi hermana Lucía me regañarían como mucho, lo mismo que mi suegro. Pero, ¿qué le iba a decir a mi mamá y a mis otras hermanas, Majo y Vero? ¿Y a mis cuñadas? ¿Y al resto de mis amigos? Y eso sin mencionar la forma en que afectaría a Kike, claro que el no tenía mucho que decir al respecto, pero igual le dolería mucho. Aquello me causaría muchas complicaciones, a mi muy poco sencilla vida.

Pero no, por nada del mundo volvería a caer en la misma crisis que casi acaba mi matrimonio, esta vez evitaría la soledad que tan mala consejera es cuando nos hallamos mal. Decidí irme a pasar mi embarazo con mi mamá, a mi antigua casa. A ella le diría que Kike se había metido en un negocio que lo absorbería mucho por un tiempo, y dada mi inesperada nueva gravidez, no la quería pasar sola. Claro que aquello no le agradó mucho a Beto, el esperaba que pasara mi embarazo con el.

Mi vida es increíble, es lo más lejano a la normalidad que hay. En menos de un año quedé embarazada y di a luz a Tonito, mi esposo se convirtió en la esposa de Javier, y luego de su padre. Y a menos de 5 meses de haber parido a mi hijo, vuelvo a quedar embarazada del que sería mi "otro marido", y que había sido mi mejor amigo de toda la vida.

Para mi mala suerte, me doy cuenta que en lugar de estar acompañada por mi mamá y mi hermano, me mantengo casi todo el santo día sola en la casa. aparentemente mamás estaba saliendo a diario a cuidar a una vieja amistad enferma y Juanca… pues el no se, solo que salía de mañana y regresaba muy de noche.

Ante esta situación, opté por buscar a mis amistades, concretamente a Baldo y Nico, quizás a Omar y definitivamente a Bianca. Está última fue la primera con la que salí, luego de 4 días en encierro involuntario.

¡Laura, sos una boluda! – me dijo, recuerden que es argentina.

¡Pero es que

¡Es que nada! – me iba regañando en el carro, le conté todo lo que me había pasado, de mi embarazo de Beto y de su propuesta de ser su mujer – ¡Andás caminando por allí como ciega, solo te dejás llevar por la corriente! ¡Y al final todavía te preguntás cómo fue que llegaste hasta ese punto!

Eso no es así Bianca

¡Claro que si! ¡Por su puesto que lo es!

Todavía no le he dicho que si a Beto

Pero tampoco le has dicho que no. – muy cierto, verán, cuando una mujer dice no, es no, pero si dice, "no sé" o "talvez", en realidad está diciendo "si, pero quiero que me rogués".

Pero… es que… no sé… ¿qué hago Bianca?

Eso es cosa tuya Laurita, yo no te puedo decir qué hacer, talvez y me equivoco. Sin embrago, si hay algo

¿Qué cosa?

Agarrá la vida de los cojones

¿Cómo?

Yo tengo un refrán, si la vida va corriendo demasiado de prisa para alcanzarla… colgate de sus cojones, así tendrá que parar un poco.

No entiendo

Ya te lo dije, solo te dejás ir, vas según te lleva la corriente, la vida camina y vos vas detrás sin saber a dónde te lleva. Tenés que agarrar las riendas de tu vida. es obvio que le vas a decir que si a Beto, no me vengás de babosadas a mi. Y es obvio que Kike no te va a dejar por ello… si, claro, seguro que se pone mal, pero no te va a abandonar… a estas alturas ninguno puede dejar al otro o ya lo hubieran hecho hace años. Pero mirá, vas a tener 2 maridos, 2 hombres a quienes mantener… ¡y mirá que los hombres son una mierda! – por algo es ella lesbiana, ¿no? – 2 familia, una vida más complicada de lo que es ya. Tomá conciencia que todas las decisiones que tomés de ahora en adelante van a ser cosa tuya, no podés dejar que el destino se encargue… imaginate la de cagadas que haría.

¿Y cómo hago eso?

Siendo más huevuda

Querrás decir con lo ovarios bien puestos

Si exactamente. Mirá, tenés que dejar de ser tan sumisa y mansa. Es cierto que una de mujer disfruta siendo protegida y cuidada por un hombre. Que un caballero nos atienda y nos proteja. Pero eso te deja indefensa cuando no tenés a alguno a tu lado. Empezá por ser más valiente, más independiente. Imaginate, cuando Kike no esté, vas a depender de Beto, y cuando este no esté, del otro… ¡eso no puede ser mujer, solo podés depender de vos misma! Sé más huevuda, más valiente, más independiente

Bianca tenía la boca llena de razón, tenía que ser un poco menos sumisa y más fuerte, tenía que dejar de estarme metiendo dentro de una barca a la deriva, siempre. Reconozco que he tenido suerte, con la vida que llevo me pudo ir muchísimo peor.

Por la noche, obviamente, Bianca trapeó el suelo conmigo. Al día siguiente llegó a verme Kike, se iba a quedar conmigo por lo menos durante una semana antes de volver para los trabajos de la finca. Por la noche quisimos salir, aprovechando que aun no tenía mucho tiempo de gestación. Claro, no nos íbamos a meter a una disco, no quería estar entre tantos sonidos estruendosos y tanto humo a cigarro. Decidimos que lo mejor era invitar a algún amigo a salir… y el afortunado elegido fue Omar.

Casualmente andaba por la capital, lo sorprendimos con nuestra llamada. No tuvimos que decirle nada, el mismo nos invitó a tomar algunas copas en su casa. claro, el mensaje oculto de esa invitación era "luego me los cojo", pero también teníamos ganas de eso.

Ya en su casa, le conté la noticia y me felicitó, me dijo que aquello había que celebrarlo. Claro, Kike trataba de que la extraña mueca que hacía pareciera una sonrisa de lo más sincera, pues no le comenté nada a Omar sobre quién era el papá.

Tomamos cervezas, no muchas, y platicamos de un montón de trivialidades. De pronto, como si nada, Omar se cambia de lugar y se sienta junto a mi esposo, y como si nada estuviera pasando comenzó a acariciarle la pierna. Kike llevaba un pantalón de lona azul y una camisa de botones verde, estaba bastante presentable. Yo andaba con un pantalón pescador beige y blusa blanca, Omar con unos raídos jeans celestes y una playera… Omar estaba vestido muy a su estilo.

A los pocos minutos, Kike le correspondió las caricias con un abrazo, pasándole el brazo sobre los hombros a nuestro amigo. Vi perfectamente como el, mientras seguía conversando como si nafa, se inclinaba un poco hacia mí, levantando sus nalgas y dejando que el otro se las tocara lentamente mientras con la otra mano se sobaba el bulto.

¡Bueno, si van a hacer algo más les vale tomarme en cuenta! – le dije, ellos se rieron.

Me puse de pié y me senté al lado de Omar, me fui desnudando al mismo tiempo que lo hacía con el, buscado su largo y grueso falo para sacarle el alma con una buena chupada. A pesar de gay en toda la regla, el jamás me ha hecho el feo a mi, claro que hubiera preferido que quien le sacara la verga ya parada y se la frotara despacio fuera mi marido.

Omar volteó a ver a mi marido con una sonrisa cuando me metí su verga entre la boca. Mientras tanto, Kike se puso muy caliente con lo que veía, me comenzó a quitar el pescador, bajándomelo despacio, exhibiendo el calzón de encaje que llevaba puesto. Kike no se quedó solo como espectador, arrodillándose detrás de mi, poniéndome en cuatro para no interrumpir mi tarea, y poniéndose a chuparme la pusa y el culo como solo el sabe. Estaba muy mojada, mis hormonas descontroladas me inducían fuertes calenturas a cada rato.

Sentía aquella suave y húmeda lengua perderse en el interior de mi gruta de amor, así como abriendo mi apretado esfínter anal, penetrándome con la puntita ensalivada, sacándome deliciosas sensaciones, que se interrumpieron cuando, de repente que sin dudarlo más comencé a penetrarla enérgicamente, mientras más duro bombeaba más ella s, sentí la cálida cabeza de su verga entrando en mi interior.

¡Los 2 juntos! – les dije muy agitada – ¡Los 2 juntos! – les dije que mis hormonas estaban revolucionadas.

Soltando su pene, me trepé encima de la humanidad de Omar, que ya se hallaba sin camisa, mostrando su peludo y, a cada encuentro, más grueso abdomen (ya estaba echando panza en serio). Le puse un condón, me acomodé sobre su tiesa paloma y bajé despacio, no era que me doliera ser penetrada, es que quería sentir cada centímetro de carne que me entraba. Lo empecé a cabalgar despacio, para darle más facilidad a las maniobras de mi amado esposo, que, luego de untarme de mis propios jugos, procedió a introducirme poco a poco su caliente miembro entre mi estrecho conducto anal. Solo sentía el calor intenso de ambas vergas y la sensación de llenura que me transmitían.

Comenzó mi martirio (y mis orgasmos), y yo a gemir mientras esas 2 palomas se ponían de acuerdo en el ritmo, que empezó lento y pausado, para terminar a toda velocidad. Kike me sujetó de los senos, exprimiéndolos, por lo que el peludo pecho de Omar quedó empapado de mi leche materna. Su boca bigotona iba de mis labios a los de mi marido, y los míos de los de el, a los de mi esposo. Luego dejé reposar mi rostro sobre el fuerte hombro de nuestro anfitrión para que me hicieran lo que les viniera en gana, mientras ellos no paraban de besarse.

Me sentí completamente llena y subyugada, especialmente cuando Omar se acercó al clímax, sujetándome fuertemente la cabeza del pelo sobre el, y la de mi marido del otro lado, acelerando con mucha potencia sus arremetidas hasta que terminó rugiendo como una bestia salvaje. Mi esposo no acabó, desde hacía tiempo el estaba teniendo problemas eyaculatorios en ausencia de estimulación anal (todo por la puta de Kika, je, je, je). Por mi parte, gocé y celebré a viva vos los 2 orgasmos que tuve mientras me empalaban con fuerza.

Ahorita regreso. – dijo Omar, tomando los envases vacías de cerveza y dirigiéndose a la cocina.

Mientras tanto, volteé a ver a Kike, aun tenía una erección enorme y me veía con lujuria. Lentamente me escurría hasta el suelo quedando sobre la alfombra de la sala, el se colocó sobre mi y comenzamos un 69 delicioso. Sentía nuevamente su suave lengua perderse dentro de los pliegues de mi sexo, su tibia saliva escurriendo y mezclándose con mis jugos de hembra en celo. Y yo, le succionaba el miembro como si en ello se me fuera la vida. Lo metía dentro de mi garganta hasta casi llegar a la base, lo dejaba allí un momento mientras jugaba con mi lengua sobre su glande, y luego me lo iba sacando poco a poco, succionando con mucha fuerza hasta sacármelo. Luego lo agarraba a besitos y volvía a comenzar.

¡Oooouuuuhhhgggg! – escuché gemir a Kike, no me había percatado que Omar regresó y lo estaba penetrando.

Mi amado Kike se contorsionaba mientras, lentamente, nuestro amigo introducía su lanza en su gordito, redondo y rosado culo. Omar cerró los ojos con fuerza cuando lo hubo empalado por completo y mi lengua empezó a jugar con sus bolas. Pronto mis atenciones se alternaron entre el pene de mi marido y los testículos peludos del otro.

Unos 2 minutos después alcancé mi tercer orgasmo de la noche, que Kike e bebió con ansias. El ya no aguató más, y explotó también en mi rostro, sentía como salía su leche sin parar para que yo me la bebiera… je, je, si mis bebés supieran que durante sus gestaciones yo los alimentaba regularmente con leche de hombre

Omar aun tardó unos 10 minutos para acabar, le daba bien duro a Kike sujetándolo de las caderas mientras yo le separaba las nalgas. Así, luego de 2 penetraciones muy fuertes y profundas, sacó su pene enardecido de esa cálida y húmeda gruta, gesticuló y gruñó, y, quitándose el condón y sacudiéndoselo, eyaculó gruesos borbotones de semen que cayeron sobre mi rostro, los testículos y la verga de mi esposo.

Luego se dejó caer sobre el piso, mientras yo le limpiaba la verga y los huevos a mi esposo con la lengua. Kike se dio la vuelta para acurrucarse a mi lado, poniéndose a lamer mi cara y bebiéndose de mis labios parte del esperma de Omar. Aquella salida, definitivamente, me sacó del sopor en el que caía estando sola en la casa. Sin embargo, yo estaba bastante lejos de imaginar todas las cosas que la vida me deparaba, durante mi estancia en aquella casa.

Si, mi vida había cambiado, lo malo es que el cambio se convertiría en una característica de ella, en una constante. todavía no había terminado

Pero mientras se las cuento, pueden enviarme sus opiniones y mensajes a mi correo electrónico, besos y abrazos.

Fin.

Garganta de Cuero.