Noche de sexo III - Volviendo a casa

Última parte de cómo una noche de fiesta deriva en mi primera vez en una sauna y en mi primera orgía. Mamada con sorpresa antes de irme a dormir. Relato real de mis días en Barcelona.

*** Primero, me gustaría pedir perdón por el final del relato anterior "Noche de sexo II". Era muy tarde, tenía mucho sueño y me dejé un trozo en el Word xD Ahora os lo meto aquí fusionado para que siga un poco por el mismo sitio donde lo dejé.

También me gustaría daros las gracias tanto por los comentarios y los correos, así dan ganas de seguir escribiendo :) Espero que os gusten, porque tengo muchas cosas para contar todavía :P ***

Después de echarme tremendo polvo, los dos amigos se fueron no sin antes obsequiarme con un morreo en el que me metieron la lengua hasta la garganta, uno después de otro. "Ya podrían haberlo hecho a la vez, que hace mucho que no me besan a tres". Pero bueno, no se puede tener todo en esta vida. Y teniendo el culo más abierto que la entrada del metro de Sol, lleno de lefa, y habiéndome tragado también un par de corridas, pues tampoco podía quejarme mucho, la verdad.

Me giré hacia Carlos y vi que todavía estaba KO. Como ya era tarde, estaba cansado y me quería ir a dormir, decidí ser un buen amigo y despertarlo para irnos cada uno a dormir la mona a su casa.

-Buah, tío, no jodas que me he quedado dormido en la sauna.

-Sí, bueno, no has aguantado mucho despierto haha.

-Joder, lo siento, espero que no te hayas aburrido mucho...

-No, hazme caso que no me ha dado tiempo a eso. Aunque ya te vale, quedarte dormido mientras te estoy comiendo el rabo... me vas a hacer creer que lo hago mal -le dije mientras ponía mi mejor cara de cordero degollado.

-Nooo, para nada. Solo que creo que la mezcla me ha sentado mal y desde luego no debí haberme fumado ese porrito antes de salir haha Ya te lo compensaré, no te preocupes.

Me guiñó un ojo, sabiendo que eso me podía, y por fin se levantó. Nos fuimos al vestuario, dejamos las toallas, las chanclas y las llaves de las taquillas y salimos del local. Todavía era de noche, y hacía un frío increíble para estar en unos pantalones tan cortos como los que me gusta llevar a mí, así que pensé en ser un poco egoísta esa noche y pedirme un taxi para volver a casa. Carlos igualmente tenía que volver en tren, así que tampoco habríamos estado juntos mucho más tiempo. Nos despedimos después de andar un par de calles mientas yo pedía un Uber, con beso y cachete en el culo incluidos. Parecerá una tontería, pero me encanta que hagan eso, me hace sentir que soy suyo -y él lo sabía perfectamente.

No tenía mucho trayecto desde la sauna a mi casa, unos cinco minutos, pero como no quería quedarme dormido en el Uber, me dediqué a trastear con el móvil mientras esperábamos semáforos. Que si WhatsApp, que si mirar las fotos tan desenfocadas que había subido en las historias de Instagram... cuando me saltó una notificación de Grindr. Antes de abrir el mensaje, miré el perfil. Un chico monete, normal, ni muy delgado mi musculoso. Moreno, pelo corto, barbita de tres días. Alto, 185; con eso ya gana mucho. Activo, menos mal. A solo 200 metros, interesante.

-Hey, guapo. ¿Qué tal?

-¡Hola! Guay, volviendo a casa de fiesta, ¿tú?

-Cachondo. Y yo que te iba a decir si te apetecía vernos ahora...

La verdad es que estaba reventado, en todos los sentidos, y no tenía muchas ganas de ponerme ahora a echar otro polvo cuando lo único que quería era dormir. Pero la verdad es que era mono y tampoco me apetecía quedarme sin un contacto más en la agenda por si me apetecía otro día.

-Qué pena :( Porque acabo de llegar a casa, que si no...

-Si quieres me paso yo y así no te tienes que mover :P Total, ahora estás incluso más cerca.

La verdad es que sí. Me acababa de bajar del Uber y me salía a 100 metros. Éramos vecinos y todo, mira.

-¿No te apetece un vaso de leche calentita antes de dormir? -y me pasó la esperada fotopolla tras un mensaje así.  O más bien la fotorabazo, porque vaya. No me extraña que en su descripción usara el XXL que tanto odio porque suele ser mentira, pero aquí lo cumplía con creces. Perfectamente depilada, un poco curvada hacia la derecha, a ojo le echaría unos 19-20 cm, bastante gordota y un glande de los grandes, de los que te taladran para allanar el paso al resto del rabo.

Me hice un poco el tonto, pero me había dado muchas ganas de comerme ese pollón, y estaba dando vueltas por el portal con una erección más que importante en mis pantalones. Quedamos al final en que se acercaría a mi portal, sin subir a casa ni nada, para una chupipaja y adiós. Lo bueno que tenía mi edificio es que había un patio interior que estaba cubierto de manera que lo separaba de las viviendas y no nos podía ver nadie. Solo había una ventana, la del piso bajo, que podía vernos, y estaba cerrada.

No esperé mucho rato hasta que me mandó un mensaje diciendo que ya estaba en mi portal. Me levanté y le abrí. Sí que era alto el cabrón, me sacaba dos cabezas seguro. Nos fuimos para el patio a sentarnos en el suelo y empezamos a hablar de tonterías, supongo que para romper un poco el hielo.

-Bueno, tío, me caes muy bien y tal... pero es que tengo ganas de que me las comas con esos labios que tienes. -por fin dijo mientras se sacaba la polla del pantalón.

-Haberlo dicho antes hehe

Y acto seguido me abalancé sobre su paquete. Tiró del pantalón un poco hacia abajo y abrió las piernas para que tuviera más espacio mientras empezaba a lamerle la polla. Me puse a cuatro patas, mi postura natural, para dar lametazos, como una perrita. Me aseguré de no dejar ningún recoveco sin lamer, desde la base hasta la punta. Estaba soltando ya precum, que con gusto relamí y saboreé como manjar de dioses. Echó la cabeza hacía atrás y comenzó a gemir, por lo que puse más esfuerzo en la mamada y me la metía entera en la boca. No tenía ganas de ir despacio, quería devorar ese rabo tan gordo que tenía delante. La traga por completo por los pelos, llegando a tocar con mi barbilla sus huevos, y me quedaba así un par de segundos, para sacarla del todo, respirar y volver a hacer el proceso. Se notaba que él también había salido, tenía un sabor salado a sudor del día, cosa que me ponía toda más.

Me agarró de la nuca con las dos manos y yo me dejé llevar mientras él empezaba un metesaca a su ritmo hasta el fondo de mi garganta. Empezó lento, pero fue aumentando la velocidad hasta hacerme una buena follada de boca. Me la metía entera hasta que no entraba más, a lo bruto, para rápidamente sacarla un poco más de la mitad y volver a embestir. No tenía tiempo ni espacio para respirar y me estaba empezando a ahogar. Notaba las lágrimas empezando a salir solas, y en un vano intento de zafarme, apoyé las manos en sus muslos para empujarle y así tener un margen para respirar. Debió de no gustarle mi osadía, porque me la sacó de golpe, me levantó la cara por el cuello para obligarme a mirarle -mientras aprovechaba para recuperar todo el aire que no había tenido en el último minuto- y me escupió en la cara.

-Zorra, ¿qué haces? ¿No dices por Grindr que te va la caña? Pues vas a tragar como yo diga y hasta que yo diga.

Con la mano libre me soltó una bofetada y volvió a meterme la polla en la boca. Con la excusa de pajearle mientras me seguía follando la garganta al menos conseguí un par de centímetros de margen que no metía porque estaba mi mano subiendo arriba y abajo; aunque seguía igual de bruto que antes, sino más. La verdad es que no entendí muy bien a qué se refería con lo que había dicho, pero no me dio mucho tiempo para pensar porque con un "prepárate, puta" y tras clavarme el rabo lo más al fondo que pudo (dejándome otra vez sin respiración), empezó a correrse en mi garganta.

Se corrió mucho; la noté abundante, caliente y espesa, directamente en la parte trasera de mi boca, para bajar por la garganta mientras me tragaba todos los trallazos que iba dejando. Una vez paró de correrse, me preparé para sacármela de la boca, levantarme e irme, pero él seguía aprentando mi cabeza y no me podía mover. No tardé en entender qué quería: empecé a sentir algo mucho más líquido y más caliente llenándome.

Me conseguí zafar de él, escupiendo el pis que había echado dentro de mí, pero eso no hizo que parara de mearme encima. Me empapó por completo, desde el pelo hasta los zapatos, y yo tampoco hice mucho por moverme. No me había gustado que empezara directamente en mi boca, pero la verdad es que una buena lluvia dorada siempre me ponía cachondo; cosa que se notaba bastante porque la tenía a reventar en el pantalón.

Me empecé a pajear recibiendo la meada de un desconocido en el portal de mi edificio, entrando ya la mañana. Entre lo cachondo que estaba de toda la noche, la lluvia y la situación me corrí enseguida sobre mi camiseta, que ya no tenía ninguna esquina sin mojar. Terminó de mear, se la sacudió un par de veces y, mientras se subía el pantalón me volvió a decir algo que me dejaría pensando cuando subiera a casa:

-Al final Dani va a tener razón, eres una zorrita que le mola todo hehe -se acercó para darme un beso aún con la cara mojada y apestando a su meo-. Ya hablamos, guapo.

Y según vino, se fue. Tal como hice yo; empapado en meada, la camiseta también con restos de lefa, el culo seguramente con alguna corrida dentro todavía de lo abierto que lo tenía y subiendo a casa lo más rápido que pude para que nadie me viera pasar y a nadie le diera por relacionarme con el charco de pis que ahora había en el patio. La verdad es que me estaba rayando por lo que había dicho el chico, que ni me dijo cómo se llamaba, y estuve pensando mientras estaba en la ducha sin llegar a ninguna conclusión, pero en cuanto me tumbé en la cama, me quedé dormido.