Noche de sabado

Una historia alucinante.

Esta es una historia que nunca me hubiera pensado que podría suceder. Me llamo Miguel, tengo casi 40 años y estoy felizmente casado con Ana de 33 años. Somos una pareja que nos avenimos muy bien, y en cuanto al tema sexual, creo que últimamente entramos en una etapa bastante activa y muy buena. Mi mujer tiene una Hermana bastante más joven que ella. Se llama Maria, de ella decir que siempre me ha atraído, es bastante bonita y tiene un buen cuerpo, y más ahora que se ha operado las tetas. Ha veces he fantaseado con mi mujer acerca de ella, pero nada ha pasado entre nosotros, es más ella pasa olímpicamente de mi , y creo que no me tiene mucho aprecio. Hace poco Maria empezó a salir con Raúl, su último novio. Un muchacho muy agradable y muy buena gente. La primera vez que vinieron juntos a cenar a casa, ya note que había buen rollo entre nosotros, tanto a mi mujer como a mi nos causo muy buena impresión, al principio costo romper el hielo, pero al final como si nos conociéramos de toda la vida. Vinieron un par de noches a cenar a casa, y de cada vez había más confianza entre nosotros. Note sobretodo que mi mujer y él se entendían muy bien. Hablábamos los cuatro durante largo tiempo de cualquier cosa, también note que la situación con mi cuñada iba cambiando, de cada vez se estaba acercando más a mi, notaba que ya me tragaba un poco más. De cada vez sus visitas eran más asiduas, y la verdad nos lo pasábamos muy bien los cuatro, y creo que ellos, y más especialmente Raul, deseaba volver de nuevo. En una ocasión después de haberse marchado, una noche en que bebimos bastante, mi mujer me confeso que Raúl estaba de muy buen ver, que le gustaba bastante. Yo, en plan cachondeo le pregunte se le gustaría tirárselo, ella se puso a reír, me contento que lo mismo que tenia yo con su hermana, yo le conteste que entonces lo que teníamos que hacer era un intercambio de parejas, se volvió a echar a reír y no me dijo nada más

La noche en que todo cambio, pues empezó como otra cualquiera. Después de llevar al niño a dormir, nos pusimos los cuatro a charlar y beber como de costumbre, pero ya notaba que los temas que estábamos tocando iban cada vez subiendo más de tono. Se notaba en los rostros de cada uno de nosotros la alegría que íbamos adquiriendo y las ganas de que todos teníamos de que algo sucediera. El ambiente ya estaba muy caliente cuando mi cuñada propuso algo que todos estábamos deseando, pero que nadie se atrevía a proponer.

Maria: Y por que no jugamos un poco a las cartas. Ana, no tendrás quizás por aquí un juego de cartas?

Ana: Si, creo que tenemos un juego, pero a ver a que jugamos.

Raúl: ¿Os atrevéis al stripocker?

Maria: Si, este me gusta. Venga por fa..

Ana: Vale, pero hasta donde podemos llegar?

Miguel: A esto se juega bien, o no se juega. Yo creo que hay que jugarlo como toca. Integral 100%.

Raúl; claro que si hasta que todos estemos completamente desnudos.

Maria: Ay, No se, a mi me da un poco de corte.

Miguel: pero si has sido tu lo que ha propuesto de jugar a cartas.

Maria: Si pero yo me refería a otro tipo de cartas. Yo propongo que nos quedemos con la ropa interior.

Miguel. No así no vale, yo quiero que sea desnudo completo, además, así podre de una vez verte estas magnificas tetas que te has puesto, y que hasta ahora no me has querido enseñar.

Maria: Y mira que lo eres de malo, Mira pues ahora te vas a quedar con las ganas, por que encima ahora soy yo que propongo que lo juguemos con todas las consecuencias, hasta el final, pero como estoy segura de que no a perder, pues te vas a quedar sin poder verlas, ya que el sujetador va a ser la única prenda que no voy a perder, es más, consiento antes quedarme sin bragas que sin sujetador, así que Ana, ve a buscar ese juego de cartas que vamos a disfrutar de lo lindo, y en cuanto a ti, cuñadito, vete preparando, que vas a ser el primero en perder de ropa, y voy a ser yo quien pueda verte tus partes.

Raúl: Uy, la cosa se está poniendo bien. Me gusta que haya buen ambiente.

Ana. Oh Miguel, la que te espera. Además, a ti que te basta poco para que se te empine.

Miguel. Bueno, bueno, menos hablar y más jugar, y si a mí se empina enseguida, vamos para decirlo bien, que soy muy sensible y pronto demuestro lo que realmente siento.

María: oh que bien, entonces vamos a ver pronto picha tiesa y preparada.

La verdad es que soy así, a la más mínima tengo el aparato que se dispara, Es más a estas alturas ya estaba bastante preparada, ya por las calenturientas conversaciones de antes, y el hecho de poder ver a mi cuñada en bolas me ponían ya en bastante estado de excitación.

Nos sentamos todos en el suelo encima de la alfombra, formando un circulo, y sentados al estilo indio. Atice un poco el fuego de la chimenea, y nos propusimos a empezar esta gran partida. Obviamente el alcohol ayudaba a que todos perdiéramos el pudor, y a ensañarnos mucho más abiertos los unos con los otros, cosa que en situaciones normales, no haríamos.

La cosa empezó bastante mal para mí, ya que en la primera parte, fue yo quien me tuve que desprender de la primera prenda.

María: ves, como vas a morder el polvo, o mejor dicho, voy a ser yo quien sea la que te a ver tu polla. Por cierto hermana, ¿Cómo esta de servido tu marido?

Ana: Yo por mi gusto hasta muy bien servido. Bueno, luego la podrás comprobar, está bastante bien, pero sobretodo muy dura, ya lo verás.

María: Eso no lo dudes, claro que se la veré.

Ana: ¿y tu novio como la tiene?.

Raúl. No te preocupes, también la verás, yo creo que te va a gustar.

María: Venga no seáis tan fantasmas, que tampoco hay para tanto. Ana, la de Raúl está más o menos bien, y la del Miguel ya veremos, luego te diré.

La partida transcurrió muy bien, nos íbamos alternando para ir perdiendo diferentes prendas sin todavía el menor peligro de ir enseñando nada. Bueno diferentes abucheos y silbidos por parte de las chicas, cuando uno de los chicos tenía que desprenderse de alguna prenda. Ahora me tocaba a mí desprenderse de una de ellas, y no me quedó más remedio que elegir quitarme los pantalones. Siempre yo llevo los calzoncillos tipo bóxer, así que me levante para poder quitármelos con más comodidad, y empecé poco a poco a bajármelos con bastante interpretación por mi parte, así que las chicas me estaban acompañando con palmas y gritos.

María: Ala, que creía que esto de sensibilidad no iba tan en serio. Pero si ya la tienes preparada.

Ana. Hermana, ya te lo había dicho, que a mi marido le basta muy poco para que se le ponga dura.

María: Ya lo veo ya, y de momento no lo veo del todo mal.

Viendo el panorama, puse un poco más de mi parte para poder ayudar más a que se dieran cuenta del estado de mi polla, que realmente ya estaba completamente tiesa. Me la estaba tocando por encima de los bóxers para excitar más a las chicas.

Luego toco el turno de quitarse los pantalones a Raúl, que por lo visto también ya la tenía bastante preparada, y por lo que parecía estaba bastante bien dotado. Aquí me fijé en la manera en que mi mujer estaba observando a Raúl, o más bien dicho: al paquete de Raúl. Sabía que a mi mujer le ponía bastante Raúl.

Ana: Hermana, veo que tu novio también ya la tiene bastante preparada, y por lo poco que veo está muy bien dotado. Venga Raúl, muévete con gracia, y a ver si pierdes un poco más que estoy deseando verla ya.

Ya a estas alturas, mi mujer se había desmelenado, prácticamente no la conocía, estaba totalmente excitada, y parecía que había perdido todos los pudores y ya no le importaba nada más que pasárselo bien. Pero esto me gustaba, nunca la había visto así con otro hombre, pero dentro de mí, me sentía bien, porque la veía muy feliz, y la veía que se lo estaba pasando muy bien, y esto me hacía sentir también a mí muy bien. Las chicas estaban fuera de sí, también a mi cuñada nunca la había visto a si de feliz, tan sonriente, y también se lo estaba pasando muy bien.

La próxima en perder fue mi mujer, y también eligió desprenderse de los pantalones, pero lo hizo de una manera que nunca hubiera pensado. A estas alturas decidimos que a quien le tocara quitarse la ropa, se pusiera de pie de lo hiciera de manera a striptease. Y quien lo hizo muy bien fue mi mujer. Se puso de pie, y empezó poco a poco a desprenderse de los pantalones, bajándoselos y contoneándose. Me di cuenta que lo estaba haciendo especial hincapié en que Raúl de diera cuenta, mostrándole todos sus encantos, y sobre todo moviéndole el culo delante de sus narices.

María: Anda hermana, y que bien lo haces, parece que lo has hecho toda tu vida.

Raúl: Di que sí, que bien lo haces, y que culo que tienes, A ver María cuando te toque a ti si lo haces igual de bien, ya que esto nunca me lo has hecho a mí.

Miguel: Mi mujer tampoco me lo ha hecho nunca a mí, Y ahora va y te lo hace a ti. Vaya, tu sí que tienes suerte.

La próxima en perder fue mi cuñada. Ella todavía tenía los pantalones y la blusa, pero deduje al igual que los demás que elijaría desprenderse de los pantalones, pero me equivoque. Ella fue especial y decidió quitarse la blusa. Mejor para mí. Se puso de pie, y empezó a desabrocharse la blusa, poco a poco, moviéndose lentamente. Llevada un sujetador precioso, me quede de piedra al poder ver esos maravillosos pechos, aunque fuera por encima de este también precioso sostén. A más inri, se pudo delante de mi se agachó, se cogió las tetas los ambos lados y se las apretó, dejadome entraver ese canalillo que se formaban entre estas 2 autenticas montañas. Lo que se me paso por la cabeza. Imaginaba a mi polla justo en medio.

María: Míralas bien, que esto va a ser lo máximo que podrás verlas. ¿Te gustan verdad?

Yo casi no podía abrir la boca, de lo entusiasmado que estaba. Esta foto me quedó grabada en la retina.

Ana: venga Miguel di algo, que ¿esto es lo que querías?

Miguel: Guau, que bien, y que bien las tienes. Pero, espera que todavía no hemos terminado la partida.

La siguiente en perder, fue mi mujer, que no tuvo más remedio que quitarse la camiseta. Se puso de pie, y empezó a quitársela dejando al descubierto el sujetador que yo le había regalado días atrás, también muy sexy. Intento hacer lo mismos que había hecho su hermana, pero obviamente no le salió tan bien, no por ella, sino por que sus tetas no estaban operadas, y no eran tan grandes como las de su hermana.

Luego el próximo en perder fue Raúl. Aquí se hizo el silencio. Raúl tan solo llevaba los calzoncillos, así que no tenia mucho donde elegir. Mire enseguida la cara de mi mujer. Se le abrieron los ojos como platos. Se puso a aplaudir y gritar como una desesperada, animando a Raúl a despojarse de la única prenda que le quedaba. Raúl miro con cara de pena a Maria, como preguntándole si lo debía no hacer. Maria asintió con la mirada:

María: venga a que esperas? Has sido tú quien ha propuesto este juego. ¿No te echas atrás ahora? Venga se un tío y bájate los calzoncillos.

Así que no le quedo más remedio. Se puso de pie, de espaldas a nosotros, y empezó a quitarse los calzoncillos. Empezó poco a poco, y luego de un tirón se los bajo por completo. Se agacho los recogió y los tiro al publico que éramos nosotros, luego con la mayor naturalidad de este mundo se giro y nos enseño su gran aparato totalmente duro y empinado. La verdad es que era un poco más grande que la mía. Qué bien dotado estaba. Mi mujer no daba crédito a lo que podía ver: estaba viendo en vivo y en directo la polla a otro tío que no fuera yo.

Ana: Anda hermana, y decías que la tenia normalilla. Joder quien pudiera. Vaya pedazo de polla que tiene tu novio.

Después de varios elogios a la polla de Raúl. Proseguimos con la partida. Ahora tan solo quedamos María, que estaba en sujetador y pantalones, Ana que todavía conservaba las bragas y el sujetador, y yo que tan solo traía los bóxers puestos. Mi mujer pero no dejaba de apartar la vista de la polla tiesa se Raúl. Un par de veces pude comprobar también como mi cuñada no dejaba de pegarle bastantes buenos vistazos a mi paquete. Y por supuesto yo no podía dejar de mirar las tetas de mi cuñada. Lo magníficamente puestas que las tenia, y se veía que estaba excitada, ya que por sobre de si sostén se podía evidenciar sus prominentes y excitados pezones.

Pero por las cosas que pasan en la vida, en las dos próximas ocasiones fue mi cuñada quien perdió. La primera, se pudo desprender de los pantalones, que aunque no lo hizo tan bien como mi mujer, se supo mover con bastante soltura, e hizo que me excitase todavía más. Y más al ver este hermoso tanga que llevaba puesto a conjunto con el sujetador. Se volteo para que pudiéramos apreciar el hermoso culo que tenia.

Miguel: vaya culo más bonito que tiene cuñada. Es que lo tienes todo tan bien puesto.

Luego volvió a perder.

Miguel: A ver, como lo haces ahora. Antes has dicho que antes prefieres quitarte las bragas a enseñarme las tetas. Así que tanga fuera, y vamos a verte ese chochito.

Raúl. Ves esto te pasa por hablar. Venga no te lo pienses más. Venga a enseñar chochito.

Y así fue. Se puso de pie, y empezó a enrollar ese precioso tanga para abajo mientras lo que estaba tapando quedaba al descubierto. Yo no podía apartar la vista de esta magnífica estampa. Mi cuñada se estaba quitando el tanga delante de mis narices. Pudimos ver los pocos vellos púbicos que asomaban junto encima de su vagina. Pude comprobar que se los arreglaba bastante bien y le quedaban muy sexy, ya que tenía muy poquitos, cortitos, y afeitaditos por ambos lados. Me gustó mucho, y a mi polla también. El baile que nos hizo, termino de ponernos las cosas a cien,

María: Tachan!!, que ¿os gusta?

Raúl; cariño, tu sabes que tu cosita me encanta. ¿Qué, pero la tienes húmeda?

María; venga, no seas guarro, no se porque me preguntas estas cosas. Tu sabes que a mi también me basta poco para que me moje.

Miguel: anda la que hablaba tanto. Que, pero seguimos con la partida, porque por lo veo, aun voy a tener suerte. Ya puedes ir desabrochándote el sujetador cuñada.

María: vete a tomar por el culo. Ya te he dicho que no.

La próxima en perder fue mi mujer. Obviamente decidió desprenderse del sujetador, ensañando sus tétitas.

Desgracia, el próximo en perder fui yo. Y no me quedo más remedio que quitarme los calzoncillos.

María: bien, toma ya, a ver venga quítate los bóxers. Anda que te he ganado. Venga enséñanos este proyecto de polla que debes tener.

No me quedo más remedio que levantarme y quitarme los bóxers, dejando al descubierto mi aparato en todo su esplendor, totalmente empinado.

Maria: bueno, tan poco esta tan mal. Creo que los ha visto de peores. Por ser tu y por tu edad, creo que todavía puede estar bien.

Ana: Bueno, tendrías que verlo en pleno rendimiento, bueno mejor dicho, tendrías que probarlo para poder darte cuenta del maravilloso aparato que tiene mi marido.

Maria: ya le gustaría a el que tuviese esta suerte de poder probarlo. No me tientes que a lo mejor te arrepientes de lo que has dicho.

Ana: ni se te ocurra pensar en poder probarlo. Confórmate en poder mirarlo.

Miguel; vamos, dejar mi espléndido aparato y terminamos ya la partida.

La situación estaba que los dos chicos estábamos completamente en bolas sentados al estilo indio con el aparato totalmente erecto mirando para el techo, y claro, fuera ya de la partida. Las chicas todavía conservaban una prenda cada una. Mi mujer estaba con sus pechos al aire y con las braguitas puestas, en cambio mi cuñada era al revés. Lo que tenia descubierto era si chochito, y yo estaba esperado que le tocase desprenderse de su sostén, cosa que ella resistía. Raúl no dejaba de observar de arriba abajo a mi mujer, aquí ya deduje que a mi mujer le ponía Raúl, pero también a Raúl le ponía y bastante mi mujer. Mientras yo no podía apartar la vista del espectáculo que me estaba ofreciendo mi cuñada. Estaba sentada al estilo indio, por supuesto con las piernas abiertas enseñando su vagina totalmente abierta, podía distinguir perfectamente todas sus partes, muy bien afeitado a ambos lados, y con una muy pequeña matita de pocos pelitos negros encima. Me encantaba, y estaba ya sumergido casi totalmente en el, y sin preocuparme de cómo seguía la partida.

Al final la suerte se echo de mi lado, y en la partida decisiva, fue mi mujer quien la gano. Y a mi cuñada lo que quedo más remedio que desprenderse de su última prenda. Su sostén. Al final tampoco opuso tanta resistencia como habría pensado.

Miguel: Toma ya, y toma ya. Ala, ya te los estas quitando y me estas enseñando tus tetas.

Maria se puso de pie como las demás veces, y empezó con un contoneo de caderas espectacular. Se desabrocho el sostén y lo dejo caer a sus pies, quedando al aire esas magnificas tetas.

Maria: Ala venga, disfruta, que al final sabia que acabaría por enseñándotelas. Tan solo lo hacia para fastidiarte. Ves como al final no soy tan mala. Mira, y contempla, que cosas como estas no las vas a ver a menudo, aparte no es para aladear, pero me han quedado de fabula ¿a que si?

Raúl: Claro que si amor mío, siempre te lo digo, tienes unas tetas preciosas.

La verdad es que eso si que es cierto, madre mía que par de tetas le habían puesto a mi cuñada. Al fin pude apreciar aquella maravilla que tanto anhelaba. Eran fantásticas. No eran excesivamente grandes; para mi eran del tamaño normal, eso si bien puestas, súper redondas y por supuesto mirando hacia delante, totalmente desafiando la ley de la gravedad, con una aureola y unos pezones perfectos, bastante obscuritos, y como no, estaban súper excitados, parecían duros como piedras, y digo parecían, porque por el momento tan solo podía mirar, pero con esto me conformaba, estaba como en una nube.

Ana: Bien, bien, he ganado, ala, que os pensabais, la que en principio no tenia ni idea de cómo se jugaba a esto y os he ganado a todos. Habéis perdido todas vuestras prendas, a mi tan solo me quedan las braguitas. Que conste que os he ganado, pero al final voy a ser como vosotros y también me las voy a quitar.

Y así lo hizo, también se levanto, y nos dio otro gran espectacular striptease de braguitas, moviendo el culo justo en la cara de Raúl, como en las demás ocasiones

Mire a cada uno de los demás, y realmente reflejaban caras de satisfacción, no se bien como definirlo pero se respiraba un ambiente muy saludable y de bienestar. Obviamente todos, creo que lo estábamos esperando, muy en el fondo sin poderlo demostrar, pero sucedió, porque tenia que suceder, sin casi haberlo forzado. Todos habíamos salido ganado con ello: mi mujer pudo ver en vivo y en directo una gran polla, pudo ver una polla aparte de le mía, se podía decir que había visto a otro hombre que no fuera yo totalmente desnudo y con un gran aparato totalmente parado, y bien parado, de ahí la cara de satisfacción que se reflejaba en su rostro. Raúl, también había salido ganando, porque se que también tenia ganas de ver a mi mujer desnuda, se le notaba que estaba disfrutando tan solo de contemplarla. Raúl era muy buena gente, de muy buena pasta, al principio un poco cortado, pero después era totalmente abierto, podías hablar con el de cualquier tema, muy humilde y muy comprensivo En su vida tan solo había habido una mujer antes de mi cuñada. Un día nos confeso que tan solo se había acostado con su ex, y ahora con Maria, que en el tema de las relaciones intimas con las mujeres no estaba muy experimentado, ese mismo día Maria nos confeso que la primera vez que lo hizo con Raúl, dejo mucho que desear, que estaba todavía enseñándole. Yo no se porque, pero siempre vi a mi cuñada bastante experimentada en los temas de relaciones intimas con los hombres, me la imaginaba, que tenis que ser ella la que llevaba la iniciativa en estos temas. Por lo que se le veía que estaba muy excitado con esta situación, por q muy seguro era la primera vez que experimentaba algo así. De hecho esta era la primera vez que todos experimentábamos algo así. Algo todavía increíble para mí. Para mi mujer, también era la primera vez, ella tan solo había estado con un hombre: conmigo.

En cuanto a mi, también yo nunca he estado con otra mujer que no fuera Ana, por lo que la situación era muy comprometida para mi, era la primera vez que veía totalmente desnuda a una mujer del calibre de mi cuñada a tan solo menos de un metro de mi. Quizás fue yo, el que salió más beneficiado de esta partida, ya que se cumplió uno de mis grandes sueños.

Quizá la que no salió, en un principio tan beneficiada fue Maria, ya que ella en principio no tenia nada en positivo que sacar. Era obvio que yo nunca había sido casi nada para ella, tan solo su simple cuñado, así que el verme totalmente desnudo no significaba nada para ella, es más estoy totalmente seguro que no le pongo para nada, encima, siempre ha estado con tíos muchos más guapos que yo. Pero al final creo que si que saco algo en positivo. Había montado todo esto por su novio. Ya que así como mi mujer me confeso días antes de la partida que el Raúl era muy interesante, de que le poni, pues resulta también que Raúl le había confesado a Maria que mi mujer le ponía, y que le gustaría mucho verla desnuda, de ahí el gran interés por montar esta partida. Le salió muy bien la jugada, aunque para ello tendía que haberse desnudado delante de mi.

Estábamos todos muy sonrientes y contentos, el alcohol nos ayudada a desinhibirnos. Había risas, u muchas miradas a nuestros cuerpos desnudos.

Raúl: Bueno, os lo habéis pasado bien?

Maria: nosotras nos lo hemos pasado muy bien, no se vosotros como lo haréis ahora para bajaros esta erección que tenéis, vaya lástima de desperdiciar estas preciosidades de pollas. Si ya se. Podíamos hacer un concurso de pajas masculinas.

Todos nos que damos con cara de asombro mirando a Maria. Yo no me podía creer lo que acababa de decir mi cuñada.

Maria: Claro que si. Mira Ana, no podemos dejar que estas pollas lo pasen así de mal. Segura que tienen ya las pelotas a punto de reventar, creo que lo más normal seria que se las vaciásemos. ¿No te parece?

Ana: A m i me parecen bien, la cuestión es poder ayudarles, y si encima tocamos algo mejo.

Maria; entonces haremos un concurso. Esto va por equipos. Tu Ana vas con tu marido y yo voy con mi Raúl. Gana el equipo que consiga que el chico se corra el último. Por eso tendremos que hacerlos de la siguiente forma: Tu Ana tendrás que pajear a mi Raúl, y para poder ganar vosotros, intentar que Raúl se corra lo antes posible, mientras a mi me tocara pajear a tu marido, e intentar que se corra antes que Raúl, cosa que creo que no será muy difícil.

Miguel: Bueno, eso vamos a verlo.

Aunque a estas alturas, yo ya sabía a ciencia cierta que muy poco iba a durar. Era tal mi excitación, que no aguantaría mucho, y más si era mi cuñada la que tenía que manejar mi aparato. Casi me estaba corriendo tan solo de pensarlo. Mire la cara de mi mujer, no cabía en si, se la veía totalmente excitada, sabia que iba a poder tocar, a poder acariciar la polla de Raúl.

Miguel: Ok, pero esperar un segundo, que voy una buscar una cosa.

Me fui a nuestro dormitorio a buscar el bote de lubricante.

Miguel: Venga, pero vemos a utilizar esto que va mucho mejor.

Maria: y esto que es?

Ana: si vale, vamos a utilizar esto que va mucho mejor. Esto es un lubricante para que todo resbale más, ¿no lo habéis probado nunca?

Maria: Sabia de que existía, pero nunca lo hemos probado. Pero si vosotros decís que va bien, vamos a probarlo no?.

Pasé el bote a mi mujer que empezó a untar la polla de Raúl, Poco a poco empezó por la puntita, para poco a poco ir bajando, dejándole toda la polla y las bolas completamente embadurnada de lubricante. Luego paso el bote a Maria para que también hiciese lo mismo. Vaya pasada. Se extendió bastante producto sobre la mano, y luego empezó a masajear toda mi polla. Que gusto. Casi me estaba corriendo con tan solo los preámbulos.

Maria: Ala venga Ana. Empieza el concurso.

Mi mujer empezó a subir y bajar la piel de la polla de Raúl con una mano, mientras que con la otra le estaba masajeando los huevos. Raúl tenía los ojos cerrados, para poder disfrutar más del momento. Se le notaba que se lo estaba haciendo muy bien. Mientras Maria también empezó a pajearme mi aparato. Tenia la base de mi polla agarrada con una mano mientras me pajeaba con la otra. Que placer me estaba dando. Yo no quería cerrar los ojos, quería contemplar aquel momento, quería ver la cara que ponía mi cuñada mientras me la estaba cascando, quería contemplar las manos de Maria sobre mi polla. Yo estaba tumbado en la Chaiselonge, con las piernas abiertas y la polla muy tiesa mirando para el techo. Maria estaba de rodillas en frente de mi polla, totalmente desnuda. No podía dejar de mirar el bailoteo de sus dos tetas a medida que ellas movía sus brazos para darme placer. En el otro extremo del sofá, estaba también tumbado Raul, con las pierna abiertas, con la súper polla que tenia súper tiesa, mi mujer de rodillas en frente de él, pajeandolo, y vaya como lo estaba pajeado, él se ayudaba con movimientos de cadera, suspiros y resoplos, no cabía duda, mi mujer se lo estaba haciendo muy bien.

Ana: Que Raúl, te gusta no, a que te lo hago muy bien, mira así despacito para arriba, ahora para abajo, así como lo disfrutas, siento como late tu corazón dentro de tu polla. Oh madre mía, que grande y gruesa la tienes, parece que te va a estallar. Te vas a correr pronto.

Maria; Vaya cuñado, al final creo que tendré que rectificar, porque el aparto que tienes, es bastante bueno, no es tan grande como la de mi Raul pero no esta nada mal. Lo que si que esta muy dura, mucha más dura que la de Raúl, me gusta tocar un polla así de dura, parece una roca, y eso del lubricante va de fabula, me gusta mucho, disfruto mucho más de meneártela.

Hasta ahora Maria tan solo me la estaba masajeando, pero de repente paró, me cogió de las bolas con una mano, mientras que con la otra empezó un frenético sube y baja sobre mi polla que no lo pude aguantar más. Yo ya no pensaba en el concurso, ya no me importaba si me corría el último o no. tan solo quería disfrutar del momento, así que me deje llevar y empecé a eyacular.

Miguel: Oh Dios Maria, no te pares ahora, que me corro, así que bien oooooooooooooooohhh.

Salió una impresionante cantidad de leche de mi polla. Se notaba que mi cuñada había hechos muchas pajas un su vida, se la venia que manejaba muy bien las pollas, sabia que hacer con ellas, y a la mía me la trató muy bien, supo sacarle toda la lechita. Los primeros chorros de semen salieron disparados como balas, y precisamente fuero a para donde yo quería: sobre las tetas de María.

Maria: Anda Cuñadito, que bien lo has hecho, como te has corrido. Guau. Y que puntería has tenido. Me has dejado las tetas llenas de leche

Mis suspiros ayudaron a Raúl a que también se viniera. Mi mujer se dio cuenta de que estaba punto de reventar e intensifico la velocidad de masajeo. Empezó también a salir una gran cantidad de leche, sobre las manos de mi mujer que también exprimió esa gran polla hasta que la dejo seca. Le salió una gran cantidad de leche. También sus chorros salieron disparados llegaron hasta la cara de mi mujer. Se notaba que ambos estábamos con los huevos llenos de leche, estábamos ansiosos por descargar.

Ana: Jolines que tremenda corrida te has pegado, y con que fuerza, mira las gota me has llegado a la cabeza, joder que corrida, ¿te ha gustado?

Raúl: lo has hecho de maravilla, mira si me ha gustado, mira cuanta leche has conseguido sacarme.

Maria: Joder hermanita, nuca yo había conseguido sacarle tanta leche, se ve que le ha gustado mucho. Sabes hacer buenas pajas.

Yo ya me había incorporado y estaba mirando el espectáculo que estaba ofreciendo mi mujer pajeando a Raúl. Veía a mi mujer muy feliz, estaba muy contenta y aplaudiendo la gran paja que acababa de hacer, aparte de que estaba felicitando a Raúl por ser el ganador y de haberlo hecho tan bien.

Miguel: Bueno, ahora nosotros ya estamos un poco mejor, pero creo que a vosotras todavía os hace falta algo.

Ana: a que te refieres. No seas guarro.

Miguel: yo propongo ahora un concurso de pajas femeninas.

Raúl: Si venga ahora toca a nosotros haceros unas pajas, y vosotras a disfrutar.

Maria: NO eso ya no, por aquí si que no paso.

Raui: Como que no, venga, no seas estrecha, ahora me dirás de que estas cortada de que tu cuñado te meta mano en el chocho?

Maria: NO no es eso. Pero venga vale, una pajita y ya esta eh?.

Ana; venga no seas cría, que las cosas si las hacemos, las hacemos bien, que yo por una pajilla de nada no me pongo, yo quiero una paja en toda regla. Además, ya verás que bien te lo va a hacer mi Miguel, es un experto masajeando chochitos, además con este lubricante vas a flipar. Seguro que te gano, y vas a ser tu la que se corra antes.

Maria. Eso ya lo veremos, Venga Miguel, a ver que tal me lo haces.

Miguel: te voy hacer ver todas las estrellas. Pero antes una cosa. Las corridas de los tíos son evidentes. Pero las corridas de las tías son más difíciles de detectar, así que os pido por favor que seáis buenas y nos digáis cuando os corráis de verdad.

Dicho y esto nos pusimos manos a la obra. Raúl cogió el bote de lubricante, y empezó a extenderlo sobre el chochito totalmente depilado de mi mujer.

Ana: Que, te gusta el tacto depilado de mi chochito?

Raúl: me encanta, nunca había tenido esta sensación tan agradable, que bien se siente, así sin pelitos, y a ti que tal te gusta como te lo hago. Suavecito.

Ana: Ummmmm. Que bien se siente.

Luego me pasó el bote, y me extendí una gran cantidad sobre mi mano derecha y posteriormente empecé a esparcirlo por todo el chochito de mi cuñada. Le di una buena untada, ya que quería que mis dedos resbalasen muy bien, para que ella pudiera disfrutarlo más.

Miguel: que. Que tal sientes?

Maria: Jo que maravilla, nunca había tenido esta sensación tan agradable, y eso que todavía no has empezado, pero solo de untarme ya estoy comprobando que esto es la leche.

Raúl: Ala venga, empezamos las pajas.

Dicho y hecho. Raúl dio el pistoletazo de salida, y empezamos los dos aquella agradable tarea de hacer disfrutar de lo lindo a aquellas pedazo de mujeres que teníamos delante. Maria ocupaba el lugar donde yo estaba hace un rato. Se había tumbado sobre la Chaise, con la cabeza recostada sobre dos cojines, ya que quería observar con todo detalla lo que yo le iba a hacer. Se abrió de piernas. Yo me puse de rodillas frente a ella, y ante mi cara, quedo totalmente abierto aquel pequeño tesoro que escondía mi cuñada entre sus pierna. Pude observar con todo detalla todas sus formas. Ella flexiono las rodillas para que lo la pudiera trabajar mejor. Empecé muy despacito tocado los bodes de su vagina. Mis dedos resbalaban muy bien y eso la hacia sentir mejor: la quería hacer sufrir un poco, así que tan solo le recorría con mis dedos, desde la parte interior de sus muslos hasta justo el borde exterior de sus labios vaginales. Ella empezaba a retorcerse de placer. Sabía que le estaba gustando. Supongo que toda la excitación del juego de cartas, el vivir una sensación nueva, el saber que su novio también estaba disfrutando, el hacerme aquel pedazo de paja que justo antes me había regalado, todo esto ayudaba a que estuviera disfrutando del masaje que le estaba haciendo.

Me gire un instante para ver lo que sucedía al otro lado del sofá. Raúl estaba ya totalmente afanado en dar placer a mi mujer. Tenia sus dos manos ocupada en el chochito de mi mujer dándole disfrute, y vaya que si se lo daba. La cara de mi mujer era todo un poema, se mordía el labio inferior de su boca, dando al mismo tiempo pequeños suspiros. Una cosa me fije, es que ella misma se estaba ayudando es darse placer a ella misma, cosa que nunca le había visto hacer con anterioridad, y eso todavía me ponía más cachondo. Con sus manos se estaba masajeando las tetas. Sabía que estaba disfrutando como nunca. Raúl estaba introduciendo uno de sus dedos en el interior de la vagina de mi mujer, mientras que con la otra se encargaba de darle placer al clítoris.

Visto esto, también yo decidí pasar a mayores, y deja atrás los simples masajes, para si ahora darle más gusto a mi cuñada. Con mi mano izquierda empecé a buscarle el botón de su clítoris, no tarde en encontrarlo, y empecé a masajearlo, mientras que con la otra mano empezaba a buscar el sitio de su formidable cueva. Sentía un calor muy intenso en toda su vagina. Sus flujo se mezclaban con el lubricante y todo ayudaba a que mis dedos pudieran entrar sin ningún problema dentro de su vagina, empecé tan solo con uno y luego metí otro más. Mi cuñada empezó a suspirar y a gemir. La cosa iba por muy bien camino, arqueaba su espalda, señal de que se estaba acercando el momento. Retire mi mano de su clítoris, y empecé a darle masaje en su monte de Venus, cambie la posición de mi mano derecha, con el pulgar de estaba apretujando y dando masajes circulares sobre su clítoris, mientras tenia los dedos insertados en ella, moviéndolos para darle placer. Intente subir mi mano izquierda en dirección a sus pechos. Pensaba que tenia que aprovechar el momento, quería probar el tacto de sus pechos, quería tocar ese pezón totalmente erecto, que parecía que estaba así como diciéndome tocame. Subí poco a poco por su abdomen hasta llegar junto en el borde donde empezaba estas dos montañas que tiene mi cuñada en su pecho. Pare toda mi acción y le mire a sus ojos. Ella no decía nada, es más parecía dar su consentimiento para que mi mano pudrirá escalar esa montaña, cuando sentí que una mano me estaba ayudando. Si, era la mano de Maria que me había cogido la mía y le estaba enseñando el camino por donde escalar. Me ayudo a posar mi mano sobre su pecho derecho, entonces empecé a estrecharlo entre mi mano, con suavidad, quería sentir el tacto. Jo que delicia, es una sensación indescriptible, estaba masajeándole un pecho a mi cuñada. Esto casi ya superaba los límites de mi delirio. Pude comprobar como otra tremenda erección se apoderaba de mi polla. Luego empecé a pellizcarle el pezón y dar círculos sobre su aureola.

La situación al otro lado del sofá era casi la misma. Mi mujer había cambiado de postura y Raúl esta justo a su lado. Una de sus manos estaba en el chochito de mi mujer, pude comprobar como dos de sus dedos estaban completamente insertados en su vagina. Con la otra mano estaba masajeando uno de sus pechos, a la vez que con su lengua estaba dándole lametazos a los pezones. Mi mujer estaba disfrutando de lo lindo, otro hombre que no fuera yo le estaba dando placer, y esto para ella era una sensación nueva, una sensación muy agradable, notaba que estaba en pleno éxtasis. Era tal el placer que sentía que se auto ayudaba, con una mano se estaba buscado y masajeando el clítoris, y esto para mi era muy raro, ya que normalmente a ella no le gusta tocarse el chochito, y ahora lo estaba haciendo, esto era señal de que estaba disfrutando mucho. Pero también pude comprobar como con la otra mano estaba tocándole la polla a Raúl. Obviamente esta estaba ya totalmente tiesa.

Miguel: Oye Ana estas disfrutando de lo lindo.

Ana: Ah Si, nunca había disfrutando tanto, Dios que bien Así Raúl así.

Miguel: Jo Raúl esto no vale, a ti ya te la están meneándola de nuevo, y esto no entraba en el concurso. Eso no vale.

Al oír esto Maria levanto la cabeza par comprobar lo que estaba pasando.

Maria: Ana, que estas haciendo. So guarra esto no vale, este es nuestro momento. Esa polla que estas tocando me pertenece, ten cuidado con lo que haces, trátala bien, Eh que esto no se hace, ahora son los tíos que nos tienen que pajear, a ellos ya les ha tocado.

Ana: Es igual, a mi gusta, y a Raúl también, ya que el no ha dicho nada, es más desde que se la estoy tocado de nuevo, el me esta dando todavía mas placer.

Ana siguió dándole al manubrio de Raúl con más fuerza y más brío, de seguir así quien se iba a volver a correr seria Raúl; ahora que a estas alturas, yo ya tenía la certeza de que las dos chicas ya se habían corrido, lo que ellas no querían confesarlo para no parar el juego. De mi mujer estaba totalmente seguro, porque se que ella es de orgasmo fácil, si sabes bien donde y como tocar, ella es muy fácil de hacerla sentir un gran orgasmo, por que sabia que ella si ya se había corrido. De mi cuñada es más fácil de decir, la había visto con caras muy expresivas, y sus movimientos la habían casi delatado. No pondría la mano en el fuego, pero yo diría que también se había corrido.

Yo seguía con mi tarea de dar placer a aquella mujer. Viendo lo de al lado decidí pasar también a la acción. Hice que Maria se pusiera de tal manera de que pudiera acceder con mi lengua a sus pezones. Empecé dándoles simples lametazos hasta terminar ensalivándole la totalidad de sus pechos, pasaba con mi lengua de un pezón a otro recorriendo el canalillo que dejaban entre ambos senos, al tiempo que con mi mano derecha seguía dándole placer a la vagina de mi cuñada, esta estaba totalmente caliente, podía ahora comprobar como gran cantidad de flujo había salido de ella, era evidente, terminaba de correrse. Así que le dije en voz baja.

Miguel: Maria. ¿Te acabas de correr? Lo he notado.

Maria. Uy, Si. Jo cuñadito, no esperaba que me lo hicieras tan bien. Se ve que tienes experiencia en tocar chochitos, porque lo haces divinamente. Además el morbo de que un tío bastante más mayor que yo me de tanto placer me ha encantado y ha hecho me disfrutar mucho más de la situación. Mira estos, todavía están en plena acción.

Raúl estaba todavía en la tarea de hacer correr a mi mujer. Sus dedos no dejaban de entrar y salir de la cueva de mi mujer, a veces se paraban para poder recorrer longitudinalmente los labios vaginales, abrirlos, y masajear el botón mágico del placer. Con su boca estaba succionando los pezones de Ana, ella con una mano le estaba ayudando, tal y como si diera de mamar a un niño mientras que con la otra estaba dándole un masaje a su polla, bueno, más que masaje yo diría que era una paja.

Maria se incorporo, ya sabíamos que ella se había corrido, pero yo no había apartado mis manos de su cuerpo. Sabía que todo podía llegar al final, por lo que me aferraba a lo poco que me quedaba. Tenía una de mis manos en su chocho, el dedo pulgar apretando su clítoris, y mis demás dedos recorriendo la entrada de su vagina. Con la otra mano seguía sosteniendo este par de pechos, prestando atención a los pezones. Yo seguía de rodillas justo enfrente de ella. De pronto sentí como una mano me estaba buscado el camino de mi polla. La mire a los ojos. No nos dijimos nada, pero nuestras mirada, lo decían todo, sabia que ambos no queríamos que esto terminara aquí, queríamos seguir disfrutando del momento, queríamos más placer. Baje la mirada, y pude ver como la mano de mi cuñada, me estaba propinado otra espectacular paja. Ella estaba sentada justo al borde del sofá, con las piernas abiertas. Tenía mi polla muy cerquita de su chochito. Nos mirábamos el uno al otro, sin decir nada. Ella se estaba entreteniendo en volver a darme placer. Al final se que no le caigo tan mal, ya que era ella ahora la que quería tener algo más, es más, era ella por su propia decisión que había tomado mi polla en sus mano y la que me estaba dando placer.

Maria: Que te gusta?, a que no te esperabas eso de mi? Pero si tú eres mi cuñado preferido. Además, después de lo de hoy, te tengo un aprecio muy especial. Me has hecho sentir muy bien, y te has portado muy bien conmigo, por esto quiero regalarte una pajita más, esta va de regalo por lo bien que me lo has hecho. Sabes’, me encanta tu polla, me gusta mucho sentirla entre mis manos, sentir esa dureza, Sabes, la tienes muy dura. Y encima me da mucho morbo el tener una polla de un hombre mucho más mayor que yo entre mis manos, me encanta pensar que yo una chica 15 años más joven que tu, te está dando placer.

Miguel: Yo también estoy muy feliz de todo esto. Ni en mis mejores sueños había soñado este momento. Ha sido toda una experiencia para mí. Me ha gustado mucho todo lo que me has hecho, eres toda una experta haciendo pajas, no quiero pensar lo que seria hacerlo contigo, eres una tía estupenda. A mi también me ha gustado mucho que yo un hombre bastante más mayor que tu haya hacerte podido correr de esta manera en que lo has hecho.

Mientras que nuestras respectivas parejas estaban todavía con lo suyo, pero ya estaba tocando el punto máximo de placer. Mientras Maria seguía subiendo y bajando su mano sobre mi polla, yo estaba observando como mi mujer estaba a punto de correrse, y supongo que debía ser la tercera o cuarta, se estaba retorciendo de placer, tenía su espalda totalmente arqueada, me estaba mirando a los ojos. Yo con mi mirada le estaba ayudando a que su orgasmo fuese todavía más intenso, al tiempo que Raúl estaba intensificando sus trabajos manuales sobre su vagina, mi mujer se estaba tocándose los pechos con una mano el tiempo que con la otra seguía pajeando la polla de Raúl, este también se notaba que tampoco le faltaba mucho para volverse a correr, se le notaba en su rostro, estaba totalmente desencajado. Maria mientras me estaba pajeando a la vez estaba animando a Raúl y Ana en su afán de llegar a sus respectivos orgasmos. Y estos llegaron, y lo supieron hacer bien, ya que ambos se corrieron al unísono, Ana dio un pequeño grito, la verdad es que era el mejor orgasmos que yo le había visto tener, incluso me dio placer a mi verla correrse de esta manera, al mismo tiempo no dejaba de pajear la polla de Raúl que se convulsiono y empezó emanar otra gran cantidad de leche, parecía mentida que en tan poco tiempo hubiera salido tal cantidad de leche de aquel aparato. Ana siguió masturbando aquel aparato mientras este eyaculaba. Las primeras gotas de semen llegaron hasta la cara de mi mujer, pero casi toda cayó sobre su abdomen, su ombligo quedó totalmente inundado de líquido. Como la vez anterior mi mujer supo sacar de aquella polla hasta la última gota de semen. Entonces se miraron mutuamente, y se sonrieron.

Maria seguía todavía con la labor de hacerme correr otra vez. No me lo había dicho, pero me lo hizo entender, pero eso no era todo, ella también quería de nuevo sentir placer, así que aparto mis manos de su vagina, tomo mi instrumento con una de sus manos y se lo acerco a su chocho, y empezó a restregárselo por toda su vagina. En ningún momento pretendió metérselo, aunque algunas veces lo parecía, tan solo se limito a restregase la punta de mi polla sobre su clítoris al tiempo que me daba un placer increíble, entonces yo me limite a coger con ambas manos sus espectaculares pechos y me dedique por completo a ellos. Los estrujé, los amase, pellizqué sus pezones, mientras ella se daba placer con mi polla, sentía que nuestros orgasmos estaban a punto de venir, creo que primera fue ella, ya que empezó el ritmo más frenético, tuve que sostenerla, ya que parecía que se iba a caer de lo bien que se lo estaba pasado, pedía más, yo al verla ya no pude más, ella se dio cuenta, entonces agarro bien mi polla que empezó a eyacular otra vez. Ella dirigió el chorro de mi leche encima de los pequeños pelitos de su vagina. La corrida no fue tan espectacular como la anterior, ni tan siquiera como la de Raúl, pero para mi fue casi más intensa que la anterior. Maria supo sacarle todo lo que podía de si, hasta termino frotando con la punta de mi polla todos sus labios vaginales, mientras yo terminada de darle los último masajes a sus pechos.

Al final todos terminamos exhaustos de esta sesión de sexo, Bueno sexo no hubo, pero hubo mucho placer, no demostramos a nosotros mismos de que se puede disfrutar del sexo sin que haya penetración, y yo he de ser sincero para mi aquello había sido mejor que cualquier sesión de sexo duro, de simple mete y saca.

Nos sentamos todos uno al lado del otro, totalmente desnudos, hablado de todo lo sucedido, todos al final pensamos lo mismo, para cada uno de nosotros había sido la mejor experiencia sexual que habían tenido. Para todos era la primera vez que disfrutamos del sexo en grupo. Para todos era la primera vez que practicábamos sexo con otras personas que no era nuestras parejas y encima nuestras parejas estaban delante, disfrutando de ello. Para mi mujer y para mi era la primera que practicábamos sexo con otras personas. Para mi mujer era la primera vez que disfrutaba del sexo juntamente con su hermana. Todos sacamos provecho de aquella noche, incluso Maria, que en un principio parecía que era la única que lo hacia por su novio, pero al final creo que disfruto mucho de lo sucedido. Terminamos totalmente agotados. Creo que ninguno de nosotros podía dar crédito a lo sucedido, todo empezó con un simple juego de cartas, y termino con una muy buena sesión de sexo. Todos concluimos que aquello debía quedar aquí, que el límite estaba allí, aunque fue tal el disfrute en que quedamos que alguna que otra vez más se podría repetir. ¿Por qué no?

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