Noche de ronda
Carolina relata una noche de ronda muy especial.
Me llamo Carolina y esta es mi historia.
El sábado, volví a encontrarme con la chica del centro comercial, me llamo a ver si quería tomar un café y la verdad, como estaba un poco cansada de estudiar pensé que tomar un poco el aire y desconectar no me vendría nada mal, así es que le dije que si.
Quedamos en un sitio céntrico, llegue yo antes que ella, y me dispuse a esperarla en la acera, iba vestida con un blusón marrón de flores del mismo color, aunque mas oscuras, que me llegaba hasta medio muslo agarrado a mi cintura por un cinturón ancho de piel, debajo llevaba unos short cortitos negros, el escote del blusón es amplio sujetado por unos cordoncitos que evita que se abra y se deslice de mis hombros eso no evitaba que se vieran parte mis sujetadores negros a juego con el tanguita, en mis pies unos zapatos de chupame la punta remataban mi vestuario, de echo a simple vista parecía que solo llevaba el blusón y nada mas, eso provoco recibir algún que otro comentario, cosa que realmente no me importaba pues tenia claro como debía de vestirme para cumplir tus deseos, al girar la cabeza vi acercarse el coche de Paula, nada mas se hubo detenido me colé dentro inclinándome al tiempo que cerraba la puerta en dirección a ella encontrándome a medio camino con su cara, sin dudarlo un segundo le di un beso en cada mejilla y volví al asiento, por la cara que puso y el instante que se quedo en la misma posición creo que esperaba otra cosa, pero eso fue lo que me salio y así lo deje.
Tras recobrar su postura original arranco sumergiéndonos en el tráfico.
Me pregunto si me apetecía ir a algún sitio especial a lo que yo le respondí que realmente me daba igual, así es que tras decirme que podíamos ir a la terraza del corte ingles nos dirigimos hacia allí, no tardamos mucho pues realmente estaba cerca, en unos minutos el coche se introducía en el parquing del centro comercial y tras buscar un hueco paro el motor.
Abrí la puerta saliendo del coche al tiempo que miraba como se estiraba entre los dos asientos para buscar el bolso ,en esa posición su escote me dio una panorámica de sus magníficos pechos y sin poder evitarlo un escalofrió recorrió mi cuerpo, quizá recordando su sabor la ultima vez que estuve en su casa, cuando lo cogio salio del coche y las dos juntas nos dirigimos hacia el ascensor, el ruido de nuestros tacones resonaba en el aparcamiento mezclado por los chirridos de las gomas de los coches al moverse, sin querer evitarlo deslice mi vista hacia ella y contemple sus piernas sumergiéndose en una falda de tubo color vino por encima de la rodilla y terminadas en dos maravillosos zapatos de salón, la entrada en el pasillo del ascensor me saco de sus preciosas rodillas.
La puerta se abrió con el ruido seco y sonoro de unas campanillas, entramos y tras marcar la planta deseada me mire al espejo, el reflejo de sus pechos reboto en mis retinas y deslizando mi vista por la pulida superficie del cristal comprobé que la camisa blanca que llevaba resaltaba mas sus dos virtudes, haciendo que saltaran a la vista lo apetecibles y deseables que eran, la campanita me indico como a un boxeador el gong que era momento de volver a nuestros respectivos rincones.
El sol aun de la tarde inundo mi mente por unos segundos deslumbrándome cuando salimos de la penumbra del ascensor, tras acostumbrarme a la claridad seguí a mi partener solicita hasta una de las mesas que había en la terraza, eligió una donde una gran jardinera nos proporcionaba intimidad y algo de sombra, Paula se sentó frente a mi y tras llamar al camarero me pregunto que me apetecía, le dije que una cerveza con limón, se lo comunico al tipo y nada mas irse se me quedo mirando, no aguantaba el sol así es que decidí ponerme las gafas, de echo lo que no aguantaba era su mirada, me provocaba, me hacia pensar en todo lo que la ultima vez paso y eso me excitaba y no estaba segura de querer excitarme en ese momento, la intimidad de las gafas no me tranquilizo, al revés, el saber que no podía ver mis ojos incitaba a mi vista a perderse por su escote lo que me intranquilizo todavía mas.
Llevábamos ya un rato hablando y parecía que ya casi tenia controlada mi vista para que solo se centrara en su cara cuando sonó el teléfono, tras pedirme perdón, descolgó, al momento oí como decía donde estaba y con quien terminando la conversación comentándole que no habría ningún problema y que ahí le estaríamos esperando.
Según me dijo su marido venia para aquí, pensé que si ya era difícil mantener a raya el recuerdo de aquella noche con ella solo faltaba su marido, pero bueno, como buena artista que soy, disimule diciendo que bien.
Si deseais saber como sigue hacedmelo saber dejando vuestros comentarios en la pagina o en mi correo, gracias.