Noche de ronda 5

Carolina sigue cumpliendo las ordenes que recibe mientras experimenta la noche mas increible jamas vivida.

Paseamos por el casco antiguo de la ciudad hasta llegar al bosque embrujado, esto es una cafetería que su decoración es un bosque con sus árboles dentro, duendes y nomos por todos lados, toda la construcción es de madera, a esas hora la cafetería se había convertido en Púb. y estaba atestado de gente de todos los colores, entramos y tras pedir unas copas en la barra buscamos una mesa donde sentarnos, en un rincón pegados a una ventana falsa que imitaba las de las casas de principios de siglo holandesas nos sentamos, desde donde nos encontrábamos dominábamos prácticamente todo el local y desde luego la gente a nosotros.

La música de cold-play golpeaba nuestros oídos por lo que para hablar nos teníamos que inclinar hacia el oído del oyente de turno, cerca de nosotros un pequeño grupo de unos seis jóvenes nos observaba, Carlos se percato ordenándonos que abriéramos los muslos y nos dejáramos mirar, estábamos sentados en una especia de taburetes que imitaban barriles pequeños por lo que no fue difícil acatar la orden, los codazos y movimientos de atención comenzaron entre el pequeño grupo, que no perdían detalle ni de nuestros escotes ni de nuestros muslos y lo que no eran muslos que les estábamos ofreciendo, a esa copa llego otra y me toco a mi pedirla pero con la orden que cuando pasara al lado de ellos les echara una mirada lasciva, moviéndome como se mueve una perra encelo, que de todas formas no era en absoluto mentira, pase a su lado mirándolos de arriba abajo al tiempo que recorría mis labios con mi lengua, luego lentamente me dirigí hacia la barra consciente de que sus ojos seguían el movimiento de mis nalgas bajo el vestido.

Tras hacerme sitio entre la gente que se agolpaba alrededor de la barra conseguí ponerme a tiro del camarero, cuando levante la mano para llamar la atención note como una mano rozaba mi culo por encima del vestido, hice como si no me diera cuenta y seguí atenta a los movimientos del residente de la barra, la mano cada vez se hacia mas audaz asta que sentí como sus dedos entraban en contacto con mi piel directamente, gire un poco la cabeza para darme cuenta que estaba rodeada de tres de los del grupo de antes, levante un poco mas la cabeza para ver al matrimonio y mi mirada se cruzo con la de el, no hizo falta nada mas, ninguna palabra, ningún gesto, así es que me gire volviendo a centrar mi atención en llamar la atención del esquivo camarero, por fin me vio, se acerco y tras mirarme descaradamente las tetas atendió mi pedido, para poder llegar hasta su oído tuve que ponerme de puntillas consciente que este movimiento haría acortarse mi vestido mas de lo que era.

No me equivoque cuando volví a asentar mis talones la mano estaba plenamente posicionada en mi nalga izquierda, no tardo mucho en comenzar a moverse sobre ella, yo sin moverme seguía mirando dentro de la barra, al momento otra mano ocupo la derecha, pero esta no solo se quedo ahí sino que se deslizo hacia mi coño, pronto sentí como sus dedos se paseaban por mis labios, me sentía sucia, usada, como una puta, pero terriblemente excitada, la invasión se hacia cada vez mayor, ya no solo eran cuatro dedos sino que ocho eran los que me tocaban el coño, incluso uno se introdujo dentro de mi haciendo que casi se me doblaran las rodillas al sentir la penetración, deseaba que el camarero tardara el tiempo suficiente como para que pudiera correrme, pero no fue así, las bebidas aparecieron delante mió y tras pagar me di media vuelta, mirando a la cara a los dueños de las manos me dirigí a la mesa, una vez allí me pregunto que había pasado, se lo conté y me dijo que volviera a ponerme como estaba antes, con las piernas abiertas, pero esta vez quería que subiera un poco la cremallera y bajara la otra, ahora si que no tenia duda que mi coño era de dominio publico al igual que mis tetas, pero me sentía bien, segura, eso me lo proporcionaban ellos.

Seguimos hablando y riendo mientras el no dejaba de pasar su mano por el muslo de su esposa.

Paula cada vez que me quería decir algo se debía inclinar dando un espectáculo impresionante de sus dos grandes globos apuntando hacia el suelo, detalle que para los muchachos no paso desapercibido, llegado un momento Carlos nos dijo que iba al servicio, pero que en su ausencia quería que provocáramos mas al grupo, deseaba que nos tocáramos disimuladamente pero asegurándonos que ellos lo veían y así lo hicimos poniéndonos la una junto a la otra, hicimos como si habláramos entre nosotras mientras nuestras manos acariciaban nuestros muslos, sabíamos que nos estaban mirando y eso nos dio mas alas para ser mas putas de lo que ya éramos, cuando en lo mejor estábamos volví a sentir el calambrazo en el clítoris y por lo que note al clavarme las uñas en mi muslo, Paula sintió lo mismo, las mismas sensaciones, esta vez amplificadas por el alcohol y la situación, no lo dude y la bese en la boca, bebí su saliva caliente al tiempo que su lengua entraba en mi boca encendiendo aun mas ya mi caliente cuerpo, la mire a los ojos, estos brillaban de excitación, notaba que volvía a sentir el orgasmo venir corriendo hacia mi, pero volvió a cortarlo, cerré las piernas para retener las ultimas vibraciones cuando el se sentó en su sitio, mirándolo casi con odio descargue mi frustración bebiéndome de un trago el resto de mi copa.

Esta vez le toco a ella ir a buscar los repuestos, la seguí con la mirada hasta que casi la perdí entre la multitud, vi como tres de esos chicos iban en su dirección y sabia lo que iba a pasar, observe como se colocaban a su alrededor y vislumbre como sus manos se perdían debajo de su falda, imagine lo que debía de estar sintiendo ahora mismo y eso me volvió loca, mire a los otros tres que quedaban y decidí ir al water, aun no me había levantado cuando Carlos me cogio de la mano, acercándose a mi oído me ordeno que no se me ocurriera correrme, si lo hacia me tendría que castigar, solo nombrar la palabra castigo hizo que mi espalda fuera recorrida por un escalofrió de deseo, pero le dije que no lo haría, me incorpore y esquivando a la gente llegue hasta los servicios, abrí la puerta y entre, espere unos minutos que un reservado quedara libre y me introduje dentro abriendo mi vestido disponiéndome a orinar, al terminar agarre un trozo de papel y me seque, al sentir mis dedos tocar mi sexo me entraron unas enormes ganas de tocarme y así poder relajarme, pero su orden fue mas fuerte que mi deseo, así es que solo me seque, me cerré el vestido y salí afuera, nada mas salir vi a tres de los chicos esperándome fuera, uno se acerco y me pregunto como me llamaba, no me acuerdo que nombre le dije, pero su proximidad hizo que reculara lentamente hasta que la pared de la esquina del baño me impidió seguir, en ese punto los otros dos se colocaron cada uno a un lado, se les veía excitados, volvieron a preguntarme como me llamaba también y tras decírselo comenzaron a preguntarme cosas del estilo de donde era etc. etc..

Estaban muy cerca de mi y podían contemplar muy bien mis tetas, eso lo tenia claro, el primero que se presento deslizo una mano por mi muslo hacia mi sexo, me estaba poniendo nerviosa pero sabia que no podía hacer nada, así es que deje que terminara la exploración y en un momento de duda lo empuje ligeramente y seguí mi camino, en parte alterada en parte excitada, al sentarme se lo conté, a lo que el se rió, Paula me contó lo que yo ya sabia, riéndonos terminamos las copas y decidimos irnos a otro sitio

Si queréis saber como sigue hacédmelo saber dejando vuestros comentarios en la pagina o en mi correo…. gracias