Noche de ronda 4
Sigue la noche de locura
Se nos había echado la noche encima cuando nos pregunto si teníamos hambre, la verdad es que yo mas que hambre lo que tenia era sed, la cantidad de liquido que había perdido era tal que temía morir de deshidratación, decidiendo ir a cenar nos encaminamos a un restaurante cercano a la rambla casi dentro del barrio gótico, el restaurante era de ambiente minimalista, con un gusto exquisito en los detalles, tras acordar la mesa con el maître nos colocamos una a cada lado de el.
Lo primero que nos dijo fue que nos sentáramos sobre nuestra piel no sobre la tela de los vestidos, con lo que mi sexo ya a punto de hervir agradeció la caricia fría de la silla, pidió un vino blanco fresco y los entrantes, cuando el camarero los deposito en la mesa comenzó una conversación realmente agradable, pero yo no podía quitarme de la cabeza el pequeño aparatito que llevaba acoplado a mi clítoris.
Nos indico que eligiéramos lo que nos apetecía comer, mire la carta sin saber cual de todos esos evocadores nombres elegir, en ello estaba cuando se acerco el maître a tomar la comanda, levante la cabeza para pedir cuando de repente aun sin haber abierto la boca un destello exploto en mi cerebro, la bala comenzó a vibrar sobre mi clítoris cortándome la inspiración y casi la respiración, notaba como el pequeño aparato vibraba en toda la extensión de mi órgano mas sensible haciendo que mi cuerpo se tensara por el placer recibido, casi me era imposible pensar y menos hablar, estaba haciendo un esfuerzo terrible por no ponerme a gemir como una puta ahí delante del atento maître que esperaba mi pedido, pero las descargas del aparato me estaban llevando hacia un terrible orgasmo, rápido y enorme, mis manos se clavaron en la servilleta al tiempo que mis dientes mordían mis labios para contener el grito que estaba a punto de escaparse de mi garganta, notaba como si un gran cubo de agua alojado en mi estomago se fuera llenando rápidamente por un gran chorro de agua amenazando con desbordarse en cualquier momento y darme ese orgasmo que empezaba a desear con locura, entorne los ojos para gozar con la sensación que estaba a punto de producirse . cuando de pronto ceso, era como si de repente me hubieran dejado colgando en el aire, sin gravedad, notaba como mis labios hinchados latían al ritmo de mi desbocado corazón al tiempo que mi coño se abría y cerraba lentamente al tiempo que el cubo como si tuviera un agujero en la base se iba vaciando poco a poco empapando la silla con mi humedad, abrí los ojos aun con las manos temblando y volví a ver al hombre que seguía esperando mi pedido, mire la carta y pedí el primer plato que vi., que resulto ser pescado, y... odio el pescado.
La llegada de los platos dio paso a diferentes juegos, entre ellos la activación del aparatito en Paula, le delato el pequeño grito que se le escapo al ser conectado, su cara se trasformo a medida que el placer le iba invadiendo el cuerpo, casi podía envidiarla pues deseaba volver a sentir la sensación vivida minutos antes, sobre todo porque me había quedado en una situación de excitación extrema y frustrada, la observe atentamente, note como sus pezones apenas tapados por el vestido se endurecían al tiempo que unas ligeras gotas de sudor se asomaban encima de su labio superior, las manos crispadas sobre los cubiertos demostraba la tensión que en esos momentos sentía por su cuerpo y los ligeros espasmos que su pecho mostraba, la pasión que estaba viviendo, pero de repente como conmigo todo se detuvo, dio la sensación que había recibido un golpe en la cabeza pues esta callo sobre su pecho bruscamente, cuando la levanto otra vez tenia los ojos humedecidos por el placer vivido, su mirada se cruzo con la mía y un escalofrió recorrió mi espalda, me hubiera gustado besarla sentir esos pezones que veía duros en mi boca y sumergir mi cabeza entre sus muslos para beber de ella hasta que me saciara, luego lo mire a el que sonreía mientras se metía un trozo de carne en la boca, devolviéndome la mirada cogio un pedazo de pan y tras abrirme los muslos lo paso por mis labios, sentí la dureza y aspereza del pan pinchando mi sexo sensible por el día que llevaba, pero no me moví, deje que lo empara bien disfrutando del contacto, cuando lo saco se lo llevo a la boca, éramos como dos salsas de complemento a su comida pues repitió el mismo gesto con su mujer, así trascurrió la cena, entre orgasmos incompletos y mojaditas de pan en nuestros respectivos coños, todo esto no hacia otra cosa que mantener nuestra excitación, por mi parte seguía deseando ese algo mas que me devolviera la tranquilidad, de esta forma llego el postre, pidió Carlos una crema y justo cuando el camarero estaba limpiando la mesa conecto los dos aparatos, el trallazo en mi clítoris fue brutal, volví a sentir de nuevo ese cubo mágico llenarse a marchas forzadas, pero esta vez parecía no querer derramarse, había bajado la intensidad lo suficiente como para mantener mi clímax en ese punto en el que notas todo tu cuerpo erizado, en ese punto en el que tus dientes rechinan de la tensión, mirándome me pregunto si deseaba correrme, el camarero me miro de reojo al oír la pregunta, a lo que yo respondí afirmativamente con un movimiento de cabeza, pero pareció no haberme oído porque volvió a repetir la misma pregunta esta vez un tono mas alto, ¡¡¡si¡¡¡..., le respondí ansiosa, su sonrisa apareció de nuevo, lo que dijo hizo que mi excitación subiera un punto, aunque ya tal y como estaba me daba igual lo que dijera, haría lo que quisiera con tal de que me diera mi orgasmo, a todo esto su mujer con los ojos cerrados vibraba por el placer haciendo que uno de sus pezones asomara orgulloso, con lo cual el camarero no perdía detalle ni tenia prisa por terminar de recoger la mesa, mirándome me dijo que me separara de la mesa lo suficiente como para que el hombre que estaba de pie al lado mió pudiera verme, lo hice sin pensármelo dos veces, entonces me dijo que me bajara la cremallera y subiera la otra abriendo los muslos, sin dudarlo mis manos obedecieron, mi cuerpo se mostró al extraño, que pudo observar como la parte interior de mis muslos temblaba por el placer que estaba sintiendo, el hombre, de pie, con el trapo entre las manos observo detenidamente lo que le enseñaban, Carlos mirándolo le dijo que le diera su opinión sobre mi cuerpo, que lo tocara si quería y le dijera si merecía o no lo que yo le pedía, dudándolo un poco el empleado alargo su mano abarcando uno de mis pechos, su palma áspera y dura rozo mi pecho apretándolo suavemente mientras que con el pulgar acariciaba mi pezón ya duro simplemente por la exhibición, tras esto deslizo una mano entre mis muslos hasta llegar a mi sexo que desde luego encontró totalmente empapado, sus dedos se deslizaron por mis labios hasta la bala vibradora, cuando termino la exploración se incorporo y dijo que si ,que estaba muy bien y que creía que necesitaba lo que yo pedía,...creía, decía que creía, y me estaba muriendo como una perra,...el marido le dijo que hiciera lo mismo a su mujer y el hombre repitió el mismo examen en mi compañera de aventuras, yo ya no podía mas, necesitaba correrme como fuera, me daba lo mismo, ya no soportaba ese estado notaba todo mi cuerpo tenso y la sensación de que mi cerebro en cualquier momento iba a licuarse era inminente, cuando dio por fin su veredicto, Carlos comento dirigiéndose a nosotras con una sonrisa maléfica que quizá deberíamos agradecerle el gesto y sus comentarios a tan amable camarero, yo ya no podía ni hablar, así es que moví la cabeza asintiendo, pidió al hombre que se colocara a mi lado de manera que desde el resto del comedor nadie pudiera verle, no tuvo que decir nada mas, con dos manos temblorosas le baje la cremallera sacando una enorme polla de su encierro, me la metí en la boca y chupe como si me fuera la vida en ello, Carlos para darle mas tensión a la situación comenzó a subir y a bajar la intensidad de las vibraciones con lo que me tuve que concentrar en evitar cerrar los dientes y quedarme con tal preciosidad en mi boca, el hombre no tardo mucho en correrse, cogiendome la cabeza con una mano, note como una enorme cantidad de leche me inundaba la garganta, así que tragué para no ahogarme hasta la ultima gota, cuando termine la guarde donde estaba y me quede mirando al poseedor del mando, que en esos momentos estaba con una mano en el pecho de su esposa y su mirada en mi actuación de puta profesional, tras decirme que lo había echo muy bien corto la intensidad dejándome sin aire, el camarero había desaparecido y todo a mi alrededor me daba la sensación que estaba desfigurado, me sentía mareada y como si un regimiento de millones de hormigas recorrieran mi cuerpo, de repente ella dio un respingo y se puso tensa, en sus ojos leí como estaba siendo atravesada por un terrible orgasmo, su boca entreabierta en busca de aire y los espasmos pélvicos que estaba dando denotaban que su placer era terrible.
No pude mas y deslicé una mano hacia mi sexo, quería correrme, pero aun no había llegado a mis muslos cuando un ¡¡¡ NO ¡¡¡ salio de la boca de el, un no autoritario que detuvo mi movimiento y mis deseos, mirándome a los ojos me dijo que me correría cuando el quisiera, a lo que yo moví la cabeza en señal de asentimiento.
El frió de la noche relajo un poco la tensión en mi cuerpo, aun así en mi cabeza solo había una cosa, correrme, lo demás no me importaba.
Si queréis saber como sigue hacédmelo saber dejando vuestros comentarios en la pagina o en mi correo . gracias