Noche de recuerdos reprimidos
Mi cuerpo dice sí pero mi mente lo niega, me cogí a 5 veteranos que conocí en la barra de un bar, va nunca los conocí, no recuerdo sus caras, ni sus cuerpos solo sus penes, sus lenguas, sus bocas y sus manos aferrándose a mi y me queda el placer en el cuerpo y la mente...
Solo recuerdo que entre a un bar en la ciudad vieja, pedí una copa y me pues a observar el entorno percibiendo como los hombres me miraban con deseo, esto me alagó, al rato estaba conversado con un grupo de veteranos zafados en la barra, deleitándome con ser el centro de los cinco machos. No recuerdo más solo copas, risas, muchas copas, unos porros y algunos toqueteos, estaba dispuesta a mamarme los cincos...
Me despabilo, estoy en una habitación que no conozco y no razono como llegue allí. Estoy desnuda, semi cubierta solo con una sabana tirada en una cama. Con sobresalto trato pararme pero la cabeza me da vueltas. Sé que estoy recogida me lo dice mi cuerpo, pero mi mente no tiene registros. Me dan náuseas, ganas de vomitar y me sube el ardor del alcohol por la nariz, - no sé, se me antoja tequila – todo me da vueltas estoy mareada. Me incorporo penosamente, y busco torpe mis ropas, veo la tanga rota y el sostén rasgado, tirados en la cama, diviso mi pollera, me pongo la mini y una blusa que no si es mía, porque no la reconozco... las botas y en una silla esta mi cartera, veo en la penumbra un baño en la esquina de la pieza, tengo ganas de arrojar.
Es un dormitorio, como un cuarto de hotel de quinta, desordenado botellas de ron vacías, restos de puchos, hiede a macho y sudor. En el baño la puerta abierta, Observo el inodoro necesito ir siento nauseas. Me duele la vagina y me arde el culo. Me toco áspero los brumos de esperma seco y pegajoso pegado en mi cara y los pechos, cuando el líquido seminal se seca y queda la cuajada. Me palpo la vagina, - dios que ardor - los labios abiertos, como una flor y brota hilos de un brebaje melisca de sangre, esperma pis y jugos de mis squirrum, - debo haber acabado mil veces - me arde, me duele y la siento toda magullada los labio mayores dilatados, los labios interiores como dos péndalos rojos y dolientes, y el clítoris todo turgente. De mi cola brota mierda, sangre y esperma me han dado a mansalva las paredes de mi intestino abombadas de tanta fricción del mete y saca y mi esfínter anal completamente abierto e irritado, el picor es deliciosamente doloroso por momentos sufrimiento y por momentos como que le hubieren frotado ají puta pario. Me vino una imagen como de los machos regándome con sus pijas semen por mi cuerpo, yo mamando y tomando, como hacen cola para poseerme y yo feliz en trance gozando, pero se desvanecían el aires.
Me siento con dificultad en el wáter… meo y me limpio como puedo y no logro defecar, me sigue brotando el liquido neto pegajoso como si hubiera recibido un lavaje de esperma y mis intestinos estuvieran por reventar y no puedo expulsarlo ni retenerlo.
Tomo mi cartera y salgo de la habitación, si era un mueble barato y sucio, un pasillo, una puerta y en la calle, la luz de la mañana me da directamente en los ojos, por lo que no puede ver claro y la inundan unas náuseas inexplicables. Con cada paso que doy me siento más desorientada. Como perra perdida por fin en la esquina me oriento y encuentro la referencia del rumbo de casa, Av. Libertador, estoy a tres cuadras. Semi desnuda para media mañana, como puta que regresa del laburo a la mañana, con el maquillaje corrido y paso vacilante me siente observada, perseguida por todos los transeúntes que me cruzo en el camino. Sentía las risas los quejidos de placer de los machos y yo renina del placer les daba todo, luego las imágenes, mis gimoteos de placer y ardor, los sonidos, los olores desaparecían… En la virada de una calle, trastabillo y me golpeo contra la pared El impacto provoca que me maree incluso más. Sin poder aguantar, corro a un dispensador de basura a medida que el vómito se escapa de mi control. Me vomito toda. Devuelve todo lo que ingirió el día anterior y un poco de sangre cubre los restos de lo que en algún momento fue comida, y unos gargajos blancos se ve que llene mi panza de esperma, siento ganas de llorar. No recuerdo nada, no entiende cómo terminó en esta situación.
Llego a casa, subo al ascensor, nadie en el palier, por suerte, subo llego a mi piso y abro la puerta, entro a los tumbos. Voy a mi cuarto derecho al baño, me observo en el espejo, tengo un ojo hinchado y un cachete inflamado, me miro los pechos y los muslos, jamás ha tenido tantos moretones como estos. Trato de enjuagarme la cara, quitarse los restos de maquillaje los ojo negros por el lloro, sucia de vomito me lavo la cara, los dientes. Todo me cuesta, hacer cada acción me duele. Mientras me limpio las nalgas en el inodoro, noto en el papel higiénico una mezcla entre sangre y excremento. Dios Martita – pensé – y murmure como me dieron por el culo…
Cansada e incómoda, me quito la mini la blusa y entro a la ducha siento un ardo intenso en el culo y la vagina y los pezones pellizcados y doloridos, el agua fría, poco a poco me alivia. Me anestesia, me quedo así en el inodoro largo rato, por momentos lloro aunque no sabe exactamente el motivo porque no estoy arrepentida solo confundida, y dolorida siento contracciones en mi vagina y mi culo, como pequeños temblo0res... De repente, se escuchan unos golpes en la puerta, es mi madre que quiere saber si estoy bien y como pase la noche. – Martita estas bien – me dice – y yo le contesto –Bien mama todo bien - guardo silencio unos segundos, mientras tomo un espejo pequeño y revisa que en efecto, mi concha está terriblemente lacerada.
Con esfuerzo busco en mi memoria el indicio de alguien, no recuerda nada. Ni un rostro, ni un nombre ni algo que explique como termine en esa habitación. Siento un escalofrió y un placer inmenso. Sé que es mi vico y debilidad yo busco en cuerpos que entro y que salgo permanentemente la dicha y el placer pero nunca supe quienes fueron mis sementarles y lo que me hicieron. Me desperté a media noche y me masturbo despacito, todavía me duele la conchita ordenando estos recuerdos para contárselos.