Noche de playa

No se como describir lo que me paso.

Aún recuerdo, o mejor, añoro el día en que fui, en un principio violado. Fue en verano, había ido a la playa a pasar unos días con unos amigos, son esos días de playa que lo que menos ves es precisamente eso, la playa, salíamos de copas e intentábamos llevarnos a alguna chica a la cama, casi siempre con escasa fortuna, hasta las siete u ocho de la mañana, nos acostábamos y dormíamos hasta las cinco o seis de la tarde, bajábamos a la playa y alrededor de las nueve de la noche volvíamos para ducharnos y arreglarnos pues otra larga noche esperaba, y así día tras día.

Pero uno de esos días a mi no me apetecía regresar, así que me quede en la playa solo, me tumbe en la arena y me relaje hasta casi quedarme dormido ayudado por el sonido del mar y la brisa, cuando reaccione eran casi las once de la noche y no había casi nadie en la playa, solo un par de parejas dándose el lote y un grupo de tres amigos, todos ellos muy lejos de donde yo estaba.

Me levante y comencé a recoger mis cosas, solo faltaba guardar la toalla, cuando me arrodillé para doblarla, un fuerte empujón me arrojó contra el suelo dejándome a 4 patas, y casi inmediatamente un pie presiono mi cabeza obligándola a apoyar sobre la toalla, tan solo tuve el tiempo justo para girar la cabeza evitando que mi nariz y boca quedaran aplastadas contra el suelo, mientras unas manos bajaron mi bañador hasta las rodillas, comencé a buscar con la mirada, tanto a mis atacantes como a alguien que me pudiese ayudar, pero no pude ver nada, el pie que me aprisionaba, me apretaba la mejilla izquierda desde la boca a la frente impidiéndome tanto ver como hablar.

Note algo extraño en mi culo, algo húmedo, supuse que me habían escupido para penetrarme, lo de la lubricación no lo tengo claro si fue así o no, pero lo otro seguro, pues acto seguido algo presiono sobre mi ano, por el tamaño y grosor era un dedo, dedo que comenzó a entrar y salir suavemente, pasado un rato eran ya dos los dedos que me penetraban en culo, y mi cuerpo comenzó a reaccionar a ese estimulo, primero provocándome una erección de caballo, y más tarde comenzado a gemir. Debo aclarar que no soy gay y que lo que más me pone es una tía con un buen par de tetas.

Ante mis gemidos, que el intruso interpretó como una autorización, saco los dedos de mi culo y comenzó a introducirme su polla, no le fue difícil dada mi excitación y lo dilatado, de mi hasta hacia nada virgen culo, me sujetó por la cintura y inició una enculada que me estaba volviendo loco de placer, poco a poco se envalentonó y me embestía con más fuerza y mientras más fuerte me follaba más disfrutaba yo.

Me había abandonado a la lujuria y al placer, y en una de sus embestidas note como me la clavaba hasta los huevos y descargaba su leche dentro de mi culo, la mantuvo durante un rato ahí, y la sacó.

ahora tú – fue la única palabra que se oyó durante todo el proceso.

En todo ese tiempo, había estado intentando zafarme de la presión que tenia sobre la cabeza, cuando está disminuyo un poco, conseguí incorporarme hasta quedar a cuatro patas, el que me había follado, me tapo la cara con mi toalla, pero ni él me obligo a mantener esa postura, ni yo intente variarla, y así comenzó a follarme el otro, como a una perra, su polla era considerablemente mayor que la del primero, tanto en longitud como en grosor, pero tampoco tuvo problemas para empalarme, ni resistencia por mi parte. Su forma de darme por culo era bastante más dura, es como si en vez de follarme, estuviese castigándome por algo, cada vez que me embestía, tenía que compensar yo empujando hacia atrás para no caer de bruces sobre la arena, hasta que pasado un rato él se quedó quieto, y era yo el que me ensartaba su polla violentamente en el culo.

Supongo que fue un momento de lucidez que tuve, por que en una de las auto embestidas, la toalla que tenia sobre la cabeza se movió un poco, no mucho, pero lo justo para ver mi mochila, así que de repente me levanté agarré la bolsa y golpeé a tío que me había follado primero, cayo de espaldas, con una mano subí mi bañador y comencé a correr dejándolos atrás, aunque no pude evitar que el otro, cuando me levantaba se corriera sobre mis nalgas, dejando una gran cantidad de leche justo, justamente entre mis testículos y el final de la raja del culo, y que al tratar de sujetarme se quedara con mi toalla.

La casa donde dormíamos estaba muy cerca, a dos o tres minutos caminando tranquilo, era de uno de mis amigos, yo ese día hice el camino en menos de un minuto. Abrí la puerta y mis amigos se habían marchado, subí directamente al baño, me desnudé y me metí en la ducha, ahí fue cuando noté el semen del otro tío bajando entre mis muslos, metí mi mano y saqué un pegote de leche que abarcaba tres de mis dedos, mi polla automáticamente se puso durísima, y yo introduje esos tres dedos en mi culo, solo tuve que tocar mi pene un par de veces para soltar una corrida como nunca antes me había corrido.

Ya de regreso a mi ciudad, he visitado un par de veces sitios de ambiente gay, una de ellas incluso me deje follar en los baños, pero no me gusto nada, ya que a mi los tíos no me atraen nada, ojalá alguna vez logre volver a sentirme como ese día.

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