Noche de pasión y hotel
Camino de Francia paramos en un hotel a descansar y mi marido me dio una grata sorpresa. Nunca la olvide.
Hola amigo, hace mucho que no escribo nada. He estado muy ocupada y no he tenido tiempo para nada, solo trabajar y... follar, claro.
Lo que voy relatar hace mucho tiempo que paso, creo que fue en al año 1996, no recuerdo bien. Ese año mi marido y yo fuimos a Francia en coche por vacaciones, durante el trayecto paramos varias veces, unas veces para comer y descansar y otras para visitar algún lugar interesante. Se nos hizo de noche en la costa de Cataluña, no recuerdo bien el nombre del pueblo, y mi marido me propuso de pasar allí un par de días antes de seguir para Francia.
Paramos en un hotel y reservamos una habitación. Era un hotel pequeño, de trato familiar. La chica de la recepción nos trato muy amablemente y un chico muy atento nos acompaño a la habitación. Mi marido le dio una propina y el chico le agradeció el detalle. La habitación era espaciosa, y muy bien decorada. La cama era de matrimonio, pero lo mejor era donde estaba colocada, justo delante de un gran ventanal que descorrías las cortinas y se veía toda la costa. La vista era magnifica.
Nos acomodamos en la habitación, mi marido se dio una ducha y cuando el termino me la di yo. Mientras estaba en la ducha me pregunto si me apetecía salir a cenar o hacerlo en el hotel:
...Mejor nos quedamos aquí, estoy muy cansada.
¿Bajamos al restaurante o prefieres que pida la cena y nos la sirvan en la habitación?
Si no te importa, preferiria quedarme en la habitación
¿Que quieres que pida para cenar?
Lo que tu quieras, pero que sea algo ligero.
Termine la ducha y mientras me secaba escuchaba a mi marido hablar con el servicio de habitaciones pidiendo la cena. Salí del cuarto de baño liada en una toalla. No se que se le infundio a mi marido aquello pero se lanzo sobre mi como un poseso. A duras penas conseguí quitármelo de encima:
Antonio, ahora no, estate quieto... estoy muy cansada.
Venga Ana no te hagas de rogar, veras como te relajas.
Pero los del servicio de habitaciones vendrán pronto con la cena.
No tardaremos mucho.
No se si fue la insistencia de mi marido, como me metía mano (nunca antes lo había echo así) o que estaba muy cansada, pero el caso es que acabe cediendo a sus pretensiones.
Pensé que seria un polvo rápido, de esos de aquí te pillo aquí te mato. Pero no, mi marido me tumbo en la cama, me quito la toalla y con mucha dulzura y pasión me empezó a dar besos y caricias por todo el cuerpo. Me recorría todo el cuerpo con sus manos y sus labios, y cuando se paraba en mi coño hacia que se me estremeciera todo el cuerpo. Aquello me estaba llevando al mismo paraíso. El cansancio, sus caricias... mi entrega era ya total, mi cuerpo era suyo.
Paro un instante y susurrándome al oído me dijo:
Ana, dejame que te ponga esto.
Mientras me lo decía me enseñaba un pañuelo.
¿Que quieres hacer Antonio?
Quiero vendarte los ojos.
¿Para que Antonio?
Venga dejame, es un fantasía que tengo.
Mi entrega era total y accedí a su petición. Me ayudo a incorporarme en la cama, se puso detrás de mi y con mucha suavidad me coloco el pañuelo tapándome los ojos.
¿Ves algo?
No
Perfecto. Ahora ponte de espaldas de rodillas sobre el borde de la cama.
¿Que quieres hacer?
Primero comerte bien ese coño tan maravilloso que tienes y luego hacerte el amor.
Hice lo que me dijo, me puse a cuatro patas sobre el filo de la cama, me agarre a la almohada y espere a que mi marido comenzara su juego. Note como abría mis nalgas y al sentir sus labios sobre mi coño, un escalofrió de placer recorrió todo mi cuerpo. me comía el coño con mucha pasión, nunca antes me lo había comido así. Era delicioso, estaba disfrutando como nunca. De pronto sonó el timbre de la puerta. Di un respingo e hice el intento de levantarme, pero Antonio me sujeto con fuerza y no me dejo hacerlo.
Ana no te muevas, enseguida despacho al servicio de habitaciones.
Pero Antonio me va a ver desnuda.
No te preocupes no le dejare entrar.
Antonio a ver si se va asomar dentro y me va a ver.
Tranquila mujer, nadie te vera.
Mi marido se marcho y yo me quede sobre la cama en la misma postura esperando que Antonio regresara. Yo no me quería enfriar así que mientras volvía acariciaba mi coño con los dedos. Lo tenia muy húmedo y notaba lo caliente que estaba. A lo lejos escuchaba la conversación de mi marido con el mozo de habitaciones.
...Bien muchas gracias por todo. No no se preocupe ya le meto yo dentro.
Sentí la puerta cerrarse y Antonio regreso junto a mi. volvió a separarme las nalgas y clavo su boca en mi coño. Ahora ya no era solo amor, era una pasion desmedida, le notaba diferente, cambiado, mucho mas excitado, incluso algo nervioso.
¿Que te pasa Antonio?
Nada... nada... ¿no te gusta como te como el coño?
Si mi amor... me gusta mucho... si... si
Todo era diferente, todo había cambiado. Mi marido estaba sobre excitado, nervioso, incluso temblaba. La habitación también había cambiado, notaba algo raro. Escuchaba los gemidos de mi marido, pero de fondo también escuchaba algo, no sabia que era, pero escuchaba algo. Antonio seguía con su comida de coño, me estaba dando mucho placer y notaba como el orgasmo asomaba en mi. Ahora necesitaba la polla de mi marido en mi coño.
Antonio follame ya anda.
¿Quieres que te folle ya?
Si mi amor.
¿Quieres una polla en tu coño?
Si... si... dame tu polla.
Pues ahora te va follar una polla.
Seguí en la misma postura esperando la polla de mi marido, pero detrás de mi escuche un murmullo, incluso a mi marido siseando mandando callar a alguien, no lo entendía.
Antonio, ¿ocurre algo?
... No... no... nada... nada. Te voy a dar una polla mi amor.
La voz de mi marido era temblorosa. De pronto siento unas manos sudorosas y temblorosas apoyarse en mis nalgas. Todo era diferente, no se el que pero todo era diferente.
Antonio, ¿que te ocurre?
... Nada... nada... toma polla puta, toma polla...
De pronto noto una polla entrar en mi coño, y digo una polla porque aquella polla era diferente, no era la polla de mi marido. Pero tenia los ojos vendados y solo escuchaba a mi marido.
¿Te gusta la polla? ¿Te gusta la polla que te folla?
Mmmmm... si mi amor... me gusta como me follas...si...si...
Te gusta esta polla puta?
Siiiiiiiii... me gusta... si mi amor...
Estaba disfrutando mucho de aquella follada, pero tenia que salir de dudas y saber si era realmente mi marido el que me follaba. Sin que Antonio se diera cuenta aparte un poco el pañuelo que tapaba mis ojos, incline la cabeza sobre la almohada, y como sospechaba pude ver perfectamente, aunque no conseguía verle la cara, a un extraño (seguramente seria el mozo de habitaciones que trajo la cena), follándome y a mi marido a su lado masturbándose.
No se por que, pero lejos de enfadarme, cerré los ojos y me deje hacer.
¿Dime puta te gusta la polla que te folla?
Si... si... me gusta como me folla.
¿Te gusta puta? ¿Cuanto te gusta?
Mucho... mucho... me gusta esa polla... me gusta como me folla esa polla.
Al chico aquello debió excitarle mucho, ya que acelero mucho las embestidas. Ahora me agarraba fuertemente de las caderas y hundía en el fondo de mi coño su polla.
Si... si... así.. así...así... si... ahhhhh...
¿Puta te gusta la polla?
Ahhhhhhhhhhh... siiiiiiiiiiiiii...
¿Cuanto puta? ¿cuanto te gusta?
Mucho... ahhhhh... mucho... mucho...
¿Te gusta la polla que te da tu marido?
Si... me gusta la polla que me has traído... me gusta mucho.
Ahí estuve apunto de estropearlo todo, ya que para mi marido yo no sabia nada de lo que estaba ocurriendo.
De pronto el chico dio una especie de bramido y note como inundaba mi coño con su leche. Yo respondí a aquello con un orgasmo bestial.
Ahhhhh... siiiiii. que gusto Dios... que gusto me da... siiiiiii...
¿Te da gusta la polla puta?
Siiiiiiiiiiiii... ahhhhh...yaaaaaaaaa... dale...
El chico se quedo parado un rato, notaba como jadeaba. Volví la cabeza para intentar ver su cara, pero lo único que vi fue a mi marido como le empujaba fuera de la habitación. Yo permanecí quieta esperando a ver que hacia mi marido. Me ayudo a incorporarme, sentadome en el borde de la cama. Me quito el pañuelo que cubría mis ojos, me agarro de la cabeza y metió su polla en mi boca descargando su leche dentro.
Ninguno de los dos dijimos nada, los dos sabíamos lo que había ocurrido, pero ninguno hicimos comentario alguno. Ese fue durante muchos años nuestro gran secreto.