Noche de intercambios...
Tanta monotonia en nuestra relación, hacia que necesitaramos de nuevas y salvajes experiencias...
Alex y yo llevábamos muchos años juntos. Ya la rutina empezaba a hacer mella en nuestra relación y comenzaba a ser necesario el probar cosas distintas emocionantes.
Ya los juguetes sexuales habían formado parte de nuestra vida intima prácticamente desde el comienzo de nuestra relación, con lo que no sabíamos ya como hacer para darle un poquito mas de calor a nuestra vida sexual.
En muchas ocasiones habíamos pensado en acudir a una playa nudista pero a mi esa idea no acababa de convencerme. La arena, sobre todo jajaja!
Un día, él llego con una gran idea que me resulto muy excitante visitar un local de intercambios de parejas.
Estuvimos mirando varios locales por Internet antes de decirnos a cual ir porque no teníamos claro hasta donde estábamos dispuestos a llegar cada uno de nosotros.
Nos decidimos por ir a uno un poco retirado de nuestra ciudad para, así, poder evitar algún encontronazo con alguien conocido.
Esa tarde estábamos tan cachondos que nos metimos en la ducha y follamos como animales hambrientos mientras el agua de la ducha mojaba nuestros cuerpos llenos de calor y de ansia de sexo.
Él sabía como tocarme. Sus manos siempre han sabido jugar con mi cuerpo y encontrar mis puntos de mayor placer. Su boca se perdía entre mis pechos mientras yo acariciaba su durísimo pene. Esa polla siempre me ha encantado. Tan gruesa, tan larga, tan dispuesta a darme placer
El agua resbalaba por mi espalda mientras el me penetraba desde atrás, pellizcando mis pezones. Nuestras bocas se buscaban para besarnos profundamente. Estábamos a mil.
Decidimos jugar un poco más y rasurarnos el pubis el uno al otro. Él me rasuro completa, coño y culo, mientras que yo le dejé una zona escasa de vello sobre su miembro. Entre tanto, nuestras manos y nuestras lenguas se perdían por esa zona tan íntima.
Estábamos ya exhaustos cuando salimos de la ducha, pero la excitación de probar algo nuevo, no dejaba de excitarnos.
Nos pusimos nuestra mejor ropa intima. Yo un minúsculo tanga negro de encaje con bastante transparencia pero con los pechos libres, pues mi vestido dejaba ver mi enorme escote y dejaba libre de ropas mi espalda.
Él se coloco su mejor slip, el que mejor paquete y culo le hacían. Iba muy sexy con su camisa y sus vaqueros rotos. Es un hombre muy atractivo y muy deseable.
Al llegar al local, esa mezcla de incertidumbre y de excitación nos tenia muy tensos, muy cachondos.
Al entrar, nos explicaron muy detalladamente el funcionamiento del local y de cada una de sus salas pero sin mostrárnoslas. Eso ya tendríamos que descubrirlo nosotros por nuestra propia cuenta Parecía que íbamos a disfrutar mucho esa noche
Nos acercamos a la barra para tomar algo y comenzar a inspeccionar el local.
Habían bastantes parejas y de edades muy dispares. Pero todos buscábamos lo mismo, sexo y diversión.
Entre copa y copa, nuestras manos se perdían por el interior de nuestra ropa. Había demasiada tensión sexual en ese lugar, con lo que resultaba imposible poder tener la mente libre de pensamientos que no fueran puramente sexuales.
Decidimos levantarnos para investigar todas esas salas que escondían a más parejas liberales, llenas de deseo por tocar la piel de otras personas y fundirse en un salvaje sexo.
La primera sala que encontramos era increíble. Toda acristalada para ver como las parejas se exhibían mientras follaban. Tú tenías la opción de mirar y tocarte desde fuera de la sala o bien, unirte a la aventura de la exhibición o de que alguien más se uniera a tu juego.
Nos miramos con picardía y complicidad y no dudamos en entrar.
Nos arrancábamos la ropa en el cuarto reservado como vestuario. Estábamos deseosos de mostrar lo que éramos capaces de hacer cuando nuestros cuerpos se fundían. Era tan excitante saber que había gente observándote, follando a tu lado o incluso queriéndose unir a nuestro juego
De repente, un mulato muy sexy acercó su mano a mi pecho, acariciándolo con suavidad para luego pellizcar más fuertemente mis pezones.
Alex parecía en un principio no estar muy conforme pero al ver mi gran excitación, consiente el juego.
Al ver mi reacción de placer, ese chico acercó su cara para succionar mis pezones mientras Alex devoraba mi coño húmedo, a punto de estallar de placer.
Mis manos se perdían en la entrepierna de ese desconocido. Era tan sexy. Mi mano acariciaba sus testículos mientras mi boca le provocaba un enorme placer que no tardó en demostrar al correrse sobre mis pechos.
En ese momento, Alex se acercó con su pene a mi cara para que siguiera ese juego con él, y ese desconocido que tanto me excitaba, comenzó a penetrarme. Yo ya me había corrido en la boca de Alex y de nuevo me iba a venir con ese hombre.
Dios, era una locura pero ¡bendita locura!
Primero me corrí yo, con ese miembro tan largo y duro que me hacia sentir tan agradables nuevas sensaciones.
Al notar los espasmos de mi vagina, el se corrió también y Alex, ante semejante situación, me dio toda su leche en mi boca.
Las piernas no me sostenían en pie, pero necesitábamos salir de ahí para beber algo porque no podíamos más y todavía nos quedaban muchas salas por visitar
Nos dimos una ducha en la sala, nos vestimos de nuevo y salimos. Tomamos un par de copas, charlamos divertidos sobre lo que acababa de ocurrir en esa sala. Estábamos disfrutando tanto de esa nueva experiencia
Él me comentaba que esa mezcla de celos y de placer visual le ponía muy burro y eso a mi me excitaba todavía más con lo que nos fuimos a seguir investigando las salas que nos escondía ese gran lugar.
Llegamos a una zona diferente, que nos causaba gran curiosidad Era un cuarto oscuro. Esa era nuestra siguiente aventura
Nos desvestimos en una sala contigua y entramos. Verdaderamente, a penas se dejaban intuir algunos cuerpos desnudos. Era muy excitante.
Una lucha de manos y bocas entregadas al placer. A dar y a recibir, sólo placer y sin saber a quien por momentos notaba como unas suaves manos y delicados labios de mujer se perdían por mi cuerpo. Eran muy sabias tocándome. En otras ocasiones, era un cuerpo viril y duro el que venia a por mí para penetrarme.
Dios, no sabía donde estaba mi pareja, pero tampoco me importaba. Estaba gozando demasiado.
Al fin nos encontramos en esa sala, sus manos son inconfundibles, su forma de masturbarme, su boca
Salimos de allí para volver a reponer fuerzas. Tomamos una copa y decidimos ir a la sauna. Habíamos sudado tanto en ese cuarto oscuro que no nos vendría mal pasar por allí a ver cuanto calor escondía esa sauna que aparentaba ser tan divertida
Nos quitamos la ropa comiéndonos la boca como si no hubiera mañana, estábamos tan cachondos con esa nueva y grata experiencia
Al entrar, vimos a varias personas dentro. Desnudas, besándose, tocándose era increíble lo que estábamos viviendo.
Comenzamos nuestro juego juntos, él y yo. Besándonos como adolescentes, mordiéndonos los labios por la excitación.
Mi mano no dejaba de acariciar su polla, estaba tan dura él sabe muy bien aguantar en el sexo, somos insaciables.
Sus dedos se introducían en mi coño empapado por el placer haciéndome gemir como una loca. No podía aguantar tanto placer.
En pocos minutos se nos acercaron una pareja de chicas con grandes pechos y cuerpos esculturales. Eran increíbles.
Una de ellas empezó a besarme con su húmeda boca y a pellizcarme los pezones mientras yo le acariciaba el clítoris.
La otra se sentaba encima de Alex para follárselo mientras le lamía el cuello.
Yo estaba muy excitada al verlo a él con esa desconocida.
Él estaba gozando como nunca y eso me ponía mucho más cachonda a mí.
De repente, la mano de la chica que se estaba tirando a Alex, empezó a agarrar mis pechos mientras la otra chica devoraba con gran maestría mi coño. Yo le devolvía las caricias a los tersos senos de esa chica que estaba sentada sobre la polla que siempre me había dado placer únicamente a mí.
Era súper excitante, yo no podía más y explote en un nuevo orgasmo para comenzar a devolverle el favor a esa chica, pero no ella sacó su cabeza de entre mis piernas y fue a jugar con su chica y con Alex. Dios, ¡que polvos tan salvajes!
Yo observaba como Alex sabia dominar la situación y hacerlas disfrutar a las dos le metía los dedos con gran decisión a una de ellas mientras le lamía el coño de arriba abajo y a la vez, se tiraba a la chica con la que yo había comenzado mis juegos.
Yo no podía con tanta excitación y empecé a masturbarme mirando semejante situación. Agarraba mis pezones y acariciaba mi vagina loca de morbo por lo que mis ojos estaban viendo.
De repente noté un aliento cálido sobre mi nuca y unos fuertes brazos que me agarraban desde atrás para acariciar mis pechos. Ese hombre comenzó a lamer mi nuca y mi cuello sin dejar de acariciarme. No podía verle la cara pero estaba volviéndome loca. Me tenia muy, muy cachonda.
Me giré para besar su boca con gran excitación y me encontré con un grandísimo y excitadísimo pene que me hacia la boca agua. Mmmm . Introduje su polla en mi boca para demostrarle mis habilidades como buena feladora. Acariciaba sus testículos con gran soltura y ese hombre gemía de una forma que me ponía a mil.
De repente, me separó de su polla para sentarme sobre él y comenzar una penetración que deshacía mi cuerpo en espasmos de placer. Nos corrimos casi a la vez. Yo no pude aguantar mi orgasmo cuando sentí palpitar su polla dentro de mí al correrse.
Alex y yo volvimos a juntarnos en esa sauna para besarnos divertidos tras lo vivido y salir de allí.
Fuimos directos a una ducha para refrescarnos y más tarde poder tomar la ultima copita tranquilos, comentando nuestra hazaña
De vuelta a casa no podíamos dejar de hablar de lo ocurrido y de lo mucho que habíamos disfrutado los dos.
Al llegar, la adrenalina que todavía llenaba nuestros cuerpos la soltamos en el último y mejor polvo de esa larga y placentera noche.
Nos devoramos y nos regalamos las mejores caricias y besos.
Esa noche disfrutamos mucho con esos desconocidos pero nuestros cuerpos son perfectos cuando se unen el uno al otro. No hay rincón de ellos que no sepamos como explorar y darle un inmenso placer.
Dormimos profundamente, abrazados, encantados con nuestra experiencia pero más todavía, después de disfrutar de un poquito de intimidad para nosotros y hacer todo lo que nos gusta hacer en la cama.
A la mañana siguiente, todavía nuestras mejillas estaban sonrojadas y nuestra sonrisa picarona recordaban lo sucedido la noche anterior
¡Como disfrutamos ese día! Y el siguiente, también