Noche de hotel con mi tía i

Un fuerte temporal termina haciendo que mi tía y yo acabemos pasando la noche en un hotel

NOCHE DE HOTEL CON MI TÍA

Me llamo Adrián y tengo 21 años. Soy de un pueblo del norte de España aunque en la actualidad vivo en Madrid compartiendo piso con varios compañeros de la universidad.

La historia que os voy a contar se produjo un viernes del mes de Enero. Ese día mi tía, la hermana pequeña de mi madre, estaba en Madrid. Había llegado esa misma mañana en su coche para una reunión con un proveedor de su pequeña librería y tras la reunión se volvería para el pueblo. Yo aprovecharía ese viaje de mi tía para irme también al pueblo y pasar allí unos días.

Salí de la universidad a media mañana y preparé mi maleta. Sólo me quedaba esperar que mi tía acabase la reunión y me viniese a buscar. La televisión anunciaba que aquella tarde un fuerte temporal se posaría sobre Madrid e incluso las peores previsiones decían que había posibilidades de que cayese una fuerte nevada, algo para nada común allí.

Fue a las seis de la tarde cuando mi tía me llamó al teléfono diciéndome que ya salía de la reunión y le envié mi ubicación para que me recogiese. Me bajé a la calle para esperarla porque en la zona donde vivo es imposible aparcar, el cielo ya estaba completamente negro y tras diez minutos esperando apareció ella.

_Hola Ana, ¿Cómo estás? –dije entrando al coche

_muy bien sobrinito –dijo dándome dos besos

_¿Que tal fue la reunión?

_No ha ido mal del todo, al menos solucionamos las diferencias pero estoy muerta. Me desperté a las cuatro de la mañana para venirme

Sólo pasaron un par de minutos cuando las primeras gotas caían sobre el parabrisas del coche y en cuestión de segundos empezó a caer un auténtico diluvio.

_Se está poniendo la cosa fea –dijo mi tía

_Sólo es agua, iremos un poco más despacio y ya está. Una vez salgamos de Madrid ya no debería haber problema.

Pasada media hora apenas habíamos podido salir de la ciudad, la cantidad de agua en el asfalto hacía que todos los coches fueran especialmente despacio. Nosotros pensábamos que una vez que saliéramos a la autovía ya no tendríamos problema pero nos equivocamos. Nada más coger la autovía empezaron a caer los primeros copos de nieve.

_pues al final sí que tenían razón los que dijeron que nevaría

_pues sí, no me esperaba yo ver nieve en la ciudad, pero ya estamos en la autovía. Aquí no creo que tengamos problema –respondí yo tratando de ser positivo

Pasaron diez minutos y la nieve empezó a ser más intensa. El asfalto empezaba a tornarse blanco, sólo se veían las marcas de las ruedas de los coches y cada vez todos circulábamos más despacio.

_parece ser que está nevando en toda la comunidad –dije yo mirando la información en el móvil

_¿y a cuanto estamos de salir? –preguntó mi tía preocupada

_al menos cincuenta kilómetros

_pues a la velocidad que vamos eso nos llevará al menos una hora bajo la nieve

Ambos sabíamos que la cosa se estaba complicando, la nieve era ahora muy intensa, el asfalto ya era completamente blanco y apenas circulábamos a treinta kilómetros por hora. Nuestra preocupación era alta pero aumentó al ver los primeros coches atascados en la nieve y parecía que la nevada era cada vez peor.

_sobrino, ¿Qué hacemos? Va ser imposible salir de aquí

_no se –dije yo también preocupado- parece ser que esto no va parar y tampoco vamos a poder dar la vuelta, sólo podemos ir hacia delante

Cada vez eran más los coches que veíamos atascados en la nieve, ya éramos de los pocos que parecía que aún conseguíamos circular pero la sensación era que en cualquier momento seríamos nosotros los que nos quedásemos también atascados. Tras un par de kilómetros más vimos un cartel que anunciaba un motel en la siguiente salida de la autovía.

_¿has visto eso? –dijo mi tía, ya preocupada por la nevada, señalando el cartel- quizás deberíamos salirnos e intentar llegar al motel y pasar allí la noche

_sí, yo creo que es la mejor opción –respondí resignado sabiendo que era imposible que saliésemos de Madrid

Mi tía cogió la salida y nos adentramos en un polígono ya completamente blanco por la nieve. No nos costó mucho encontrar el motel. Aparcamos en el primer sitio que vimos, nos bajamos del coche, yo cogí mi maleta y fuimos corriendo bajo la nieve a la entrada del motel. Ese pequeño trayecto corriendo fue suficiente para llegar empapados a la entrada del motel.

Por fuera se veía un motel humilde, de apenas dos pisos pero lo importante era tener donde pasar aquella noche. Entramos en el motel, por dentro parecía que estaba realmente bien, una bonita decoración, paredes en blanco, muchos carteles con promociones del motel, una zona con mesas y sofás hasta llegar a la recepción.

_Bienvenidos a Pouk Motel –dijo la recepcionista al vernos- ¿tienen reserva?

_no –dijo mi tía completamente mojada de la nieve- pero dime que hay alguna habitación libre por favor

Empecé a fijarme en los carteles que había colgados en las paredes, todos los eslóganes iban en la misma dirección: “Pouk Motel, una experiencia única”, “Pouk Motel, vive un momento íntimo con tu pareja”, “Pouk Motel, descubre nuestras suites y servicios para disfrutar en pareja”…

_no se preocupe, tenemos dos habitaciones libres –dijo la recepcionista tecleando en su ordenador- ¿quieren la habitación por noche o sólo por cuatro horas?

¿Sólo por cuatro horas? Aquello no parecía un motel normal, parecía más un picadero para ir con una amante o incluso con una prostituta.

_para toda la noche –dijo mi tía extrañada- si es imposible salir de aquí

_entiendo –respondió la recepcionista- tenemos libre la Suite Vals por 85 euros la noche y la Suite Tantra por 379 euros la noche

_¿379 euros la noche? –dijo mi tía asustada del precio- no, no, mejor la de 85, ¿no te importa compartir habitación no? –dijo mirándome

_sin problema –respondí yo

Mi tía facilitaba sus datos a la recepcionista y esta empezaba a preparar el Check-in. Tras darnos la llave de la habitación nos dirigimos hacia la misma, el pasillo estaba cargado de unos cuadros que destilaban cierto erotismo. Aquello no hacía más que acrecentar mi creencia de que aquello era más un picadero que un motel común y al entrar en la habitación se confirmaron mis sospechas.

Nada más entrar había una pequeña estancia con una mesa, dos sillas y un aparador, nada fuera de lo normal. Una media pared separaba esa estancia del resto de la habitación que nos dejó a ambos perplejos. La habitación era completamente blanca, tenía una gran cama con sábanas blancas y un cabecero acolchado también blanco, de la parte superior del cabecero salía una barandilla de metal plateado y sobre el mismo un gran cuadro. En el cuadro se veía a una mujer en blanco y negro desde la altura de los pechos a la cabeza, sus pechos estaban cubiertos por su sujetador blanco y cara por un antifaz negro y en sus manos sostenía una manzana de un color rojo intenso. En la pared que separaba las dos instancias había un enorme espejo que reflejaba completamente la cama y al alzar la vista otro espejo colocado en el techo sobre la cama y rodeado de luces.

_¿en dónde nos hemos metido? –dije yo sorprendido por ver una cosa así

_yo no quería decir nada, pero parece lo que parece… bueno, lo importante es tener donde pasar la noche

Entramos en la última estancia de la habitación, el baño, era un  enorme baño de mármol blanco con bastantes detalles en color plata. A mi gusto era un poco hortera pero era realmente grande, con dos pilas y una ducha gigante. Además parecía venir con todo tipo de detalles, cepillos de dientes, pasta de dientes, champú, secador de pelo y albornoces.

_menos mal, albornoces –dijo mi tía al verlos- tengo la ropa empapada

Yo no tenía ese problema, llevaba la maleta que había preparado para pasar unos días en el pueblo.

_me voy a poner el albornoz y la ropa a secar al lado de la calefacción –dijo ella

_vale, yo aprovecharé para llamar a mamá y decirle que al final no llegamos

Salí del baño y cerré la puerta para que mi tía se cambiase tranquila. Me tumbé en la cama y llamé a mi madre, le conté lo que había ocurrido y que esa noche nos quedaríamos en un hotel. Tras hablar con mi madre escuché como mi tía también hablaba por teléfono en el baño, obviamente estaba llamando a mi tío y contándole lo que había ocurrido. Yo encendí la enorme pantalla de televisión que había enfrente de la cama mientras esperaba a que mi tía saliese del baño. Mientras no podía dejar de observar todos los detalles de aquella habitación, al lado de la llave de la luz había una rosca, al girarla las luces que había sobre la cama se tornaron de color azul que iluminaba toda la habitación y tras volver a girarla se tornaron de un color morado intenso antes de darle un último giro para que volviera a su color normal.

Sobre la mesilla de noche había un folleto del Room Service del Motel detallando que comida podíamos pedir a la habitación pero mi sorpresa fue cuando agarré el folleto y debajo había otro folleto. En el folleto eran bastante claros: “Catálogo de juguetes eróticos, pídalos al Room Service y recíbalos discretamente en su habitación”. Lo primero que aparecía en el catálogo eran varios tipos de preservativos, geles e incluso ofertaban viagra. Lo siguiente que aparecía eran tres disfraces de mujer, uno de sirvienta, uno enfermera y uno colegiala. Luego le seguían una enorme cantidad de diferentes tipos de consoladores, muchos de los cuales yo no sabría ni que eran exactamente ni como se utilizaban. Había otros artículos que no pude mirar porque justo mi tía salió del baño y yo escondí rápidamente el catálogo en mi mesa de noche.

Mi tía asomó por la puerta del baño vestida sólo con el albornoz blanco del motel, no pude evitar mirarla, estaba realmente preciosa. Yo nunca me había fijado en mi tía de una forma sexual pero era completamente consciente de lo buena que estaba. En mi familia siempre se decía que era la chica más guapa del colegio y traía de cabeza a todos los hombres.

Ahora, a sus 38 años, Ana seguía siendo una mujer espectacular, siempre había sido muy presumida y nunca había dejado de cuidarse. Medía 1,65, su piel siempre tenía un bonito bronceado, su pelo no excesivamente largo siempre estaba teñido de rubio, sus ojos marrones y su piel buen cuidada la hacían pasar por una mujer de treinta y pocos. De cuerpo era realmente perfecta, sus piernas esbeltas y tersas no tenían ni un defecto de la edad, su culo no muy grande pero si muy redondito, su vientre plano y su pecho operado de la talla 95 la hacían presumir de un físico al alcance de muy pocas mujeres.

Había visto a mi tía muchísimas veces en bikini pero por algún motivo nunca me había sentido como en aquel momento al verla sólo con el albornoz y mi mente se preguntaba: ¿llevará algo por debajo?

_¿has llamado ya a tu madre? –me preguntó al acercarse a la cama

_ehh… si –respondí nervioso- ¿has terminado en el baño?

_si claro, ve tu si quieres

Me levanté, anduve rápido hacia el baño y cerré la puerta. Me había puesto realmente nervioso ante aquella situación, me miré al espejo y estaba sudando.

_¿qué me está pasando? –dije en voz baja mirándome al espejo

Me eché un poco de agua en la cara y tras secármela mi mirada se dirigió hacia el radiador donde mi tía había dejado su ropa. Allí estaban sus braguitas y su sujetador negro completamente mojados así que… ¡NO LLEVABA NADA DEBAJO DEL ALBORNOZ! Noté como mi polla reaccionaba ante aquello, yo respiraba profundamente tratando de sacarme aquel pensamiento de la cabeza. Tras relajarme un poco salí del baño, allí estaba mi tía viendo la tele, tumbada en la cama con su albornoz que ahora sabía que no llevaba nada por debajo.

_sé que es muy pronto aún –dijo mi tía al verme- pero voy a pedir que nos traigan algo de comer a la habitación y acostarme ya. Estoy molida, ha sido un día larguísimo y he estado horas conduciendo

_me parece bien

Pedimos que nos trajesen la cena a la habitación, yo me pedí una hamburguesa y mi tía una ensalada. La hamburguesa estaba buenísima pero lo mejor de la cena eran las vistas. Ambos estábamos sentados en la mesa de la primera instancia, uno en frente del otro, el albornoz se le caía levemente mostrándome su precioso canalillo. No sabía que me estaba pasando aquella noche pero por suerte o por desgracia para mí no duró mucho.

_me voy a dormir ya –dijo notablemente cansada sin haberse terminado la ensalada

_vale tía, yo aún tardaré un rato en irme a dormid, pondré bajito la tele para no molestarte

_gracias –dijo levantándose

Me acabé la cena y aproveché que tenía allí mismo mi maleta para ponerme mi pijama antes de ir la cama. Mi tía ya estaba dormida en la cama, llevaba el albornoz puesto y se había colocado del lado del espejo que estaba en la pared. Yo me metí despacito por el otro lado de la cama y prendí la televisión con el volumen muy bajo para no molestarla.

Llevaba ya una hora viendo la tele, tenía el volumen tan bajo que me costaba muchísimo escucharla y de repente empecé a escuchar otra cosa… “Aaahhh, ahhhgg, ohhh” esos sonidos venían de la habitación contigua que daba a nuestro cabecero. Bajé completamente el volumen de la tele y empecé a escucharlos con más claridad.

_¡¡ahhh joder!! ¡¡ahhh….!! –se escuchaba a una mujer nítidamente- ¡ahhhh siiii! Dame… dame… ¡mas! ¡Más fuerte!

Sólo aquellos sonidos acababan de hacer que mi polla se pusiese dura en segundos, miré a mi tía que seguía completamente dormida y acerqué más mi oído al cabecero para escuchar mejor.

_mmm siii –se volvía escuchar a la mujer- ¡sigue follándome! No pares…

_¡menuda puta estás hecha! –escuché al hombre- vale la pena lo que cobras por noche

No parecía que hubiese dudas, en la habitación de al lado había un hombre que había contratado los servicios de una prostituta. Seguí escuchando los gemidos de aquella pareja unos minutos más, mi polla parecía que estaba a punto de reventar el pantalón de mi pijama.

_¿te gusta ehh? Jajaja, si yo sé como satisfacer a una puta –se escuchaban bufidos de ese hombre sin pensar que probablemente la prostituta estuviera fingiendo- te gustaría que todos tus clientes fueran como yo ¿verdad?

­_¡¡Ahhh siii…!! Si… es verdad. ¡tú eres el mejor! El que me mejor folla de todos –mentía ella seguramente- ¡Aayyy! Sigue… no pares… ¡dame más!

Yo no aguantaba más, necesitaba irme al baño y hacerme una paja pero desde el baño no podría escuchar follar a aquellas dos personas. Tardé unos segundos en decidirme, miraba fijamente a mi tía que parecía estar profundamente dormida hasta que decidí bajarme el pantalón del pijama y mi slip hasta la altura de las rodillas. Tratando de ser lo menos ruidoso posible agarré mi polla y empecé a menearla mientras escuchaba aquel espectáculo.

_¿te gusta eh? ¡ahhhgg! Dime cuanto te gusta puta

_¡Ahhh siii! Me encanta… menuda follada me estás dando ¡Ahhh que placer!

Yo estaba meneándomela completamente cachondo y perdiendo el control, mi mirada se dirigió hacia mi tía que estaba dándome la espalda. Decidí levantar un poco la sábana y me quedé mirando su culo completamente marcado en el albornoz. Estaba siendo de las mejores pajas de mi vida.

_dime puta –se volvió escuchar al hombre- ¿Qué te parece mi polla?

_¡es un pollón! ¡uffff! Nadie me había llenado tanto como tú… ¡siento que me llenas!

Aunque no dejaba de escucharles mi mirada se centraba ahora en el culo de mi tía, nunca me había pasado algo así pero ahora parecía que mi polla pensaba por mí. Despacito empecé a bajar la sábana hasta un poco por debajo de la cintura de mi tía, mi idea era poder contemplar mejor ese culo pero pude contemplar algo aún mejor. A través del espejo de la pared y con la poca luz que daba la tele podía ver completamente el escote de mi tía, el albornoz se habría movido mientras dormía y se la veía gran parte del pecho.

_¿crees que mi polla te entraría en la boca puta? Pruébalo –escuché decir a aquel hombre

Eso hizo que el ruido de los sonidos bajase considerablemente aunque yo en ese momento estaba más pendiente de mi tía. No sé que me pasó por la cabeza pero le di un pequeño toque a mi tía en la espalda.

_¿estás dormida Ana? –dije en voz baja

Por suerte no recibí respuesta, agarré su albornoz por la altura del hombro y le di un pequeño tironcillo, por el espejo vi como eso hacía que una de sus tetas se escapara completamente del albornoz. Mi polla palpitó ante aquello mientras mi mano la meneaba cada vez más rápido.

_Hmmmggff… slurp… churlp… hmmggff –escuchaba muy ligeramente mamar a aquella prostituta

_Ohhh joder… coño ¡que bien la chupas puta!

Yo estaba a punto ya de correrme, aquellos sonidos y ver el reflejo de la gran teta de mi tía ya era demasiado. Estaba en mi punto de máxima excitación, mientras mi mano derecha meneaba violentamente mi polla mi mano izquierda se posó ligeramente sobre el culo de mi tía, y empezó a manosearlo muy sutilmente, apenas lo rozaba.

_¡ohhh joder! ¡Como la chupas! Me voy a correr ¡me corro ya! ¿vas a tragarlo zorra?

­_mmgggfff… chiii –sonó ella con la boca llena- me lo tragaré todito

_¡¡Bufff!! ¡¡AHrggg!! ¡toma leche zorra!  ¡OHHHH! ¡TRÁAAGATELO TODO! –gritó el

Yo mientras notaba que mi polla iba explotar, era cuestión de segundos. Aparté mi mano del culo de mi tía justo cuando salió un primer lefazo que fue directamente a su albornoz a la misma altura del culo.

_¡ohhh sii, joder! –se me escapó por la boca en voz baja

Dos lefazos más siguieron a la misma altura hasta que los dos siguientes con menos fuerza se cayeron en la cama entre los dos.

_uffffff –respiré profundo tras el último lefazo

Tardé unos segundos en recuperar el aire antes de ser consciente de lo que acababa de hacer, empecé sintiéndome algo mal pero me preocupaba más limpiar lo que había hecho. Cogí papel higiénico del baño para retirar el semen que se había caído en la cama y luego con mucho cuidado para que no se diese cuenta limpié el semen de su albornoz. Finalmente volví a subirle la sábana antes de quedarme dormido a su lado.

Lo siguiente que recuerdo fue a mi tía despertándome…

_¡Adrián! ¡Adrián despierta! –escuché decir mientras yo dormía- ¡vamos! Tenemos que hablar

No había abierto los ojos pero mi mente me recordaba lo que había hecho la noche anterior y esas palabras de mi tía me estaban haciendo pensar que quizás sabía lo que había hecho.

_ehh… ¿sí? –dije abriendo los ojos- ¿Qué pasa? –pregunté realmente asustado

Mi tía estaba de pié, ya vestida con su ropa del día anterior y mirándome con cara de pocos amigos.

_ven, levántate –me ordenó

_¿que pasa? Dije levantándome de la cama

_mira –dijo señalando la ventana- hay más un metro de nieve ahí fuera y en las noticias dicen que están las carreteras cortadas hasta nuevo aviso

_joder –dije sorprendido al ver tantísima nieve mientras también me tranquilizaba saber que su humor nada tenía que ver con lo de la noche anterior

_vamos a tener que quedarnos aquí al menos otra noche más –sentenció mi tía

CONTINUARÁ…

Espero que os haya gustado el relato. Os dejo mi correo electrónico y mi skype por si queréis poneros en contacto conmigo:

adriankruz@outlook.es