Noche de Halloween

Un colega y yo nos tiramos a tres esperitistas

Teniamos a tres amigas que tenian como aficion el espiritismo, no creo especialmente en ello, pero los padres de nuestro compañero es ilusionista y de el heredó su total incredulidad por la magia y su aficion de mofarse de los que creian en esas cosas.

El caso es que  los quince años, las chicas estan tomando forma de mujer y los chicos somos un cocktail de hormonas y esas espiritistas estaban buenisismas.

Carlos, mi colega hijo de ilusionistas, me susurró que se acercaba Halloween.

-si, ¿de que te disfrazaras? – le dije, la verdad es que me gusta disfrazarme.

-¿no crees que es mejor dejar de disfraces y probar esos agujeritos que tienen nuestras amigitas brujas? – me dijo sonriendo.

-¿Qué quieres decir? – pregunté preocupado por que no vaya a hacer nada ilegal.

-escucha…. – dijo Carlos mientras susurraba al oido su plan.

Hablamos con ellas para participar en su sesion, ellas no se mostraron de acuerdo en un principio, pero al final nos dejaron participar.

Dejadme que os presente a las chicas.

Raquel tiene 15 años, tiene una buena delantera , puede que un poco rellena, pero con un culazo y unas tetas de escandalo, su redonda cara tenia una larga cabellera leonera llena de rizos de color rojo y unos brillantes ojos azules.

Elena tambien tenia unos buenos pechos, pero tambien una cintura marcada y unas piernas torneadas, tenia el pelo corto y rubio y unos ojos almendra, tambien tenia 15 años.

Daisy, una dominicana cuyo cuerpo moreno mostraba inocencia, tenia los pechos pequeños pero un culito respingon y unos labios apetitosos, era la inocencia personificada y esos largos cabellos negros y esos ojos verdes.

La noche de halloween nos reunimos con ellas en el sotano, mientras que ellas estaban vestidas con unos disfraces de bruja, nosotros nos vestiamos normales.

Nos cogimos todos de las manos alrededor de una mesa de Ouija con un aro de hierro, la mesa estaba sobre un pentagrama con una estrella de cinco puntas, cada punta habia una vela encendida.

Nos cogimos todos de la mano y ellas pronunciaron unas letanias que no entendí ni papa, Carlos intentaba controlar la risa.

Entonces pusimos los dedos en el aro y Raquel presidió la sesion diciendo que se manifestasen los espiritus.

-espiritus ¿estais aquí?

El aro se movió y se paró en la casilla del si.

-Espiritus ¿Quiénes sois?

El aro se movió y puso el nombre de José, ninguno más.

-te saludamos José ¿Quién fuiste en vida?

El aro se movió y describió su vida.

Nací en Teruel, viajamos hasta esta ciudad por trabajo, yo tuve una vida muy delictiva y robé una moto, mientras me perseguia la policia, la moto perdió el control y me estrellé de cabeza, morí instantaneamente, ahora vago por la tierra evitando el infierno.

Todos nos miramos y Raquel hizo otra pregunta.

-¿Qué podemos hacer para ayudarte?

quiero evitar el infierno, para eso tengo que nacer, debeis concebir un niño donde habitara mi alma.

Las chicas empezaban a sudar, Raquel preguntó si habia alternativa.

No, debeis ser el recipiente para mi nuevo cuerpo.

-¿Quién? ¿Quién quieres que sea la madre? Jose

Todas, mejor tirar a seguro.

Las tres nos miraron temblorosas, Carlos sonreia diciendo.

-vaya, estais cachondillas ¿eh?

De repente el aro se movia violentamente, nadie lo movia y empezó a hacer palabras.

Quiero un cuerpo ya.

Yo me caí al suelo del susto, Carlos se sujetó a la silla y las chicas se alejaron espantadas, pero Raquel, jadeando de miedo, pudo decir.

-te complaceremos José, ahora cobijaremos la vida en nuestros vientres.

Las tres chicas se desnudaron, cielos, que espectaculo, Carlos se incorporó, pero las chicas nos dijeron que nos mantuvieramos sentados.

Las tres se metieron bajo la mesa y notamos como nos desabrochaban los pantalones.

Miré a Carlos con mi mirada de… ¿Cómo coño lo has hecho?

El me hizo la mirada de… un mago no revela sus secretos.

Entonces sentí una boca que me succionaba, joder, no se quien de las tres era pero era una aspiradora, luego sentí algo blando acariciandome los huevos y el tallo, eran unos pechos, seguro que de Elena, la que me chupaba era Daisy, cielos, esa inocente chica era una diosa de las felaciones.

Me agarré a la mesa con fuerza, ya la tenia durisima, entonces los rostros de las dos chicas me miraron.

-¿Quién deseas preñar primero?  - me preguntaron.

Yo dudaba, pero escojí a Elena, ella se puso a cuatro patas, pero le dije a Daisy que se pusiera encima de la mesa.

Ella obedeció mientras acariciaba la entrada de Elena con mi polla, cielos, que bien olia Daisy, la abrí de piernas y mientras hundia mi carne en la carne de Elena, devoraba la concha de Daisy, mmmm que bien sabia, no tenia apenas pelo y la chica parecia disfrutar como la deboraban, pero noté algo, era su himen, la chica no folló nunca.

Pues esta noche, se estrenará a lo grande.

Bombeaba a Elena con ganas, Carlos hacia lo mismo con Raquel, levantó el pulgar sonriendo, de modo que hice lo mismo, bombeamos con fuerza, con pasion hasta corrernos dentro de las chicas.

Hacia tiempo que no descargabamos, sus conchitas empezaron a manar semen, entonces nos fijamos en Daisy, la cual, nos miró temerosa.

¿Quién iba a desvirgarla? Carlos levantó a Raquel y la tumbó sobre la mesa, la iba a penetrarla otra vez, invitandome a estrenar a Daisy.

Yo acaricié el rostro de la morenita y la besé, cielos, que labios mas ricos, que lengua más dulce, le acaricié los pechos, mi lengua recorrió su cuello y empecé a succionar sus pechos, muy sensibles según parece.

La cogí de las caderas y empecé a lamerle la conchita mientras Elena lamia los pechos de Daisy, ella no tardó en correrse después de 15 minutos de ese doble ataque.

Me levanté y apunté mi polla en la entrada de Daisy, ella me miró asustada, pero Elena la tranquilizaba con palabras dulces.

Empujé, cielos, en verdad estaba estrechita, ella lloraba, pero Elena la consolaba.

Intenté ir despacio, que calida, que suave, que estrechita, sentó la sangre de su virgo recorriendo mis pelotas, la bombeé lento para que se acostumbrase.

Lentamente las  lagrimas de dolor se convirtieron en jadeos de placer, bombeé más rapido pero con cuidado de lastimarla, hasta que poseido por la pasion le hice el amor brutalmente hasta mezclar el blanco de mi semen con el rojo de su sangre.

Estabamos agotados, habia sido una noche intensa, Raquel queria preguntar al espiritu, pero sintió algo pesado.

Tenia el zapato de Carlos pegado a su reloj, habia un iman en su suela, Raquel parecia haber sumado dos y dos y puso el zapato bajo la mesa.

El aro se movia gracias al zapato.

Carlos y yo intentamos huir, pero nos pegaron una paliza y nos obligaron a comprarles las pildoras anti-baby.

Al dia siguiente me encontré con Daisy en la escuela, no podia mirarle a los ojos, pero ella me susurró algo al oido.

-esté fin de semana estoy en mis dias seguros, podemos quedar para que me “poseas”

Ella se fue y yo me quedé boquiabierto como un pasmarote con una ereccion que no sabia que hacer con ella