Noche de feria.

Lo que te puede pasar en la inauguración de una feria sí te despistas un poco.

Hola soy Laura, una chica 24 años morena y con un cuerpo que por lo visto agrada a los chicos. 1,70 de alta, melena larga y de medidas normales de cadera, cintura y pecho. Lo que voy a relatar ya aviso que es únicamente producto de mi imaginación y que en la realidad no me gustaría que me pasase ni muerta, pero la imaginación es libre.

La feria en mi ciudad comienza con una noche de fuegos artificiales en el puerto en la que se reúne gente de todas partes a lo largo de las playas o los montes cercanos al puerto.

Uno de los lugares más buenos para ver los fuegos es un monte que está dentro de la ciudad, casi al lado del mar y  muy empinado. Con muchos pinos protegidos y cuya falda termina a unos 200 metros del puerto, que es desde donde se disparan los cohetes. Es el mejor sitio para ver los fuegos y esa noche allí suben miles de personas de todas clases. Familias, parejas, grupos de amigos, gente sola y demás.

Hay sitios donde se pueden juntar 20 o 30 personas y sitios donde solo cabe una. También hay partes con matojos muy altos donde te pones con tu pareja y no te ve nadie, pero no es el que eligió mi chico.

Nosotros terminamos en un pequeño llano donde cabíamos muy justos mi chico, yo y unas veinte personas más. Cogimos el mejor sitio agarrándonos a dos árboles separados unos metros y con bastante gente entre los dos, estábamos cómo sardinas en lata.

El árbol en el que me apoyaba estaba algo tumbado hacia adelante y eso me obligaba a mí a tener una postura tan inclinada como la del árbol.

Llevaba puesto un vestido de gasa muy fresco estampado con un biquini amarillo pálido debajo. El biquini es lo más cómodo y adecuado para la primera noche de feria porque ya de madrugada y tras tomar copas en el centro de la ciudad la gente suele irse a la playa a darse un buen baño hasta las tantas entre risas, charlas, amantes que buscan sitios apartados para hacer sus cosas…lo normal en una noche de verano.

Allí hay que ir con lo menos una hora de adelanto para coger un sitio bueno, así que yo pues aguantando de pie con la gente rodeándome y dando algún que otro empujón hasta que nos situamos todos mientras miraba de vez en cuando a mi novio y le sonreía o hablaba por gestos. Más atrás se encontraban el resto de mi grupo de amigos pero ya muy separados de mí y con mucha gente entre ellos y yo.

Cuando empezaron los fuegos artificiales todos dirigimos las miradas hacia ellos olvidándonos un poco del resto. Yo estaba tan entusiasmada y embobada viéndolos que apenas me di cuenta de que alguien se apoyaba en mi desde atrás, se separaba, me rozaba…no le di importancia porque ya digo que teníamos contacto todos con todos y los roces y apretones son muy normales cuando hay tanta gente junta y apretada.

Más raro fue notar como una mano rozaba mi culo y muslos de vez en cuando, me giré y apenas puede ver de refilón a un chico bastante más joven que yo haciéndose el tonto mirando hacia el puerto esperando a que empezaran los fuegos.

Tendría dieciséis o diecisiete años, no le echo más y mediría más o menos como yo. Como la mano seguía en mi culo y empezaba a sobarlo a conciencia, me cabree y le dije "quita esa mano de ahí o mi novio te mata cabrón" y la mano desapareció de mi culo.

Yo ya estaba tan tranquila pero todavía con taquicardia por el susto cuando empezaron los fuegos. Justo entonces noté como casi se tumbó sobre mi espalda y con una mano comenzó a acariciar y sobar mi teta derecha sobre la gasa del vestido (la izquierda la tenía medio aplastada por el árbol donde me apoyaba) pero en un plan ya super descarado y de magreo total.

La cogí con mi mano apartándola de mi y le dije al niñato "niño, ¿tú eres tonto o qué?".

Él se reía cómo un bobo y justo en ese momento noté una punzada en el culo, como si me pincharan pero flojo. Miré abajo y vi lo que me pareció una navaja pequeña de esas de bolsillo hundiéndose unos centímetros en la carne de mi culo pero sin pincharme.

Ahí me asusté un montón. No podía decir nada a mi novio porque ni me oía ni yo quería que se peleara con nadie y menos con navaja. El resto de la gente miraba muy interesada los fuegos así que me dije: "bueno Mar, aguantas los 35 minutos de fuegos, dejas al niñato hacer y cuando terminen nos vamos que tampoco el crio va a ser tan gilipollas como para pacer cosas que pueda ver alguien” y eso hice.

Pero aquel crio estaba muy excitado y se conoce que nunca había tocado el cuerpo de una mujer de mi edad sino a adolescentes como él y cada vez se iba animando más a explorarlo. Se apoyó contra mí y con una mano volvió a sobarme la teta sobre el vestido mientras con la otra paseaba la punta de la navaja por la piel de la parte trasera del muslo subiéndola al culo…bajándola…volviendo a subir. Incluso empujó la navaja algo más de la cuenta justo en la parte baja de mi cachete derecho haciendo que de mi boca escapara un "ayssssss…cabrónnnnn".

Yo ya empezaba a notar cómo su pene se iba hinchando y poniendo duro porque de vez en cuando me lo aplastaba contra el culo y el magreo que le estaba dando a mi teta ya era super descarado. Me hundía los dedos en ella, me apretaba el pecho con toda la mano, intentaba sacar mi pezón a pellizcos (cosa que logró a pesar mío) y me lo apretaba hasta que yo me quejé:

-¡Auuff!...¡joder!. Le dije cogiendo su mano con la mía tratando de despegarla de mi teta.

Y lo peor era que la gente se diera cuenta porque entonces sabía que se liaba, así que procuraba estar muy calladita y ver los fuegos para que luego al hablar de ellos con mi novio éste no se diera cuenta de que apenas los había visto. Incluso procuraba tapar las manos del chaval para que el resto de la gente no se dice cuenta, aunque la experiencia se iba volviendo humillante cuanto más atrevidos eran los manoseos que el chico me daba y estaba roja de ira e indignación.

De no estar mi novio a pocos metros le habría soltado un buen guantazo nada más comenzó a tocarme, pero ya era algo tarde para eso y comprendí que me equivoqué al adoptar una actitud pasiva al primer manoseo, no creía que aquel niñato se atreviese a tanto cuando noté sus primeras incursiones en mi cuerpo con sus manos.

A él ahora le había dado por subir un poco el vestido por delante justo lo suficiente como para tocar mi vientre, meter la mano entre el biquini y mi piel y llegar a mi vulva que por supuesto no estaba nada húmeda por lo violento de la situación. Apretaba mi vulva, metía el dedo anular separándome los labios, frotaba la mano…no dejaba de hacerme cosas.

Llevaríamos como diez minutos de los 35 que duran los fuegos y el cabrón ya me estaba pajeando a su manera con su asquerosa mano. Vale, tengo que admitir que a los dos o tres minutos de manoseo mi vulva había empezado a humedecerse y que su mano ya resbalaba por ella fácilmente. Y también que cuando le dio por frotarme el clítoris llegaba un placer a mi cerebro que yo no podía evitar. Y que la cosa empezaba a darme gusto, pero no por eso dejaba de estar asustadísima y cabreada a tope con el niñato.

Me dijo al oído que si me apostaba algo a que yo me correría antes de que él lo hiciese contra mi culo.

-Vete a la mierda hijo de puta y déjame en paz, le dije muy enfadada en un último intento por controlar la situación.

-¡Y una polla!, respondió él, no voy a dejar de tocarte hasta que te corras como una zorra. Eso lo dijo mientras me bajaba el tanga y me daba un fuerte apretón en la vulva con una mano y en una teta con la otra.

-¡Aufffff!...¡hijo de puta…cabrón!, medio chillé al notar el dolor que me produjeron los dos apretones mientras intentaba volver a subirme el tanga con una sola mano ya que con la otra me agarraba al árbol. Imposible, el chico lo bajó tanto que no podía llegar a él así que lo di por imposible.

Mientras miraba de reojo por si mi novio se daba cuenta de algo pero estaba tan absorto con los fuegos artificiales que ni él ni nadie pareció oír nada.

Apreté los dientes para no decirle de todo a aquel niñato y liarme a codazos con él pero me dejé hacer. El siguió frotando mi vulva ya en plan rápido y apoyando su polla contra mi culo y su pecho contra mi espalda, lo que me estaba reventando la teta izquierda que estaba apoyada contra el árbol. A ese paso fijo que las rajas de la corteza terminarían marcadas en mi piel.

Cómo el vestido ese tiene mucha tela en la falda, se puede meter la mano por detrás o por delante que apenas se ve porque el resto de la gasa cae por los lados tapando todo, así que el niñato podía hacerme lo que quisiera que con aquel ruido nadie iba a notar nada.

Igual que no notaron cuando él subió la gasa del vestido por atrás, se sacó la polla del pantalón y me la incrustó entre los cachetes del culo comenzando a frotarla entre ellos. Yo notaba perfectamente aquel pene duro como un hierro y tengo que admitir que la sensación era asquerosa, humillante…y agradable.

A todo esto yo ya apenas si me podía mantener sobre mis zapatos de tacón porque las piernas empezaban a temblarme por la tensión y porque el muy cerdo me estaba masturbando de lo lindo. Me frotaba la vulva con auténtica furia y rapidez y claro, de piedra no soy y aunque fingía serenidad y sonrisas cuando me miraba mi chico, mi cuerpo iba a lo suyo y mi vulva hacía tiempo que estaba completamente hinchada y mojada.

-Ostia puta que coño más bueno tienes zorra, me murmuraba al oído el chaval mientras continuaba frotando mi vulva y metiéndome de vez en cuando un par de dedos en la vagina aprovechando que la gasa de mi vestido lo tapaba todo a la vista de los demás.

-Mmm…ah…ah…hijo de puta…mmm…murmuraba yo mientras notaba que me acercaba el orgasmo pasados seis o siete minutos de “paja no deseada”.

Y llegó. No pude aguantar más tanta caricia en mi vientre (eso me pone a mil), tanto apretón en la teta que quedaba libre y tanto roce en la vulva y clítoris.

De repente empecé a notar esas pequeñas descargas eléctricas que empezaron en la vagina, me hicieron temblar las piernas, provocaron espasmos en el vientre, subieron al cerebro mil sensaciones y empecé a respirar mucho más aprisa mientras me derramaba en un buen orgasmo que hizo que mi cuerpo se contrajera.

Sin poder evitarlo se me escaparon varios gemidos e incluso algún gritito tapados por el escándalo de los fuegos mientras mi chico los miraba alucinado. Suerte que estaba con el cuerpo apoyado en el árbol porque las piernas ya no me sostenían y los tacones se movían a derecha e izquierda sin parar.

Y el tío que no paraba de frotarme la vulva y de hacer lo mismo con su polla entre mis cachetes, así que consiguió que a los pocos segundos encadenase otro orgasmo que duró lo que me pareció una eternidad.

Estaba aún corriéndome cuando noté que su polla comenzaba a palpitar contra mi culo apretándola contra el al máximo. Enseguida noté como me separaba uno de los cachetes hacia un lado y colocaba su glande contra mi ano que era el boquete que tenía más cercano. Volví mi cabeza desesperada pero no encontraba la mirada de él.

-No joder, por ahí no o te juro que te la corto, le dije desesperada pero con tanta seguridad en mi misma que el chaval cambió su objetivo guiando su pene hacia mi vagina no sin antes meterme casi todo el glande en el culo haciéndome rabiar de dolor.

De golpe me agarró las caderas y me subió un palmo dejándome colgada en el árbol con el tronco entre mis muslos. De esa forma mi vagina se abría por completo para él. La verdad que a mí me vino bien porque por lo menos ya descansaba mis piernas.

La primera penetración fue dolorosa a pesar de encontrarme abierta y excitada, pero las siguientes lo fueron menos y continuó follándome empujando mi cuerpo hacia adelante y atrás. A todo esto la gente permanecía completamente ajena y la tenía justo a mi lado. Imagino que nadie vio extraño que me moviese adelante y atrás porque todos botaban al ritmo de la música de los juegos así que el chaval siguió follándome a gusto mientras mi novio de vez en cuando me miraba la cara sin enterarse de nada.

-Ah…ah…ah…hijo de…¡MMMMM!. Lo cierto es que como siguiera follándome así me iba a correr otra vez así que procuré tenía dos caminos: apretar con mi vagina a tope y hacer que se corriese rápido o relajarla y permitir que se corriese tarde.

Decidí hacer lo segundo…me abandoné…me volví a correr agarrando el árbol con furia…y seguramente mis espasmos vaginales fueron los que terminaron por hacer que el chaval se corriera.

Tras un primer espasmo su semen empezó a entrar en mis entrañas. Al tiempo me agarró con tal fuerza las tetas que me sentí desmayar de dolor al hundirse sus dedos en mi carne hasta que ya no tenía más fuerza el chaval. Procuraba hacerme daño, que me quejase y no tuve que disimular nada porque me quejaba de verdad, duele mucho que te aprieten un pecho así que entre mis quejas y los espasmos de mi vagina se corrió dentro de mi vagina tras seis o siete espasmos que impulsaron el semen todo lo adentro que puede llegar.

Me la sacó de golpe y no tardó ni un minuto en desaparecer dejándome colgada en el árbol, escocida y aún jadeante por mi propio orgasmo. Pasados unos segundos y antes de que la gente comenzara a marcharse procuré arreglarme el vestido lo más que pude limpiándome el sudor de mis tetas, vientre, vulva y muslos y el semen que salía de mi vagina con unas servilletas de papel sin que nadie viera nada con la traca final.

-¿Bonitos fuegos eh cielo?, me dijo mi chico ya a mi lado.

-¿Eh?...si si, mucho, dije yo aún sofocada pero intentando disimular.

-Oye estás sudando a chorros tienes el pelo empapado, ¿te encuentras bien?.

-Si si claro, es la humedad y el calor ya sabes. Y como me he tenido que agarrar bien al árbol durante media hora porque la gente me apretaba pues ya sabes…

-Pues no sé pero te veo algo rara. Bueno será del agobio de tanta gente como dices, ¿nos vamos a la playa y nos damos un baño y ya de paso…?, me dijo mirándome fijamente a los ojos mientras con una mano me agarraba el culo dejándome claro que esa noche tenía ganas de copas, sexo y diversión.

-Bueeeeno vaaale, pero antes nos vamos al centro que hemos quedado cielo.

La verdad es que yo, por increíble que parezca, también tenía ganas de sexo y tras un par de horas de copas con los amigos nos fuimos a la playa, nos bañamos…follamos…volvimos al agua…volvimos a follar y así hasta que amaneció.

Pero desgraciadamente la noche no acabó ahí y sí que tuve que saber algo más de ciertos tíos de esos que lo que deseas es no encontrártelos en la vida.