Noche de estudio

Después de una larga noche de estudo grupal es bueno tomarse un recreo

Depués de estudiar varias horas con un grupo nuevo de la universidad, los hombres propusieron salir a tomar algo para distraernos un poco. Uno de ellos –Hugo- vivía cerca de casa, asi que fueron a ducharse y ponerse otra ropa. Nosotras hicimos lo propio en casa, me puse una mini de jean y una remerita de esas que llevan espalda descubierta, atada solo con una tirita en el cuello y otra en la cintura, dejando mi espalda al descubierto (por lo que se usa sin corpiño).

Mientras nos maquillábamos y tomábamos unas cervezas, Eugenia me preguntó qué me parecía el grupo de chicos… le respondí que los tres eran  simpáticos, de buen hablar y responsables. “no no, yo te pregunto si alguno te gusta; qué onda? Ví como te miraba Daniel” me dice. Entre risas le dije que no estaba mal. No me gusta mezclar las cosas, estudiábamos juntos, pero la verdad es que los tres estaban muy bien… Ella me confesó que hacía tiempo venía mirando a  Andrés, pero que era obvio que no pasaría nada… por su novio, no quería problemas de celos ni nada por el estilo.

Cuando los chicos llegaron, nosotras estábamos bastante entonaditas por el alcohol. Designamos conductor y nos fuimos los cinco a un boliche. Cuando llegamos Hugo y Andres fueron a la barra a pedir unos tragos, mientras Eugenia, Daniel y yo nos quedamos conversando del lugar –que no conocíamos- y la música que pasaban. Unos minutos después los chicos nos hacían señas para que nos acerquemos a una mesa que recién se desocupaba. Entre charlas y risas pasaron las horas, el alcohol hacía sentir sus efectos, estábamos bastante desinhibidas. Daniel me invitó a bailar, la música era bien movida, me sentí algo mareada al levantarme de la mesa, él me tomó de la mano y fuimos hacia la pista, comenzamos a movernos por separado, pero enseguida me tomó de la cintura diciendo “esto se baila así”, me acercó a su cuerpo y bailamos bien pegados. Recordé lo que me había dicho Euge más temprano y pensé que quizás era cierto…. “Y por qué no?” me dije “disfrutá la noche”. Seguí su ritmo, contoneando mis caderas al compas de la música, estábamos tan juntos que podía sentir los latidos acelerados de su corazón, el sudor de nuestros cuerpos se unía en cada acercamiento… el aroma de su piel me sacó un suspiro y nos imaginé –seguramente producto del alcohol que me pone cachonda- revolcándonos en la cama. De inmediato me pregunté a qué sabrían sus besos, cómo serían sus caricias, cómo sería su “paquete”… un grito me trajo a la realidad: era Eugenia, nos hacía señas para ir a la mesa. Nos dirigimos una mirada cómplice… y fuimos a ver qué pasaba. Su novio la había llamado por teléfono y la iba a pasar a buscar para llevarla a su casa, dicho de paso, no se sentía bien después de tanto alcohol. “Nos quedamos sin compañera de baile” se quejaron los otros chicos, así que tomé a Hugo de la mano y lo llevé a la pista, Daniel nos siguió, bailamos los tres tranquilos un rato… Hugo comenzó a hacerme girar y girar, hasta marearme más de lo que estaba, en la última vuelta rozó mis pechos y me dejó apretada contra su cuerpo; el sutil contacto de su mano contra mi pecho provocó que se erizaran mis pezones… Dani se puso detrás mío y los tres juntos bailamos muy pegados, convertidos en un sándwich humano. Era inevitable notar que estaban al palo… sentía la dureza de sus miembros a través de mi ropa, y -a decir verdad- los tamaños no estaban nada mal. Hugo hizo un gesto con su mano a Andrés que estaba solo en la mesa, viéndonos bailar. En cuestión de segundos bailaba con nosotros: yo en el medio, y ellos rodeándome… Yo estaba realmente desinhibida, meneaba mis caderas en círculos, más y más abajo hasta casi tocar el suelo, conciente de que cuando me agachaba mi diminuta minifalda dejaba ver la tanguita negra que llevaba puesta, volvía a levantarme tomando la cintura de alguno de mis compañeros de baile, asi hice con cada uno de ellos.

Me sentía totalmente excitada, cosas sucias pasaban por mi mente; ellos no se quedaban atrás… era posible que los tres me desearan? El bulto apretado dentro de sus pantalones me decía que si. Me daba mucho morbo imaginarme cómo serían como amantes. Para terminar el espectáculo me acerqué bailando hacia Dani hasta dejar nuestras bocas a sólo milímetros de distancia, como si fuera a besarlo, moje mis labios paseando mi lengua por ellos para después retirarme; hice lo mismo con Andrés y Hugo. “Tengo sed” les dije “hace mucho calor acá adentro”. Sugirieron tomar un poco de aire por lo que salimos del boliche. Nos pareció buena idea ir a la casa de Hugo a charlar tranquilos y descansar un poco.

Ya en su casa, él trajo unas cervezas y puso música suave. Dani se sentó cerca de una pequeña barra y el resto nos acomodamos en los sillones. Hablábamos  del boliche al que fuimos, de la música y de lo bien que lo habíamos pasado, cuando Andrés  insinuó que les dedicara un baile ahí mismo… Entre risas -mezcla de alcohol y ansiedad- me saqué las botas para estar más cómoda y en el medio de la sala empecé a moverme, con los ojos cerrados, al compás de la música lenta. Ahora que estábamos solos me avergonzaban un poco sus miradas, pero me animaba saberme el centro de atención y daban ganas de hacer alguna “locurita”... “Qué les parece si uno de ustedes me acompaña” susurré acercándome a Dani, mirándolo como gata en celo. Asi me sentía, imaginando sus cuerpos pegados al mío, fundidos en nuestro sudor. Dani me tomó por las caderas atrayéndome hacia él. Nos abrazamos y bailamos lento unos minutos hasta que se acercó Andrés girándome hasta dejarme frente a si. Los dos comenzaron  a besarme en el cuello. Me volví más loca todavía, sentía la humedad en mi entrepierna… la tanguita negra a esa altura estaba empapada en mis jugos. Le hice una seña al dueño de casa que también se acercó. Mmmmmm qué rico se sentía ser besada por dos hombres. Agarré la mano de Hugo y la puse en mi pecho, cerca de mi corazón. No necesitamos mediar palabras, estaba todo dicho: la fiesta recién empezaba. Jugando con su boca, Dani desató el nudo que ataba mi remerita al cuello y ésta cayó dejando al descubierto mis grandes y redondas tetas, los pezones duros invitaban a saborearlos, cosa que no tardó en hacer Hugo. Ufffffff, si lo recuerdo y ya me estoy mojando! Zambullido entre mi pecho hugo comenzó a bajar sus manos hasta llegar a mi zona más caliente, fue bajando mi bombachita para sacármela, la olió y me dijo “estas borrachita? Me gustan las putas borrachitas”. Sus palabras me encendieron más de lo que imaginé; así era realmente como quería sentirme: una puta.

Entre los tres manoseaban y besaban todo mi cuerpo,  despojándome de la ropa que me quedaba. Dani metió un dedo en mi vagina, para luego sacarlo y saborear mis jugos. Después me besó apasionadamente… Yo solo pensaba en cómo serían sus “paquetes” tanteando por encima de sus pantalones. Me arrodillé en medio de los tres quedando justo a la altura de su bragueta. Bajé con dificultad el cierre de Andrés, liberando su pene bien erecto, las venas parecía a punto de reventar… sin pensarlo me lancé de lleno a mamársela, tenía sed de verga! Hacía horas que imaginaba cómo serían sus penes y finalmente tenía uno entrando y saliendo  de mi boca. Sin dejar mi tarea, me estiré buscando los bultos de Hugo y Dani para meterles mano,  pero estos ya se habían quitado la ropa y me ofrecían sus miembros duros como palo. Comencé a acariciarlos, qué bien se sentían esos trozos de carne en mis manos!!! Tenía tres pijas para mi solita! Mmmm, se me hacía agua la boca… Solté por un momento a Andrés y ellos aprovecharon para llevarme hasta el sillón, donde me pusieron estilo perrito, quedando apoyada de tal modo que sus vergas quedaban a la altura de mi boca. Andrés empezó a lamer mi conchita rasurada a cero… Movía su lengua suavemente por todo alrededor sin tocar mi clítoris, provocando en mi un inmenso deseo y alcanzando así mi primer orgasmo. Yo me contoneaba de placer mientras lamía los huevos de los otros dos chicos, subía luego a lo largo del tronco de sus penes, envolvía sus cabezas con mi labios para terminar intentando meter las dos juntas en mi boca… No se podía: las dos tenían considerables tamaños. Puse una a cada lado de mi cara y las recorría con mi lengua de punta a punta me detenía en los testículos saboreándolos con especial atención, cosa que les arrancaba unos gemidos fantásticos, volvía a jugar metiendo las dos cabezas juntas en mi boca, relamiéndome el gusto de los juguitos salados que comenzaban a emanar. Andrés luego de hacerme desear un rato, se estaba comiendo mi vulva de una manera impresionante, metía su lengua todo lo que podía dentro de mi vagina, la sacaba y jugaba con ella hasta llegar al ano donde dirgía unos lengüetazos de los mas ricos. Ellos no paraban de hablar “qué bien que la chupas” “asi, asi me gusta” “mmmmmm” “que rica lengüita” “mirá esa cara de putita hermosa, te la vamos a llenar de leche” “nos vas a pedir a gritos que te cojamos”. Me calentaba mucho escuchar todas sus expresiones, necesitaba una pija adentro… YA!

-Andrés metémela por favor, quiero sentir tu pija dentro mio

-mmmm, estas calentita, no?

  • Si, MUY! Quiero que me cojas!

-querés pija? Así? Mmm, te gusta así?

Andrés apoyaba sólo la cabeza de su pene en mi agujerito, y me hacía vibrar de placer, Yo seguía lamiendo a mis compañeros que masajeaban mis tetas y me besaban en el cuello. Pero Andrés no pudo resistir más la tentación de penetrarme y muy suavemente fue dejándome sentir cada centímetro de su verga dentro mío. Cuando estuvo toda adentro se quedó quieto unos segundos, sintiendo la presión de mi vagina apretando su carne, yo estaba tan excitada chupando y chupando, que cuando sentí al fin nuestros cuerpos unidos, tuve nuevamente un orgasmo. Andrés se movía con tanta suavidad que lo hacía aún más deseable. Necesitaba calmar mi sed de pijas, quería que me cojan dos, mientras le hacia sexo oral al tercero, y se los hice saber

-Quiero que me cojan entre dos

_Me gusta que seas tan puta!- Dijo Daniel

Nos levantamos para que él se pudiera recostar en el sillón, me subí encima suyo, pasé su pija varias veces sobre mi conchita totalmente lubricada y de un sopetón la metí entera dentro mío. Hugo se acercó y metió su verga en mi boca, se sentía caliente, dura como una roca. Yo chupaba a la vez que cabalgaba sobre Daniel. Andres manoseaba mis tetas, pellizcaba mis pezones con suavidad y volvía a amasarme “qué buenas tetas” me decía una y otra vez… Sus manos recorrieron mi espalda, haciendo presión para bajarme hasta quedar recostada sobre el cuerpo de Dani, con quien me fundí en un largo y apasionado beso. Andrés pasó su lengua alrededor de  mi ano, jugueteó un momento dibujando círculos y luego metió un dedo para dilatarlo. Acomodó su paquete en la entrada de mi colita, inclinándose sobre mí, susurró “querés que te coja la cola?”

-mhm- Fue lo único que pude decir, no quería soltar lo que tenía dentro de la boca saboreando con tanto placer. El aire se sentía espeso, yo tenía un enorme deseo de ser poseída por tres machos, de dejarme hacer lo que les venga en gana. Lejos de calmar mi ansiedad de sexo, cada vez me sentía mas caliente.

Dani se quedó quieto un instante para permitir a Andrés su entrada, quién metió de golpe su enorme pija dentro de mi cola, haciendo que me atragante con la verga que me cogía la boca. Los dos iniciaron unas brutales embestidas que me hicieron alcanzar el tercer orgasmo de esa noche. Yo no paraba de moverme, estremecida, jadeante, les pedía que me cojan así… así, fuerte, como lo estaban haciendo. Al escuchar mis súplicas Hugo retiró su miembro de mi boca para no acabar. Daniel y Andrés metían y sacaban su pijas, podía sentir como se rozaban en mi anterior, cada movimiento me sumergía en una nube de excitación difícil de explicar. Ahora era yo la que se zarandeaba  hacia atrás y adelante cogiéndome a los dos; puse mis pechos en la cara de Daniel, y le pedí que me las chupe, rodeó con su lengua mis pezones, recorriendo toda la areola, los mordió suavemente y después undió su cara entre mis tetas y me las comió a besos y lengüetazos.

“Quiero que me acabes en la cola” le dije a Andrés al notar que sus jadeos eran cada vez más intensos “Cogeme fuerte, dame toda tu lechita, que después te la chupo hasta dejarla bien limpia”. Agarrándome fuerte del culo, aceleró sus embestidas, y me dio unas nalgadas; yo con las tetas pegadas a la cara de Daniel, besaba su oreja y de reojo veía a Hugo pajeándose ante el espectáculo. No tardé en sentir cómo un chorro caliente inundaba mi cola, llenándome de placer, mis contracciones apretaban tanto la pija de Daniel que éste tuvo que salirse para no terminar él también. Andrés sacó su pene lentamente y sus jugos corrieron por mis piernas, yo giré y tomé entre mis manos ese delicioso pedazo de carne limpiándolo detenidamente, no podía parar de chupar esa pija que tanto placer me había dado… y no quería que pierda su erección: Tenía algo más en mente.

Hugo me hizo señas desde la barra y yo obedecí acercándome al instante. Me tomó fuerte por la cintura y metió su lengua todo lo que pudo dentro de mi boca, mientras masajeaba mis tetas, poniendo mis pezones duros. Metió dos dedos en mi conchita y viendo que estaba empapada arriesgó a meter cuatro, tuve un orgasmo que me hacía doblar las piernas; por momentos creía desmayarme, no podía creer que me estaba dejando coger por tres tipos, y cuánto lo estaba disfrutando. Quería que esa noche nunca termine!

Andrés y Dani se acercaron a nosotros y empezaron a acariciarme, a sobarme las tetas, todos a la vez metían sus dedos como podían dentro de mis agujeros, Hugo me giró, dejándome apoyada sobre un taburete de la barra y se agachó para lamerme muy lentamente  desde la conchita hasta el ano, cuando se levantó yo agarré su pija y la arrimé a mi agujero mas pequeño (que a esta altura, de pequeño no tenía ya nada) “ahhh, cómo te gusta la pija putita” me dijo sonriendo. “Me encanta que seas así de puta!”. Andrés y Daniel agarraron mi culo para abrirlo más, yo me movía en círculos con la  punta de la verga de Hugo adentro de mi cola completamente dilatada que aún goteaba semen, los gemidos denotaban el placer intenso que daba a mi compañero. Me incliné sobre la banqueta, de modo de quedar a la altura de las cinturas de los otros chicos, que mantenían su rigidez a pleno; tomé sus pijas y empecé a menearlas; mientras de golpe empujé mi cuerpo hacia atrás para clavarme por completo la de Hugo… uffffff! Qué rico se sentía! Seguí el ritmo, cogiendo con mi cola a Hugo que no paraba de suspirar y decirme cuánto le gustaba que fuera yo la que lleve el movimiento “seguí asi, así me fascina, mmmm, si, que rico me coges nena”. Por supuesto que mi boca no podía estar vacía… es que me gusta tanto chupar pijas, que si no tengo una entre mis labios siento que algo me falta. Me relamí alternando las dos vergas en mi boca, con la lengua las recorría de un extremo a otro, acariciaba sus huevos mientras mis labios apretaban firmemente el glande, los envolvía con la lengua de a ratos ancha, de a ratos finita. Me detenía especialmente en el frenillo lamiéndolo suavemente. La intensidad de las sacudidas me hacía atragantar a veces, entonces le pedía a Hugo que me coja más y más fuerte “Quiero que los tres me acaben en la cara, que chorreen mis tetas, que los tres metan sus pijas en mi boca, prometo ser buena y tragarme toda la leche que puedan darme” Ufffff, tras esta pedido tuve un increíble orgasmo que parecía ser eterno… ésto puso a mil a mis amigos, que venían aguantando la acabada  hace un rato ya. Hasta Andrés estaba listo para vaciarse en mí de nuevo.

Hugo sacó su pija de mi cola y dándose  vuelta me la metió en la boca “Chupa putita, chupá y sacame toda la leche que quieras tragarte” Las contracciones de mi conchita no paraban, fue una seguidilla de orgasmos que nunca había sentido de esa manera. Me sentía sucia, me gustaba que me digan cuánto disfrutaban mis chupadas, quería ser la mejor! Mientras pajeaba a dos tenía una tercera verga en la boca, estaba fuera de mí, creo que en ese momento viajé a un lugar desconocido… (será ese el paraíso?), así iba cambiando de pija en pija. El primero en avisar fue Dani: apuntó directo a mi boca, yo saqué la lengua esperando ese primer y abundante chorro que salió disparado hacia mi pelo, los ojos y la boca. Cuando creí que eso era todo me lancé a lamer su trozo de carne hasta dejarlo impecable. En cuestión de segundos Hugo me dijo que era su turno, metí su verga entre mis tetas y empecé a masajearlo. Cada vez que asomaba su pija por entre mis pechos, yo lo recibía dando lengüetazos… no tardó en bañarme las tetas con su leche espesa, Tal como lo prometí me dediqué a limpiarlo con la boca, mientras manoseaba mi pechos desparramándome su semen. Ante semejante espectáculo Andrés no resistió, me puse a mamarlo mirándolo directamente a los ojos, quería que vea mi cara de putita golosa, que me vea disfrutando su verga “acabame en la boca” le dije “quiero tragarme toda tu leche”- aceleré el ritmo, sintiendo su pija llegar al fondo de mi garganta, mientras acariciaba mi clítoris, me avisó que se iba… mmmmmmmmmm, su leche me rebalsó… por la comisura de los labios me chorreaba su semen, abrí la boca, cerré y me tragué todo, después pasé un dedo por mi conchita jugosa y se lo di a chupar.

Quedamos extasiados… o al menos eso pensaba yo. Después de una ducha comunitaria,  Andrés me levantó  entre sus brazos y me llevó hasta la cama, donde todos empezaron a acariciar mi cuerpo, mientras me contaban lo bien que la habían pasado…. Sus lenguas me recorrieron íntegra! Besaron mis ojos, lamieron mi cuello, mis pechos, bajaron por mi cintura, las caderas, me giraron y besaron toda mi espalda hasta donde comienza la cola… Después bajaron a mis piernas sin siquiera tocar mi sexo.  Esa noche estaba lejos de terminarse…