Noche de estudiantes

Fuí a estudiar con tres amigos y terminamos en una fiesta.

Siempre me sentí más cómoda entre varones. Con ellos no hay competencia ni chismes y se puede hablar casi de cualquier tema. Seguramente por eso, en mi primer año de Universidad me hice amiga de tres compañeros de cursada. En esa época tenía 18 años, era una chica bonita, no muy llamativa, a no ser por mi busto, que era de gran tamaño en relación a mi altura.

Cuando llegaron las fechas de exámenes, decidimos juntarnos a estudiar en el departamento de Alfredo y Julián, que alquilaban juntos un monoambiente cerca de la facultad. También estaba Horacio, que probablemente era con quien mejor me llevaba.

Mientras estábamos estudiando, me comencé a sentir inquieta. La idea de estar tantas horas encerrada con tres hombres me estaba poniendo un poquito caliente. Cerca de la 10 de la noche, detuvimos la lectura y nos preparamos para comer algo. El departamento era muy chico, tenía una pequeña mesa y cuatro sillas y a un costado estaban las dos camas. Antes de cenar, pasé por el baño para higienizarme y como realmente el sostén me molestaba, me lo saqué. Yo llevaba puesta una camisa blanca y a propósito, deje un botón sin prender, así el escote quedaba más pronunciado.

Compartimos una cena de estudiante, pizzas y algunos sandwichs.

Alfredo era el que preparaba los platos y me dijo, "¿Cómo te gusta el sándwich…?", y yo, para hacerme la graciosa le contesté: "De cualquier manera, porque el sándwich es lo único que me llena bien…" Creo que Alfredo entendió, porque bajó la mirada y esbozó una sonrisa nerviosa.

Julián, que era casi negro y el más zafado de los tres, rápidamente agregó: "que te gusta más, el sándwich de chorizo o la morcilla"…."las dos juntas…" le contesté.

A todo esto, mis pezones estaban erectos y se dejaban ver por la tela de la camisa, Horacio me preguntó si tenía frió mientras señalaba mis pechos y le dije que no, que estaba bastante acalorada.

Julián dijo que el también tenía calor, entonces se sacó la remera que tenía puesta y quedó con el torso desnudo. Realmente tenía un buen físico, espalda ancha y abdominales bien marcados de trabajar en el gimnasio. Verlo así me estremeció….y sentí como bajaban los jugos en mi vagina.

Alfredo me dijo que no había chorizo para mi sándwich, y le contesté que a mí me parecía que sí, que había chorizo, salchicha y morcilla, y enseguida los fui mirando uno a uno a los ojos, y rápidamente entendieron lo que quise decir.

Los tres se pararon inmediatamente y me rodaron. Estiré mis manos y comencé a masajear el miembro de Horacio por sobre su pantalón. Julián sacó su pene y para mi sorpresa ya estaba completamente erecto. Era mucho más negro que el resto de su cuerpo y el tamaño era realmente descomunal. "Dios mío…." Exclamé, ¡Que pedazo de pija que tenés!, No podía creer lo que veían mis ojos y agarré una regla que estaba sobre la mesa: "Vení para acá Julián, quiero saber cuánto mide es verga…" Le medí la poronga y tenía 28 cm de largo y 8 cm de ancho. Realmente era inmensa….

No aguanté un solo segundo y empecé a pasarle la lengua por esa cabezota colorada mientras masajeaba el resto de la pijota.

Sin perder tiempo, Horacio y Alfredo se desnudaron completamente y me empezaron a manosear las tetas. Yo seguía chupando la pija de Julián, y abría la boca para tratar de comerla toda. Sentía como me llegaba hasta el fondo de la garganta y como le apretaba la cabeza del choto contra mi paladar.

Dispuesta a complacer a mis tres amigos, me saqué la pija de Julián de la boca y dejé que entre todos me desnuden. Me sacaron la camisa mientras chupaban mis tetas y Horacio me bajó los pantalones y la bombacha y arrodillado me empezó a chupar el agujero del culo. Yo ya estaba loca de la calentura.

Tiraron los colchones al piso y me hicieron arrodillar. Se pusieron los tres en filas con sus miembros erectos. Horacio y Alfredo tenían dos hermosas vergas, no tan grande como la de Julián, pero eran bien gruesas como a mi gustan. Fui mamando las pijas una por una. Me desplazaba de rodillas mientras ellos acariciaban mis cabellos mientras yo chupaba. Las pijas chorreaban juguito y yo saboreaba cada gota que salía de esas pijas hermosas.

En aquella época no se sabía nada del SIDA, y como yo tomaba pastillas anticonceptivas, ni me preocupé de que no tuviéramos preservativos.

Ya muy caliente, me puse en cuatro patas y levanté bien mi culo. Yo sé que a los hombres eso los excita, y mío me encanta el sexo anal.

"Horacio, quiero tu pija en mi culo…." Dije como rogando…Enseguida apoyó la punta de la poronga en mi ano. "Hay, hayyy, haaaaayyyyy," gritaba yo como una loca. "Me va a doler papito…..". Horacio, enloquecido, me la metió de un solo empujón hasta el fondo. "Que lindo…..me gusta….dale, dale"…Yo no podía creer lo que estaba haciendo y mis amigos tampoco.

Horacio duró poco, porque enseguida acabó y derramo su esperma dentro de mis intestinos. Yo sentía como se deslechaba. Sacó lo pija de mi culo, y como era el primero, alrededor de su miembro estaba llenita de caca. "Vení que te limpio…." Le dije y ahí nomas me puse la poronga en la boca. El gusto de su semen mezclado con mi mierda era delicioso…. Yo seguía caliente, porque no había llegado a mi orgasmo.

Recién ahí volví a prestarle atención a Alfredo y Julián y me dí cuenta que no habían participado en la cogida. Cuando los veo, Julián estaba sentado en una silla y Alfredo estaba de rodillas frente a él chupándole la pija. Siempre noté que Alfredo era muy delicado, pero jamás pensé que le gustaban los hombres.

Me acerque hasta ellos, me arrodille y también empecé a lamer el miembro de Julián. Mientras yo me metía la pija en la boca, Alfredo le pasaba la lengua por los testículos. Entre ir y venir, la lengua de Alfredo tocó la mía y empezamos a besarnos desesperadamente. "

"A mí me gusta todo…" dijo Alfredo, "Así que para vos también hay…."

Me levantó en brazos y me tiró al colchón que estaba en el piso. Yo quedé boca arriba y abrí bien mis piernas para darle paso a su pija dentro de mi concha. La verga de Alfredo estaba durísima y sentí como se frotaba contra mi clítoris y enloquecía de placer. Mientras tanto Alfredo pasaba la lengua sobre mis labios, mi cuello, mis orejas y yo solo gozaba quietita.

Sentí que Julián se arrodillaba cerca de mi cara y apoyó su vergota sobre mi boca. Alfredo se tiro encima y entre los dos empezamos a chupar nuevamente es pija negra y grande.

Julián frotaba su miembro en nuestras caras, prácticamente nos estaba cogiendo la cara. Alfredo y yo juntábamos los labios para simular una vagina y Julián pasaba su poronga por ahí.

Entre la calentura y la fricción, Julián eyaculó y nos lleno de leche. Alfredo y yo competíamos para ver quien tragaba más esperma y nos prendimos en un beso de lengua para intercambiar la guasca.

Yo ya no aguantaba más y tuve un orgasmo maravilloso. Alfredo también acabó adentro de mi conchita y sentí como su leche se desplazaba en todo mi interior.

Los cuatro habíamos tenido nuestro primer orgasmo. Yo quedé tirada en el colchón con Alfredo relajado sobre mi cuerpo. Julián quedó acostado al lado nuestro boca arriba y su pija todavía chorreaba lechita, mientras Horacio nos miraba sentado en una silla.

Me dí cuenta que esto recién empezaba y que me esperaba más sexo grupal y así fue.

En la próxima les cuento cómo terminó esa noche.

Besitos a todos.

Claudis