Noche de cumple
Salgo con mi diosa a tomar unas copas
Estaba siendo una buena noche, hacía tiempo que no salíamos con más gente a cenar y luego a tomar algo, pero el cumpleaños de tu amiga Lucía era cita ineludible.
Tras una buena cena en nuestro italiano preferido en buena compañía nos fuimos a un pub a tomar una copa. Una, no más, o esa era mi intención cuando me dijiste los planes. Pero luego empecé a intuir que quizás no eran los tuyos…y visto lo visto no me importó mucho. Cuando apareciste lista para salir con tu vestido rojo con medias negras…medias negras que sabía de buena tinta que eran de liguero y acababan muy poquito más arriba de lo que acababa tu falda en ese momento y, que iban agarradas con un escueto liguero a tu torso, intuí que la noche iba a ser movidita y, no pude evitar tener una buena erección…al fin y al cabo llevaba ya varios días sin poder correrme, y últimamente estábamos muy activos, por lo que cada noche, cada mañana o cada sobremesa, tenía que aguantar la dulce tortura de oírte gemir y temblar por los orgasmos que te proporcionaba mientras mi excitación y ganas de poseerte iban en aumento. Pero no lo cambiaba por nada en el mundo. Cada orgasmo tuyo que acababa con un “Gracias, mi diosa” sincero de mi parte, con mi boca aún entre tus piernas afianzaba mi deseo, pero también mi amor hacia ti, al igual que afianzaba nuestro vínculo ver tu cara de satisfacción y relajación en ese momento y tu media sonrisa mientras salía de tus labios “No me lo agradezcas, demuéstramelo” y te recostabas poniéndote cómoda mientras besaba y masajeaba tus pies y piernas, intentando demostrarte lo que te adoraba en ese momento.
Mi erección no te pasó inadvertida, y me tenías preparada una sorpresa antes de salir. “Toma, ponte esto”, me dijiste dándome esas 2 anillas de cuero que compramos un día en China y nunca habíamos usado. Si me las intentaba poner ahora era casi imposible, ya que con el pene flácido, no rellenaba las anillas y tenía que sujetarlas con el calzoncillo, pero como me empalmase…creo que iba a ser imposible que mi glande y la base de mi pene cupiesen en esas anillas de cuero…
Las anillas al ser de cuero, solo dos y estar alrededor del pene no se notaban absolutamente nada en mi pantalón, era imposible ni siquiera imaginárselo. Solo tú y yo lo sabíamos y eso me hacía sentirme más tuyo, más nosotros y desearte más aún… así que intentaba no pensarlo mucho, porque si me empalmaba no sabía a ciencia cierta si mi pene no iba a reventar esos anillos, así que estuve toda la noche intentando estar muy centrado en las conversaciones y pensar en cosas asexuales pero,… tu mirada cómplice y juguetona no me lo ponía nada fácil y me recordaba insistentemente nuestro secreto… dada mi situación cualquier inocente movimiento de la lengua con tus labios podía ser una provocación.
En el pub empezamos a bailar, una copa…dos…al principio no estuvimos muy juntos pero al pedir la segunda me dijiste al oído “ ya sabes lo cachonda que me pongo cuando bebo no? Y que se me va un poco de las manos…no querías una novia caprichosa?? Jajaja” Empecé a sentir la presión del cuero pero no lo podía evitar, estabas bailando enfrente de mí, rozándote conmigo, en un movimiento rápido pude ver tus ligas en un movimiento nada inocente. Creo que mi cara denotaba que tenía un problema ahí abajo y por tu cara de morbo no se te había olvidado, te sentías poderosa. Bailando pegando tu espalda contra mí me preguntaste “¿Qué tal cariño?” justo noté tu culo en mi paquete
-“ te molesta nuestro juguetito??”
- “Me aprieta un montón, no es dolor, pero la presión es insoportable”
Te giraste y hablábamos cuerpo a cuerpo, a 3 centímetros, nuestros labios pegados
-“ Te lo quieres quitar entonces? Quieres ir al baño y quitártelo?”
-“No, solo me lo quitaré cuando quiera mi diosa, lo aguantaré por ti”
Te oí ahogar un gemido y abalanzarte sobre mi boca, empezamos a besarnos con pasión, nuestras lenguas luchaban, nos faltaba el aire. Yo empezaba a no responder, en cualquier momento iba a meter mi mano debajo de tu falda, quedando tu liguero al descubierto. Y entonces me agarraste de la mano y me llevaste contigo.
Entramos en el baño de las chicas y nos encerramos en uno de los váteres. Era realmente minúsculo. “Dios, aquí es imposible que me lo comas….pero esta noche, pufff, me lo vas a comer en todas las posiciones, vas a desgastar el colchón de frotarte…y espero que lo hagas bien, que creo que hoy te demostré que te equivocabas cuando decías que me veías demasiado peluche jajaja”. Sabías que esas palabras iban a agravar más aún mi presión, introduje mi mano entre tus piernas, subiendo por tus medias, hasta tocar tu pierna desnuda y suave. Agarré tu muslo con fuerza y fui subiendo, hasta alcanzar tu tanga
-“Sóbame con tu otra mano, disfruta de mi cuerpo cariño, que no se diga que no te consiento jajaja”.
Obediente agarré con fuerza tu culo y aparté el tanga, con la sensación ya de que el cuero debía estar dejando marcas en mi polla, porque no sentía ya sangre en la cabeza, estaba toda abajo. Palpé tus labios empapados, y sin preguntar, introduje 2 dedos de golpe en tu coño. Gemiste y no tuve piedad, empecé a follarte con los dedos sin parar, sabiendo que con lo caliente y empapado que estaba tu coño no durarías mucho. Y así fue, a los 30 segundos, notaba como tirabas fuerte de mi pelo y gemías como una loca, sentía como se contraían tus paredes, no parecía importarte que todo el baño se enterase, solo contraías todo tu cuerpo y estallabas en un orgasmo bestial…
Cuando te recompusiste, saqué mis dedos de tu interior y nos fundimos en un beso largo. “Qué ganas de volver a casa cariño, vaya aperitivo. Volvamos al grupo. Seguro que mis amigas pensarán que hemos echado uno rapidito y que te has corrido dentro, si ellas supiesen eh…jajaja”
CONTINUARÁ