Noche de concierto en Madrid
Una noche en el estadio Calderon, para ver a mi grupo favorito.
Allí estábamos mi novio y yo, nos habíamos situados en las escaleras que separaban las gradas, el espectáculo era inmejorable, los focos hacían que las cincuenta mil personas que estábamos reunidas pareciéramos brillar casi con luz propia. Yo saltaba en el sitio gritando con todas mis fuerzas, mientras mi novio, más calmado como era bastante habitual en él, estaba colocado un poco detrás mía a mi izquierda, sujetándome de la cintura cuando yo me dejaba.
La sensación de euforia que me invadía era total, note como tenia los pelos de punta mientras los brazos de mi novio recorrían la piel desnuda de mis brazos, que en aquel momento debía de parecerse a la de una gallina. Me gire hacia el sonriente y le bese con ganas, con fuerza, hasta ahora no lo había notado, ¡pero estaba excitadísima¡.
Le agarre a la mano y le grite casi al oído, ¡acompáñame! Antes de llevarle escaleras arriba de la mano, le saque al pasillo y le lleve en dirección contraria al baño, hacia uno de los solitarios pasillos donde le hice detenerse y le apoye contra la pared, pasando una mano por su nuca baje su cabeza para obligarle a besarme, pareció un poco desconcertado, pero espabilo más rápido de lo esperado y pronto me dio la vuelta, ahora era yo la que estaba contra la pared, con su rodilla entre mis muslos, mientras una de sus manos acariciaba mi pecho y la otra jugaba con mis nalgas metiéndose bajo mi falda vaquera, pronto sus manos notaron mi excitación, y enseguida me encontré con mis bragas en mis muslos y dos dedos jugando con mi clítoris, alternando para entrar en mi coñito, de fondo la música y los gritos seguían sonando con fuerza.
Me relaje recostada en la pared, gimiendo mientras él me dedeaba, hasta que me fije en que el se masturbaba con una mano mientras con la otra me masturbaba a mí, sentí que se me doblaban las rodillas antes incluso de haber decidido arrodillarme, y así quede, con su polla frotándose a escasos centímetros míos, la agarre y empecé a chuparla, a lamer con mi lengua, ya sabía cómo le gustaba que se la chupara pero había decidido probar algo nuevo, apoye mis rodillas completamente en el suelo y arquee ligeramente mi espalda, teniendo la cabeza ligeramente inclinada hacia arriba, así engullí su polla, note como llegaba hasta la entrada de mi garganta, y agarrándole de los muslos le traje hacia mí, notando como su polla se abría camino por primera vez en mi garganta, trate de respirar por la nariz, pero en los ensayos que había hecho yo sola nunca había tenido nada tan grueso en mi garganta y la sensación de ahogo empezaba a agobiarme, mi novio parecía estar en éxtasis y cuando la saque de mi boca, un hilo espeso cubría de su polla hasta mis labios, trate de escupir, pero solo conseguí que la saliva mezclada con aquel liquido presiminal, escurriera por mi barbilla, respire y le mire con la lengua por fuera como una perra, exagerando mis jadeos mientras le miraba a los ojos.
-¿Te ha gustado?.- pregunte, mientras el sorprendido me contestaba ansioso Si, por favor mas, hazlo otra vez.- Yo obedecí obediente, y volví a esforzarme, por engullir su dura polla.
Parece que ya me era más fácil, cada vez entraba y salía con menos esfuerzo de mi garganta, yo tenía la sensación de que me cuello visto desde fuera parecería hincharse como si fuera una serpiente, mientras sacaba mi lengua bajo su polla para lamer sus huevos, me encontraba así cuando él dijo. Uff siii, que puta estas echa.- mientras me agarraba de la nuca para empezar a embestirme ahora con fuerza, mi cabeza quedo apoyada en la pared y yo clave mis uñas en sus nalgas mientras él se follaba mi boca para correrse hasta mi estomago, cuando la saco fue un verdadero alivio, porque yo estaba agotada y jadeante, pero mirándole sonriente mientras con el dorso de la mano limpiaba la saliva que escurría por mi barbilla y por mi cuello.
Después seguimos jugando un rato en el pasillo y hasta que no me corrí con el comiéndome el coño, no volvimos al concierto.
Bueno, dos días después aun sigo afónica, no debí de gritar tanto en el concierto.