Noche de cine
En lo que puede acabar una tranquila noche de cine con tu Amo y una amiga...
Habían quedado con una amiga en su casa para cenar y ver una película. El plan le pareció divertido a Paula, le gustaba cocinar y más si era para gente. De manera que se tiró toda la tarde en la cocina mientras que Juan de vez en cuando entraba para incordiarla un rato, dándole algún azote en el culo, tirándole del pelo o metiéndole la mano en el coño. Cuando todo estaba listo en la cocina, fue a preparar la mesa, mientras que Juan se duchaba y arreglaba.
-Te dejaré la ropa preparada en la cama.
Le dijo antes de encerrarse en el baño. Paula puso la mesa, muy elegante como a ella le gustaba, miró que todo estaba listo, y se fue al baño, había oído a su Amo salir hacía cinco minutos. Y como siempre ella que era la que más tardaba en arreglarse, siempre era la última, se dio una ducha rápida, salió se secó y se intentó arreglar el pelo, todos le decían que su pelo rizado era muy bonito, pero cuando tenía que arreglárselo ella no pensaba igual. Fue al cuarto, y se encontró sobre la cama un vestido color coral de tirantes, era de encaje con un forro del mismo color por debajo, un sujetador, negro y a los pies de la cama unas sandalias de tiras. Decidió cambiar el sujetador, sabía que a Juan le gustaba elegir su ropa, pero en cuanto a la ropa interior no tenía ni idea. Cogió otro negro que le levantaba mucho más el pecho, y con aquel vestido, le quedaba mucho mejor, ya que tenía el escote bajo. Se vistió, se maquilló un poco, para darse un poco de color, y al salir se encontró a Emma, la amiga de Juan, y a Juan en la barra de la cocina con un vaso cada uno charlando. Cuando las dos chicas se vieron se saludaron muy efusivamente, con dos besos y un abrazo. Se habían hecho buenas amigas.
Paula los invitó a sentarse a la mesa, mientras ella en la cocina daba los últimos toques a la comida y la llevaba a la mesa, para que cada uno se sirviese su plato. La cena transcurrió sin ningún percance ni ninguna perversión por parte de Juan. Cuando acabaron, entre Emma y Paula llevaron los platos a la cocina, y los dejaron allí, ya los metería en el lavavajillas al día siguiente. Mientras, Juan había preparado unas mantas y la tela para ver la película. Se sentó en una punta del sofá, y Paula se acomodó a su lado con las piernas montadas en el sofá, Emma se puso a su otro lado.
Empezaron a ver la película, al principio los tres estaban muy concentrados en lo que ocurría en ella, pero de pronto, Paula notó como la mano de Juan por debajo de la manta empezaba a acariciarle las tetas. A ella no le importó, estaban debajo de una manta y Emma no vería nada. Paula decidió seguirle el juego, y por encima del pantalón y debajo de la manta, acarició la poya de su Amo. Iba notando como se ponía cada vez más dura. Así que Juan fue bajando su mano poco a poco, y su puta no le interrumpió. Llegó hasta el final del vestido y se lo subió para poder tocarle ese coño que tanto le gustaba, estaba mojada como le gustaba. Mientras tanto Emma seguía concentrada en la película, sin darse cuenta de nada. Y si se dio cuenta, en ningún momento dijo nada.
Amo y sumisa continuaron con sus juegos debajo de la manta, a mitad de la película, los dos estaban muy cachondos. Paula ya sabía que Juan tenía su lado exhibicionista muy a flor de piel, y Juan sabía que aunque a su puta no le gustaba el exhibicionismo, un juego así de vez en cuando con el riesgo de que alguien les pudiera descubrir le gustaba bastante. No había más que tocar su coño para comprobarlo. En ese momento, decidió apostar más fuerte. Metió dos dedos en el coño de Paula, dio un pequeño grito, y tanto Juan como Emma se volvieron para mirarla y ver que le había ocurrido.
-Estoy bien, me dio un pequeño tirón en el pie, no es nada.
Emma continuó concentrada en la película, mientras que Juan soltó una risita y sacó los dos dedos para volver a meterlos, pero esta vez ella consiguió mantener su efusividad. Empezó a follarla con los dedos, así que Paula pasó a meter su mano por debajo de los pantalones y a pajearle, le sacó la poya de los pantalones y los calzoncillos y debajo de la manta empezó a hacerlo. Quizá estaban siendo un poco descarados, pero Emma estaba muy concentrada en lo suyo.
De repente, los dos se quedaron quietos, sin mover ni un solo músculo, como si fueran estatuas, al oír la voz de su amiga.
-¿Qué os ha parecido la película?
Tardaron unos segundo en reaccionar, como si la pregunta no hubiese sido dirigida a ellos, y el primero en hacerlo fue Juan.
-Bueno… No ha estado mal.- Dijo con un tono de voz no muy segura, cosa extraña en Él.- ¿Y a ti que te pareció?- En realidad le había preguntado eso para ganar tiempo, lo único que quería en ese momento era llevarse a su puta a la cama y que le hiciera una mamada como solo ella sabía.
-A mí me ha gustado la verdad.- Los tres se quedaron en silencio.- Nena, ¿estás bien? No dices nada…
-Sí, sí, perdona, es que estoy cansada y tengo sueño, es solo eso.- Dijo poniendo voz cansada.- Oye, quieres quedarte a dormir, hay camas de sobra, y es tarde para que et vayas sola.
Le propuso eso, porque sabía que era tarde, y si decidía marcharse, les haría acompañarla en el coche, hasta su casa, vivía lejos y no le gustaba coger el coche tan tarde y sola. Y lo que quería era irse a la cama con Su Amo.
-Pues la verdad, que no me importaría.
La acompañaron a la habitación de invitados, Paula le dejó un juego de toallas limpias y le dieron las buenas noches. Cerraron la puerta, Emma ya se conocía dónde estaba el baño y todo eso, y se metieron en su cuarto.
Nada más entrar, la hizo arrodillarse, se sacó la poya dura por su culpa y sin necesidad de que Él le dijera nada, empezó a hacerle una magnifica mamada, como le gustaba, empezó metiéndose toda la poya en la boca, y acariciándole los huevos, después cambió, y mientras le comía los huevos, le pajeaba con intensidad, así se tiró un rato, Juan normalmente solía tardar en correrse bastante. Después la cogió por los hombros, la puso de pie y la tiró en la cama, bocarriba, le separó las piernas, y empezó a comerle el coño. De repente paró, se incorporó y la miró.
-Quiero hacer que te corras, y quiero que grites, para que Emma pueda oírte y sepa lo puta que eres.
Paula no le echó muchas cuentas a lo que Su Amo le acaba de decir, estaba demasiado cachonda, y lo único que quería en ese momento era que le comiese el coño hasta que consiguiera correrse. Al parecer le leyó el pensamiento, hundió su cara entre las piernas de ella y empezó a comerle el coño de tal manera que a los pocos minutos ella estaba gritando y gimiendo como una autentica puta, tal como Él quería. A Paula no le importó mucho que Emma pudiera oírla, total, estaba en su casa con su pareja, que había de malo en disfrutar del sexo.
Tras ese magnífico orgasmo, se incorporó, e hizo a Juan que ocupase su puesto, se arrodilló en el suelo y empezó a comerle la poya de nuevo, quería toda su leche, sabía que estaba muy excitado y la quería en su boca para luego tragársela. Después de un rato comiéndole los huevos y la poya, Juan la agarró por el pelo, y le dijo que abriese la boca. Paula, como buena sumisa, así lo hizo, y Su Amo derramó toda su leche en su boca. Ella la tragó no sin cierta dificultad, aun se estaba acostumbrando a aquello.
Juan se pudo de pie, le dio un beso en la nuca, y la llevó al baño para lavarse los dos.
Gracias por vuestros comentarios en anteriores relatos. Espero que este os resulte tan grato como el anterior. Y también espero recibir vuestras opiniones estaré encantada de leeros. Mil sonrisas