Noche de chicos

Marcos ha invitado a sus amigos para que su esclavo, Pablo, esté a su servicio. Este relato es el detonante de la recta final de la historia, que llegará a su fin pronto.

Me hallaba en la habitación de Marcos afeintándome para la esperada noche. Marcos gritó mi norma con una voz seca y militar cuando me estaba quitando la espuma de mi cara. Me miré al espejo. Nunca me habia visto tan exausto y cansado. Dirigí mi mirada a  mi ropa. Llevaba la camiseta gastada y pequeña de Marcos, los pantalones de gimansio cortos, la ropa interior sudada y los calcetines sucios. Respiré hondo y salí de la habitación. Bajé las escaleras y me detuve delante de la puerta del comedor. Olía a marihuana y sudor.

-Pablo, ¿estas ahí?

-Sssí-, suspiré

-Entra esclavo-ordenó Marcos.

Abrí con nerviosismo la puerta. Una brumera de marihuana me invadió. El sofá y los sillones estaban ocupados por esculturales chicos impacientes, con sus porros balanceándose entre sus sudados dedos. Marcos me indicó con la mano que me pusiera en el medio del salón, delante de ellos. Cuando estube delante de ellos, pude discernir sus caras. Ahí se encontraban sus mejores amigos, Juan y Carlos. También pude ver al capitán del equipo de balonmano, Sergio, al hijo de la profesora de matemáticas, Kevin, y el chico gimnasta del otro instituto, David. Todos se hallaban con el torso desnudo y con una mirada viciosa. Yo no sabia donde mirar.

-Bueno, bueno, bueno. Pues aquí lo teneís, chicos, mi esclavo-dijo Marcos.

Los chicos marcaron una risa maquiavélica.

-El esclavo es mío, solo mío. Yo soy su dueño y su autoridad. Yo os doy permiso para hacer con él lo que queraís, yo seré un mero espectador. Quiero ver como haceís con él vuestras mayores fantasías. Adelante, podeís comentar maricas.

Sentí un escalofrio. El primero en levantarse fue Juan. Juan era rubio y con ojos castaños. Medía unos 190 centimetros y marcaba un paquete enorme. Me tocó la cara lentamente, palpando mis facciones. Puso su mano sobre mi cabeza y me hizo bajar hasta su polla. le quité el cinturón de piel y desabroché los botones de sus pantalones vaqueros. Le quité los pantalones y empezé a manosear su paquete. Empujó mi cara contra su polla, olbigándome a oler sus partes. Él mismo se quito los calzoncillos y dió al descubierto su rabo largo y gordo. Era más grande que el de Marcos, pero tenia otro tacto. Y  sabor. Empezé a chuparle la polla lentamente, dando lametazos a la cabeza y en el pie del miembro. Mientrastanto, la manoseaba los huevos, entedando mis dedos entre su pelo púbico humedecido. De repente. sentí que me tocaban la espalda. Por el rabillo del ojo observé que era Carlos, un bombón rubio bajito pero con un torso muy defindo y con ojos azules penetrantes. Noté como se masturbaba con impetu y como pasaba su pene por mis hombros y daba pollazos en mi cuello. Me susurró: te voy a hacer pedazos. Con el permisó de Juan, me puso poca abajo en un puff de la sala y bajó mis pantalones. Puso su miembro encima de mi culo tapado por los calzoncillos gastados. Me iba dando empujones, presionando su polla en mi culo. Me estaba excitando mucho. Pensar que aquel chico al que yo había fantaseado estaba a punto de follarme era un sueño realizado. Me quitó el boxer y empezó a lamerme el culo, así dilatando el ano.

Mientras Carlos me lamía el culo, noté como uno de los chicos me tocaba la polla. Era Kevin. Kevin era un chico de estatura mediana, pelo castaño, ojos verdes y cejas anchas. Kevin tenia el segundo mejor culo de la sala. El primero, claro estaba, era el de Marcos. Noté como empezaba a comerme la polla suavemente mientras él se daba un homenaje. Juan me presionaba más fuerte para que me comiera su rabo hasta el final. Notaba como sus huevos repicaban en mi cuello. Tenia unos huevos largos y bonitos, perfectos para succionar. Carlos ya había dilatado suficiente mi ano para adentrar en él su polla gruesa y venosa. Empezó a follarme salvajemente. Jadeaba. Puso sus manos en mis caderas y las acompasaba al ritmo de la follada. Kevin daba lametazos frenéticos a mi polla. Pensar que todos esos chicos se burlaban de mí por mi condición sexual ahora darían su alma al diablo para violarme.

Juan se corrió en mi cara, obligándome a comerme su semen i dandome pollazos en las mejillas. Luego se dirijió hacia Kevin y empezo a dilatarse el culo para meterse su polla en su culo rasurado. Cansado, giré mi cabeza hacia Marcos. Ví como David estaba encima suyo, botando. Marcos se lo estaba tirando. Me dedicó una mirada sensual y se lamió el labio superior con su lengua, guiñandome el ojo. Me puse rabioso. Sonaba increíble, pero ese era mi amo, mi chico, y nadie se lo follaba delante de mis narizes. Lo hacía para que me enfadara. Pero no podia reaccionar. Carlos estaba a punto de correrse, y gracias a la mamada de Kevin, yo estaba a punto también. La cabeza me iba a estallar. Cerré los ojos y dejé que todo siguiera su curso.

Los chicos se limpiaron sus miembros, aprobechando para compararlos. Yo estaba tirado en el suelo, con el cuerpo frío por el sudor. Noté como algunos me pisaban o me acariciaban el cuerpo. Marcos los despedió y se volvió hacia mi. Me agarró la cara y la puso de tal modo que yo le pudiera ver.

-Lo has hecho muy bien, esclavo. Los chicos han alucinado contigo. Pronto volveremos a repetir.

-Gracias, amo.

-Sé que te has puesto celoso cuando estabas viendo que me tiraba a David. Es amigo mío desde pequeños, y ya cuando estabamos en primero me chupaba la polla cuando yo se lo ordenaba. Lo que pasa es que es muy estúpido. Deseaba que le follase. ¿Quién no, verdad?

Dejó de agarrarme la cara y se fue desnudando.

-Chicos y chicas quieren que les de bien. Desean mi cuerpo de Dios como ratas el queso. Quieren saber que Marcos les está dando una lección. Tienes mucha suerte de que te considere mi esclavo.

No sabía que decir. Dejé que continuara.

-Ahora me voy a duchar y a dormir. Quiero que limpies toda esta mierda. Podrás ducharte e irte a dormir. Pero mañana cuando me levante quiero el desayuno hecho y la casa ventilada. Esta peste a porro me pone, pero la odio si la huelo de buena mañana.

Fue subiendo las escaleras mientras se tocaba la polla.

-Espero que sueñes conmigo y David follando. Me encanta cuando la gente me desea. Porqué sé que me deseas.

Cerré los ojos y me quedé dormido.