Noche de cerveza y sexo con mi hermana.
De la nada más absoluta, sin buscarlo ni imaginarlo, un fin de semana aburrido se convirtió en la experiencia más frenética que he tenido en toda mi vida: la vez que me cogí a mi propia hermana.
Lo que contaré a continuación, ocurrió hara cinco años calculo, no recuerdo exactamente.
Mi nombre es Facundo y mi hermana se llama Cintia. Yo tenía imagino unos 27 años y ella 22. La cuestión es que vivíamos todavía ambos en casa de mamá y papá, si bien cada uno tenía sus cosas y ya comenzaba a hacer su vida, todavía ninguno de los dos se había independizado del todo.
Resulta entonces que un invierno y más concretamente un fin de semana, yo venía de mal en peor con las minas (vieron cuando no pegás una y pasas meses sin comer?) y dio la casualidad de que mi hermana Cintia se peleó con el novio de toda la vida. Si bien habían tenido muchas peleas, y separaciones por breves períodos de tiempo. Esta vez hacía ya varias semanas que no se hablaban, y aunque entonces no lo sabían, la separación sería final. Entonces el destino nos puso un poco a los dos en el mismo lugar, ya que básicamente ninguno tenía nada que hacer, ni había recibido ninguna invitación para ir a ningún lado.
Serían las 11 de la noche, cuando Cintia me golpea la puerta:
-Se puede?
-Sí pasá.
-Che, te prendés para ir al pool?
-Quién va?
-No, conmigo digo. Da?
Lo pensé un poco, porque nunca había salido solo con mi hermana, y mi primer reacción fue creer que podría llegar a ser peor que quedarme en la casa, pero finalmente acepté.
-Bueno dale.
-Ok, yo me voy a arreglar y cuando esté vengo a buscarte.
-Dale.
Tal como dijo, al rato (un buen rato) vino a buscarme y salimos para un pool que convenientemente estaba a pocas cuadras. Jugamos un par de fichas (me dio una paliza…) y luego nos sentamos a tomar algo. Para mi desgracia, aunque debí haberlo previsto, me empezó a hablar de su ex… (Vamos a imaginar que se llamaba Pablo) “Pablo esto, Pablo el otro, y blablablabla”. Estuvo como media hora hablándome del tipo, hasta que de repente, la conversación empezó a cambiar de eje, y si bien me seguía hablando del ex, Cintia empezó (calculo que a causa del alcohol en sangre y el despecho) a críticar su desempeño amoroso.
-O sea, al tipo no le gusta que le chupe la pija, entendés?
-Que loco…
-O yo la chupo para el orto, o qué puede ser? A vos te pasa que no te guste como te la chupa una mina?
-Mira, la verdad es que hay minas que lo hacen increíblemente bien, otras bien, y otras lo hacen mal, pero de ahí a que no te guste, es como vos decís, o tiene un problema… o vos la chupás para el orto!
(Ambos reimos)
-Boludo y como puedo aprender?
-Ja… está mal que te diga…
-Decime no seas forro, si la estoy chupando mal quiero saber.
-Mirá yo diría que tenés que practicar más, siempre estuviste con el mismo tipo vos. Otra cosa es ver películas, vos ves porno?
-Vi un par.
-Bueno, tenés que ver más, de ahí vas a sacar ideas. Igual te digo, he oído de tipos que dicen que no les gusta, personalmente no lo puedo creer… pero por ahí justo a tu ex no legustaba, anda a saber.
-Es un hijo de puta, pito corto.
-Jajajajaja. Como sabés si es el único que conociste!?
(hizo un silencio que dejó clarísimo que había estado con otros tipos mientras era novia de su ex novio)
Seguimos tomando un poco más, y jugamos otra ficha, ya ahora eramos los dos un desastre, el pool había quedado semi vacio, y mientras jugábamos continuábamos con el tema. Yo la verdad, ya me había calentado un poco, tan solo de hablar de esas cosas con ella y empecé a tantearla a ver como reaccionaba. Siempre “jugando”, cosa de poder safar si reaccionaba mal. En una Cintia le erró a la bola, y la dejé tirar de nuevo, me hice el que sabía jugar, ubicándome por detrás suyo le tomé los antebrazos y le dije:
-Tenés que agarrarlo así como si fuera la pija de Pablo (en tono de chiste)
A la vez, me hice el gil y muy suavemente la apoyé a ver si reaccionaba. Pero no dijo nada, así que me quedé.
-Muy grande, la pija de Pablo es un maní boludo! Jajaja!
Debo describirla brevemente para que se den una idea de su aspecto: en ese entonces Cintia era una chica delgada (normal), piel trigueña, una cintura muy marcada, que daba lugar a una cola redonda y muy linda, pelo castaño que aquella vez lo tenía corto, porque había cambiado de look recientemente, y en ese momento tenía sus tetas naturales, que no eran muy grandes, pero algo había. De cara era bastante bonita, y se potenciaba mucho al maquillarse, se maquillaba de la manera justa para lucir, sin pasar a ser un mamarracho como ocurre frecuentemente.
Seguimos jugando al pool, y tomando la última cerveza, como la vez anterior mi hermana no había dicho nada, decidí subir un poco la apuesta: en una ocasión similar, volví a colocarme detrás de ella (a esta altura ya estábamos los dos un poco más que alegres) la apoyé, la tomé de la cintura y le dije:
-Ahora vas a ver que bien que vas a tirar.
Subí por la cintura hasta las tetas y le susurré al oído (imaginate que soy Pablo, pero la tengo de 20 centímetros…)
Pero ahora el sorprendido sería yo, aun sosteniendo el taco, se dejó caer hacia atrás sobre mí y casi gimiendo apenas dijo:
-Ay papi…
Soltó el taco con la mano derecha, y me agarró el bulto (todo el paquete completo).
La parada de pija que me vino, no la puedo describir…
-Me vas a coger Pablito?
Cuando creí que explotaba, ella lanzó una risa y volvió al taco y su tiro.
Ya cuando terminamos el partido, volvimos a casa. Nuestra casa era grande, bueno aun es, nuestros padres aun viven ahí. Tiene la habitación de mis padres al frente, luego está el living, después la cocina, la pieza de Cintia y después un pasillo que bordea el fondo, y lleva (llevaba) a mi cuarto. Era muy conveniente estar ahí, ya que estaba alejado de todos los demás, y cuando podía traer una mina, la podía hacer pasar por el portón del costado de la casa, sin que nadie se enterara. Siempre que fuese lo suficientemente tarde.
Cuestión que esa noche, volvimos, pero aun era temprano, serian las 3, o un poco más. Y Cintia me dice:
-Qué hacemos?
-Yo que se, ni idea. Vos querés hacer algo?
-Obvio nene, algo hay que hacer.
-Vemos algo en la tele?
-Dale.
-Bueno, pero vamos a mi cuarto, así no despertamos a los viejos.
-Ok.
Fuimos a mi cuarto, cama de una plaza, nada más dónde sentarse. Así que nos sentamos uno al lado del otro y empecé a poner películas en el dvd. Pero ninguna le gustaba, porque eran todas de acción.
-No tenés otra cosa?
Entonces, medio casualmente, y medio aprovechando la oportunidad.
-Mira, lo único diferente que tengo, es de lo que hablábamos hoy.
-Qué?
-Porno…
-Uh dale! Poné!
Me sorprendió esa reacción de mi hermana, pero de nuevo: los dos estábamos ebrios, y además, imagino que ella estaría muy caliente, sufriendo la abstinencia de sexo generada por su separación.
Agarre un dvd con un compilado lleno de videos cortos, bastante extremos y empezamos a verlos…
De repente, aparece el típico negro con tres piernas, y Cintia reacciona:
-Noooooooooo!
-Es mucho?
-Que va a ser mucho, me encanta.
-En serio?
-Boludo, moriría porque me coja ese negro.
-Ja, yo moriría por tenerla como ese negro!
-Jaja, no me digas que sos pito corto como Pablito!
-No tampoco la pavada…
-A ver, mostrá…
-Ah sí, yo te voy a mostrar la verga, para que te rias y le cuentes a tus amigas. No gracias.
-Que cagón, seguro tenés un maní.
-Qué maní puta? Si te hubieran cogido con lo que tengo yo, estarías llorando mares que te dejó.
-Opa… Bueno a ver, vos me mostrás la pija, yo te doy mi palabra de que no me burlo ni le cuento a nadie, y te debo una.
-Una qué?
-Te debo una, lo que vos quieras, y tengo que cumplir.
-Después no vas a cumplir nada y yo voy a ser el gil que le mostró la pija a la hermana. Te conozco.
-Te juro que sí.
-Hagamos así, para estar parejos, nos sacamos la ropa los dos y a la mierda. Así ninguno puede escrachar al otro sin ser también escrachado.
-Bueno. (Respondió holgadamente, para mi sorpresa)
-Bueno dale, sacate todo.
Y empezamos, yo cuidándola de que no fuera a dejarse la ropa puesta antes de sacarme la mía. No lo hizo, en cuestión de segundos, estábamos los dos desnudos en mi pequeña habitación del fondo. No hace falta que aclare, pero bueno… tenía la verga a mil, no daba más. Y entonces las palabras de mi hermana llevarían mi autoestima por las nubes.
-Hijo de puta, la tenés enorme!
-Tanto?
-Sí, boludo…
(Tetas ella no tenía demasiado así que procedí a pedir lo siguiente)
-Puedo acariciarte la cola?
--Sí…
Se volteó, presentándome su hermosa cintura y proporcional cola y suavemente empecé a sentir con mi mano, la perfección de su piel. No iba a dejar de intentarlo, fui y la apoyé, solo eran unos centímetros más.
-Hmmmmm… (Gimió)
Me tomó las manos, y las usó para que cubriera sus tetitas, abrazándola desde atrás. Yo no pude contenerme y acerqué mi cara a la suya, oliendo el perfume de su cuello, lo que extrañamente hizo que mi excitación se incrementara.
-Ahora quiero yo… Puedo tocártela?
-Si, toca todo.
Se dio vuelta, la miro… la agarró y jaló la piel dos veces hacia atrás.
-Dios… me encanta. Te puedo tocar los huevos?
-Si.
Tocó… agarró…
-Son enormes… Dios, quiero que me cojan con una verga así.
Yo intenté seguir avanzando:
-Arrodillate.
Bruscamente, Cintia como que “se rescató” de repente:
-Para, sigamos viendo pelis.
Se metió en la cama, acostándose esta vez y tapándose. Aun desnuda. En el televisor seguían pasando videos xxx. Pude ver que se empezaba a quedar dormida. Apaqué la tenue luz de la portátil y me metí en la cama, de perfil, junto a ella, luego me tapé también.
Ambos estábamos desnudos, ella se había dormido, junté más mi cuerpo para apoyarla y no se inmutó, la abracé por la cintura, y seguía durmiendo… Entonces acerqué mi rostro al suyo y volví a oler su perfume, a estas alturas ya nada podía pararme. Empecé a darle besitos en el cuello y lentamente comenzó a despertar, antes de hacerlo por completo, me devolvió los besos que yo le propinaba, de pronto:
-Pará Facu, no.
-Siiii, qué no!
Y seguí.
-No Facu, pará…
Y yo seguí…
Entonces me enfrentó con los ojos bien abiertos, me sujeto las manos, y me dijo:
-Facu, en serio: basta.
-Qué basta!
Y le comí la boca de un beso, del que ya no pudo resistirse. Nos empezamos a besar muy apasionadamente. La toqué y me tocó por todos lados, ahora sí que no había vuelta atrás.
En un momento me pidió parar, y se puso en cuatro, entonces escuché dos palabras que derretirían mi mente:
-Cogeme Facu.
Y me la cogí. A mi hermana. Le dejé toda la leche adentro, no voy a mentir, no dure nada, no creo haber podido satisfacerla demasiado aquella vez, el frenesí me superó.
Inmediatamente después de coger, fue como que la más absoluta sobriedad nos invadió. Ella se vistió rápidamente, dijimos pocas palabras, pero de lo poco que recuerdo, me quedo grabado esto saliendo de su boca:
-Esto no da.
Mientras la veía volver a ponerse la ropa, y ya con la calentura descargada, fue como que bajé a tierra y me di cuenta de lo que acababa de hacer. Senti una mezcla rarísima, hasta un poco de asco por lo que había hecho, vergüenza, de pronto, todo lo que hasta hace unos minutos me había encantado, me repugnaba.
Ella se vistió, y se fue a su cuarto, así como enojada, sin decir más.
Pero esta historia no terminó acá…