Noche de Carnavales

Mi amiga Marta nos cuenta lo bien q lo paso en los ultimos carnavales...

Me llamo Naia y lo que les voy a relatar me ocurrió estos carnavales. Marzo se me vino encima de nuevo y como no tuve tiempo de buscar un disfraz, acabé recurriendo a lo que todas, en una u otra ocasión, acabamos echando mano: mi antiguo traje del colegio. La falda me llegaba por medio muslo, dejando a la vista unas largas y sinuosas piernas, y la camisa blanca apenas me permitía abotonar los primeros botones, lo que dejaba a la vista de todos unas tetas que en el colegio no eran como hoy. Si antes ya las miraban, me alegré de pensar que hoy todos pudieran disfrutar de ellas.

Un poco de maquillaje, unas coletas trenzadas y me dirigí el lugar en el que había quedado con mis amigas. Cuando llegué, la discoteca estaba hasta los topes de gente y el carnaval, la música y el alcohol hacían del recinto un enorme y caliente organismo que se retorcía y vibraba al ritmo de unas luces que invitaban a disfrutar de lo que sería una noche muy especial.

De camino a la barra noté cómo muchas manos recorrían mi culo, alguna incluso por debajo de la falda. Al principio, tanta osadía me provocó cierto rechazo pero al ver que era algo que no podía evitar acabé por aceptarlo y, aprovechando el anonimato de las máscaras, recibí a muchos de los que se envalentonaban y tocaban lo que podían con un descaro que sólo el carnaval legitima. Estos roces cada vez eran mas atrevidos y poco a poco me empecé a excitar.

Cuando llegue a la barra, estaba completamente excitada mis braguitas estaban empapadas y mis pezones se marcaban en mi camisa como si pretendiesen atravesarla. Vi que aún no había llegado nadie así que pedí una copa para empezar bien la noche, rodeada de cada vez más chicos, más o menos disfrazados pero con idénticas intenciones todos. Como mis amigas no aparecían, empecé a hablar con uno bastante simpático y guapo. Según íbamos hablando y bailando, nuestros cuerpos cada vez se acercaban más hasta que pude llegar a notar cómo su polla crecía al contacto con mi vientre, una reacción física que desencadenó en mi cuerpo otras no menos dulces: cada vez estaba más excitada. La música, el alcohol y mi escote llevaron a sus manos a recorrer mis caderas y poco a poco fueron descendiendo hasta llegar a mis nalgas. Nuestro baile cada vez era mas sugerente y lascivo. Sus manos, cada vez mas atrevidas, llegaron a meterse bajo mis braguitas lo que junto al roce de su polla en mi vientre estuvo a punto de hacerme correr. Cuando ya me había olvidado del plantón de mis amigas aparecieron junto a mí y espantaron a mi lasciva, aunque cobarde pareja.

Sólo había empezado la noche y ya estaba tremendamente caliente, y aún así no podía prever lo que sucedería más tarde. Después de hablar un rato con mis amigas me fui al baño. Cuando estaba en la larguísima cola que cola pude ver cómo el chico que minutos antes se frotaba conmigo entraba en el baño de caballeros, así que decidí retomar el baile dónde la habíamos dejado. Con la vista me invitó a entrar en uno de los pequeños reservados. Sin esperar a cerrar la puerta ya nos estábamos besando.

No sé muy bien cómo, pero de repente vi mis pechos fuera de la camisa, la falda estaba enrollada en mi cintura y mis braguitas habían desaparecido. Mientras sus manos recorrían mi cuerpo se sentó. Pensé en arrodillarme, pero el estado del suelo lo desaconsejaba así que me incliné y estando de pie saqué su polla, que ya tenía un buen tamaño, y comencé a chuparla mientras sus manos recorrían mis pechos a la vez que la mitad de mi cuerpo quedaba fuera del reservado ofreciéndose a la vista de cualquiera que pudiera entrar. El hecho de que pudieran pillarnos en cualquier momento aún me excitaba más y más, yo sólo tenía oídos entonces para sus cada vez más fuertes gemidos . Cuando llevaba un rato haciendo tan deliciosa labor, sentí un par de dedos que tanteaban mi mojado conejito cuando las manos de mi chico aún estaban acariciando mis pechos. La poca serenidad que recobré para realizar tan fácil suma desapareció al saber que había alguien más con nosotros. Me corrí sólo con sólo pensarlo, con mis gemidos amordazados por la polla que tenia en la boca. El desconocido aprovechó ese momento para penetrarme lentamente, haciéndome sentir, a cada embestida, un profundo y húmedo placer mientras notaba cómo su polla se abría paso cada vez más profundamente en mi empapado conejito.

Quise mirar a los ojos a quien me proporcionaba estos placeres, pero el chico a quien se la estaba chupando no me dejó ni girarme, redirigiendo mi cabeza con su mano y apremiándome a seguir con lo que estaba.

El chico que me follaba desde atrás era el que marcaba el ritmo. Sus envestidas cada vez eran más rápidas y profundas lo que hacia que mi placer y excitación llegaran a cotas inimaginables para mí, hasta que dio un profundo empujón y me la metió hasta el fondo para inmediatamente después sacarla y correrse sobre mi culo en medio de un torrente de expresiones bastante soeces que aún me excitaron más, provocando mi segundo orgasmo de esa noche y haciendo que por el interior de mis muslos comenzara a bajar la humedad de mi conejito. Entonces el otro chico me la saco de la boca e hizo que me sentara sobre él clavándomela hasta el fondo para entonces el otro ya se había marchado dejándome con la duda de quien había sido quien me había proporcionado tan inmenso placer. Mientras yo le cabalgaba por el espejo pude ver como se abría la puerta y otro chico entraba. Al principio se quedo parado mirando como mis tetas botaban mientras yo subía y bajaba empalándome en aquel pedazo de carne y al ver que no decíamos nada se la sacó. Para sus 15-16 años no tenía mal tamaño, pero nada comparable con la que me estaba perforando. Comencé a chupársela. Al poco tiempo agarró mis trenzas y comenzó a bombear con fuerza provocándome incluso alguna arcada, pero por suerte no pasó mucho tiempo hasta que los dos se corrieron dejándome la cara y mi depilado pubis empapados en su caliente leche.

Me quedé sentada en la taza pensando en todo lo que había ocurrido mientras me limpiaba poco a poco. Nunca había hecho nada parecido, había formado parte de una de las típicas leyendas de discoteca. Cuando me estaba limpiando la cara entró otro chico: el portero. Por lo visto alguien se había quejado. Sin apenas dejarme tiempo para acabar de limpiarme y ponerme la ropa bien me hizo salir de allí y me llevó a la salida entre empujones. Cuando llegamos fuera, mientras me agarraba con fuerza, me dijo:

-¿Así que eres una putita con ganas de polla, eh? Pues ahora verás lo que es bueno.Sin más me giró y me tumbó sobre un coche mientras retiraba la falda hasta la cintura. -Veo que vienes preparada como a mi me gusta.

Entonces puso la punta de su polla en la entrada de mi conejito. Yo la notaba enorme y me revolvía con fuerza intentando escapar de él.

Mmm, estás empapada -masculló mientras tanteaba la entrada a mi coño.

Y de un solo golpe la enterró hasta el fondo. Por suerte, mi conejito aun no había vuelto a su tamaño natural porque aquella barra me llegó a la garganta desgarrándome por dentro. Abrí la boca para gritar pero aquel enorme pedazo de carne me había dejado sin aire.

Empezó a bombear con fuerza. A cada embestida de aquel tío, tenía la sensación de que me partiría por la mitad pero poco a poco, y sin darme cuenta, el dolor se fue convirtiendo en placer, haciéndome llegar a un estado de continuo orgasmo que me hizo gritar de placer. A la vez que me follaba con una de sus manos me sujetaba contra el coche mientras con la otra acariciaba mi culito. Con uno de sus dedos empezó a acariciarme mi agujerito hasta que lentamente comenzó a meterlo dentro.

  • Mmm, tienes un culo de primera tan suave y estrecho. Seguro que se ha tragado más de una polla. Ahora probarás una de verdad.

  • No, no, oohh. Me partirás .... - le dije mientras otros de sus dedos comenzaba a entrar en mi culito.

Aquello empezaba a doler. Sería la segunda vez que alguien entraba por allí, la primera vez me dolió y apenas tenia la mitad que este. Noté como su saliva se deslizaba por mi culito hasta llegar a sus dedos reduciendo su fricción. Sus dedos entraban y salían de mi al mismo ritmo que lo hacia su polla. Al poco un tercer dedo se unió a los otros dos y para sorpresa mia mi culito se adaptó enseguida y empecé a gozar como nunca. De pronto me sentí vacía sus dedos y su polla ya no estaban dentro de mí pero las cosas no duraron mucho tiempo así y enseguida noté la punta de su polla en la entrada de mi culito. De un solo golpe metió su capullo dentro. Hubiera querido gritar pero dolía tanto que me había quedado paralizada. Esperó un momento y lentamente empezó a moverse. El dolor era insoportable me quemaba por dentro a la vez que me partía y aun no la tenía toda dentro. Cuando empezaba a adaptarme al tamaño el siguiente envite profundizaba más en mi haciéndome ver las estrellas. Finalmente entró entera. Era como tener una barra de hierro al rojo dentro. Poco a poco me fui acostumbrando y el dolor se fue transformando en placer y empecé a gemir. De pronto se paró con casi toda su polla fuera.

  • Quieres que te folle putita?

  • Sí no pares por favor.

  • Pídemelo guarra

  • Síii. Rómpeme el culo, no pares por favor!!!

Y empezó a con más fuerza que antes haciendome correr como nunca al poco me la metio lo más adentro que pudo y en ese momento pude notar cómo la enorme polla del portero comenzaba a convulsionarse dentro de mí, para inmediatamente después inundarme las entrañas de semen, sensación que me hizo explotar de placer. Cuando acabó la sacó provocándome nuevos espasmo de placer y me dijo: "Si alguna vez quieres entrar gratis no tienes más que venir a verme, putita", y se fue dejándome sobre el coche exhausta y con la falda levantada.

Me quedé un rato allí sin poder moverme. Difícilmente podía escuchar los comentarios de la gente que pasaba cerca mientras por mi piernas chorreaba a borbotones el semen del portero.

Cuando me recuperé me arreglé como pude. Miré el reloj y ¡aún eran las 3! Fui a buscar a mis amigas que en ese momento salían de la disco. Por lo que se veía todas habían bebido bastante.

Donde te habías metido? Casi te dejamos aquí. Nos vamos a casa de Juan que esta sólo y seguiremos la fiesta allí. Vamos.- me dijeron entre risas. Subimos todos en dos coches y fuimos a casa de Juan.

Durante el viaje todos daban muestras histriónicas y evidentes de los efectos que alcohol regala a quienes se pasan buena parte de la noche bebiendo. Mientras, yo estaba ensimismada intentando digerir todo lo que me había pasado: había follado con dos tíos; se la había chupado a otros dos y luego me habían violado en el parking. Y cuánto había disfrutado con todo eso. Finalmente decidí que lo mejor era olvidarme de todo por esa noche y seguir adelante con la fiesta y ya pensaría en lo que había pasado más adelante.

Mientras yo pensaba en todo esto llegamos a casa de Juan. Estábamos allí Neus, Marta, Silvia y yo de chicas, y Juan, Pablo, Ramón, Pedro, Jaime y Jordi. Nada más llegar fuimos al salón, donde sacamos las bebidas que habíamos comprado por el camino. Nos pusimos a discutir a qué podríamos jugar mientras bebíamos. Hubo diferentes propuestas y al final nos decidimos por el Ocalimotxo, una versión de la oca pero bebiendo alcohol en cada una de las casillas según unas normas muy sencillas. Comenzamos el juego, y antes de que nos diéramos cuenta la bebida ya se había acabado así que pensamos, pues nada más quedaba, en jugar con otras reglas. El alcohol, el carnaval, todo convenía para que la temperatura fuese subiendo y acabamos decidiendo que lo mejor sería, si queríamos que la diversión durase un poco más, jugar con las prendas de nuestros disfraces, siempre dejando la ropa interior. Comenzamos a jugar y el azar comenzó a hacer de las suyas, haciendo que los participantes, uno a uno, comenzasen a quitarse primero sus zapatos, calcetines, relojes y cadenas. Poco a poco el ambiente se fue caldeando, hasta llegar a las prendas más comprometidas. Cuando Neus estaba en ropa interior, Marta con la falda y el sujetador, Silvia con camisa y falda y yo con la falda y el sujetador, arrojé el dado sobre el tablero y la casualidad dispuso que Ramón se acercase para quitarme la falda. Cuando éste se dio cuenta que no llevaba bragas me miró sorprendido y, decidido a animar la fiesta, me dirigió una mirada morbosamente maliciosa y de un tirón me dejó con mi depilado conejito al aire. La pollas de los chicos dieron un salto y mis amigas hacían comentarios jocosos referentes al tiempo en el que no había estado con ellos, como si todos hubiésemos acordado y aprobado, sin decir nada, que ya no había límites que limitaran el juego: ahora valía todo.

Estar desnuda delante de un grupo de gente aún vestida me excitó mucho (además las normas prohibían taparse). Parecía que habíamos llegado al final del juego pero alguien propuso que quien no tuviera más prendas tendría que hacer lo que la ficha más cercana dijera. Tras un pequeño debate se decidió aceptarlo. Después de una ronda en blanco, volví a perder y como la ficha más cercana era la de Marta fue esta quien tomó la iniciativa: me ordenó, sin vacilaciones, que me tumbara sobre la mesa, abriera las piernas y con las manos me abriera el conejito para que todos pudieran mirarlo. Si hubiera estado serena no creo que lo hubiera hecho pero en aquel estado de ebriedad y con el ambiente tan morboso que había no me costó demasiado decidirme. Me tumbé sobre la mesa y abrí mi conejito a la vista de todos. Mirando al techo, noté cómo mi coño aún no había vuelto completamente a su estado natural y cuando quise comprobar la expresión de los que me rodeaban pude apreciar el tamaño que iban adquiriendo los miembros masculinos.

En la siguiente ronda, Jordi se quedó sin ropa y mostró a todos lo que el pantalón había estado ocultando. Tenía una erección bastante respetable y la cara de las chicas bastaba para saber que todas estaban pensando que la siguiente vez que perdiera tendría que cumplir lo que le dijeran. Mientras me alegraba de ya no ser la única desnuda volví a perder y esta vez la ficha más cercana era la de Pablo que dijo que quería ver cómo me masturbaba, así que me volví a subir a la mesa y lentamente comencé a acariciarme; primero mis pechos, lentamente, y luego, poco a poco, fui bajando las manos hasta mi empapado conejito. Con una mano me acariciaba el clítoris y mientras que dos deditos de la otra hacían su trabajo más adentro y cuando ya estaba a punto de correrme, el resto de los jugadores me obligaron a parar para continuar el juego.

Como era de esperar, poco a poco todo el mundo se fue quedando sin ropa hasta que llegó un momento en el que todos estábamos desnudos y así, fuera quien fuera quien perdiese, tendría que cumplir un mandato. La siguiente fue Marta y como yo era la ficha más cercana decidí vengarme. Hice que se pusiese en pie con la orden de que tenía que dejarse acariciar por todos los chicos. Las manos de ellos no dejaban ni un centímetro de su cuerpo por recorrer mientras sus pollas de vez en cuando también la rozaban. Al principio la cara de Marta mostraba vergüenza pero tras las primeras caricias se veía que disfrutaba como nunca. Los chicos sabían bien lo que se hacían ya que cuando ella estaba al borde del orgasmo pararon de acariciarla dejándola retorciéndose de placer ante todos nosotros.

Cuando Marta recuperó el aliento continuamos con el juego. Silvia fue la siguiente en perder y la ficha más cercana era la de Juan. La prenda que tubo que cumplir fue acariciar a Neus. Juan quería que hicieran un show lésbico y aunque Silvia y Neus protestaron al final no les quedó más remedio que cumplir la prenda. Al principio Silvia pasaba las manos tímidamente por el cuerpo de Neus pero poco a poco se fue animando gracias a los ánimos de los chicos y sobre todo de los primeros gemidos de Neus. Al principio sus caricias se limitaban a los pechos y la espalda pero poco a poco se fueron haciendo más atrevidos hasta que sus manos empezaron a perderse en la entrepierna de Neus, que ya se había abandonado al placer y llenando con sus gemidos la sala. Cuando Silvia tenia uno de los pechos de Neus en una mano y dos dedos entraban y salían de su coñito mientras con otro acariciaba su clitoris Neus estalló en un orgasmo que empapó la mano a Silvia mientras lanzaba un profundo gemido. Era algo increíble: nunca había visto a mis amigos así y mucho menos a mis amigas.

El próximo en perder fue Ramón y la orden consistió en tocarnos el conejito a las cuatro con los ojos vendados y reconocer a quien se sentara sobre su polla durante un minuto. Mientras las chicas nos sentábamos sobre su polla, Ramón bombeaba como nunca. Yo fui la ultima en sentarse y me pidió que me quedara un poco más para poder correrse. Me quede un par de segundos más y cuando noté que estaba a punto me retiré.

La siguiente en perder fui yo y la ficha más cercana resulto ser la de Ramon, entonces se reunió con los otros chicos y finalmente dijo:

  • Te vendaremos los ojos y haremos contigo lo que queramos.

Antes de que pudiera hacer ni decir nada, alguien me tapo los ojos. Me tumbaron en la mesa y una polla entró en mi boca y empecé a chuparla; otra se clavo en mi chorreante coño mientras alguien me chupaba el culo. Al poco la polla salió de mi coño y otra se fue clavando lentamente en mi culo. Quise gritar pero la polla que tenia en la boca me lo impedía. Me giraron y otra polla penetró mi conejito mientras dos bocas recorrían mis pechos. Como no podía hacer nada decidí concentrarme en mi propio placer.

De pronto la polla de mi boca salio y empezó a correrse sobre mi cara en cuanto acabó un conejito tomo su lugar y como me costó comenzar empezó a frotarse contra mi cara hasta que empecé a chuparlo. Una de mis manos se vio emplazada a masturbar una polla mientras la otra penetraba un conejito. Las bocas de mis pechos fueron reemplazadas por un par de manos que extendían una cosa viscosa por ellas. Al poco alguien se sentó sobre mí puso su polla entre mis lubricados pechos y empezó a follarme por allí como si de un conejito se tratara. Mientras yo estaba en un continuo orgasmo y las pollas que ocupaban mis agujeros se corrían encima mio y eran sustituidas por otras.

No sé cuanto duro aquello pero cuando todo acabó yo estaba cubierta de semen y fluidos por todas partes y pude ver a Ramon sentado en un sofa con una erección como si no hubiera participado en todo aquello.

Después de todo aquello me llevaron a la ducha y me limpiaron, me vestí y al salir casi se había marchado todo el mundo y el único que podía llevarme a mi casa sin desviarse era Ramon.

Cuando salimos hacia mi casa eran sobre las 8 de la mañana y el sol ya había salido. Íbamos en el coche sin hablar has que Ramon me pregunto:

  • Como piensas pagarme que te lleve a casa?

Su pregunta me dejo helada. Aquello quería decir que la noche aun no había acabado.

  • Que es lo que quieres? - pregunté

  • Harías cualquier cosa por no tener que hacer el resto del trayecto andando?

Pensé en el aspecto que tenía. La camisa apenas era capaz de contener mis pechos y al no llevar sostén dejaban mis pezones a la vista y la falda apenas tapaba nada y al subir escaleras dejaría todo a la vista. Con estas pintas podía pasarme cualquier cosa porque si me dejaba ahora tendría que pasar por los peores barrios de la ciudad.

  • Sí – le contesté resignada.

  • Muy bien, quítate la camisa. Quiero ver tus tetas.

  • Pero ... puede verme cualquiera.

  • Vale – dijo parando el coche – solo tienes que bajar si no quieres hacerlo. Pero si te quedas seras mi esclava durante el resto del viaje.

Por un lado estaba cansada, por otro el trayecto andando era peligroso y además me atraía la idea de la sumisión.

  • Me quedo – dije mientras empezaba a quitarme la camisa.

Cuando acabé de quitármela arrancó y se colocó en el 2º carril.

  • Inclina el asiento hacia atrás, pon las piernas en el sal picadero y súbete la falda.- Me dijo mientras empezaba a adelantar a un camión.

Cuando llegamos a la altura de la cabina deceleró y nos quedamos allí a la vista del camionero.

  • Acaríciate. Quiero que te vea. - dijo mientras tocaba el claxon atrayendo la atención del camionero.

Con una mano empecé a acariciarme el conejito que ya estaba empapado y con la otra acariciaba mis ya erectos pezones mientras Ramon colaboraba en ello. El camionero nos miraba con cara de incredulidad.

  • Ponte de rodillas en el asiento y chúpamela. - me dijo mientras se la sacaba.

Me puse en la posición que me dijo dejando mi culo a la vista del camionero y empecé a chupársela poco a poco. Pude notar como aún tenia gusto del conejito de alguna o incluso del mio.

  • Muy bien. Así despacito y no pares hasta que te lo diga – mientras se la chupaba pude oír el motor del camión que se quedaba atrás. Seguía chupando cuando sentí que el coche se paraba. Levanté la cabeza asustada.

  • No te asuste, no te voy a dejar aquí tirada, por ahora te estas portando muy bien. Ahora baja del coche.

Cuando baje pude ver que desde la carretera nos verían sin ningún problema.

Ven inclínate y entra – me dijo bajando la ventanilla. Cuando tenia medio cuerpo dentro empezó a subir la ventanilla hasta dejarme atrapada con medio cuerpo dentro y medio fuera. Me asuste mucho pero también estaba muy excitada. - No te preocupes que si te portas bien dentro de poco estarás en casa.

Bajó del coche y se puso detrás mio. Sus manos empezaron a acariciarme mientras podía oír el ruido de los motores de los coches que pasaban por la carretera y algún que otro claxon. Cuando estaba a punto de correrme pude ver el camión de antes entrando donde estábamos nosotros. El camionero bajó y Ramon dejó de acariciarme y fue hacia él. Estuvieron un rato hablando y Después el camionero se fue al camión y Ramon volvió conmigo y cuando le pregunte por lo que habían hablado lo único que hizo fue volver a acariciarme. Empezó a pasarme un dedo por la rajita de mi culo bajándolo hasta mi conejito y volviéndolo a subir. En una de estas Empezó a meterme el dedo por el culito dejándome a punto de correrme lo saco abrió la puerta donde estaba yo atrapada y me metió su polla en la boca. Mientras yo estaba deseando tocarme pero mis brazos quedaban en el lado opuesto de la ventanilla.

Empecé a chupar como si me fuera la vida en ello cuando de repente escuché unos pasos a mi lado. Unas manos me tocaban el culo mientras un pié me separaba las piernas. La punta de una polla se coloco en la entrad de mi conejito y de un solo golpe me la enterró hasta el fondo y los bombeos no tardaron en llegar notaba como aquella polla llegaba hasta el fondo haciéndome correr como una loca mientras ramón seguía follándome la boca. El camionero bombeaba cada vez más rápido y profundamente mientras dos de sus dedos penetraban mi culito hasta que repentinamente la sacó de mi conejito y de un solo golpe me la enterró en el culito corriéndose allí. Mientras ramón continuaba su lenta follada en mi boca.

Cuando el camionero se fue ramón saco su polla de mi boca, abrió la guantera y saco un enorme vibrador.

  • Que vas a hacer con eso? - dije asustada

No te preocupes es una pequeña sorpresa que tengo para ti, seguro que te gustará – me dijo mientras lo ponía en marcha y lo pasaba por mis espalda, mi culito y finalmente por los labios de mi coñito. Su vibración me producía unas agradables cosquillas por donde pasaba y cuando su puntita tocó mi clitoris pensé que me moría de placer.

Ramón empezó a moverlo desde mi clitoris hasta la entrada de mi cuevita haciendo que apenas pudiera mantenerme de pie, cuando estaba a punto de correrme lo llevó hasta mi entrada trasera y lo fue introduciendo poco a poco provocándome una increíble serie de orgasmos. Suerte que ramón me sujetaba por la cintura porque mis piernas no me sujetaban y podía haberme hecho daño con la ventanilla.

Cuando ya tenía la mitad en mi culito sentí como ramón comenzaba a meterme su polla. Era una increíble sensación de estar llena. Cada vez que ramón me penetraba golpeaba también el vibrador haciendo que cada vez entrara más al fondo. Las envestidas de ramón cada vez eran más fuertes cuando note una mano en mis tetitas y que alguien me tiraba de las trenzas levantándome la cabeza y metiéndome una polla en la boca. Aquello era increíble era como estar en dos mundos separados por la puerta del coche, por un lado me follaban dándome un placer insuperable y por el otro lado violaban mi boca lo que provocaba una gran variedad de sensaciones. Como si se hubieran puesto de acuerdo los dos empezaron a correrse a la vez: uno en mi cara y otro dentro de mi culito.

Después de esto Ramon bajó la ventanilla y me ayudó a entra en el coche mientras me daba un pañuelo para limpiarme.

  • Te ha gustado?

  • Sí, mucho

  • Te gustaria repetirlo más veces?

  • Sí ,Claro

  • Entonces estarias dispuesta a ser mi esclava con todo lo que ello conlleva?

  • Mmmm... , sí

  • Muy bien vamos a tu casa.