Noche de bodas I

Lo primero que hizo su macho fue vendarle los ojos con una pañueleta, no protestó, a continuación le ató las manos a la cabecera de la cama, la tiempo que ella le pedía que recordara las condiciones, nada me marcas y con tiempo limitado

Noche de boda 1ª parte

Pili y yo (Luis) llevamos nueve años juntos. Los dos primeros como novios, los cinco siguiente conviviendo en pareja y desde hace dos años casados. No hubo ningún motivo aparente para contraer matrimonio, las cosas iban bien entre nosotros. Puntualicemos, iban y van muy bien entre nosotros. Somos una pareja casi, casi envidiable.

Nos conocimos el año 2,009, los dos llevábamos un tiempo divorciados de nuestras anteriores parejas. Pili tiene ahora 43 años y yo 44, los dos tenemos un hijo cada uno que conviven con nuestras exparejas y los disfrutamos fines de semana alternos, nos hemos puesto de acuerdo y los dos tenemos a nuestros hijos en el mismo fin de semana. Se llevan muy bien y se consideran hermanos, aunque no tienen nada en común. Todos los años disfrutamos de un mes juntos a lo largo del verano, vacaciones de Semana Santa y Navidad. En fin, que vivimos en paz y armonía.

Tanto Pili como yo, por trabajo viajamos con mucha frecuencia, son viajes de dos o tres días y rara vez en fines de semana. Nos consideramos desde siempre liberales y con mucha permisividad del uno hacia el otro en cuanto a temas sexuales. Los celos no existen y siempre hemos entendido que lo más importante es la sinceridad y que si uno en un viaje tiene un encuentro sexual con otra persona, es indispensable que tu pareja lo sepa, no se puede ocultar nada en ese aspecto.

Aunque siempre se cuentan las aventuras, normalmente no se entra en detalles, salvo que alguno de nosotros quiera profundizar en un tema concreto o en un encuentro particular, aunque de vez en cuando nos entra la vena de saber si el encuentro fue muy satisfactorio o normal, si era dotado, hábil, en fin, por su parte solía preguntar Pili si tenía el sexo depilado, si tenía pechos naturales o implantes, esta muy orgullosa de que sus pechos luzcan preciosos siendo naturales.

Una noche de viernes, después de un viaje de cuatro días por mi parte a Canarias, le conté la experiencia que había tenido en un local swinger, al que acudí de rebote después de una cena. Nos juntamos una pareja canaria, una compañera de trabajo y yo para tomar la última antes de irnos a dormir. Hablando de una forma ya muy abierta, nos contaron que a veces iban a una sala de parejas liberales, un local de intercambios, y nos preguntaron si habíamos estado en alguno. Mi compañera no estaba muy animada, yo, que no conocía ningún local liberal, dije que me apetecía probar. La experiencia fue muy buena, aunque no llegué a tener sexo con ninguna de las chicas, porque el acuerdo era ir solo para ver el ambiente. Una vez dentro no me hubiera importado intimidar con alguna de ellas , pero el acuerdo con mi compañera de trabajo era ese, solo iríamos si no había sexo. Ella era casada y no le iba a poner los cuernos al marido.

Desde luego que a mi no me hubiera importado ir un poco más lejos, con mi compañera, con la otra mujer que nos acompañaba o con cualquiera de las allí presentes, pero el acuerdo había que mantenerlo, por lo que una vez visto el ambiente decidimos salir y ya cada cual a lo suyo.

Cuando llegué a casa le conté a Pili lo sucedido, el ambiente que había visto y que me gustaría ir con ella a alguno de los que hay en las cercanías, dos en Vigo, uno en Santiago, otro cerca de Coruña, en principio, solo para ver y si nos apetece, ir hasta donde queramos. Siempre con el límite de la permisividad de cada uno. No le pareció mal la idea y preparamos los planes para ir un fin de semana a uno de Vigo, concretamente al Kisses.

Llegó el día señalado, decidimos ir a pasar el fin de semana a Vigo y por la noche ir a tomar una copa al local y ver el ambiente. Nos preparamos para ello, vistiendo Pili una ropa un poco provocativa, con una minifalda negra, muy ajustada, una camiseta sin mangas ni tirantes, lo suficiente apretada como para no llevar sujetador, maquillada destacando sus ojos preciosos y sus labios, por supuesto bajo su minifalda llevaba un mini tanga de hilo de color negro, que apenas tapaba su rajita afeitada y con un mínimo mechón de pelo. Estaba divina.

Llegamos al pub sobre las 12 de la noche, entramos, nos recibió una chica y nos preguntó si era nuestra primera vez en el local a lo que respondimos que nunca habíamos estado en ningún local liberal, o con ambiente swinger. Nos llevó por todas las salas, explicando lo que era cada una, nos explicó las normas básicas, los roces, las invitaciones, las sugerencias de otras parejas y que un no era un no. Todas las parejas tenían claro el gesto de aparatar la mano que te rozaba era suficiente para saber que no era el momento o no era lo que uno buscaba. Le aclaramos que solo íbamos a ver el ambiente y no teníamos pensado ir más allá de una copa, un baile y posiblemente nos fuéramos. Nos preguntó si queríamos nos presentara alguna pareja, y la respuesta fue de momento no. Nos dijo si en algún momento alguna pareja o chico o chica solos nos apetecía conocer, se lo dijéramos y ella nos ponía en contacto.

Estábamos con la primera consumición y decidimos ir a la pista de baile, sería sobre la una dela madrugada. Estaba bastante concurrida de gente, había parejas solas, las había ya interactuando, había desmadre, incluso una pareja practicando sexo en una esquina, mientras otra estaban con una felación. En fin, un ambiente, tal como nos había descrito nuestra anfitriona, de lo más liberal. Cuando empezamos a bailar, otra pareja se acercó a nosotros, ella me acarició la espalda mientras que el chico le dio un beso a Pili. Nos quedamos un poco paralizados, no sabíamos muy bien que hacer, si rechazarlos o seguir. La escena siguiente fue que la chica sin una sola palabra entre los cuatro, cogió a Pili y le dio un beso con lengua, según me confesó después hasta la misma campanilla llegó la otra chica. Viendo la cara de sorpresa de Pili, les dije con mucha amabilidad que no queríamos seguir. Muy discretamente nos pidieron perdón, se dieron media vuelta y siguieron bailando. Nosotros nos fuimos a nuestra mesa y comentamos lo sucedido. Desde luego había sido un subidón de adrenalina, sobre todo por la sorpresa. Miramos a la pareja cuando volvieron de la pista de baile, tendrían nuestra edad, más o menos, ella un poco más delgada, con poco pecho, de mi estatura, un poco menos que Pili, el compañero era un chico alto, al menos 10 cms más que mi esposa, fuerte y con unas manos enormes. Nos sonrieron al pasar por delante de nosotros y se fueron a su mesa. Nosotros nos miramos y creo que en ese momento los dos pensamos lo mismo. ¿Les hablamos?, le pregunté a Pili y tras unos breves segundos, dijo que podíamos, pero que estaba muy nerviosa y quería dejar claro si se encontraba incómoda en cualquier momento, diría no y nos iríamos. Los dos estuvimos de acuerdo en eso.

Los buscamos con la vista y cuando los encontramos, en unos segundos, nuestras miradas se cruzaron, una sonrisa por ambas partes y el hecho de levantar una copa el otro chico, nos dio pie a acercarnos con nuestras copas, nos disculpamos por nuestro comportamiento en la pista, les explicamos era nuestra primera vez en un local de este tipo y estábamos un poco nerviosos. Mientras terminábamos nuestras consumiciones, nos explicaron que ellos llevaban un par de años acudiendo un o dos veces al mes a este local. Era como un desahogo, una liberación, era una noche de desenfreno. Ella era bi, pero solo en ese local o similares, él era hetero, pero le encantaba verla a ella con otra mujer, era un morbo indescriptible. Les explicamos que nuestra vida sexual se ceñía a nuestra relación de pareja, por supuesto antes de conocernos, habíamos tenido otras parejas, incluso casados y divorciados, pero nunca en ambiente liberal.

Nos invitaron a ir a la pista de baile, pero si nos atrevíamos a ir ya cambiando de pareja, nos miramos con una sonrisa cómplice entre mi mujer y yo y dijimos que claro, por qué no, pero dejándoles claro que si nos sentíamos incómodos, nos retirábamos. Por supuesto estuvieron de acuerdo. Ellos cuando fueron las primeras veces tampoco les gustaba sentirse presionados por el ambiente u otras parejas. Llegamos a la pista de baile y Ana, así se llamaba, me abrazó de inmediato y pegó todo su cuerpo al mio, sus pechitos se aplastaron contra mi pecho, su pelvis se pegó a la mía y en cada movimiento sentía un roce que en poco tiempo hizo que mi polla se pusiera dura, claro que estaba hacia abajo y me resultaba incómodo, pero Ana lo solucionó e un instante, me desabrochó los botones de mi pantalón y metió su mano por dentro del calzoncillo y en un segundo estaba mi polla hacia arriba y ella acariciándola, busqué su boca para darle un beso, me encontré una boca suave, jugosa y con una lengua tremendamente juguetona. Metí mi mano bajo su falda y acaricié su coñito, totalmente depilado y mojado, suave, acaricié su clítoris, metí dos dedos dentro de su vagina y los saqué empapados, le di uno a ella a limpiar, mientras yo limpiaba el otro. Cómo se puso Ana, se agarró a mi cuello, me mordió la oreja, se restregaba contra mi polla dura y casi con un ruego, me dijo que quería que la follara, quería que le metiera mi polla hasta las entrañas. Qué subidón me dio aquello y que ganas tenía de llevarla a no se dónde para penetrarla.

Busqué con la mirada a Pili, ¡qué sorpresa me llevé!, estaba ya agachada y abriendo el pantalón de Juan para sacarle la polla y supongo que hacerle una felación. La cosa iba más de prisa de lo que esperábamos Pili y yo, aquello casi se nos desbordaba por los cuatro costados. De la idea inicial de ir a ver el ambiente a meternos ya de lleno con una pareja y con la intención de ir a follar con ellos.

Ana me cogió de la mano y empezó a tirar de mi para irnos a otro lugar, No quería dejar a mi mujer sola, al menos, no sin decirle que nos íbamos a otra sala y decirle a dónde. Ana, que por algo tenía más experiencia, me soltó, le dio un morreo a su marido, le dijo algo al oído y dio su conformidad. Miré a Pili, con la polla en la boca y los ojos abiertos mirándome y haciendo un gesto afirmativo, como si supiera a donde nos dirigíamos nosotros. Di por hecho que estaba todo controlado y me dejé llevar por mi acompañante hasta una sala grande, llena de colchonetas en el suelo, poca iluminación, pero la suficiente como para poder ver a varias personas entrelazadas, parejas, tríos, cuartetos, en fin, de todo, gemidos femeninos, masculinos, grititos, susurros, de todo, olor a sexo penetrante y a sudor, mezcla de colonias, todo un mundo nuevo.

En pocos minutos, estaba desnudo, con la polla mirando al cielo y Ana con ella en la boca. Mi sorpresa fue cuando un hombre, para mi desconocido, se acercó a Ana y le empezó a acariciar los pechos, se miraron, se sonrieron, ella soltó lo que tenía en la boca y le dio un beso, como se dice, de tornillo. Le dijo que se verían más tarde porque ahora estaba muy ocupada conmigo. Él insistió que mejor tres que dos, pero ella le dijo que se verían más adelante, que antes de irse le buscaría, ya sabía que no se iba sin catarlo, jejeje. Ana me dijo que tenía una herramienta especial y que a ella le hacía subir al séptimo cielo.

Nos revolvimos y nos pusimos en un 69, hasta que sentí unas manos acariciando mi culo, por la forma de hacerlo conocí a Pili que ya se habían incorporado a la sala. Juan se acostó a mi lado y entre las dos nos hicieron una mamada espectacular, sobre todo por el morbo de verlas de vez en cuando cambiando de hombre y por el camino dándose besos entre ellas, sobre todo para mi el morbo era ver como Pili no rechazaba los besos de Ana, sino todo lo contrario, a veces era ella, la que soltando la polla que tenía en lo boca buscaba a Ana para meterse las lenguas hasta la campanilla. Dios que morbo todo aquello.

Acabamos haciendo el amor entre los cuatro y de todas las formas, incluso en un momento dado, estando yo debajo y Ana encima, Juan le hizo una doble penetración, mientras Pili le comía las tetas y le boca. Aquello era demasiado para mi, no había pensado que pudiéramos llegar a ese nivel y sobre todo que mi compañera aceptara el besarse con otra mujer y casi al final de la noche, ya muy lanzada, comer el coño de Ana hasta que esta llegó a un orgasmo. Claro que tampoco tardó mucho en ser ella la que tenía una boca de mujer en su coño, claro que no era la de Ana, sino una mujer de unos años mayor y que estaba siendo enculada por el marido de Ana. Todo era un desmadre total y desde luego apoteósico para nosotros, sobre todo para mi al ver como Pili se adaptaba a todo lo que le proponían, menos, al menos por esa noche, la doble penetración, si aceptó el comer un coño o una polla mientras la follaban, pero no aceptó dos juntas en coño y culo.

Terminamos la noche, y nunca mejor dicho, casi con las luces del alba. Nos despedimos de nuestros nuevos amigos y quedamos en vernos en poco tiempo, nos dimos los números de teléfono y pusimos rumbo al hotel. Por supuesto durante el camino hablamos de todo lo ocurrido, de la experiencia vivida y de lo alto que habíamos dejado el listón la primera noche. Habíamos vivido situaciones que eran impensables antes de entrar en el Kisses.

Al llegar al hotel nos pusimos a comentar la noche y todo lo ocurrido, le pregunté a Pili cuantas pollas había comido y me dijo que cuatro, y coños dos. Le pregunté cuantas la habían follado y me dijo que dos, Juan y yo, aunque en un momento dado le costó sacarse de encima y nunca mejor dicho a un amigo de la otra pareja. Cuando me estaban haciendo una comido de polla Ana y ella, un par de amigos de Ana se acercaron y uno se puso a follar con ella, estaban las dos a cuatro patas y el amigo lo intentó con Pili, aunque esta lo rechazó, volvió a intentarlo en dos o tres ocasiones hasta que apareció Juan y quedó el tema resuelto al ser él el que se la metió. Yo le conté que me había follado a dos y comido tres coños, Ana y ella y había una amiga de Ana a la que le había dado un repaso con la lengua. Todo esto nos puso a cien y por supuesto, aunque ya era día y teníamos que dejar el hotel a las 12,00 de la mañana, nos pusimos manos a la obra y un buen polvo antes de hacer las maletas.

Pasaron unos cuantos años, nuestras salidas liberales fueron cambiando, poco a poco fuimos buscando las cosas que más nos excitaban a los dos, probamos de todo, más intercambios, grupos, tríos, quedadas por separado, en fin, poco a poco fuimos decantándonos hacia una relación más específica. Salidas por separado, siempre con conocimiento por parte del otro, pero esto también tuvo un progreso o una evolución hacia un gusto concreto.

Con el tiempo le propuse a mi compañera que me gustaría verla follar con otro hombre, pero sin que él supiera que yo estaba observando, solo ella lo sabría, su follador debería ser, al menos al principio, desconocedor que eran observados. Después de darle muchas vueltas y dado que yo viajaba con mucha frecuencia a Canarias, había una pareja con la que solíamos quedar y el chico estaba colado por Pili, ya habían estado en casa cenando y después con intercambios, pero nunca había venido solo. Nos pareció la mejor de las opciones y la forma que buscamos fue un circuito cerrado de imagen, con dos cámaras en la habitación, eso si, bien escondidas para que no la pudiera detectar y no saber que estaba siendo grabado y en la habitación contigua, yo con unos auriculares y pudiendo ver una, otra o las dos a media pantalla. Yo tendría que estar sin moverme de mi observatorio todo el tiempo que nuestros invitado permaneciera en casa, pero no sabría que era observado. El motivo era más que nada, verlo sin estar condicionado por mi presencia. Pili lo invitaría a nuestra casa con el pretexto de un viaje mio y poder tener unas horas para ellos solos, sin mirones, ni presiones externas. Lo acordamos así, como los dos somos unos manitas y en internet hay todo lo que se necesita para eso, compramos las cámaras, bajamos un programa de tratamiento de imágenes adecuado y con un buen ordenador y una gran tarjeta gráfica, ya existentes, preparamos todo, una cámara oculta en la caja de persiana y la otra detrás de una cortina. Unos buenos auriculares y a concertar la cita con el invitado.

Un día mi compañera le dejó caer que en la semana siguiente, al menos una noche estaría sola, ya que yo tenía un viaje por trabajo a Madrid, él, que estaba ojo avizor, se ofreció para pasar una tarde o una noche, como a ella le gustara en un motel o en casa, si era posible, ya que estarían más relajados y con más comodidad. Por supuesto Pili aceptó inmediatamente y le dijo que una tarde sería lo ideal, luego si se alargaba hasta primeras horas dela noche, no pasaba nada, pero como era por semana, había que tener en cuenta que al día siguiente tenían que madrugar para ir a trabajar, por lo que una hora prudente podría ser a las 6,00 de la tarde y se podía alargar hasta las 11 o las 12 de la noche, si el ambiente era tan propicio.

Por supuesto que aceptó la propuesta y quedaron para el miércoles a las 6 de la tarde en nuestra casa. Preparamos todo y yo, con una botella de agua paciencia y muy excitado , me mentalicé para encerrarme en la habitación contigua, la puerta cerrada por dentro, para que no se pudiera abrir por descuido y con ansia de que se consumaran los hechos.

Tal como estaba previsto a las 17,55 sonó el timbre del portero automático, por la cámara, Pili vio que era nuestro invitado y me indicó que era el momento de desaparecer. Le di un beso, un abrazo y la dije que esperaba que fuera una buena puta, a lo que me respondió que esperaba a nuestro invitado en toda su plenitud y ella le sacaría todo lo que llevaba dentro. Ya habíamos hablado que el tiempo no contaba, todo lo que se necesitara, ella estaba en su casa, él era el que podía tener límite de tiempo si es que no había contado nada a su compañera, pero eso lo sabríamos en poco tiempo.

Pili lo esperaba en la puerta, observando por la mirilla, para abrirle nada más salir del ascensor. Estaba con una minifalda negra ajustada, un tanga rojo chillón, muy mini mini y una camisa blanca semitransparente con un sujetador negro con unas transparencias amplias en la zona de los pezones, vamos, que casi se le notaban los pezones a través de la camisa. Unos zapatos de medio tacón de color negro y con el pelo recogido, vamos, para lanzarse a por ella nada más entrar, además si había pintado los labios de un color rojo chillón, dijo que a juego con el tanga, porque eran las únicas dos prendas que le iban a quedar después del primer achuchón, el tanga y el carmín en los labios. Se había rasurado el sexo en su totalidad, vamos, para mojar pan, como se dice por estas tierras, que somos de muy buen diente.

Germán, que así se llama nuestro amigo, entró sin hacer el más mínimo ruido, por supuesto él contaba con la única presencia de Pili, por lo que tendrían toda la casa para ellos solos. Intuí, por la tardanza en escuchar los pasos de los tacones de Pili que el primer beso, abrazo, tocamiento, etc, había sido nada más cerrar la puerta de entrada. Escuché el sonido de hielo y hablar mientras preparaban una bebida en el salón. Suponía que estarían un rato allí, mientras tomaban las primeras copas y al mismo tiempo se ponían ya un poco calientes. El tiempo se hizo un poco largo, cachis, ya empezaba a rondar por mi mente que se quedarían allí, al menos para el primer asalto y me lo perdería, pero no fue así, pasada media hora aparecieron, entraron en la habitación, los veía a través de la cámara oculta tras la cortina, la imagen era perfecta y el sonido claro. Germán insistía en ir a la habitación de matrimonio, Pili le dijo que eso ni soñarlo, aquello era terreno privado para juegos con terceros, aunque volvió a insistir en que sería la leche follarla en la misma cama donde lo hacía yo y que eso le daría un morbo añadido, ella le dijo que no, aquella puerta debería estar cerrada y listo, que hiciera como si no existiera.

Tampoco volvió a insistir en el tema, se quedó mirando a mi compañera la cual solo tenía puestos los zapatos, el tanga y un lazo en el pelo. Sus pechos estaban desnudos y fue a ese punto donde Germán llevó sus labios, besos, chupetones, mordisquitos en la punta de los mismos, hicieron que de la boca de Pili salieran los primeros suspiros. Con una mano apoyada en la cama y la otra apretando la cabeza de Germán contra sus pechos, y ella le decía que ya sabía cual era su punto débil, que le mordiera los pezones con cierta intensidad, pero sin hacerle daño. Mientras acariciaba y mordía sus pechos, con la otra mano fue bajando el tanga hasta las rodillas, la empujó sobre cama y dejando de morder sus pechos, sus labios empezaron a recorrer el resto del vientre hasta llegar el inicio de la raja. Lamió los labios del coño, lo abrió ligeramente y metió su lengua hasta el fondo, Pili comenzó a suspirar hondo al tiempo que le decía que se estaba sintiendo en el cielo, que no parara, que le metiera dos dedos en el coño y la follara con ellos mientras le acariciaba el clítoris con la lengua, los gemidos de mi chica fueron en aumento. El sonido era perfecto, la imagen, jugando con las dos cámaras, maravillosa, tenía visión perfecta, no de los detalles, claro, pero si de un plano muy general para saber lo que hacían en cada momento. No tardé en notar que ella llegaría pronto al primer orgasmo, iba a ser el primero de unos cuantos, al menos eso esperaba. Supongo que los preliminares en el salón la habían puesto en un estado alto de excitación, por lo que llegaba tan pronto el primero. Germán lo notó y le preguntó si quería correrse o esperaba un poco más, la respuesta que tuvo se lo dejó claro

-Sigueeeeeeeee, sigueeeeeeeee, no pares por favor.

-¿Tan caliente estas zorrita?

-Si, me has puesto a cien en el salón y ahora mordiendo los pezones, no pares, no pares.

-Vale zorrita, vas a tener muchos esta noche.

-Sigueeeeeeee.

No duró más allá de un par de minutos y las primeras convulsiones le llegaron arqueó la espalda, cogió con las dos manos la cabeza de su amante y la mantuvo firme y apretada contra su coño. Cerró los ojos y desde el fondo de su garganta salió un hondo suspiro.

-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

-¿Te ha gustado?. Nunca te había visto correr así. Será porque estamos solos y te sientes más liberada.

-Puede ser, o tal vez porque el que se siente más liberado eres tú, al saber que no hay terceras miradas.

-Por supuesto, el hecho de saber que no nos observa nadie, que no tenemos moros en la costa, que ni tu compañero ni mi esposa están presentes hace que me sienta mucho más libre y más cachondo si cabe.

-Bueno, pues ya me lo demostrarás.

-Ven aquí puta, siempre tuve ganas de llamártelo, pero estando los cuatro nunca me atreví a llamarte así, pero hoy, estando solos, me apetece llamarte por tu nombre, eres una verdadera puta, follas como ellas y te comportas como ellas cuando estamos los cuatro juntos en acción.

-¿De verdad me comporto como una puta?, por lo que veo sabes mucho de eso, ¿has estado con muchas?.

-Unas cuantas, pero antes de que empezáramos con estos juegos, antes de ser liberales. En nuestro caso fue un cambio radical, pasamos de ser una pareja aburrida en la cama a ser lo que ya ves, nos acostamos con muchas parejas y eso hace que nuestro sexo sea mejor, más variado y divertido.

-En eso estamos iguales, nosotros también aprovechamos a fondo los intercambios, para luego fantasear en casa con lo sucedido, como follaba fulano, que grande la tenía mengano, que tetas tiene la rubia, que coño mas sabroso tiene la otra, así nos dura el morbo semanas, pero hay que mantenerlo activo y con nuevas experiencias. Por ejemplo esta.

-¿Se lo vas a contar a Luis cuando llegue mañana o pasado del viaje?

-Claro, es lo normal entre nosotros, lo mismo que él me contará si ha tenido una ventura con alguna mujer. Este es un viaje corto, pero otras veces esta fuera una semana, algunas veces surgen cosas.

-Nosotros también, aunque procuro no contarle todo a mi esposa, prefiere que todo lo que hagamos estemos siempre los dos.

-La entiendo, pero en nuestro caso, nos hemos dado un poco más de libertad. ¿No le vas a contar que estas ahora conmigo?, más que nada por saber si en alguna conversación sale esto.

-No, si no te importa, prefiero que este encuentra queda en la intimidad, entre tú y yo.

-Sabes que eso no va a poder ser, yo se lo voy a contar a Luis.

-¿Ni por una vez te saltas el acuerdo?

-No, ni por una, sería un mal precedente, ya no solo hacia mi pareja, sino también hacia mi, sería abrir una puerta que me gusta mucho que este cerrada.

-Pero si puedo pediros que no comentéis nada cuando estemos los cuatro juntos.

-Si, por eso no hay problema, lo que os contéis o no, es cosa vuestra, pero recuerda que se coge antes un mentiroso que un cojo.

Terminaron las cocacolas que estaban tomando, la mano de Germán empezó a acariciar los pechos de Pili, pequeños pellizquitos en los pezones, pequeños tirones de ellos hacia fuera, no dejaba de jugar con sus tetas, las apretaba , las amasaba. La cogió del pelo, con cierta violencia, la puso de rodillas y le ordenó abrir la boca, con su polla ya en erección, empezó a darle golpes en los labios y en ambos lados de la cara, al tiempo que le empezaba a hablar en otro tono.

-¡Vamos zorra!, abre bien la boca, te la voy a follar. Hace tiempo que lo estoy deseando, no que me hagas una mamada, sino follarte la boca. Creo que el cornudo de Luis no lo hace, te tiene demasiado cariño.

-Alguna vez lo ha hecho.

-No creo que como te lo voy hacer. Abre la boca que te la voy a mete toda dentro.

No lo había dicho, Germán tiene una polla decente, anda sobre los 18 – 19 cm, un pelín más que la mía, aunque no tan gruesa.

Le cogió la cabeza con sus dos manos, una por el cuello y la otra por el mentón y empezó un movimiento violente de mete saca, sus huevos chocaban contra el mentón de su hembra, empujaba casi con brutalidad. Pili tenía problemas para respirar, la polla le tocaba la campanilla y más allá.

-¡Traga puta, trágala toda!, ya te dije que no te follan la boca así. Vamos, abre la boca y mírame a los ojos cuando te follo, quiero ver esa cara de puta que tienes con toda mi polla en la garganta.

-¡Mírame coño!, quiero verte esa cara de zorra.

No me gustaba el camino que estaba tomando aquello, no esperaba que Germán fuera tan violento en la intimidad. Había acordado con Pili que si algo raro pasaba, Solo tenía que cerrar uno de los puños con el pulgar hacia abajo, si era dentro de los límites, en algún momento sería con el pulgar hacia arriba. De hecho Pili sabiendo que estaría nervioso, me indicó que todo estaba controlado con su índice apuntando al techo. De hecho, sorprendiendo a Germán y a mi también, cogió con sus manos las nalgas de su macho y tiró de él con fuerza cuando le metía la polla en la boca para que el golpe fuera mayor y entrara más en su garganta. Este movimiento cogió de sorpresa a Germán. Este se detuvo unos segundos mientras la miraba a los ojos, una sonrisa cómplice salió de sus labios y reanudó los movimientos con más ímpetu si cabe.

Hubo otro movimiento de Pili que lo descolocó, cuando esta se puso las manos en la espalda, entrelazando los dedos en señal de sumisión. Huaaaaaaa, la cara de sorpresa que puso su amante es digna de estar grabada. Yo tuve que tomar un trago de agua, aquello era superior a lo esperado. Nosotros si teníamos un cierto juego de Amo y sumisa en algunos momentos, pero con terceros no lo esperaba. Siguió con sus embestidas en la boca y pasados unos minutos fue ella la que empujándolo se separó de él.

-Despacio amigo, no te vayas a correr ahora y dejar esto a medias, estamos emepzando y no quiero que te corras todavía.

-Ufffffff, Pili, me has sorprendido, no esperaba esta entrega por tu parte. ¿Lo haces con Luis también?

-Si, alguna vez lo hacemos, pero hoy te vi en plan Amo y me apetecía hacer esta entrega.

-¿Para toda la noche?

-Bueno, mi Amo, al menos para un rato.

-¿Te puedo considerar mi sumisa por un tiempo?, pongamos que, siendo las 10 de la noche, hasta las 12.

-Siempre y cuando no hagas nada extraño.

-¿A qué te refieres con nada extraño?, si quieres poner límites, ahora mismo.

-A eso me refiero, con límites, no quiero marcas, y te conformas con lo que hay aquí. Sin salir de la habitación, ni por supuesto tocar cortinas o cintas de persiana, que te creo muy capaz.

-Bien, pues empecemos.

Esto no lo habíamos hablado y estaba sorprendido por el giro dado en unos minutos a la situación. Si es cierto que entre nosotros habíamos tenido juegos de sumisión, ataduras, golpes suaves, pinzas en los pezones, cosas así, pero nunca habíamos comentado la posibilidad de someterse a un tercero. Bien es cierto que la ocasión era la ideal, aunque Germán pensara que estaba sola, yo estaba en la habitación contigua y podía salir en su ayuda en el primer momento que fuera necesario. Tomé un nuevo trago de agua y me puse cómodo para ver como se desarrollaba este nuevo e imprevisible capítulo.

Germán estuvo unos segundos mirando lo que había, de las cosas que disponía en la habitación, no eran muchas, la ropa que traían, él tenía cinturón, en último caso los cordones de los zapatos, el apñuelo. De pronto se quedó mirando la cómoda que estaba a los pies de la cama. Seguro que allí había más cosas.

-Pili, si me dijiste lo que había en la habitación, esta incluida la cómoda y todo lo que haya dentro.

-No había pensado en eso, pero tienes razón, es parte del trato, mira a ver lo que hay. No creo que mucho, porque es la habitación de invitados.

-Vale, pero de lo que haya, lo que quiera.

-Si, claro

Abrió el primer cajón y no había nada que le sirviera, ropa interior, calcetines, poca cosa interesante, deslizó el segundo y ya vi su cara de sorpresa. Lo primero que pensé fue que no dejaríamos allí ninguno de nuestros juguetes privados, pero recordaba que estaban a buen recaudo en una caja con llave y en el fondo de nuestro armario. Empezó a sacar unas pañueletas, unos fulares, cinturones de Pili, pinzas y gomas del pelo, se empezó a reír, al tiempo que le decía que había descubierto petróleo. Supongo que Pili se dio cuenta de lo que allí guardaba y por la cara que tenía, daba la impresión que no le disgustaba.

Lo primero que hizo su macho fue vendarle los ojos con una pañueleta, no protestó, a continuación le ató las manos a la cabecera de la cama, la tiempo que ella le pedía que recordara las condiciones, nada me marcas y con tiempo limitado. A continuación le ató los dos tobillos abriendo sus piernas hasta atar los dos cinturones a los pies de la cama. Abierta de piernas, sin poder mover los brazos y con los ojos vendados, dios, era una entrega total. No esperaba eso, pero era un nuevo juego, había tomado un camino, que al menos yo no tenía previsto. Y, ¿Pili lo habría pensado así?, bueno, ya lo hablaríamos cuando aquello terminara, ahora tocaba disfrutar pero con un ojo avizor, por si acaso cambiaba algo de lo acordado por ellos dos.

Se separó un poco de la cama y observó a Pili en toda su amplitud, su boca, sus pechos, su vientre, su coño, sus piernas, todo ello con una sonrisa de oreja a oreja. Le pareció que algo faltaba y cogiendo una almohada y un par de cojines le mandó levantar la cadera y se los colocó debajo al tiempo que le decía que ya la pinta era otra, ahora si estaba totalmente expuesta para él. Se arrodilló en la cama, a muy poca distancia de la cabeza de Pili, le lamió sus labios, los ojos, el cuello, su mano izquierda acarició su pecho izquierdo, rozando con suavidad el pezón. Un suspiro salió de la boca de mi compañera.

Germán se separó, se bajó de la cama y miró en el interior de los cajones de la cómoda, ¿qué buscaba ahora?, no tardó en encontrarlo. No me acordaba ni que estaban allí, unas plumas de cola de pavo real. Las habíamos tenido de adorno haciendo una figura un tanto extraña en una pared del hall. ¿Cómo carajo sabía de ellas? Supuse que lo habíamos comentado en alguna ocasión, aunque no me constaba, tal vez hablando entre ellos en alguna ocasión, tal vez por algunas fotos donde se viera aquella extraña figura que habíamos hecho y deshecho en alguna ocasión. El caso es que las tenía en la mano. Con ellas empezó ha hacerle cosquillas en las pechos, en los pezones, en el vientre, en el ombligo, bajó por sus muslos, las rodillas, volvió a subir hasta su cuello, sus orejas, nuevamente sus pechos y los suspiros de Pili eran ya en voz alta, la excitaban enormemente esos roces, esas cosquillas continuas. Poco poco empezó a mover las caderas, su respiración se hizo entrecortada, y solo atinó a decirle a su amante que la follara.

-¿Cómo dices?, ¿qué me estas pidiendo?

-Fóllame ya, estoy muy excitada, estoy muy caliente.

-Hummmmm, eso esta muy bien, pero no tengo la intención de follarte todavía

-Lo necesito, fóllame, méteme tu polla en el coño, no seas malo.

-No es mi intención hacerlo todavía, de todos modos, deberías pedirlo de otra forma.

-Me has puesto muy nerviosa con esas plumas, me ponen a cien. Necesito que me folles.

-Más tarde.

Germán se acercó a Pili, le empezó a morder suavemente los pezones, al tiempo que tiraba de ellos hacia fuera, mientras una de sus manos bajó acariciando todo el vientre, desde el ombligo hasta el inicio de los muslos, un dedo empezó a moverse por encima del clítoris al tiempo que buscaba los jugos que salían de dentro de la vagina, empapó tres dedos y con ellos empezó a ir metiendo uno, luego otro, luego los tres, sin dejar de morderle los pezones. Los suspiros eran cada vez más fuertes, la excitación cada vez más grande, su cuerpo temblaba desde los pies ala cabeza. Él se separó de golpe y mirándola unos instantes, le dio una palmada en el coño, eso cogió por sorpresa a su chica, antes de que pudiera reaccionar, una segunda palmada en el mismo sitio, pero un poco más fuerte, una tercera y un ligero grito de dolor salió de la boca de Pili. Se agachó y le mordió con fuerza uno de los pezones, al tiempo que con una mano apretaba y amasaba el otro pecho. Unos mordiscos más alternando los pezones, unos amasados más, unas palmadas en el coño y se separó de ella dejándola con unos fuertes suspiros mientras se bajaba el dolor de los golpes y mordiscos.

Un pequeño descanso y mi amigo se puso de rodillas entre sus piernas, tal vez ella esperaba que llegara la penetración, pero no, se apoyó a los lados de sus caderas y bajó su boca a lamer su coño, este hecho cogió por sorpresa a mi compañera que esperaba algo contundente dentro de su vagina y se encontró con una lengua que recorría de arriba a bajo y de izquierda a derecha su sexo, sin descanso, con chupaditas del clítoris, poco a poco sus caderas se empezaron a mover ala ritmo que le marcaba la lengua de su amante, se estaba volviendo a poner a cien, bueno, casi mejor a mil. Las manos de su amante subieron por sus costados y se acercaron a sus pechos, sus pezones estaban todavía muy sensibles del tratamiento anterior, pero no hubo contemplación, de nuevo volvieron a apretarlos, retorcerlos, tirar de ellos hacia fuera, de pellizcarlos, creo que en algún momento hasta con saña. La comida de coño era impresionante y el placer que le llegaba de la parte baja y el dolor de los pezones hicieron que un tremendo orgasmo se aproximara a su cuerpo, empezó a moverse de forma irracional, a temblar y de su garganta empezaron a salir gemidos, chillidos, suspiros, toda una mezcla de sonidos que indicaban en tremendo orgasmo. Cuando estaba en lo más intenso, dos palmadas juntas en los dos pechos hicieron que diera un impulso tremendo a su cadera metiéndole todo el coño en la boca a Germán.

-Parece que hemos dado con la tecla del placer.

-Espera, déjame un minuto para recuperarme.

-Tómate todo el tiempo, esto no es más que el principio.

-Eres un bestia, espera un poco, déjame coger aire.

-Claro putita, todo lo que quieras, pero que callado te lo tenías. Bueno os lo teníais, porque Luis tampoco me había dicho que fueras tan sumisa.

-Ya te dije que era un juego que nunca había salido con terceros.

-Bien, pues me alegro de saber que podemos hacerlo, jejeje.

-No te creas que vas a repetir, vamos a disfrutarlo hoy, luego ya veremos.

-Las putas como tu, una vez que abren la puerta, la dejan siempre abierta.

-Germán, vamos a disfrutar del momento. El resto olvídalo. No quiero que esto salga de esta habitación, no me hagas arrepentirme de abrir esta puerta esta tarde.

-Vale, vamos a disfrutar. ¿Quieres beber algo?

-Si, dame una cocacola, hay en la nevera. Sácame la venda para beber.

-No, que va, yo te daré de beber.

-Serás cabrón.

-No lo sabes bien, sobre todo ahora que te tengo a mi merced. Hay que aprovecharse del momento, tal como dices.

Germán salió de la habitación y escuché sus pasos dirigirse a la cocina, volvió al cabo de un rato con dos latas de cocacola y dos vasos con hielo. Abrió una de las latas y se acercó a la cama, con sumo cuidado levantó la cabeza de su amante y le dio de beber con suma delicadeza. Le limpió sus labios con un besa suave. Bebió también él del mismo vaso, lo cual me extrañó, ya que había traído dos vasos con hielo. Un sonrisa se me escapó al ver el siguiente paso que iba a dar. Sacó del vaso sin bebida un cubito y lo acercó a los labios de Pili, esta los abrió un poco para recibir el cubito, pero no llegó a soltarlo, simplemente recorrió con él los labios dos o tres veces, luego empezó a bajar por su cuello, lo acercó a sus orejas, recorrió con el sus lóbulos, la parte trasera de las orejas.

Pili ya estaba otra vez a cien, aquello la había cogido por sorpresa, pero ya estaba lanzada nuevamente. El recorrido continuó un poco más abajo, hasta la base de los pechos, en donde empezó a hacer círculos en su base. Sin dejar de mover ese cubito, sacó otro del vaso y de pronto, puso los dos sobre los pezones, apretándolos con firmeza hacia dentro. Pili abrió la boca al tiempo que dejaba salir un suspiro, que no supe interpretar si era lamento por dolor o por placer. Me acordé que el Marqués de Sade decía que la expresión de una mujer al borde del orgasmo o con un castigo supremo eran la misma. Pronto descubrí que el placer en este caso era superior al dolor, una vez pasada la sorpresa, el cuerpo empezó a dar señales de placer son suspiros profundos y largos, jadeos y movimientos del cuerpo en señal de complacencia. Uno de los cubitos fue resbalando por el vientre hasta llegar al ombligo, donde jugó con él haciendo círculos, cruces, figuras y de pronto, mientras apretaba nuevamente un cubito contra uno de los pezones, metió de golpe el otro en el coño de Pili, la cual, ante la sorpresa del hecho, intentó retraer su pelvis pero la almohada y los cojines le impidieron ir hacia atrás con su coño y el cubito se quedó dentro. Germán, hecho un domador, colocó una mano sobre su boca, al tiempo que le decía un shhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, en señal de silencio.

-Aguanta un minuto, verás como llega el placer. Si me prometes no gritar te dejo la boca libre. ¿Lo prometes?

Pili hizo señales con la cabeza en sentido afirmativo, por lo que su boca se vio libre de la mano que la aprisionaba.

-Cabrón, esta no te la perdono en la vida.

-Tranquila y déjame hacer, verás que al final es tremendamente placentero.

-Sácamelo de dentro, me duele.

-No, espera un poco, ya verás como luego cambia. Ya se que ahora duele, pero espera un poquito, confía en mi.

-¿Cómo va a dejar de doler?, es muy fuerte.

Confía en mi, espera.

La mano de Germán bajó y con rotundidad metió dos dedos en el coño y sacó el medio cubito que quedaba, el resto se había derretido en el interior de la vagina. Lo echó en el vaso y acercó su boca a la de su amante y se fundieron en un beso, poco a poco se fue volviendo apasionado, sus lenguas entraron en juego, una mano empezó a jugar con los labios del coño, un dedo rozando el clítoris, subiendo y bajando entre los labios, un dedo que entra en la vagina, luego dos, luego tres y los suspiros que empiezan de nuevo a salir de la garganta de la mujer. Con los ojos vendados no supo lo que le esperaba, yo lo estaba viendo y con claridad vi como volvía a coger un nuevo cubito de hielo y lo acercaba nuevamente al coño de mi chica. Esta vez no lo metió en la vagina, simplemente lo colocó con una cierta presión sobre su clítoris, lo cual hizo que de nuevo la sorpresa se dibujara en su cara. Nuevamente un shhhhhhhhhhhhh, tranquila, esto te va a gustar mucho más.

Pasados como un par de minutos con el cubito sobre el botón del placer, lo retiró y sin tiempo de continuidad cerró su boca sobre el botoncito y lo chupó con fuerza y continuidad, el cambio de frío y quietud al calor de la boca y caricias continuas hizo que sin previo aviso un tremendo orgasmo llegara a la columna vertebral y la hiciera levantar su cadera para obligar a su amante a intensificar, si es que era posible aquella caricia sobre el centro corporal del placer. Los movimiento de la pelvis eran continuos, violentos y agresivos, al tiempo que de su boca no salían gemidos ni suspiros:

-Sigue, sigue, no pares, chúpalo con fuerza.

-Más, más, no pares cabrón, no pares. Sigue, sigue

-Qué, ¿no te había dicho que lo ibas a disfrutar putita?.

-Eres un mal bicho, me has hecho llegar sin previo aviso, sin contar, ha sido una explosión bestial, increíble, como pocas veces.

-Ya se lo puedes decir a Luis y que aprenda.

-Luis ha conseguido sacar de mi lo que nunca nadie ha conseguido, te lo puedo asegurar. ¿Sabes una cosa?, sigo bastante caliente, quiero que me folles de una vez, quiero que me metas la polla hasta el fondo.

-Si, pero no te voy a soltar para eso. Quiero poseerte así, atada y vendada.

-Vale, pero haz una cosa, en el momento de que me vaya a volver a correr con tu polla dentro, me sueltas los brazos, quiero darte un abrazo, quiero sentirte entre mis brazos. No es un abrazo de amor, pero es un abrazo de cariño y de placer.

-Vale, te lo prometo, así lo haré.

Nuevamente los besos y caricias por todo el cuerpo hicieron que los dos se volvieran a poner a cien. La polla de Germán volvió a coger el tono apropiado y colocándose entre sus piernas, empezó a jugar con la punta entre los labios exteriores de su coño, acariciaba el clítoris, metía un poco la punta, la sacaba, acariciaba nuevamente los labios del coño, así un buen rato, mientras veía como se iba alterando la respiración de su chica, cada vez más excitada y cada vez más alterada. Con un golpe seco de cadera metió toda la polla dentro haciendo que su compañera de juego intentara subir las piernas, al tiempo que lanzaba la cadera hacia arriba buscando más profundidad de su macho. Con la misma fuerza y rotundidad que había enterrado la polla en el coño caliente y excitado, la sacó de nuevo para volver a empezar las caricias en un sube y baja y presión en el clítoris, aquel continuo sube, baja y presión hizo que de nuevo Pili le pidiera que la penetrara hasta el fondo, pero sus súplicas no eran escuchadas, de nuevo vuelta a empezar y de vez en cuando una nueva estocada hasta el fondo. Por los gestos de mi compañera estaba a punto de alcanzar un nuevo orgasmo, con aquel juego la estaba volviendo loca y con un ansia por correrse que se le notaba en los gemidos y lamentos. Una nueva penetración hasta el fondo, un frenético mete-saca y el orgasmo llegó con un fuerte acelerón en los movimientos de cadera de Pili, Germán cumplió su promesa, tiró de los dos extremos de los fulares y las dos muñecas quedaron libres, los brazos tardaron un instante en poder cerrarse y cuando lo hicieron dieron un fuerte abrazo al rededor del cuello de Germán al tiempo que le decía:

-Gracias Amo por cumplir la promesa de soltarme los brazos.

-De nada putita, pero no hemos terminado. Yo aun no me he corrido y me queda cuerda para un rato más.

-Si mi Amo. Gracias de nuevo por este tremendo orgasmo.

-Joder, que suerte tiene el capullo de tu marido, una esposa ejemplar, una sumisa en casa y una puta cuando la necesita.

-Ha sabido elegir o ha sido un buen maestro.

-Calla, que me pongo celoso.

-Pues sigue follándome.

-Claro que voy a seguir dándote caña, pero me gustaría que lo hiciéramos en la cama de matrimonio, allí dónde te folla Luis. Eso añadiría un morbo extra, creo que te haría sentir más puta, si es que eso es posible.

_Germán, sabes de sobra que eso no puede ser, aquello esta vetado para estos juegos, es algo privado, es algo que hemos acordado y por favor no insistas más en eso.

-Vale, vale, no volveré a insistir, por hoy, pero si volvemos a tener un encuentro como este, ten por seguro que acabaré metiéndote mi polla en su cama.

Germán la abrazó contra su pecho, empezaron a besarse con pasión y sus lenguas empezaron a hurgar dentro de sus bocas, las manos de Pili fueron al culo de su amante y las manos de este una delante y la otra detrás, cada una en un agujero distinto. No tardaron mucho en volver a estar en la cama, ella acostada y él encima, de rodillas entre sus piernas, iban camino de un polvo, inicio tipo misionero.

De nuevo los movimientos de cadera, las caricias, los besos y el morbo creado hicieron que un nuevo orgasmo se aproximara al cuerpo de Pili, Germán le pidió que esperara un poquito, que él estaba próximo y quería que llegaran juntos. No tardó mucho en dar señales de que se aproximaba el sumun del placer del hombre, unos impulsos profundos y fuertes de cadera me indicaron que estaba a punto, los movimientos de cadera de Pili y sus gemidos indicaban lo mismo y en breves momentos los dos estaban abrazados y quietos, muy quietos. Supongo que hablando, diciéndose algo, sin moverse, sin sacar la polla de dentro, sin soltar el abrazo. Él liberó un brazo y soltó la venda de los ojos de ella. Se dijeron algo y los dos se rieron, no se movieron en un rato, hasta que por fin se separaron y le soltó los tobillos. Pili me contaría luego que ella le pidió, cuando le sacó la venda de los ojos que le soltara las ataduras de los pies y él le contestó que para soltárselos tenía que sacar la polla de su coño, a lo que ella le respondió que ni de broma, eso ni soñarlo, y eso les hizo reírse a los dos y no deshicieron el abrazo hasta que la polla estaba ya muy flácida y se salía por si sola, momento en el que ella se vio libre de las ataduras de los pies.

Tomaron un nuevo refresco, los dos sentados en la cama y hablando de lo bien que lo habían pasado, los dos, de lo bien que se habían sentido y Germán proponiendo ya nueva fecha para quedar y echar un nuevo polvo. Que había sido sublime, nunca esperaba que fuera tan placentero follar con ella, sabiendo que yo no estaba, que la había visto más libre, más cómplice y desde luego más entregada.